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"Mirror, Mirror" / "Espejito, espejito"

Temporada 4 - Episodio 05

Autores: Cassouto, Gisela y Pescio, Nicolás

Palabras clave: Consentimiento informado - Síndrome del Espejo - Imitación - Baños de agua caliente

Síntesis

Lo primero que se ve es un taxi doblando en una calle a la noche, sin nadie alrededor a primera vista, hasta que luego se enfoca a dos chicos jóvenes hablando, aparentemente escondidos, tras una escalera de lo que parece ser un edificio. Uno de ellos (de aquí en más Joven 1) pronuncia la primera frase “la abuela tiene algo de dinero, podríamos robarle a ella”, a lo que el otro (Joven 2) lo increpa de brazos cruzados “¿qué tipo de delincuente eres? Le robamos a extraños” y, ante la insistencia del primero, dice “O empiezas a hacer esto o encuentras un empleo”.

Acto seguido se ve a un hombre salir por una puerta de madera ubicada en la cuadra frente a la que se encuentran los jóvenes, siendo señalado por el que cuestionaba el robo familiar diciendo “ese tipo, recordarás a ese tipo por el resto de tu vida”, ante lo cual ambos comienzan a caminar tras él y a acercarse paulatinamente.

Cuando se encuentran lo suficientemente cerca, el joven de la propuesta inicial, que parece ser la primera vez que roba o, por lo menos, más novato en referencia a su copartícipe, le dice al hombre desde atrás “hola, ¿cómo estás?”, por lo cual el hombre se da vuelta, lo mira y comienza a caminar nuevamente, ante lo que se desarrolla el siguiente diálogo:

• Joven 1: - Dije “hola”, ¡dame todo tu dinero!

• Hombre (Dándose vuelta hacia el joven, en quien se percibe cierto nerviosismo): - ¿Por qué, quieres comprarte un lindo vestido, pequeña mujerzuela?

• Joven 2 (acercándose alteradamente al hombre): - No está bromeando, ¿dónde está tu billetera?

• Hombre: - En la mesa de luz de tu hermana, me la olvide después de que le pagué.

Ante esta respuesta, el chico que se había acercado saca un cuchillo y le pregunta al hombre si quiere morir esa noche. El hombre comienza a toser cada vez más fuerte hasta quedar en cuclillas en el piso, mientras el joven 1 le sacaba la billetera. Este joven expresa sus dudas sobre continuar argumentando el estado de salud de la víctima, a lo que el otro responde que “sólo está fingiendo”, que continúe. Comienzan a irse, y el joven 1, aún con cierta preocupación en su rostro, llama a una ambulancia dando las coordenadas del lugar y diciendo “hay un tipo muy enfermo, creo que lo asaltaron”, ante lo que el otro se acerca, le da un pequeño golpe en la cabeza e insiste en irse. Ambos se van corriendo de la escena, y se ve al hombre aún tosiendo tirado en el piso.

La próxima escena muestra al Dr. Gregory House escribiendo en un pizarrón, al frente de una lección de seis médicos aspirando a ser parte de su equipo. Comenta el tema de la misma, “el ladrón de guante blanco de las enfermedades”. Los aspirantes comienzan a decir hipótesis al respecto, las cuales House contraría una por una, hasta que ve entrar a la directora de la clínica junto a un colega suyo, al que increpa: “¿qué estás haciendo aquí?”- “Laringoespasmo”, contesta, en referencia a la temática de la clase y no a la pregunta que le fue dirigida a él en verdad.

”Buena idea, has sido de gran ayuda. Ya te puedes ir”, dice el Dr. House, a lo que la directora indica que volvió a contratar a dicho médico, “y yo lo he despedido para siempre”, contesta nuevamente House. “Cuando tu entrevista de trabajo / reality show mató a un paciente perdiste tu derecho a veto”, finaliza de esta manera la discusión la directora, presentando al Dr. Foreman al resto de los médicos alumnos, diciendo que nada se hará sin que éste lo sepa. “Sólo en caso de que las necesite –dice el Dr. House a la directora mientras ésta se retira- ¿Dónde tendrá el Dr. Foreman mis pelotas?”, ella sonríe y se va.

El Dr. House continúa con la clase por sólo unos momentos, luego todos se retiran salvo él y el Dr. Foreman, quien dice que no había necesidad para que la Dra. Cuddy haga pública su vuelta, a lo que el Dr. House responde que sí, que justamente tenía que demostrar su dominio frente a todos. House dice al Dr. Foreman que lo puede hacer miserable hasta que vuelva a renunciar y cuando éste contesta que no hará tal cosa, House le indica que no se trata de él, sino de restaurar el orden del universo.

