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The National Anthem | Black Mirror | Temporada 1 | Episodio 1

por Noailles, Gervasio

La serie Black Mirror reactualiza un tema que es insistente en la ciencia ficción (tanto en la literatura como en el cine). La inteligencia artificial creada por el hombre que se vuelve contra el hombre. Las máquinas contra el hombre. El hombre víctima de la tecnología que él ha creado. Eterno resplandor de una mente sin recuerdos; 2001 Odisea del Espacio; Terminator; Yo robot, entre otras.

En el caso de ¿Sueñan los androides con ovejas metálicas? Phillip Dick va más lejos porqué, como el título adelanta, da por descontada la inteligencia artificial y se pregunta por el inconsciente artificial.

En todas estas ficciones la trama insiste acerca de los efectos en los seres humanos de la tecnología, de la robótica y de la inteligencia artificial.

Black Mirror es una saga más de esta larga tradición de la ciencia ficción. La riqueza de la serie es que recorre, capítulo a capítulo, los distintos problemas que puede producir para el ser humano el desarrollo biotecnológico.

El capítulo uno de la serie (Himno Nacional) tiene una característica que, junto a los capítulos “Caída en picada” y “Callate y baila” de la temporada tres, los hacen especiales. Son los únicos capítulos de la serie que podrían ocurrir en la actualidad; son los únicos capítulos de la serie que no son futuristas. Precisamente por eso, el capítulo uno de la serie es tan disruptivo porque el único elemento de la tecnología que aparece en el capítulo es la plataforma para subir videos: Youtube. No hay elementos futuristas en el capítulo.

Es como si nos advirtiera que el futuro llegó hace rato.

En el capítulo uno se presenta una situación que no es novedosa. Alguien quiere enviar un mensaje a la sociedad. Como no cuenta con los medios necesarios para hacerlo recurre a la extorsión para transmitir su mensaje.

Hay numerosos casos de movimientos revolucionarios que secuestran a una persona pública importante y para liberarla ponen entre otras condiciones la publicación de un manifiesto político en medios masivos de comunicación.

Uno de los casos más famosos en los que se presenta ese mecanismo de extorsión es el del Unabomber, un ex profesor universitario que durante años envío cartas-bomba a profesores universitarios y a aerolíneas, quien se comprometió a dejar de enviar las bombas si los principales periódicos de los Estados Unidos publicaban un manifiesto titulado “La sociedad Industrial y su Futuro”.

En el caso del capítulo Himno Nacional hay una vuelta de tuerca interesante porque como diría Marshal McLuhan, el medio es el mensaje.
En Himno Nacional se extorsiona al primer ministro inglés. Se le exige mantener relaciones sexuales con un chancho y que dicho acto sea filmado y subido a plataformas digitales que permiten que las filmaciones sean visibles online.

El extorsionador quiere denunciar que la sociedad global (otro de los conceptos desarrollados por McLuhan) queda atrapada por la imagen de las pantallas.

Quienes han visto el capítulo en cuestión, recordarán el final del capítulo, cuando mientras el Primer Ministro se sacrifica frente a las cámaras de filmación (ya volveremos sobre esto) para liberar a la princesa, millones de londinenses, pero también millones de personas en todo el mundo, quedan atrapados por la imagen de la pantalla y no pueden ver a la princesa que ya ha sido liberada.

Por ello digo que el “mensaje es el medio”. Millones de personas viendo pantallas para denunciar que millones de personas no pueden hacer más que mirar pantallas.
El extorsionador del capítulo es un artista plástico que genera la primera performance a nivel mundial, ya que millones de personas en todo el mundo están pendientes del acto sexual del Primer Ministro inglés.

El acontecimiento artístico

En este punto podemos señalar que el extorsionador del capítulo realiza un acontecimiento artístico. Hasta ese momento (en el particular de época) las obras artísticas tenían un público acotado. En el capítulo vemos la primer performance que es vista en vivo y en directo por toda la humanidad.

Precisamente a eso se refiere McLuhan cuando acuña el término aldea global, como las consecuencias de la difusión y masificación de los medios electrónicos de comunicación.

Antígona y el Primer Ministro

Cabe preguntarse la relación existente entre el dilema en el que se encuentra Antígona y el dilema en el que se encuentra el Primer Ministro inglés.

Si Antígona entierra a su hermano incumple el edicto de Creonte y por lo tanto viola una ley de la polís. Si Antígona no entierra a su hermano incumple la ley de los dioses que impone a la obligación de enterrar a los familiares muertos.

Algo similar se podría plantear que le ocurre al Primer Ministro. Tener relaciones sexuales con un chancho y transmitir ese acto en vivo y en directo podría plantearse como algo que entra en tensión con las leyes no escritas de la humanidad. Pero se espera de un Primer Ministro que haga todo lo posible para cuidar a los ciudadanos y por lo tanto deberá tener relaciones sexuales con el chancho.

Nosotros sabemos que el dilema lo resuelven los asesores de imagen que, estadística mediante, le indican al Primer Ministro que su imagen pública caería en picada si deja morir a la princesa.

Esa es la diferencia entre el Primer Ministro y Antígona. La heroína trágica toma una decisión en soledad y por eso es pensada como un acto ético; en cambio el Primer Ministro es decidido por los asesores de imagen.

Los efectos de la investigación psicológica en las personas

Nada sabemos de la vida del artista plástico que extorsiona al primer ministro, si sabemos de la vida de Theodore Kaczynski, el Unabomber.

