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Foucault y el cine fantástico

por Contreras, Sebastián

“El todo es imposible, que el conocimiento es una forma de clasificar fragmentos”

Roberto Bolaño. Los sinsabores del verdadero policía

Introducción

Este trabajo intentará dar cuenta de algunos conceptos de la obra de Michel Foucault (1926-1984) dentro del marco de las películas del género de “cine fantástico”.

Aquí nos encontramos con cierto límite, en dos vías. Por un lado, la obra de Foucault es basta y con un gran número de conceptos. Por otro lado, el cine fantástico tiene, a su vez, un gran número de producciones. Es necesario, entonces, hacer un recorte tanto de conceptos como de películas. Si bien ambos tópicos quedan a nuestra consideración, dentro del cine fantástico tomamos las películas más vistas, las más “mainstream”.

Intentaremos no sólo dar cuenta de los conceptos escogidos sino dar un paso más para intentar problematizar o complejizar tales ideas. No será este trabajo un mero análisis de ejemplificación de conceptos con películas, o eso trataremos de hacer.

Por lo tanto, analizaremos los conceptos de panoptismo y lepra, ambos expuestos por el francés en su obra cumbre Vigilar y castigar (1975 [1989]). Las películas escogidas serán las exponentes del cine fantástico moderno: The Lord of the Rings (Peter Jackson, 2001-2002-2003) y Harry Potter. En esta segunda saga, nos centraremos mayoritariamente en la primera entrega, Harry Potter and the sorcerer’s Stone (Chris Columbus, 2001).

Cine fantástico

Si expusimos en la introducción que vamos a analizar películas del género fantástico, creemos que vale la pena plantear qué entendemos por este género tan peculiar.

Según Galán Fajardo, diversos autores no llegan a un acuerdo: algunos hablan de un género en sí, otros hablan que “lo fantástico” ocurre más allá del género, un tercer grupo encierra aquí únicamente películas de ciencia ficción y terror.

Más allá de las diversas visiones, la autora piensa que estas tres concepciones parten de un punto en común: todas las historias están basadas en la realidad cotidiana aunque transformándola, tergiversándola, deformándola, aunque esta no deja de ser reconocible.

Históricamente se ha considerado al género fantástico como aquel que tenga sucesos del orden de lo extraordinario, por fuera de la cotidianeidad del espectador aunque este deba admitir dichos hechos como ciertos en la ficción (la llamada fe poética).

Por lo tanto, nuestras sagas cumplen con esa clasificación expuesta por Galán Fajardo. Ambas historias se cuentan en una realidad que no es la nuestra con sucesos que, claramente, son extraordinarios.

Lepra. Harry Potter

En Vigilar y Castigar (1975 [1989]), Foucault desarrolla brevemente la idea de la peste y la lepra, dos tipos de enfermedades que le sirven para continuar pensado la cuestión de las dos formas de poder. Muchas veces, por tratarse de un comentario poco extenso, este concepto suele pasarse por alto.

Dejaremos de lado a la peste por no interesarnos en nuestro planteo. Digamos una sola cosa, relacionada (una vez más) con los poderes. Foucault analiza a la peste como propia del poder disciplinario (debido a que es una enfermedad durante la cual todo se registra, todo queda debidamente anotado), mientras que la lepra queda del lado del poder soberano.

El modelo de la lepra implica, lisa y llanamente, la exclusión. Al considerado leproso se lo expulsa de la ciudad. El leproso es una figura solitaria y recluida, abandonado a su suerte. Se lo marca y se lo abandona en las afueras de la ciudad (pensemos aquí, claro, en ciudades feudales y en las antiguas ciudades amuralladas). Es un modelo binario: leproso o no leproso. En este sentido, la lepra es una enfermedad moral y estigmatizante. Leemos lo siguiente:

“[…] el uno [la lepra] es el de una comunidad pura, el otro [la peste] el de una sociedad disciplinada.” [1]

La historia de Harry Potter es sumamente conocida. No haremos foco en la historia central ampliamente conocida, donde se narran los encuentros y desencuentros entre Harry y Voldemort, sino que iremos a otra cuestión: la convivencia de Harry con su familia sanguínea, los Dursley, en el número 4 de Privet Drive. Tomaremos como ejemplo únicamente la primera película de la saga.

