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Re-velando la responsabilidad

por Taylor, Alexander

Re -Velando la responsabilidad

Una fotografía lograda presupone una ceñida limitación previa, impuesta en parte por el reducido campo que abarca la cámara y por la forma en que el fotógrafo utiliza estéticamente esa limitación (…) la de recortar un fragmento de la realidad, fijándole determinados límites, pero de manera tal que ese recorte actúe como una explosión que abre de par en par una realidad mucho más amplia, como una visión dinámica que trasciende espiritualmente el campo abarcado por la cámara. (Julio Cortázar)

Introducción

En el presente trabajo se intentará describir cómo el concepto del superyó puede aplicarse como reverso de la responsabilidad, y por consecuencia de esto se produce una mortificación al sujeto que se expresa como un sentimiento de culpa. En la película lo hace de una manera muy particular y esa forma es que el sujeto la representa a través de un obturador de una cámara fotográfica plasmada a través de la imagen. El film tailandés de terror llamado “Shutter”, traducido al castellano como “Obturador” hace alusión a la acción de tomar fotografía. Pero no es cualquier imagen sino la creación de planos que intentan diseccionar al mismo tiempo la naturaleza perceptible y lo intimo del personaje atrapado por el obturador, que lo obliga a mirarse a sí mismo y a reflejar en ese espejo su propia miseria y mentira. El ojo de una cámara inquisitiva que se conecta más allá de la imagen capturada no escapándosele sus actos erróneos, ese ojo de la cámara que “todo lo ve” puede interpretarse como una satisfacción creada por ese superyó cruel. Conceptualizando el superyó desde la concepción de Sigmund Freud en “El malestar de la cultura “cuando postula que éste se encarga de la conciencia moral, como un sentimiento de culpa por la tensión entre el yo y el superyó que reclama por algo que el yo no es capaz de alcanzar por no estar a la altura del mismo. Por esta incapacidad del yo que no puede lograr lo que anhela, la conciencia moral puede actuar dura y despiadadamente en contra de él cada vez que se tenga la oportunidad, expresada por el sentimiento de culpa por una necesidad de castigo que le reprocha su acto.

Evadiendo la culpa

El largometraje muestra en una de sus primeras escenas a los protagonistas viajando en un auto. Avanzada la noche, en una carretera rural, Tun y Jane atropellan accidentalmente a una misteriosa mujer y chocan con un cartel, si bien no saben en qué estado se encuentra esta persona Tun al verla tirada en la ruta decide arrancar y escapar para regresar a su quehacer cotidiano en Bangkok. Lo único que lleva en su cuerpo el joven es un golpe en su frente debido al impacto que se produjo al chocar. Si bien el protagonista evade la ley, no avisando a ninguna autoridad lo sucedido, se puede pensar también que busca de esta manera escapar de su responsabilidad, pero no podrá escapar de ese superyó ni de la culpa que esta decisión conlleva, como lo expresa en su texto “Responsabilidad y culpa” Oscar D´ Amore al decir que: “la culpa no es más que la imputabilidad de un daño por el que hay que pagar, incluso con la cautividad del cuerpo”(D´ Amore, 2006: 1). Pero esto recién comienza, ya que el martirio de la culpa se expresará por medio del superyó. Freud en su texto “El problema económico del masoquismo” lo explica de la siguiente manera “Hemos atribuido al superyó la función de la conciencia moral, y reconocido en el sentimiento de culpa la expresión de una tensión entre el yo y el superyó. ‘El yo reacciona con sentimientos de culpa (angustia de la conciencia moral)’ ante la percepción de que no está a la altura de los reclamos que le dirige su ideal, su superyó.” (Freud, 1924: 172) y esta culpa no tardará en hacerse notar.