La próxima escena que se ve incluye al hombre asaltado al comienzo del capítulo, trotando en una caminadora siendo examinado por dos de los médicos que se encontraban en el aula, un hombre y una mujer. La mujer dice que la Dra. Cuddy no dejará que el Dr. House contrate a ninguno de ellos, “el volumen corriente se mantiene a 1,2 litros. Sube la dosis” responde el hombre, evadiendo el comentario de la mujer, que continúa diciendo “¿a qué amo servimos entonces?”, ante lo que finalmente obtiene la respuesta de su compañero, quien le dice que si tanto le importa ese trabajo que lo cumpla, que duplique la dosis. El paciente interrumpe esta situación diciendo que sentía un hormigueo en el pie y que su estómago le dolía, preguntado si eso era normal y si la prueba podía causar esos síntomas, los médicos responden por la negativa.

No se ve explicitado el acuerdo del paciente a que se realicen los distintos procedimientos y a las posibles consecuencias que éstos puedan tener, o ni siquiera a su internación. Basándose en lo que se ve, el paciente no da su consentimiento informado en ningún momento y tampoco se ve a los médicos o personal administrativo, tratando de encontrar una persona responsable que lo pueda firmar por él, en caso de que consideren que el paciente no se encontraba en condiciones para dar acuerdo en relación a cualquier experimentación o tratamiento que se haga en referencia a su caso.

“Descubrimos dos nuevos síntomas”, dice la médica que participaba de la prueba dirigiéndose a sus compañeros, a quienes escucha apostar:

Dra. Amber: - ¿Qué está pasando?

Colega: - Eres la favorita

Dra. Amber (sonriendo): - ¿De House?

Colega: - Para ser despedida.

De esta manera la Dra. Amber se suma a la apuesta, haciéndolo en contra del colega con el que entabló el diálogo, quien redobla la suma en su contra.

Se ve al recién reincorporado Dr. Foreman al frente de otra lección para los mismos alumnos que antes se había visto con el Dr. House, quien justamente entra a escena diciendo que continúen, que el Dr. Foreman era el jefe, sentándose junto a los demás y, apenas se continua efectivamente con la clase, diciendo que igualmente era raro que sea el jefe, ya que había renunciado hace poco tiempo.

El Dr. Foreman trata de continuar con la lección mientras su colega indica razones falsas, a modo de burla, en torno a la renuncia de éste, hasta que dice que era porque no quería convertirse en alguien como él, alguien como el Dr. House, quien continúa increpándolo hasta que suena su vipper, “el paciente acaba de desvanecerse, ¿pueden ir jefe?”, el Dr. Foreman asiente y nuevamente todos se retiran menos ellos dos, luego de lo cual el Dr. Foreman dice a House que éste tiene razón, que odia estar allí, le encantaría renunciar pero no puede ya que todos piensan que se ha corrompido, luego se retira y el Dr. House queda pensativo.

Se ve al conjunto de médicos que antes estaban en la sala acercarse al paciente y conjeturar sobre los pasos a seguir. Atrás se lo ve al Dr. Foreman a quien se le acerca House diciéndole que es él quien tiene razón, que no hay motivo en que lo humille ya que se encuentra en una posición imposible, por lo cual humillará a Cuddy hasta que lo despida. El Dr. Foreman responde en alusión al paciente, diciendo que estaba fingiendo, “tiene Munchausen (…) está copiando los síntomas de sus vecinos”, los cuales enumera luego de decir también que se había presentado con el mismo nombre que el médico que lo llevo hacia la clínica. Esta hipótesis es negada por el Dr. House quien dice que las personas con Munchausen imitan síntomas y no nombres. Ante la explicación de su colega en referencia al deseo del paciente de ocultar su historia clínica, House responde que el mismo está vistiendo una bata de laboratorio y que las personas con Munchausen pretenden ser pacientes, no médicos, “tiene el síndrome del espejo (…) el cerebro no tiene idea quién es, dónde está, qué es, por lo que llena sus huecos con cualquier basura que ronde cerca”.

Frente a la hipótesis del Dr. House, el Dr. Foreman indica que la suya es más simple, a lo que House responde que de ser así se le deberá dar de alta, pero si es como él dice, el paciente tiene lesión cerebral, llevando al mismo a asistir una cirugía para probar su punto.

Ya en la cirugía cuando el médico operante, a quien se vio interrumpido su trabajo, pregunta a House quién es el que lo acompaña y éste no le contesta directamente, le dice al Dr. House que deje de lado las cuestiones de poder. House pregunta en tono de burla el por qué estaría obsesionado con ese tema, el cirujano responde que se siente amenazado por Foreman y que trata de impresionar a Cuddy.