Podemos trazar la siguiente línea: en Privet Drive, la magia para Harry supone la lepra. Es algo que hay que ocultar, expulsar, es algo que “está mal”.

Decíamos que la lepra impone un modelo que es binario: leproso o no leproso. El no-leproso vive en la ciudad de forma tranquila, su vida cotidiana continúa su curso de la manera más normal posible; el leproso, en cambio, es expulsado de la ciudad, por fuera de las murallas, a que (sobre)viva sin entrar en contacto con los demás. ¿No es esto lo que hace, a fin de cuentas, lo que sucede en la casa de los Dudley? Unos viviendo tranquilos y otro siendo excluido. Introducimos la siguiente escena.

Harry y los Dursley van a un zoológico. Allí se topan con una serpiente que no se mueve. Dudley, el hijo de Vernon y primo de Harry, la increpa golpeando el vidrio para que haga algo. Aburrido, Dudley sigue su camino. Harry le pide disculpas a la serpiente, la cual le responde y se entabla un breve diálogo, durante el cual la serpiente se mueve. Dudley vuelve a irrumpir en la escena, aunque ahora el vidrio desapareció, por lo que el muchacho cae dentro de la fosa. La serpiente escapa y cuando Dudley quiere salir, el vidrio está allí. La escena cambia: ahora pasamos a la casa de los Dursley. Harry argumenta que lo que pasó fue algo mágico y Vernon, con la cara enrojecida, lo empuja dentro del armario de las escobas, un recoveco mínimo debajo de la escalera de la casa que funciona como la habitación de Harry, argumentando que la magia no existe.

Esta escena nos demuestra como toda referencia a la magia es silenciada, expulsada del hogar. La magia y, con ella, la cicatriz con forma de rayo en su frente le supone a Harry las marcas, las llagas, de la lepra.

El de Harry en Privet Drive no es el único caso de exclusión/expulsión dentro de la película (y de la saga). Pensemos en otro ejemplo, donde el binarismo también funciona como modelo excluyente: magos y muggles. Los muggles son aquellas personas comunes y corrientes, incapaces de hacer magia. En este caso, vemos como reiteradas veces los muggles son expulsados del mundo de los magos, los cuales, incluso, han desarrollado hechizos para que los muggles se mantengan alejados de los lugares a los cuales ellos concurren habitualmente.

Como un ejemplo dentro de la película, tomemos la escena de la estación de trenes. Harry debe viajar a Hogwarts, pero su boleto anuncia que el tren sale de la plataforma 9 ¾. Incrédulo, Harry le dice a Hagrid (quien lo acompañó hasta allí, pero debe irse) que debe haber un error porque no hay una plataforma así: Harry se maneja aquí con las categorías muggles. Le pregunta a un guardia de seguridad por esa extraña plataforma, el cual le responde que esa plataforma no existe. Harry queda sorprendido, pero rápidamente se repone a escuchar una palabra: muggles. Un indicio. Allí observa a la familia Weasley atravesar con total naturalidad una pared de, a simple vista, roca sólida. Las personas comunes pasan por allí sin siquiera percatarse de que un niño con un carro colmado de objetos extraños (entre ellos una jaula con una lechuza blanca) no se estrella contra la pared sino que desaparece. Entonces, retomemos nuestro planteo: los muggles quedan expulsados, excluidos del mundo de los magos. Pero son los magos quienes imponen esta lógica: son ellos quienes explotan el binarismo. No sólo del mundo, sino que los magos (algunos, claro está) tienen una gran mayoría de prejuicios. Al inicio de la película, cuando Harry es sólo un bebé que será entregado a su familia sanguínea, la profesora McGonagall le comenta a Dumbledore: “son la peor clase imaginable de muggle”.

Notamos que los dos ejemplos dados de exclusión no son iguales, debido a un hecho fundamental. Para poder pensar esto de una mejor manera, introducimos dos escenas de la película seleccionada.

Después de un aluvión de cartas y lechuzas en Privet Drive, Vernon toma la decisión de irse lejos para que no los encuentren. En ese destino tormentoso, Harry cumple 11 años y con ese hecho se da la llegada de Hagrid, el semi-gigante guardián de llaves de Hogwarts. Este le dice a Harry que es un mago, a lo cual el cumpleañero responde que no podía ser mago, que era simplemente Harry.