Al día siguiente Tun va a realizar su trabajo como fotógrafo en una universidad, que no es otra más que en la que él mismo cursaba, y allí comienza a fotografiar a los egresados. Ese mismo día en su casa discute con su novia, debido a que ésta le critica no haber socorrido a la persona atropellada y actuar como si nada hubiera pasado. Él justifica el hecho como un simple accidente, minimizando la gravedad de la situación, de esta manera busca reprimirlo. Es un síntoma que busca tapar la culpa por ese acto que cometió, pero su pareja le reprocha que es fácil opinar así, ya que él no era el que quedó boca abajo tirado en la ruta. Sin embargo a partir de este hecho que Tun intenta ignorar, tras ese intento de represión, comienzan a suceder algunos fenómenos que no tienen explicación desde su conciencia, pero si desde los síntomas, ya que vuelven expresándose en un superyó sádico. Esto lo explica Freud en el último texto citado al decir que el resultado es una necesidad que se satisface por medio del castigo y el padecimiento. En el trabajo “El diccionario del psicoanálisis” Jean Laplanche y Jean-Bertrand Pontalis definen esto de la siguiente manera: “Desde este punto de vista, la expresión de «sentimiento de culpabilidad inconsciente» adquiere un sentido más radical que cuando designaba un sentimiento inconscientemente motivado: ahora es la relación entre el superyó y el yo la que puede ser inconsciente y traducirse por efectos subjetivo” (Laplanche y Pontalis, 1996: 398). Ya que al estar reprimida esta situación de haber atropellado a aquella persona, desplaza esa responsabilidad a la excusa de que solo fue un accidente, restándole importancia a ese hecho.

El personaje se dirige en la siguiente escena a retirar las fotos de la fiesta de graduación. El dueño del lugar le advierte a Tun que las fotos han salido falladas desde sus negativos, en ellas se puede observar una extraña luz que parece ubicarse siempre en un mismo lugar del establecimiento fotografiado. Ya en su casa el joven le muestra las fotos a su novia, ésta se asombra al ver ese efecto de luz y más asombro le genera una imagen de los graduados en donde se puede observar el perfil de una mujer, tal como si ésta fuera espectral. La novia lo justifica como un producto del accidente y él sostiene que es un problema de la cámara. En Tun puede observarse que se empieza a manifestar en su consciencia un pasado que él intenta reprimir evadiendo su responsabilidad, ésta la desplaza con la idea de que la cámara está fallando. Pero esta acción negada vuelve como un superyó sádico que exige gozar castigando cada vez más fuerte al yo del sujeto. Esta situación que le pesa en la consciencia moral provoca que ambos regresen al lugar del atropello, allí es cuando se acercan a un obrero y éste le comenta que están desviando el tránsito porque supone que algún borracho chocó un cartel de la ruta. Tun le pregunta si alguien salió herido a lo que le responden que no, que por suerte no ha muerto nadie. Esto le resulta bastante extraño ya que el recuerdo del incidente lo incomoda.

Indicios de un sentimiento de culpa. La culpa se hace carne

En la escena siguiente el protagonista movido por su curiosidad, que ante su pareja intenta no manifestar (ya que si lo hace admitiría su responsabilidad) observa esa foto de los graduados en donde se puede percibir ese perfil de una joven misteriosa; él revela nuevamente esa imagen haciendo foco justamente en esa parte. Es en el cuarto de revelado donde mirando con detalle, repentinamente ese rostro parece girar y mirarlo. Acá podemos entrever como el superyó vigila al sujeto como conciencia de culpa, una moral que lo reprocha y cada vez se hace más fuerte. Freud en el texto anteriormente citado lo define como una instancia que en su función de castigo vigila las acciones del sujeto manteniendo al yo a su servicio. Tun con el yo abatido busca darle un sentido a lo que le está pasando, por esto vuelve al otro día a la casa de fotografía con esa misma imagen y el dueño le explica que esto se ve así porque son exposiciones dobles, y es muy común que esto suceda. Trata así de desresponsabilizarse por este medio, pero la culpa sigue insistiendo ya que al negar esa responsabilidad ahora queda plasmada en lo que el joven ve en las fotografías.