El diálogo entre los dos doctores es interrumpido por el paciente que se está tratando de diagnosticar, quien responde a dicho diálogo, tras lo que House dice que acaban de descubrir entonces, quién es el paciente y cuando se dirige a Foreman, que se encontraba en el mirador de la sala de operaciones, éste le indica que mire al paciente, quien había agarrado un escalpelo y se disponía a participar activamente de la cirugía, House agarra su mano cubierta por un guante, la descubre y la ve llena de manchas extrañas, hace un pequeño corte con el escalpelo y dice que “su sangre se convierte en lodo, si no lo calentamos morirá” y dirigiéndose al Dr. Foreman aún sosteniendo la mano del paciente dice “¡No puedes fingir esto!”

A continuación se ve a ambos doctores caminando con el resto del equipo, a quienes el Dr. House explica lo que sucede y pregunta modos de llegar a un diagnóstico certero, ante lo que ellos comienzan a responder. Cuando llegan al comedor de la clínica el Dr. House dice que algo estaba mal con la comida y que todos deberían ver a la Dra. Cuddy. Foreman trata de contrariarlo y diciéndole también que de esa forma castiga a todos los médicos, no sólo a Cuddy, pero las pocas personas que aún no habían salido hacen caso omiso de lo que dice.

Los médicos continúan conjeturando un plan a seguir hasta que House da las indicaciones pertinentes. Particularmente al médico mormón encarga una tarea no específicamente médica, buscar el auto del paciente y recopilar información que ayude a descubrir quién es. Este hecho constituiría una invasión a la privacidad del paciente, quien, siendo necesario esto o no, no ha dado su consentimiento. Este médico se queja de esa diferencia hecha, a lo que House responde que si se acercase al paciente éste terminaría cantando canciones de los Osmond y proponiendo casamiento a cinco enfermeras, por lo cual que la elección de quién realizaría dicha tarea estaba específicamente dirigida a él por su condición de religioso, constituyendo un posible acto de discriminación. Una de las otras médicas dice que irá con él. House se retira.

Se ve a la Dra. Amber extrayéndole sangre al paciente e informándole lo afortunado que es porque ella sea quien lo está atendiendo y no su colega que lo quería hervir en agua caliente, el paciente comienza a hablar vanagloriándose, ante lo cual la doctora se da cuenta que, dado la peculiaridad del caso, es en realidad una referencia a su persona. La misma situación de copia se da con el médico siguiente, quien la percibe mientras realiza los análisis que finaliza abruptamente al encontrar algo llamativo.

El Dr. House comenta al cirujano oncólogo que el caso de este paciente “Martin”, se trata de una lesión en el hígado y se dirigen a donde se encontraba el resto del equipo de médicos que, en vez de encontrarse donde siempre, se hallaban haciéndose cargo de los “pacientes” que había enviado el Dr. House por la comida en supuesto mal estado. Ante esto House interrumpe las consultas actuales e igualmente los interpela sobre el caso de “Martin”, todos participan, desatendiendo a sus pacientes actuales. De los tres posibles diagnósticos que dan estos médicos, dos se corroborarían o descartarían con una biopsia, siendo que si es correcto el tercero, este procedimiento mataría al paciente. House indica realizar la biopsia sin consultar al Dr. Foreman, como remarca un cuarto miembro del equipo.

A continuación se ve al médico que había propuesto como diagnóstico aquel que implicaría la muerte del paciente en el caso de una biopsia, realizando dicho procedimiento y diciendo, ante la pregunta del paciente, que lo que se encuentra en la aguja es un pus negro de hongos, en caso de que el paciente haya estado en el trópico en los últimos seis meses y comentándole una investigación relacionada con sobrevivientes del tsunami y dichos hongos, “¡eso es genial!” responde el paciente.

En la situación previa también se ve al paciente comportándose según interpreta al médico quien, en este caso se dirige al Dr. House informándole que tuvo una confirmación sobre que quería volver a su antiguo estilo de vida. House trata de mostrarle que no puede tomar al paciente como referencia y esgrime razones propias de su modo de ver las cosas, para que el médico no vuelva a su vida de ayuda en el tercer mundo, diciéndole finalmente que le importa que se quede porque es bueno, que no debe dejar que su infelicidad se entrometa. El médico dice que se quedará hasta que “Martin” esté curado, lo que confía, en base a su diagnóstico, que será dentro de una hora.