El siguiente recorte no es una escena puntual, sino que son pequeños hechos que encontramos a lo largo de la película. Harry llega al Callejón Diagón, entra a una taberna y todos los allí presentes lo saludan afectuosamente. Luego, en el tren a Hogwarts se presenta frente a Ron y este lo reconoce, lo mismo pasa cuando al camarote del tren ingresa Hermione. Estos reconocimientos, que son muchos, se sucederán a lo largo de la película y de la saga.

Del primer recorte al segundo, advertimos que ya ocurrió un cambio en nuestro personaje. Ya no es el excluido sino que ahora es reconocido. Podemos pensar que la exclusión no se da en todos los ámbitos sino en sectores específicos. Dentro de Privet Drive, la magia implica ser diferente y su cicatriz recuerda a todos (sobre todo a su tía Petunia) las marcas de un pasado que es conveniente borrar. Dentro del mundo mágico, la magia implica normalidad y la cicatriz comporta un emblema, un estandarte, la marca de una hazaña sin igual (recordemos, sobrevivir a un ataque por parte de Lord Voldemort). Los muggles, en cambio, no tienen la posibilidad de no ser excluidos: para ellos, al no existir el mundo mágico, no encuentran un foro en el cual defenderse del binarismo mago/muggle. Es más, ni siquiera saben de la existencia de ese binarismo, salvo contadas excepciones.

Lo que para Harry deviene como estigmatizante en un foro deviene constructor de identidad en otro. Ya no es el niño que vive debajo de una escalera sino que es un mago, uno de los más reconocidos del mundo mágico. Vemos que Harry incluso entra en la lógica de la exclusión, él mismo se siente menos, no puede aspirar a otra cosa que no sea ser “solamente Harry”. Luego, puede dejar de lado eso que lo aplacaba para convertirlo en algo más.

Panóptico. El Señor de los Anillos. Mirada

Para desarrollar su idea de panóptico, Foucault retoma a Bentham en el apartado tres, “El panoptismo”, dentro del capítulo llamado “Disciplina” de Vigilar y castigar.

¿Qué se entiende por panóptico? Ese objeto con forma de torre en la cual se dispone dentro de ella un sujeto. Esta torre tiene un emplazamiento central en la disposición edilicia, ya que su principal función es la de vigilar, ver sin cesar. Al ser una torre “hueca”, permite al sujeto que se encuentra dentro de ella poder mirar hacia los cuatro puntos cardinales, con la siguiente ventaja: poder vigilar un número mayor de lugares con un número menor de personas.

Luego, agrega Foucault, ya no es dispensable el sujeto dentro de la torre: los sujetos vigilados, sometidos a tan estricta vigilancia, internalizan conductas acordes a lo esperable. La sospecha de que la torre los mire los hace actuar de otra forma. La torre mira pero no puede ser mirada: los vigilados no saben si dentro hay un vigilante, pero a esta altura poco importa debido al hecho de que el sometimiento a la vigilancia ha triunfado, el mecanismo ha logrado el funcionamiento automático del poder. Así, se cumplen dos principios del poder: ser visible e inverificable. Visible porque la torre que hace de panóptico está a la vista de todos, inverificable porque no se sabe dónde apuntan los ojos de la torre.

El fin último del panóptico, su logro, es hacer que los sujetos internalicen las conductas esperables, que los vigilados sean los propios vigilantes. En palabras del autor: “que los detenidos se hallen insertos en una situación de poder de la que ellos mismos son los portadores” [2]. Este mecanismo logra, además de automatizar el poder, desindividualizarlo ya que controla a toda una población de sujetos.

Como se ve, el panóptico (popular en las cárceles) es un elemento central del poder disciplinario ya que moldea al sujeto por su vigilancia constante.

Introducimos la película elegida: El Señor de los Anillos, y dentro de esa amplia historia recortamos un elemento: la torre de Sauron. Por tratarse de una saga compuesta por tres películas (todas ellas dirigidas por Peter Jackson) en las cuales se cuenta en mayor medida el periplo de ese grupo ecléctico que porta el Anillo Único a su destrucción, quizá las tomas seleccionadas sean breves, además de estar dispersas en las distintas entregas de la saga.