Tun vuelve a su casa a revelar fotografías, ya que cuenta con un cuarto especial para esto. Mientras realiza su labor siente la presencia de alguien, la cual piensa que es Jane su novia y le habla naturalmente sin mirarla. Acto seguido suena el teléfono y él sin mirar corre a atender; la sorpresa se la lleva cuando la que está del otro lado de la línea es su pareja ante lo cual se pregunta quién está en la habitación oscura. Con temor se dirige a ella y ve que no hay nadie. La vida del personaje empieza a volverse un tanto turbia, las imágenes espectrales que se manifiestan en su conciencia lo comienzan a acosar en varios aspectos de su vida diaria. Su novia atribuye las malas sensaciones al choque de aquella noche, Tun trata de evadir ese hecho no asumiendo su responsabilidad dando diferentes sentidos por esa decisión que tomó y lo responsabiliza, pero reprimiendo y negando evita enfrentarse a su propio fantasma que por medio del superyó lo carga de culpa, como lo comenta Alejandro Ariel en su texto “La responsabilidad ante el aborto” dice que: “un fantasma es eso, en general es ruidoso, es algo que uno imagina cuando imagina lo peor y cada uno tiene una forma de imaginar lo peor (…). Un acto implica una decisión que tiene consecuencias para quien lo produce y también para los otros” (Ariel, 2012:96). Los tormentos de la vida cotidiana de él parecen dar indicios de que éste algo oculta. Para dar ejemplo de esto, es importante destacar que otro síntoma de los acontecimientos de ese día, se manifiestan en un dolor en su cuello; él relaciona el dolor al golpe que se dio en la frente el día del choque. Este síntoma somático tiene los rasgos de la histeria que conceptualizó Freud en su texto “Las neuropsicosis de defensa” como “El modo de volver inocua la representación inconciliable es trasponer a lo corporal la suma de excitación, para lo cual yo propondría el nombre de conversión” esto se refiere a ese accidente como un hecho que él quiso reprimir restándole importancia y minimizándolo. Consiguió en aquel momento quitarle el monto de afecto, pero sin embargo este afecto se tradujo en un síntoma de dolor en su propio cuerpo manifestándose en un fuerte malestar en su cuello, un dolor que le hacía pesar su propia cabeza.

El joven negando la implicancia de su responsabilidad busca sentidos que puedan explicar lo que le está sucediendo, por esa razón acude con su novia a una editorial de revistas de fantasmas. Aquí un empleado les muestra como la mayoría de las imágenes son falsificadas para generar impactos en sus lectores. Sin embargo el dueño les confiesa que muchas veces los espíritus echan de menos a sus seres queridos y que él tiene pruebas de eso, éste les muestra fotos donde aparece su madre ya fallecida de forma espectral; le explica que estás son señales de que los muertos regresan con los vivos y que por lo general las respuestas a esas apariciones está en la misma foto. Con estos sucesos se hace cada vez más evidente que el protagonista busca cargar de más sentidos al síntoma tratando de no sentir ese malestar, en esta conexión con la vivencia traumática por su decisión el yo del sujeto carga con un símbolo en su conciencia a modo de una inervación motriz causándole dolor de cuello por un lado, y un superyó que reprocha cada vez más perturbando la subjetividad del individuo.