Los dos médicos de la escena de la apuesta, la Dra. Amber y el Dr. Tucker se encuentran nuevamente con el paciente a quien le reaparecieron las extrañas manchas, por lo cual deciden dejarlo en un baño caliente. Todos los médicos, incluido Foreman, vuelven a la sala de lección, donde conjeturan nuevas opciones, descartando el diagnóstico de hongos. Frente a esto, House le marca al doctor que había indicado sus ganas de renunciar, que había visto lo que tenía ganas de ver y al preguntarle por la supuesta renuncia y éste decir que al final se quedará luego de hablar con su prometida, dice que por supuesto es así, ya que posee el grado justo de infelicidad.

Luego de un tiempo de discusión, House indica los pasos a seguir, a lo que Foreman dice que no ha consentido, todos los médicos miran a House y deciden igualmente retirarse, salvo aquel que previamente había marcado justamente la falta de consentimiento del Dr. Foreman para las prácticas realizadas previamente, que le dice que tanto Cuddy como él parecen buenas personas, al contrario del Dr. House, por lo cual es seguro que alguno de ellos dos ceda ante este último, se lamenta y se retira junto al resto. Luego de esto, en otro sitio de la clínica, otra de las médicas indica al Dr. Foreman que por más que él diga que es infeliz, no lo es, que su lugar es junto a House, y que es donde él desea estar.

El próximo estudio a realizar al paciente, mientras continúa en la bañadera de agua caliente, será la extracción de fluido espinal para ver los anticuerpos, las huellas de combate del sistema inmunológico que, según indicó House, darán cuenta de las enfermedades que ha contraído “Martin”, lo que a la vez demostrará dónde ha vivido. Nuevamente el paciente imita al médico de turno, el Dr. Tucker. Al comienzo, refiriéndose a lo “genial” de la intervención como sustituto de la Historia Clínica no encontrada pero, a diferencia de las situaciones previas, luego se ve dos opiniones distintas entre el paciente y el médico, que este último finaliza diciendo “ya casi termino”, “me gustan los baños calientes” responde el paciente.

El oncólogo nombrado anteriormente ve a Cuddy dentro de la oficina del Dr. House y cuando ésta indica que está cambiando la medicina para el dolor de éste por laxantes, el médico le pide que no se rebaje al nivel de House y que le haga pensar que ganó, que alimente su ego, a lo que la Dra. Cuddy dice que ya es demasiado tarde, luego de lo que se ve al Dr. House saliendo del baño.

House y el médico que finalmente no había renunciado comienzan a trazar la ruta de vida del paciente, a lo que Foreman se contrapone diciendo que realmente no indica casi nada, casi es mejor que nada, responde House, y el médico del último de los exámenes informa que han vuelto las manchas, ya los baños no son suficientes para mantenerlo caliente. Idean un nuevo plan de acción que implica inducirle una fiebre muy alta al paciente y luego House vuelve a sufrir las consecuencias de la venganza de Cuddy. Foreman le dice a House que él también estaba viendo en el paciente sólo lo que quería ver, como previamente recriminó al Dr. Brennan.

La Dra. Cuddy plantea su disconformidad con el tratamiento propuesto por House, diciendo que podría mutilar al paciente, a lo que éste responde que sería eso o curarlo. Cuando la directora dice que no le dejará llevar a cabo dicho tratamiento, House pregunta si entonces lo despedirá, Cuddy le dice que no y le permite continuar, lo que House reconoce como estrategia, diciéndole que en verdad ella nunca quiso detenerlo, sólo simuló querer hacerlo y fallar para levantar su ego.

Dr. House: - La guerra no termina hasta que Foreman se vaya

Dra. Cuddy: - Foreman no se irá a ningún lado

Dr. House: - Y sé cuando mi Vicodin no es Vicodin, ¿tú sabes cuando tus pastillas anticonceptivas no lo son realmente?

El Dr. Foreman se encuentra luego explicándole al paciente el nuevo procedimiento a llevar a cabo, quien nuevamente se dispone a imitar la actitud de los médicos que lo atienden, aunque éstos no reconozcan como propia la misma al principio. Luego de una pequeña conversación el paciente, que se encontraba en una bañadera de agua caliente, se desmaya. Ante el pedido de ayuda del doctor, se acercan más médicos con un desfibrilador y, mientras lo están secando, uno de ellos dice que ya está lo suficientemente seco y, no prestando atención a la negativa de sus compañeros, le infiere el electroshock al paciente, desmayándose él pero reanimando a “Martin”.

Nuevamente discutiendo las posibilidades a seguir con este caso, Foreman y House no coinciden en los pasos a seguir esgrimiendo distintas justificaciones, hasta que House pretende coincidir con Foreman y acompañarlo a realizar una biopsia del corazón del paciente. Yendo a realizar el procedimiento acordado, el Dr. House le informa a su colega, que previamente había expresado sus ganas de no estar en ese lugar, que le había conseguido un empleo en otro hospital ya que ninguno se iba a rendir en la contienda emprendida y todos serían infelices. El Dr. Foreman le dice que no quiere el empleo, que aparentemente no es infeliz allí, lo cual concluye a partir de la imitación de él dada por el paciente. House decide entonces no acompañarlo a realizar la biopsia y vuelve a su oficina.