La torre de Sauron, Barad-dûr, ¿podemos tomarla como un panóptico que abarca toda la Tierra Media? A primer golpe de vista podemos decir que sí. Pero analicemos en detalle.

En primer lugar, tenemos que pensar que Sauron ejerce un poder soberano, mientras que, como expusimos, el panóptico es un elemento central del poder disciplinario. Sauron se presenta como una figura que contiene todo el poder, al cual no se le discute. Se mantiene en el poder mediante un miedo generalizado, un caos mantenido en el tiempo que le permite recobrarse como soberano.

Por otro lado, a Sauron no le importan las conductas de los habitantes de la Tierra Media, no se interesa por moldear una serie de conductas aceptables. Mientras se pueda afianzar y mantener en el poder (esto es, formar ejércitos y recuperar el Único), al Ainur más conocido no le interesa que los hobbits beban cerveza y canten canciones. Su forma de ejercer el poder no es constante ni sus fuerzas están repartidas de forma de abarcar todo. Al igual que el Ojo: se dice que nada escapa a él, sin embargo a lo largo de la historia advertimos que esto no es así, porque si bien rastrilla toda la Tierra Media focaliza su atención en un punto: esto lo notamos principalmente en la tercer película, cuando por fin Frodo llega al Monte del Destino y el Ojo lo apunta directamente, momento en que los Nazgûl levantan vuelo, huyendo de la batalla de la Puerta Negra, y van a su encuentro.

Se puede decir que los Nazgûl, los nueve jinetes espectrales que no son más que hombres portando los Anillos de Poder, fueron disciplinados por Sauron por lo que, en parte, éste ejerce el poder disciplinario. ¿Pero esto es realmente así? No estamos de acuerdo. Sauron no moldeó las voluntades de los Nueve, sino que simplemente los doblegó a su merced. Los Nueve sencillamente obedecen, siguen órdenes: no hay allí nada de disciplinamiento, sino pura obediencia. Retomemos lo dicho anteriormente, cuando Sauron focaliza su atención en Frodo y Sam llegando al Monte del Destino, los Nazgûl inmediatamente van a ese lugar. ¿Este es disciplinamiento u obediencia? Nos inclinamos a opinar lo segundo, debido a que en el disciplinamiento hay cierta posibilidad de reflexión, no así en la obediencia: los Nazgûl no pueden estar en desacuerdo con lo que les manda el Señor Oscuro.

Finalmente, sabemos que los mecanismos de los cuales se sirve el poder disciplinario son silenciosos e invisibles, calando hondo en los individuos sin que estos se percaten. Las técnicas de Sauron son lo opuesto a esto: Barad-dûr es la construcción más alta de la Tierra Media, sus ejércitos son numerosos, los Jinetes montan bestias aladas. Los mecanismos de Sauron son completamente visibles porque no tiene nada que ocultar: su objetivo es claro, no así el objetivo último del poder disciplinario. Foucault advierte: “Poco importa, por consiguiente quién ejerce el poder. Un individuo cualquiera […] puede hacer funcionar la máquina […] Así como es indiferente el poder que lo anima” [3].

Entonces, podemos aventurarnos a decir, contrariamente a lo que afirmábamos a primer golpe de vista, que Barad-dûr no es un ejemplo de panóptico, al menos como Foucault entiende y desarrolla tal concepto. Si bien tiene alguna similitud, no resiste al análisis más detallado que hemos intentado realizar en los párrafos previos a esta conclusión.

Sin dejar de lado la torre de Sauron, avancemos en otra línea que nos parece interesante analizar.

Slavoj Žižek en su película The pervert’s guide to cinema (2006) desarrolla una interesante noción sobre la mirada, la cual es retomada desde Lacan. La mirada sirve como frontera entre lo Real (en tanto registro lacaniano) y la realidad. La mirada es un punto ciego: “jamás podremos ver una imagen desde el punto en que esta nos observa” [4]. Hay objetos, sin embargo, que parecen mirarnos, Žižek los llama objetos focales: objetos que parecen cobrar vida únicamente para devolvernos la mirada a nosotros en tanto espectadores. Esta experiencia, para Žižek, es algo macabra o tenebrosa.