Más allá de estos obstáculos Tun intenta continuar con su vida diaria de fotógrafo. Esa vez le tocó trabajar con una pareja de recién casados. Todo transcurría normalmente hasta que él se queda solo en el salón, es en ese momento cuando la luz comienza a apagarse y prenderse durante un lapso de unos pocos minutos hasta que llega al lugar donde se conecta la electricidad. El susto que le provoca la situación en donde alucina toparse con una mujer hace que éste decida ir al hospital. La causa que lo lleva es su fuerte dolor de cuello, aunque encubre todo este mal que lo aqueja. Una vez en el sanatorio se ve como lo pesan, lo cual da cuenta de un control de rutina, lo llamativo de esta escena es el asombro de la enfermera con su peso aunque no muestran cuál es, un asombro que demuestra que algo en la balanza no está bien aunque también puede ser en el cuerpo de éste. Luego se puede ver que le toman unas radiografías las cuales dan cuenta de que él está bien. El doctor le explica que se encuentra bien físicamente, pero que tal vez sufra del dolor por una torcedura para la cual le receta tomar cierto medicamento. Ya en la farmacia del hospital se puede ver a Tun un tanto perseguido al percibir voces extrañas de la enfermera que le está por dar el remedio, las palabras que él cree escuchar de la joven, la cual no mueve su boca, son las siguientes: “Bastardo mentiroso”. Ante esta situación decide salir corriendo sin llevar el medicamento. Aquí podemos decir que se manifiesta lo moral, y eso lo perturba pero desde su responsabilidad, sin embargo no se hace cargo y niega a ésta última. Es decir el superyó busca castigarlo con un sentimiento de culpa tal como lo explica Freud en su texto “El yo y el ello” al decir que: “El sentimiento de culpa es hiperexpreso, pero no puede justificarse ante el yo. Por eso el yo del enfermo se resuelve contra la imputación de culpabilidad y demanda al médico que ratifique su desautorización de esos sentimientos de culpa. (…) el análisis muestra, en efecto, que el superyó está influido por procesos de que el yo no se ha percatado. Pueden descubrirse, efectivos y operantes, los impulsos reprimidos que son el fundamento del sentimiento de culpa” (Freud, 1923: 50). Así cada vez se va haciendo más intenso el dolor de cuello como un síntoma somático, ya que siguiendo la explicación de esta cita, el yo se defiende de esa percepción penosa que lo amenaza desde esa crítica del superyó por medio de la represión. Es por esto que el yo del sujeto se sacrifica hacia un sentimiento de culpa expresado en una necesidad de castigo causada por el superyó.

Revelando la verdad

El enigma de la mujer del accidente comienza a descubrirse de a poco, una escena clave es cuando la novia del protagonista vuelve a observar las fotos de la graduación en donde la luz arruinaba las imágenes, ella percibe que esa iluminación emana siempre de una misma ventana de un aula, lo cual le produce una gran curiosidad. Sin decirle nada al joven se dirige al establecimiento para ver si puede obtener alguna información. Una vez en el lugar ella encuentra una foto enmarcada colgada de la pared de la joven atropellada junto a Tun. Esto desencadena en la pregunta de quién es esta mujer, lo que la lleva a cuestionar a su pareja. La escena siguiente nos muestra al fotógrafo bastante sorprendido por la situación y no tiene otra salida más que contestarle. De esta manera como dice D´amore en su texto ya citado, el sujeto tiene que contestar a esa interpelaciónNo hay forma de no responder pues la interpelación exige respuesta (…) en este sentido, la interpelación es exigencia de respuesta más allá de lo que ´yo´ querría responder.” Así Tun le confiesa que la chica de la foto se llama Natre y que ellos estuvieron en pareja pero en secreto porque le daba vergüenza que los vieran juntos, ya que le daba lástima porque ante los ojos de sus amigos la joven era extraña, callada y objeto de burla; Tun muy seguro de sí mismo dice que Natre lo amaba y tanto era así que le obsequió una cámara costosa, cámara que según se puede interpretar viene causándole los “repetidos problemas”. Explica que la última vez que la vio ella quiso suicidarse debido a que él no acudía a las citas por la vergüenza que le causaba que la vean con ella. En este recuerdo puede reconocerse el sentimiento de culpa, coincidiendo en el texto ya nombrado de D´ Amore el cual explica que la sanción del partenaire lo culpa moralmente, queriendo que se haga cargo de su decisión. Como el joven no se sintió responsable ya que al no admitir su implicación en el problema, se expresa una culpa por medio del superyó que no deja de castigarlo todo el tiempo. Sin embargo ante esta interpelación, el sujeto respondiéndole a su novia, admite su responsabilidad moral, y esto coincide con el texto ya citado de Ariel cuando aclara que “la responsabilidad por una decisión moral se reduce a ser amado o no por los otros significativos de un sujeto. Si alguien toma una decisión en términos morales, la consecuencia es ser amado u odiado (…) Sus decisiones morales se reparten entre la culpa y el castigo como perdida de amor” (Ariel, 2012:97). De esta manera es evidente que no quiere ser odiado. Una vez en la casa, Tun se recuesta sobre su pareja reconociendo su error, sabe que actuó mal y en ese mismo momento la cámara obsequiada, que sin querer apuntaba hacia ellos, comienza a sacar fotos una detrás de la otra. Lo interesante de esta escena es que la cámara que la joven le regaló pareciera volverse para él un objeto cargado de valores imaginarios que no lo dejan vivir tranquilo, allí le surge el interrogante al joven de que será de la vida de Natre. Siguiendo con el texto de D´Amore no solo por medio de la intelectualización, la negación y la formación de síntomas puede responder, sino que también por la proyección que en este caso desplaza la responsabilidad hacia Natre. Él se arrepiente de lo sucedido respondiendo desde su moral y con la culpa del accidente, y de todo lo que le sucedió a aquella joven. Por esto mismo decide ir a la casa de ella para saber que es de su vida.