En la oficina del Dr. House se encuentran los dos médicos que habían ido en búsqueda del auto del paciente, la tarea no explícitamente médica dada previamente por el Dr. House, quienes le informan el nombre real y ciudad del paciente, Robert Elliot de Ohio. “No hay necesidad de una biopsia de corazón, ahora sé exactamente quién es y qué tiene. Le salvaron la vida”, responde sarcásticamente el Dr. House ya que no había información útil en lo recopilado y no sería posible contactar a algún médico previo del paciente. House decide continuar con el plan inicial de la biopsia y cuando los dos médicos se están retirando, llama a la que había emprendido la tarea voluntariamente, Trece como la apodó él, y le pregunta por qué había decidido hacerlo:

Trece – Pensé que podía ayudar así

Dr. House: - Un mormón negro podía ayudar así. No hay razón por la cual quisieras estar ahí, lo que significa que hay una razón por la cual no querías estar aquí. ¿No querías verte en el espejo?

A continuación se dirige con ella a la habitación del paciente donde se encontraba Foreman, a quien indica retirarse bajo una excusa inventada. Para sorpresa del Dr. House, en esta ocasión el paciente lo imita a él y no a Trece. Esto se debe a que, como habían comentado previamente los médicos, las personas con esta patología copian a quien creen que está al mando de las situaciones. En este caso había dos médicos y el paciente percibió que era House quien estaba por sobre Trece, más allá de que él mismo haya tratado de negarlo buscando desviar el espejo hacia su colega. House se retira y le pide al Dr. Tucker, que previamente se había encargado de extraerle fluido espinal al paciente, que ingrese a la habitación para saber cómo está Trece mediante las expresiones del paciente, ya que no sería una figura dominante por sobre ella.

Mientras Trece se encuentra sola con el paciente, éste comienza a expresar temor, diciendo que nada estará bien y mostrando preocupación. Trece reconoce que se trata del retorno de ella misma. Luego de esto, se retira para comentarle a House que no ha encontrado nada con la nueva biopsia, que su fiebre está en 41º, pero House insiste en saber cómo está él. Trece inventa una respuesta y retoma el diagnóstico médico – fisiológico, diciendo que han vuelto las erupciones, a partir de lo que se da el siguiente diálogo entre ellos dos y el médico previamente nombrado.

Dr. Tucker: - Necesita los medicamentos y la tina, sólo para mantenerlo estable.

Dr. House: - Bien, mójenlo de nuevo.

Dr. Tucker: - Estará contento. Le encantan las tinas de agua caliente.

Dr. House: - No, a ti te encantan las tinas de agua caliente.

Dr. Tucker (en voz baja, volviendo a su tarea previa): - Odio las tinas calientes

Dr. House: - ¿Qué dijiste?

Dr. Tucker (volteándose sorprendido hacia el Dr. House): - Odio…

Dr. House: - A él le gustan. ¿Quién más estaba allí?

Dr. Tucker: - Nadie.

Dr. House: - ¿No pensaste en mencionarlo?

Dr. Tucker: - Al tipo le gusta el agua tibia y arremolinada. No sabía que eso era un diagnóstico.

Dr. House: - No lo es. Lo que sea… el agua le dio y tuvo un pensamiento acerca de sí mismo. Necesitamos salpicarlo un poco más.

El Dr. House entra a la habitación del paciente vestido como él, cargando su caja y jugando con las llaves de su auto, el paciente le pregunta si lo conoce de algún lado ya que le resulta familiar.

Dr. House: - Mi nombre es Robert Elliot, soy de Hamilton, Ohio

Paciente: - Yo también. ¿Qué hace?

Dr. House: - No lo sé… cosas

Paciente: - Yo también.

Dr. House (acercándose a la cama del paciente con la caja en manos): - ¿Qué lo trae a Nueva Jersey? ¿Es por trabajo o vacaciones?

Paciente (luego de pensar unos segundos): - Trabajo

Dr. House: - ¿Qué tipo de trabajo?

Paciente: - Estoy cansado.

A partir de aquí, basándose en la información encontrada en la caja, el Dr. House comenta hechos del paciente, como ciertos restaurantes a partir de facturas que encuentra, o una crema que utiliza, a lo que el paciente contesta que también conoce esos restaurantes, que usa esa crema todo el tiempo. House le dice al paciente que la crema se puede usar para muchas cosas, suavizar la piel, tratar rasguños, travesuras… mientras le alcanza la crema al paciente, quien automáticamente la abre y pasa su dedo con una pequeña cantidad, por las fosas nasales y aspira con placer. House inquiere al paciente la razón de tal acto, a lo que él responde “porque no huele a estiércol”.