La mirada del Ojo de Sauron, los primeros planos están desparramados por toda la trilogía de películas, nunca mira al espectador. Sauron jamás deja de mirar la Tierra Media o a Frodo, continúa sin descanso la búsqueda, el rastrillaje, del Anillo Único. No sabemos si Peter Jackson quiso lograr esto o simplemente se dio por un efecto causal, el cual nosotros dotamos de otro sentido.

Sin embargo, hay una escena de la primera película que rescatamos. Nos situamos en Rivendel, la tierra de los elfos. Hay una suerte de concilio entre hombres, elfos, enanos, un hobbit (y tres más escuchando a escondidas) y un mago (Gandalf) para analizar quién llevará adelante la difícil tarea de destruir el Único en las llamas del Monte del Destino. Frodo camina hasta la mesa y deposita allí el Anillo, el cual recibe todas las miradas de los allí presentes. Se suceden una serie de primeros planos, intercambiándose entre el Anillo y los presentes que lo miran.

Esta escena nos sirve para pensar la mirada. Cuando aparecen las caras de los personajes en primer plano, los vemos desde el punto del Anillo. Cuando aparece el Anillo en primer plano, lo vemos desde el punto de los personajes. Nos ponemos sobre aviso de algo: nosotros, en tanto espectadores, miramos ya no desde nuestra óptica sino desde otra, miramos desde la perspectiva del Anillo. A su vez, el Único funciona como un objeto focal ya no para nosotros espectadores sino para los presentes en el Concilio.

A modo de cierre

Hemos intentado ejemplificar y problematizar algunos conceptos de la amplia obra de Michel Foucault con dos películas del cine fantástico en los párrafos expuestos anteriormente.

Por tratarse de un trabajo algo acotado, podría argumentarse que los conceptos tomados para ser analizados son escasos. Sabemos que siempre es necesario un recorte, que el todo es imposible, como expresa la frase de Bolaño del comienzo del escrito. Aunque dejamos la puerta abierta (para nosotros mismos como para otros) para continuar con el análisis de las ideas de Foucault a través del cine.

Bibliografia

De, V. (2008). El cine según Slavoj Žižek, laFuga, 7. [Fecha de consulta: 06/08/2016] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/el-cine-segun-slavoj-zizek/18

Foucault, M. (1975 [1989]) Vigilar y castigar. Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores.

Galán Fajardo, E. Primeras aproximaciones para una historia general del cine fantástico. [Fecha de consulta: 06/08/2016] Disponible en: http://goo.gl/dprKlZ

Películas

Columbus, Chris (dir.) (2001) Harry Potter and the sorcerer’s stone.

Fiennes, Sophie (dir.), Žižek, Slavoj (esc./presentador) (2006) The pervert’s guide to cinema.

Jackson, Peter (dir.) (2001-2002-2003) The lord of the rings.



NOTAS

[1Foucault, M. (1975 [1989]) Vigilar y castigar. Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores. Página 202. Los corchetes son nuestros.

[2Foucault, M. (1975 [1989]) Vigilar y castigar. Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores. Página 204.

[3Foucault, M. (1975 [1989]) Vigilar y castigar. Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores. Página 205. Los corchetes son nuestros.

[4De, V. (2008). El cine según Slavoj Zizek , laFuga, 7. [Fecha de consulta: 06/08/2016] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/el-cine-segun-slavoj-zizek/18.





COMENTARIOS

Mensaje de Erika Vanea Tomé  » 31 de octubre de 2016 » erika.vanesa.tome@gmail.com 

Muy interesante el recorte y el análisis.

Quisiera agregar que en “El señor de los anillos”, aparece también la figura del excluido, encarnada en Gollum.

Tal como afirma el autor “El modelo de la lepra implica, lisa y llanamente, la exclusión. Al considerado leproso se lo expulsa de la ciudad.” El personaje de Gollum, que corrompido por el anillo se aleja de las conductas humanas, representa a mi criterio a quien no se adapta las normas impuestas por la sociedad y es separado de la misma por ello, condenado a vivir por fuera de la sociedad, abandonado, estigmatizado, deshumanizado.