Gracias a la excelente serie producida para Netflix, Manhunt: Unabomber, basada en hechos reales, podemos saber que Theodore participó como voluntario, durante sus años de estudiante universitario, de una experiencia en investigación psicológica.

Quienes vean la serie podrán ver como la madre de Theodore, al no poder comprender por qué su hijo realizó los atentados de los que se lo acusa, sugiere que algo horrible le debe haber pasado en la universidad porque su vida cambió después de eso.

Efectivamente en la serie se le dedica un capítulo entero a la experiencia psicológica a la que es sometido Theodore.

El propósito de la investigación era reconocer las mejores estrategias psicológicas para debilitar las convicciones ideológicas de los individuos que participaron de la experiencia. Como vemos en la serie se trató de una investigación llevada a cabo por medio de consignas engañosas, en las que no se midió el sufrimiento psicológico que los voluntarios, no se les pidió que firmen un consentimiento informado y no se realizó el debriefing correspondiente. Es decir se trató de una investigación psicológica en la que no se prestó atención a evitar el sufrimiento de los voluntarios y por lo tanto se incurrió en mala praxis.

Por supuesto no podemos caer en explicaciones unicausales y suponer que Theodore se convierte en el Unabomber a causa de esa experiencia traumática, pero llamativamente todo su accionar como Unabomber tiene como telón de fondo no renunciar a sus ideales, que es precisamente lo que se propusieron los investigadores de la universidad quienes en cooperación con la CIA utilizaron a Theodore como mero instrumento de su investigación sin preocuparse por el sufrimiento que pudieran ocasionarle.

El suicidio y la responsabilidad subjetiva

Volvamos al capítulo uno de Black Mirror.

Al final del capítulo vemos que el artista/terrorista se ha suicidado. ¿Por qué lo hace?
Se trata de un artista que se quita la vida luego de realizar su obra cumbre. ¿Por qué se mata?

La respuesta más triste (porque lo anula como sujeto) es que se mata por miedo a las consecuencias jurídicas por su acto. Recordemos que ha secuestrado a la princesa heredera del trono y ha obligado al Primer Ministro a tener relaciones sexuales con un chancho.

Se puede matar porque no está a la altura de su acto y por lo tanto no hay responsabilidad subjetiva.

Se puede matar porque sabe que después de eso no habrá acto artístico por el que valga la pena vivir.

Se puede matar porque hizo una apuesta que perdió. Apostó por que su desafío a la humanidad saliera mal. Quizás creía que nadie vería el video. Si es así se mató por la desilusión con sus contemporáneos y porque no vale la pena vivir rodeado de personas que viven atrapadas por las imágenes de la TV.

En relación al suicidio recordemos el breve poema de Mario Benedetti:

Un torturador no se redime suicidándose, pero algo es algo

El ADN y los exámenes filiatorios

Recordemos que el secuestrador simula cortar un dedo de la princesa y lo envía a la prensa.

Se da por sentado que el dedo pertenece a la princesa. Un examen de ADN toma tiempo y el plazo para asesinar a la princesa no permite corroborar esa suposición por medio de un examen de ADN.

Hasta no hace mucho tiempo un test de embarazo tardaba días en realizarse. Ahora se realiza en minutos y los tests los venden en cualquier farmacia.

Lo mismo sucedía con el análisis para detectar el virus del SIDA. Hasta no hace mucho había que esperar diez días y, en caso de dar positivo había que retestear el análisis. Ahora el análisis de VIH se realiza en un par de horas.

Podemos suponer que en poco tiempo el test de ADN se realizará con un kit que se vende en las farmacias y dicho test se realizará en minutos. Si dicho test hubiera existido en el capítulo analizado se hubiera sabido inmediatamente que el dedo no pertenecía a la princesa.

Resulta imposible anticipar de qué manera se van a modificar los vínculos familiares cuando el test de filiación biológica se venda en las farmacias de barrio.

¿Las obras sociales y prepagas cubrirán dicho test?

Para finalizar, recordemos que la intensión del artista/terrorista es demostrar que lo importante no aparece en la televisión. Millones de londinenses viendo en las pantallas que el Primer Ministro mantiene relaciones sexuales con un chancho mientras, por las calles desiertas de Londres la princesa, que ha sido liberada, camina desorientada.

Recordemos nuestra experiencia durante el mundial de futbol de 1978. Millones de argentinos miraban el mundial por televisión y gritaban goles mientras los campos de concentración se llenaban de cuerpos que aullaban de dolor. Aullidos que eran tapados por los gritos de los goles que transmitía la televisión.

En este punto interesa señalar la insistencia de los ojos que no ven en las letras del rock nacional post dictadura. “Los ojos ciegos bien abiertos” (Indio Solari); con “Ojos de videotape” (Charly García), los “ojos blindados” (Luca Prodan). Son canciones que hacen referencia a millones de argentinos que miraban sin ver los horrores de la dictadura.

En esa misma línea Gil Scott Heron, el padre del rap cantaba The Revolution will not be televised. Scott Herón fue uno de los pioneros en denunciar que lo importante no sale en TV y si querés hacer la revolución tenés que apagar la TV y salir a la calle.

Acá el link al tema https://www.youtube.com/watch?v=pGVyDKH4nnk



NOTAS

Película:Black Mirror

Titulo Original:Black Mirror

Director: Charlie Brooker

Año: 2011

Pais: UK