House se retira de la habitación y comenta a los colegas de la conversación previa y al Dr. Foreman, que el paciente vende equipamiento para granjas. Ante la sorpresa de sus colegas, explica la relación con el estiércol y diagnóstica al paciente de infección por eperythrozoonosis, Trece indica un tratamiento con Claritromicina y House dice que al otro día el paciente volverá a ser quién era antes. Cuando los médicos se disponen a iniciar el tratamiento automáticamente, el Dr. Foreman dice que puede esperar 15 minutos, aún ante el comentario de uno de los médicos referente a que el paciente tiene una fiebre de 41º, y pregunta a House si sabe dónde está Cuddy. Acto seguido se la ve a ella y al Dr. House en la habitación del paciente:

Dra. Cuddy: - Hola, soy la decano de medicina

Dr. House: - Hola. Soy el tipo que le salvo la vida

Así, ambos médicos comienzan a esgrimir razones ante el paciente para que éste los interprete como la referencia de poder, lo cual se comprobará viendo a quién imita. El paciente imita al Dr. House, quien festeja frente a los lamentados Cuddy y Foreman.

Nuevamente en el aula, House dice a los aspirantes que todos apestan por igual, es un empate, por lo cual ninguno está despedido.

Foreman, desconfiando de su actitud supuestamente benevolente, pregunta cuál era su parte en las apuestas si no despedían a nadie, “50%” responde el Dr. House y, ante la clarificación de Foreman de sus verdaderas ganas de mantener ese trabajo actual, House le dice que la gente no cambia, que cada uno de los médicos ha tenido una visión de sí mismo mediante el paciente pero que no hizo nada al respecto, pero él sí cambió, es un bicho raro. Foreman sonríe y ambos se retiran.

Desarrollo Conceptual

Para el desarrollo del presente trabajo tomaremos como sujeto en el que plantearemos la existencia de un circuito de responsabilidad, el caso del Dr. Brennan.

Para ello, debemos tener en cuenta los distintos tiempos que componen dicho circuito. Pensados lógicamente, este circuito comienza con un tiempo 2, donde el sujeto se ve interpelado por la realidad en relación a la acción realizada en lo que retroactivamente se circunscribe como tiempo 1.

La interpelación se plantea como una pregunta que ob-liga al sujeto, como postula D’Amore (2006), a dar una respuesta al menos provisoria en un principio, en referencia a lo inconsistente del tiempo 1, que se pensaba en su momento como una acción de consistencia acabada con un fin determinado. “Dado el tiempo 2, que es el tiempo de la interpelación en el circuito, se funda en su resignificación el tiempo 1, facilita una respuesta que aunque no es considerada todavía tiempo 3 (…) responde a la interpelación.” (D’Amore, 2006: 152).
A los fines de una exposición más clara, plantearemos los tiempos de manera cronológica.
Luego de haber realizado una biopsia al paciente del caso principal del capítulo y de haber visto su reflejo en éste, dada la condición médica con la que contaba, el Dr. Brennan se dirige al Dr. House planteándole sus ganas de renunciar para regresar a su trabajo en países del tercer mundo, como él los señala.

Recordemos que el paciente había expresado al Dr. Brennan, a modo de copia de éste, lo aburrido que se sentía por estar en un hospital hasta que el médico le muestra en la aguja de la biopsia lo que creía ser un pus negro producto de hongos que se encontraban en el cuerpo, ante lo que el paciente se entusiasma y dice que es “genial”.

El Dr. Brennan dice al Dr. House que tuvo una confirmación del paciente respecto a su deseo de volver a su estilo de vida previo, dejando el hospital en el que se sentía desdichado, en donde no quería estar. Esta decisión, marcada como tiempo 1, es vista por el sujeto como una acción determinada con un fin concreto, que en este caso sería dejar su situación actual, buscando la felicidad que le conllevaría volver a su trabajo previo en los países del trópico.

La decisión que se señala como la acción que compone el tiempo 1 no posee en ese momento mayor significancia que la recortada por el sujeto, será el tiempo 2 el que plantee un más allá de ese fin, cuestionando este tiempo previo y exigiendo una respuesta por parte del sujeto.