Saludos. Érika.



Mensaje de   » 23 de agosto de 2016 »  

El comentario de la película y las respuestas enriquecedoras dan de pensar...

Tomo éste interrogante de Marien: "¿Como lo mágico puede devnir creatividad? "¿Cómo creer en algo mágico=extraordinario, se enlazaría de manera constructiva para caminos nuevos y posibles? Pues estos films han tenido mucho éxito en este siglo, como así también las novelas en los que se basaron. Un éxito cuando todo parece ser respondido y satisfecho en la sociedad de consumo, conductista y disciplinada de las últimas décadas."

¿Podemos pensar que la creatividad tiene que ver con la sublimación y que ésta sea una vía que nos salva del consumo, conductismo y disciplinamiento?

No tengo aquí los datos específicos, pero sé que hay historias de la segunda guerra mundial, en las que se documentan relatos de sujetos que vivían en los campos de concentración que buscaban siempre la VIDA a través de dibujos, cuentos o música; con los recursos que tenían.

Vuelvo a confiar que en la sociedad de hoy la Invención, la creatividad nos salva, como dice Freud que sucede con los niños y los poetas: la creación de un mundo propio. Agrego, del cual entrar y salir.

"El principito" y sus "enseñanzas" es otro ejemplo de salvación...


Por otro lado, me quedaba la pregunta acerca de cómo pensar la figura de Gandalf, aquellos viejos sabios de los cuentos fantásticos, en relación a la mirada y el ver.



Mensaje de Marien  » 22 de agosto de 2016 » marienhye@gmail.com 

Es interesante la relación presentada entre la idea de sujeto panóptico y la película "El Señor de los Anillos". Me invita también a realizar una breve articulación entre el mismo concepto, propuesto por Michel Foucault, y la película de Harry Potter, teniendo como representante de dicho concepto al personaje de Lord Voldemort.

El villano se convierte en sujeto panóptico al ser el poder que está pero que no se puede verificar. Un ejemplo de esto es que la gente evita mencionar su nombre. Cuenta la historia que, cuando cae el Ministerio y Lord Voldemort cobra un poder inigualable, impone un hechizo para localizar a los opositores cuando estos mencionaban su nombre y tomar medidas. Por ello, desde ahí en más, la gente evita pronunciarlo. Es el poder que está pero que no se puede verificar, como dice en el trabajo de Sebastián Contreras : "Visible porque la torre que hace de panóptico está a la vista de todos, inverificable porque no se sabe dónde apuntan los ojos de la torre.".

Otro ejemplo que encarna la esencia de sujeto panóptico es la presencia de algunos de sus seguidores en el Ministerio con el objetivo de adquirir información y el uso de magia para leer la mente.

Me resultó muy interesante el trabajo.

Saludos cordiales.



Mensaje de Alexander  » 18 de agosto de 2016 » alexandertaylor81@gmail.com 

Es muy interesante como diferencia el analisis de esta pelicula el poder soberano con el disciplinario, ya que por la sola estructura uno puede pensarlo a Sauron como un panoptico pero las funciones no se ajustan a eso, ya que siempre esta mirando y no le importa tanto como se comporten sino que solo busca obtener el anillo para utilizarlo para su propio beneficio.



Mensaje de Marta Lilian de Toro.  » 13 de agosto de 2016 » martalilian2006@gmail.com 

A través de este comentario, además de los puntos desarrollados en la articulación propuesta en el título: Michel Foucault y el cine fantástico, -de por sí interesante-; puede generarse el deseo de ir a leer los textos de este importante autor del siglo XX. ¡Cuestión que no es de poco valor en estos tiempos!

En este trabajo aparece un término que, me parece, articula ambos films: "los magos" (la magia, podríamos decir también). Sobre el mismo se podría reubicar la lógica binaria,también planteada en el comentario: dentro/fuera; excluido/incluido; magos/no-magos; y... magos buenos y magos malos. Este último punto lleva al binarismo: buenos/malos o bien/mal, que está presente en ambos films y planteado en el desarrollo del comentario.