En la escena siguiente se puede observar a la pareja viajando al pueblo de la joven. Ya en el lugar Tun comienza a sentirse perseguido, lo primero que le llama la atención es la forma en que lo mira un niño, es decir que lo observa con miedo. Luego se dirigen a la casa, allí se encuentran con la madre quien los invita a pasar muy contenta de que su hija reciba visitas. Instalados en el hogar aprovechan de una distracción de la dueña de la casa para subir al cuarto de Natre, lo extraño que presenta el lugar es que está rodeado de muchos frascos con sustancias aromáticas pegado uno al lado del otro, a su vez las ventanas estaban abiertas de par en par; dentro de la habitación ven a la ex novia del joven de costado en la cama cubierta por su larga cabellera. Cuando la toman del hombro para darla vuelta se llevan una gran sorpresa al ver al cadáver de ésta disecado. Este descubrimiento le resulta muy perturbador presentándose una culpa mucho más fuerte, ya que negando su responsabilidad el superyó lo martirizará con un peso mucho mayor. Se puede leer que el protagonista de la historia sigue sin hacerse cargo de su decisión, también ante la madre de la desafortunada joven pero su culpa se acrecienta. A esto podemos plantear que nuevamente Tun evade su responsabilidad pero ahora desplazándola al cuerpo de Natre, insistiendo en cremarla; luego de una discusión con la madre la convencen de hacerlo, según las costumbres de la cultura tailandesa. Para lograr esto le mostraron las apariciones en las fotografías; Tun, quien lleva el mayor cargo de consciencia le explica que se manifiesta su aparición en lugares donde ella transitó, y que esto puede suceder porque su alma no descansa en paz, cuando en realidad es él quien no descansa en paz. Cree así que por medio del ritual su sufrimiento se tranquilizará, como lo explica Ariel en el artículo nombrado anteriormente “La religión es una verdad moral que ordena las acciones de los sujetos desde la voluntad, otorgada por escrito desde la autoridad de cada iglesia” (Ariel, 2012: 100). Diciendo luego que la responsabilidad en el campo religioso articula el amor, el castigo, el arrepentimiento y el perdón y si Tun obtiene todo esto piensa que logrará terminar con su sufrimiento. Antes de llevar el cuerpo a la cremación la madre le pregunta al protagonista si sabe por qué su hija regresó, es decir cuál fue el motivo que la trajo de vuelta allí, a lo que el joven le respondió con una simple mirada si emitir palabra alguna. Esto da cuenta que conmueve todos los sentidos y desplazamientos que venían produciéndose en su ser, y que solo pudo con una expresión de vergüenza quedarse callado. Como explica D´Amore en su texto trabajado el sujeto va desplazando la culpa negándola, y ésta va apareciendo en los síntomas. En el funeral un pueblerino les cuenta a la pareja que cuando la chica regreso de Bangkok tuvo una sobredosis por la cual casi muere, pero al recuperarse ya que su madre la llevó al hospital, ésta decidió tirarse de la terraza y allí si murió; Tun con cara de asombro y un tanto paranoico vio que una de las velas del salón se apagó, lo cual lo perturbó y comenzó a mirar para atrás como sí la muerta estuviera allí con él, terminó saltando de un susto cuando creyó sentir una mano en su hombro, sin embargo al mirar a su alrededor no pudo percibir nada. Se puede interpretar así que el superyó no va a calmar la culpa por más vueltas que el sujeto le dé para escaparse de su responsabilidad.