En nuestro ejemplo, el Dr. House cuestiona el argumento que esgrime el Dr. Brennan para su partida, señalando que siempre habrá una cuota de infelicidad en todo aquello que haga. En este momento, circunscrito como tiempo 2, la realidad encarnada en el cuestionamiento del Dr. House, implica un resquebrajamiento en el universo del Dr. Brennan, ya que se pone en tela de juicio la consistencia de la justificación de la renuncia. Si se va a tener una cuota de infelicidad en todo aquello que se emprenda, dicha falta de felicidad no serviría como justificación de su partida. El cuestionamiento del Dr. House echa por tierra el antagonismo felicidad-infelicidad con el que el Dr. Brennan busca justificarse, es decir, su propuesta apunta a un más allá de las posibilidades en las que se maneja Brennan.

Los efectos del carácter interpelante del señalamiento del Dr. House se evidencian en el cambio de actitud con el que se presenta Brennan. Mientras tienen la conversación referente a la renuncia, se lo ve en un primer momento muy seguro de su decisión y hablando en un tono bastante soberbio, denotando convicción. En cambio, a partir de lo que le dice el Dr. House se lo nota dubitativo y su discurso ya no es tan firme. La duda se hace presente, la cavilación como muestra de ese quiebre. Si se cuestiona ese antagonismo en el que se mueve una persona, se esta interpelando a lo mas íntimo del sujeto. Se pone en duda su decisión acabada, surgiendo una pregunta por el ser, ob-ligandolo a dar una respuesta.
A raíz de la situación previa, ante la nueva pregunta del Dr. House “¿No era que habías renunciado?”, Brennan responde de manera vergonzosa ante al auditorio, marcando una diferencia a la confianza con la que había pronunciado sus justificaciones previas. Podría pensarse que si alguien ha de ser infeliz, prefiere serlo él mismo, antes que su novia, quien como señaló House previamente, no encontraría su lugar en los países del tercer mundo
House marca la falta del Dr. Brennan, exigiendo una respuesta al menos provisoria. Una vez interpelado por lo dicho por su jefe, Brennan deberá encontrar una nueva respuesta que contemple o no el cuestionamiento del Dr. House, pero ya no justificándose en la infelicidad puramente circunscrita a su trabajo actual.

Más allá del carácter de verdad de los dichos del Dr. House, estos implican un cuestionamiento para el Dr. Brennan, lo que se aprecia a partir de los efectos, del decorrer de los hechos que siguen a la escena citada.

No toda respuesta ante la interpelación producida en un tiempo 2, en referencia al tiempo 1, constituye un posicionamiento de responsabilidad subjetiva, la cual se refiere al efecto sujeto como consecuencia de un nuevo posicionamiento subjetivo, del orden del acto. El sujeto que surja de este acto es un nuevo sujeto, produciendo una ampliación del universo preexistente, a partir del cual luego podrán darse nuevas posibilidades.

Es este acto el que se denomina como ético, no se trata de una cualidad de sujeto. Esta denominación no se basa en características de persona, sino en el modo de respuesta en cada situación dilemática. A partir de una respuesta en acto, es que en el surco entre necesidad y azar se da el efecto sujeto, constituyéndose el tiempo 3 del circuito.

Ahora bien, existe otro tipo de respuesta ante el dilema, del lado de las acciones morales y mecanismos defensivos. En esta clase de soluciones es que el efecto sujeto no surge, es taponado por la emergencia de la justificación como obturador de esa posibilidad de asunción de una posición ética, de la emergencia del nuevo sujeto. La respuesta es particular.

En una escena posterior, se ve al Dr. House descartando el diagnóstico propuesto por el Dr. Brennan, a quien indica que ha visto lo que quería ver y preguntándole por su supuesta renuncia. El Dr. Brennan indica que luego de haber hablado con su novia, se quedará. El Dr. House cuestiona esta nueva justificación apelando nuevamente a su concepción de “infelicidad universal”, ante lo que el Dr. Brennan no responde. Frente a esta nueva justificación del Dr. Brennan, el circuito se cierra, no se ve allí un cambio de posición, sino una argumentación defensiva, en la que nada de él se involucra, esgrimiendo la justificación citada.

Dr House: - “Viste lo que querías, no lo que estaba ahí. Espera un segundo… ¿no renunciaste?”
Dr. Brennan: - “Hablé con mi prometida. Me quedo.”
Dr. House: - “Claro que si, porque eres suficientemente infeliz.”

El hecho de que el sujeto no se reconozca totalmente implicado en la decisión no lo exime de la responsabilidad que puede plantearse en relación a su deseo inconciente que está en el trasfondo de la misma. Es este deseo inconciente supuesto al sujeto el que tratará de interpretarse mediante la elaboración de una hipótesis clínica, como modo de relacionar los distintos tiempos del circuito, aquel punto donde el sujeto no sabe lo que sabe. Hay algo que se puso en juego en ese momento que sí corresponde a la singularidad del sujeto. Mediante la formulación de la hipótesis clínica busca entenderse qué es lo que motivó las acciones del sujeto en un primer tiempo, en este caso, la renuncia a su trabajo actual.