Por otro lado, el campo de las sagas antiguas y las medievales (recuperadas, aunque reformuladas, en las novedosas literaturas bases del ambas películas), se apoyan en esta división: buenos/malos. Sólo en la modernidad, con las creaciones de los personajes -riquísimos- venidos de la pluma de William Shakespeare, cada personaje se complejiza y ya no estamos ante la nítida división entre buenos y malos. Algo de ello se desliza en algunos de los personajes de estas dos películas, pero prima lo binario (que siempre es más ingenuo y con marcada pregnancia imaginaria).

En relación a punto desarrollado sobre el panóptico, debo decir que es fina la captación realizada entre la diferencia: DISCIPLINA y OBEDIENCIA. Con la aparición de una nueva oposición: disciplinados/obedientes. Pero... me pregunto: ¿los efectos son distintos en unos y otros a la hora de salir (o no) de la captura de una mirada paralizante? Tomo aquí parte del abordaje sobre la mirada, donde la lectura de Jacques Lacan se tiene en cuenta. Mirada, diferenciada con "ver", que capturaría en lo imperativo de una conducta a seguir; y esto sería tanto en las disciplinas como en las obediencias a órdenes; las que no serían sin la articulación de una voz. Voz que se hace oir en los momentos de captura, en ambos films; momentos de los cuales algunos salen, otros son sacados de esa fascinación por el accionar de un tercero, y otros caen irremediablemente para siempre. Creo que disciplina y obediencia son significantes que se imbrican; y que están en la misma consonancia sin recubrirse de manera completa. Por ello, citar la diferencia es a su vez una pregunta importante para hacerse a la hora de abordar otros campos de análisis; y esto es algo que el comentario del film me lo ha suscitado.

Del recorte propuesto en el texto, esto es lo que rescato: la posibilidad de ir y leer -o releer- textos, para reubicar lo olvidado o lo no captado en un primer momento de lectura. Sobre todo en estos tiempos de refuerzo de lo binario, del todo como completud posible a la que se aspira, de lo cerrado como ideal a alcanzar: el que incluye en su aumento lo excluido dentro. Es más, las propuestas neoliberales de disciplinas y conductas impuestas a los ciudadanos, cada vez de manera más globalizada (por así decirlo), vuelven a poner en el tapete el tema de la disciplina y de la obediencia.

Me quedan preguntas, por ejemplo: ¿cómo lo mágico puede devenir creatividad?, ¿cómo creer en algo mágico=extraordinario, se enlazaría de manera constructiva para caminos nuevos y posibles? Pues estos films han tenido mucho éxito en este siglo, como así también las novelas en los que se basaron. Un éxito cuando todo parece ser respondido y satisfecho en la sociedad de consumo, conductista y disciplinada de las últimas décadas.

Me pareció buena la propuesta; sobre todo porque expresa de manera explícita que es un recorte y que se deja abierta.
Sdos. cordiales.



Mensaje de laura  » 12 de agosto de 2016 » mlauragonzalez@hotmail.es 

El presente trabajo que analiza las películas de ciencia ficción, específicamente, Harry Potter y El señor de los anillos tiene un buen encuadre, ya que para realizar la comparación de ambas películas se sostuvo la postura de Foucault, sobretodo cuando el se refiere al concepto de lepra, es decir el estigmatizado, en este caso representado por Harry quien vive en un mundo de gente que no tiene magia, es discriminado y excluido porque el si tiene magia, a diferencia de los demás, como se expuso.
Mientras que el concepto de panóptico,expuesto por este autor se remarca en la película el Señor de los anillos, haciendo alusión a la torre que controla todo.
Ambas películas son un fenómeno literario y cinematográfico y me parece muy satisfactorio que se realice un análisis de las mismas ya que las tramas aportan sucesos que a simple vista uno como espectador no percata que detrás de esas escenas se esconden hechos que tomando a Foucault se pueden analizar.
Muy buen Trabajo y me aporto un punto de vista distinto al que tenia, se puede decir que tener la posibilidad de ver esta observación me abrió el panorama respecto de ambas películas.




Película:El señor de los Anillos | Harry Potter

Titulo Original:The Lord of the Rings | Harry Potter

Director: Peter Jackson | Chris Columbus

Año: 2001/2003 | 2001

Pais: Reino Unido, Nueva Zelanda, Estados Unidos | Reino Unido

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