A la noche en su casa acostados Tun y Jane siguen pensando en los sucesos del día, es en ese momento que la joven le pregunta a su novio si amo a la difunta, y él le contesta que lo intentó pero se engañó a sí mismo. Sin embargo el joven se entrega a su culpa al confesar que si Natre lo quiere ver muerto así será, pues él desea que toda la pesadilla termine. Esta situación puede interpretarse como una necesidad de castigo por esa culpa y el superyó sádico lo empuja a la muerte, quedándole cada vez menos pretextos para escaparse de su responsabilidad. Pasadas unas horas Tun ya dormido se despierta al sentir que alguien desde los pies de la cama le saca la frazada, al mirar cree ver el espectro. Ante esto sale del departamento y comienza a bajar por las escaleras, tal como si fuera un sueño él no puede salir del cuarto piso por más que baje una y otra vez; en una de esas oportunidades ve a Jane diciéndole por qué la dejo sola, acto seguido extiende sus manos con sangre en las muñecas. Este parece ser el punto de máxima tensión, la culpa ya no lo deja vivir y es por esto que decide salir por la ventana para bajar por una escalera de emergencia que tiene ese edificio; es allí cuando se siente perseguido de todos los costados por la presencia de Natre, abrumado cae desde ese cuarto piso al vacío como lo había hecho en su momento ella. Esto puede interpretarse como un intento claro de suicidio, ya que pensado científicamente se da cuenta que la culpa que él siente lo obliga a realizar ese acto, es decir “sale de escena”. Esto se puede ver en el trabajo de José Barrionuevo “Suicidio e intento de suicidio” cuando desde Freud intenta explicar lo siguiente: “Para el enigma del suicidio Freud destaca que la energía psíquica para matarse derivaría del deseo de matar a alguien con quien se ha identificado, volviendo hacia sí dicho deseo de muerte” (Barrionuevo, 2009:6). La identificación lleva al protagonista a intentar suicidarse, como ya se menciono antes, de la misma forma que murió Natre. A pesar de la fuerte caída Tun logra sobrevivir y es en el hospital donde se entera que van a cremar finalmente a la joven, siendo ese el motivo que llevaría todo eso a su fin. Se puede ver luego como en el crematorio despiden los restos de ella, él llora al recordarla pero se siente más aliviado.