Mientras que como justificación conciente el Dr. Brennan explicita la motivación de volver a ayudar a personas que lo necesitan, "que no tienen casi acceso a agua limpia" como señala, planteamos como deseo inconciente que daría pie a su renuncia, el hecho de que en la clínica forma parte de un equipo de médicos donde es uno más entre varios, mientras que en su situación previa sería una persona ejemplar, lo cual referiría a una verdadera razón de interés narcisista.

Por otro lado, si nos basamos también en el hecho de que forma parte de dicho equipo médico porque ha abandonado esa situación que ahora anhela, podremos plantear que el Dr. Brennan no soportaría la estabilidad por demasiado tiempo, por lo que se ve envuelto en una búsqueda incesante producto de su insatisfacción estructural.

Aquí no se cuestiona qué es lo correcto, si quedarse o irse; sino que se analiza la relación puesta en juego con el deseo de Brennan, ya que, como señala Lacan, “sólo se es responsable de ceder ante el deseo”. Hay algo de lo que no puede, ni debe, responsabilizarse al sujeto, que es lo correspondiente a los órdenes de necesidad y azar en cuya hiancia se plantea el surgimiento del sujeto. Responsabilizar al sujeto de aquello inexorable o fortuito, es decir, a lo que corresponde al desarrollo histórico, social, a las contingencias, así como desresponsabilizarlo de aquello que no se limita a estas categorías no sólo es incorrecto sino que constituye una falla ética. El sujeto no puede evitar ningún hecho que corresponda a estos órdenes, pero sí le concierne la responsabilidad de tomar una posición respecto a la emergencia de ellos frente a una situación que lo implica.
Tomando las nociones propuestas por el Prof. Michel Faiña en su ficha “Etica: Entre responsabilidad y azar”, consideramos como parte del orden del azar el hecho de que este procedimiento, la biopsia de hígado, haya sido asignado al Dr. Brennan, y no a otro de los médicos involucrados, así como el hecho de que la sangre aglutinada, como consecuencia de la enfermedad del paciente, se asemeje al pus producto de los hongos encontrados en sobrevivientes del tsunami a los que refiere el sujeto.
Por otra parte, como correspondiente al orden de la necesidad ubicamos al hecho de que el aglutinamiento de la sangre del paciente refiere a uno de los síntomas propios de la enfermedad.
Como se comentó previamente, no puede responsabilizarse en lo más mínimo al sujeto de ninguna de estas situaciones, pero sí, en el caso de que lo involucren, la respuesta que se da ante ellas.
Las acciones llevadas a cabo a partir de un deseo inconciente tienen consecuencias, aunque no sean pensadas a priori por el sujeto que, contemplando las coordenadas de necesidad y azar, desenvolverán un circuito que lo interpelará, teniendo éste que dar una respuesta que, según el tipo de la misma, llevará a distintos posicionamientos.

A manera de comentario final, podemos referirnos a la equivocación del diagnóstico por parte del Dr. Brennan. Corresponde a la necesidad el procedimiento realizado, corresponde al azar la semejanza entre la sangre aglutinada y el pus micótico al que hace referencia el sujeto, pero podríamos analizar la relación entre el diagnóstico percibido y los hechos que se sucedieron. ¿Acaso el supuesto pus le hizo recordar una felicidad previa o necesitó ver eso para dar pie a la justificación de su renuncia? Y del mismo modo, si él se iría porque quiere ayudar gente en el tercer mundo y House cuestiona esto porque dice que de todas formas sería infeliz y él decide no irse; ¿No podría plantearse que las justificaciones surgen como modo de no enfrentarse a la culpa que emergería de reconocer que su deseo de volver al tercer mundo estaría puramente ligado a una búsqueda de felicidad propia y no a un deseo altruista de ayudar a otro?

Referencias

• Capítulo extraído de http://www.miradrhouse.com/house-online-S4E05-Mirror-Mirror.html

• D’Amore, O.: Responsabilidad y culpa. En La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos. Letra Viva, 2006.

• Michel Fariña, J.J.: Responsabilidad: Entre necesidad y azar, ficha de cátedra en http://eticayddhh.ning.com/page/zona-de-textos

• Mosca, J. C. (1998). Responsabilidad, otro nombre del sujeto. En Ética: un horizonte en quiebra. Eudeba, Buenos Aires.

• Salomone, G. Z.: El sujeto dividido y la responsabilidad. En La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos. Letra Viva, 2006.



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