La culpa se revela

Luego de estos sucesos el protagonista decide viajar con su novia para despejarse. Cuando vuelven es Jane la que va a revelar las fotos de sus vacaciones, inclusive algunas sueltas que se han tomado antes. Ya en el departamento y con las fotografías en su mano observa una serie de imágenes extrañas que en movimiento dan el efecto de que un cuerpo se desliza hacia lo alto de un mueble, la figura humana y espectral que se percibe en las imágenes parecen indicarle a ésta que allí en lo alto de ese armario se encuentra algo que debe ver. Ella encuentra allí los negativos de unas fotos de su pareja y decide ir al cuarto oscuro a revelarlas. Cuando logra obtener la imagen ve que está Natre tirada en el piso con la ropa corrida, las demás dan cuenta de una violación que sufrió la difunta por parte de los amigos de Tun, lo más traumático es que éste sacó las fotos con la cámara que ella le regalo con tanto amor. Cuando el joven llega a su hogar enfrenta una situación incómoda con su novia nuevamente, debido a que ésta decide dejarlo al darse cuenta que él jamás le hubiera contado eso, y porque además lo ve como un monstruo cruel que fue capaz de hacer una cosa horrible como esa. Tun ya estando solo desafía a la presencia para que se manifieste y empieza a tomar fotos de todos los rincones del departamento, enojado por no ver nada arroja la cámara al piso, la cual queda enfocándolo a él y sacándole una foto por el impacto de la caída. Se acerca con curiosidad para ver la foto, y ahí es cuando ve a Natre subida en sus hombros. Desesperado empieza a recordar que en la balanza del hospital pasaba algo raro, y eso era que él pesaba 120 kilos cuando su peso normal rondaría los 70; recuerda la mirada del niño en el pueblo que lo observaba atemorizado, y cobra sentido su dolor de cuello, el cual hasta ese momento no tenía explicación. La autora “Gabriela Salomone” en su texto llamado “El sujeto dividido y la responsabilidad” aclara que: “Esos puntos de ruptura, de quiebre del sentido, puntos en que se manifiesta la falta estructural, son puntos en los que podemos suponer las mayores potencialidades de efecto sujeto. Momentos en los que la posición de obediencia frente a la referencia moral se ve conmovida” (Salomone, 2006:129). Las representaciones que el joven fue armando para encubrir la verdad cayeron cuando miró esa foto, todo lo que le parecía extraño cobró sentido y la culpa se le hizo finalmente carne, si bien ya estaba manifestándose en su cuerpo por primera vez fue consciente de que todo aquello que negó siempre estuvo ahí con él. Como dijo Freud en las “Lecciones introductorias al psicoanálisis 1915-1917”, “Aun cuando el individuo que a conseguido reprimir estas tendencias en lo inconsciente cree poder decir que no es responsable de las mismas, no por ello deja de experimentar esta responsabilidad como un sentimiento de culpa” (Freud, 1915-1917: 238). El sentido que el protagonista venia dándole a lo que le estaba pasando, desplazándolo todo el tiempo a otros lugares para evitar su responsabilidad, cobró una significación que finalmente peso en él.

Al no encontrar respuesta a esos sucesos se mira al espejo y ve su reflejo con la mujer montada en sus hombros, desesperado intenta quitársela pero solo logra empezar a girar, y terminar cayendo nuevamente por la ventana de su departamento. Barrionuevo en el texto ya mencionado Tun trata de suicidarse nuevamente como lo hizo su ex novia queriendo eliminar esa pesadilla en la que esta viviendo. Esto se explica al entender que el superyó aprovecha esta representación y hace que el sujeto se identifique en su martirio con aquella mujer. En este punto siguiendo a los textos abordados de D´Amore la desresponsabilización deja al sujeto como inimputable, ya que éste no es más el propietario de su cuerpo y no podrá pagar nunca con la ley, pero si lo hará por medio del superyó que le exige seguir pagando por las acciones del sujeto, mientras éste no se responsabilice. Si bien le escapa por segunda vez a la muerte la diferencia que presenta esta situación es que él termina en un hospital psiquiátrico. En la última escena Jane va a verlo y él está encorvado en la cama, con la cabeza vendada con una gran cicatriz, cuando la joven abre para entrar el reflejo de un pequeño vidrio en el medio de la puerta lo muestra a Tun con Natre en sus hombros. La escena da cuenta de que él está alienado, mirando a un punto fijo y demostrando una culpa que no va a terminar, algo así como si tuviera que cargar con ese peso en su consciencia en vida ya que ninguno de los intentos de terminarla le funcionó. Hasta que no pueda advenir el efecto sujeto de la responsabilidad pendiente quedará con todo el peso de la culpa encima, en un estado de alienación, sin poder responder desde el marco jurídico pero tampoco con sus palabras. Como explica D´Amore en su artículo de la revista “Aesthethika” llamado también “Responsabilidad subjetiva y culpa” en estas circunstancias “nos atenemos a un modelo racionalista del maraco jurídico, encontramos algunas entidades que no tienen la posibilidad (¿acaso la libertad?) de responder” (D´Amore, 2006: 3) Hasta que no se produzca el efecto sujeto, es decir hacerse cargo de lo que hizo, quedará identificado en esa imagen de “soy culpable” por medio del superyó martirizador, y pagará con todo el peso de esa culpa en tanto no reconozca su responsabilidad.

Bibliografía

Alejandro, A. (2012). La responsabilidad ante el aborto. Bioetica y cine. Letra viva.

Barrionuevo, J. (2009). Suicidio e intentos de suicidio. Ficha de Cátedra. Of. De Publicaciones. Facultad de Psicología. UBA.

D´Amore, O. (2006).Responsabilidad subjetiva y Culpa. Revista Aesthethika Vol. 10/Numero 2.

D´Amore, O. (2006). Responsabilidad subjetiva y Culpa. "Clínica Deontología" Salomone y Domínguez. Letra Viva.

Freud, S. (1930[1929]). El malestar en la Cultura. Tomo XXI. Obras Completas. Buenos Aires. Amorrortu.

Freud, S. (1924). El problema económico del masoquismo. Tomo XIX. Obras Completas. Buenos Aires. Amorrortu.

Freud, S. (1923). El Yo y el Ello. Tomo XIX. Obras Completas. Buenos Aires. Amorrortu.

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Freud , S. (1915-1917). XCVII Lecciones introductorias al psicoanálisis. Tomo XV. Amorrortu.

Laplanche, J y Pontalis, J. (1996). Diccionario del psicoanálisis. Paidos.

Salomone, G. y Domínguez, M. (2006). “La transmisión de la ética. Clínica y Deontología Vol. I: Fundamentos. Letra viva.



NOTAS





COMENTARIOS

Mensaje de laura  » 12 de agosto de 2016 » mlauragonzalez@hotmail.es 

La presente observación de la película "Estan entre nosotros", vislumbra un analisis critico respecto al sentimiento de culpa y la responsabilidad de los protagonistas que atropellaron a la mujer y se dieron a la fuga. Pensamiento que al reprimir les devino en culpa, y miedo, haciéndoles experimentar que la persona atropellada estaba haciendose presente, como un espíritu que los atormenta, cuando en realidad el foco del problema, esta en ellos, y esto les genera un sentimiento de culpa.
Es una película de terror que es ambivalente porque si bien tiene ese lado paranormal, si se realiza un análisis analitico tomando a Freud como base, se puede corroborar que cuando uno reprime una situación desagradable esta sale representada por algún medio.
Se puede observar esto en la postura de los protagonistas que actúan con miedo y culpa ante el hecho traumatico.
Considero que es un muy buen análisis porque se centra en los temas perturbadores, la represión y como esto se torna un problema para el sujeto si no se responsabiliza de la situación que lo aqueja, tomando como base los pensamientos de Freud.




Película:Están entre nosotros

Titulo Original:Shutter

Director: Banjong Pisanthanakun / Parkpoom Wongpoom

Año: 2004

Pais: Tailandia

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