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Mi nombre es Marina ¿Hay algún problema con eso?

por Brodsky, Juan Ernesto, Castro, María Eugenia, Foco, Gigliola

Universidad Nacional de Córdoba

Resumen

El presente artículo propone un abordaje de la película chilena “Una mujer fantástica” (2017) dirigida por Sebastián Lelio, a la luz de las conceptualizaciones lacanianas sobre la segregación. En este punto, la pregunta que orienta el escrito remite a qué es lo que se rechaza y se vuelve insoportable para el otro en los procesos de segregación. Para esto, se retomarán las conceptualizaciones de Jacques Lacan, Jacques-Alain Miller, entre otros, quienes con sus aportes nos permiten visualizar algunas características de lo que este film enseña sobre la época. A lo largo del escrito, se articularán estos desarrollos con diferentes escenas del film en cuestión, recortes que habilitan una reflexión sobre la expansión de los procesos de segregación, tal como sostiene Lacan.

Palabras Clave: Psicoanálisis | Segregación | Odio | Goce

La fuerza de la naturaleza

En el inicio del film se observa la imagen de las Cataratas del Iguazú, imponentes, que marcan el ritmo de lo que será “Una mujer fantástica” [1].

Una y otra vez, la fuerza de la naturaleza hace su aparición en el desarrollo de la historia. Una postal de unas cascadas decorando la habitación de dos amantes, una lluvia torrencial que moja por completo a la protagonista, Marina, y la perla de este film en la cual puede observarse a la misma seguir avanzando por la calle, a pesar de un viento huracanado que intenta frenarla. ¿Qué es lo que se intenta detener? ¿Quién es una mujer fantástica?

Lo que queda por fuera: “La otra historia”

En las primeras escenas de esta producción chilena, se observa la cotidianeidad de una pareja constituida por Marina Vidal (Daniela Vega), una mujer transexual, mesera y cantante, y Orlando (Francisco Reyes), un hombre mayor, quienes están enamorados y planean su futuro juntos. Todo se presenta demasiado armónico hasta que algo irrumpe.

Es frente a la muerte de Orlando que se empieza a narrar la otra parte de la historia. Podemos ubicar cómo esta muerte enfrenta a la protagonista con aquel aspecto rechazado por parte de los familiares de Orlando: “cuando te veo, no sé lo que veo, pura perversión”, le dice la ex mujer de su pareja a Marina.¿Quién es Marina?

En una entrevista realizada al director del film, el mismo sostiene que lo que guió la trama argumentativa fue el siguiente interrogante: “¿Qué pasa si alguien muere en tus brazos y tus brazos son los peores brazos en los que esa persona podría morir porque tú eres, por alguna razón, él o la indeseada? Y después debes avisarle a la familia y al mundo que esa persona murió a tu lado y nadie te quiere ahí. [2]

En 1968, Francia transitaba el Mayo Francés, movimiento revolucionario en el que se cuestionaba el sistema global de consumo capitalista. Las altas tasas de desempleo y el descontento social con un sistema que decrecía a nivel económico, movilizaron a la sociedad francesa. Un año antes y atravesado por este contexto, Lacan sostendrá que “aquello con lo que (…) tendremos que vérnoslas, y de modo cada vez más apremiante: la segregación” (p.276).

El segregacionismo es aquella política que tiene como práctica separar, excluir al Otro. Un otro que generalmente es minoría. Se trata de apartar al diferente.

A lo largo del film, se observa cómo diferentes personajes encarnan el rechazo por lo diferente en el intento de dejar por fuera de las ceremonias, del velatorio, del entierro y de sus vidas, a Marina quien insiste en poder despedirse de su pareja.

En este punto, Fridman (2017) refiere a que las consecuencias en términos de segregación no dejan de advertirse inmediatamente toda vez que una unidad supone la expulsión de lo que no le es funcional o que se opone a la misma.

“Mi papá estaba loco. No entiendo qué eres”, sostiene el hijo de Orlando. Así, el rechazo se replica una y otra vez en la película hasta enfrentar al espectador con Marina siendo golpeada e insultada por un grupo de familiares de su pareja quienes sostienen, a través de diferentes escenas, ser “normales”.

En relación a esto podemos ubicar que la segregación es inherente al discurso, es decir, a las formas que adopta el lazo social.“Simplemente, en la sociedad (…), todo lo que existe se basa en la segregación, y la fraternidad lo primero. Incluso no hay fraternidad que pueda concebirse si no es por estar separados juntos, separados del resto” (Lacan 1970, p. 121).

Fernández Blanco (2017) plantea que en este punto Lacan relaciona la fraternidad con la separación de los mismos con los mismos, con el universo de la segregación generalizada. La fraternidad actual es sobre todo fraternidad de goce, ya que lo que agrupa al sujeto actual no es tanto la comunidad de creencia, sino la comunidad de goce.

Podemos observar en el film cómo los familiares de Orlando cierran las puertas de la iglesia y echan a Marina de su departamento, intentando dejarla por fuera de la historia oficial, la historia de su pareja.

Aquello que se rechaza

“Una mujer fantástica” nos enseña sobre la segregación en su dimensión problemática. Pues, en la trama, Marina recorre una y otra vez un mismo lugar, lo rechazado, desde tres dimensiones: desde ella misma, ante un espejo que le devuelve una imagen difusa, ante la familia que insiste en desconocer un lugar para ella y ante la cultura que no la admite en la legalidad.

Tal como plantea Lacan en su Seminario 3 (1956), aquello que queda por fuera de la simbolización, retorna desde lo real. Esto se pone de manifiesto en los procesos de segregación social que Bassols (2017) ubica como respuesta a esta segregación estructural.

Este autor propone distinguir dos registros en el fenómeno de la segregación. El primero, remite a una “segregación estructural” (Bassols, 2017, p.10), inherente al lenguaje como operación simbólica que tiene como condición la exclusión de algo en su exterior para construir un interior. De este modo, toda ordenación simbólica deja algo fuera de ella, aunque eso pueda simbolizarse en su interior, posteriormente, como ausente.

La segregación como discurso del vínculo social implica identificar al otro, a lo Otro de cada sujeto, con el goce segregado estructuralmente: “es lo extranjero, lo bárbaro, que encarna para cada uno un goce extraño, segregado, ajeno” (Bassols, 2017, p.11).

Es así que, para realizar un análisis del concepto de segregación es necesario entender que el mismo no remite únicamente a la agresividad imaginaria que se dirige al semejante, sino que también implica el odio a la manera particular en la que se imagina el goce del Otro.

Al respecto, Fridman (2017) advierte que segregación y agresividad no son equivalentes. Esta segunda supone una relación narcisística entre un sujeto y su semejante. Sin duda, la agresión es parte del lazo del lenguaje y no supone la desaparición del otro en la medida que su presencia es necesaria para sostener en el entre-dos. En cambio, el odio demanda la desaparición y el exterminio de ese goce extraño.

Una escena nos interroga en este punto: Marina llega al departamento en el que vivía con su pareja y encuentra uno de sus vestidos colgados de la pared del living junto a los restos de comida y colillas de cigarrillo que el hijo de Orlando y sus amigos habían dejado allí. ¿Qué es lo que les resulta insoportable?

La segregación: goces insoportables

En una entrevista realizada a Miller (2010), el mismo reflexiona sobre el racismo moderno. En la nota, expresa que no basta con cuestionar el odio al Otro, porque justamente esto plantearía la pregunta de por qué este Otro es Otro. En el odio al Otro, que se conoce a través del racismo, es seguro que hay algo más que la agresividad. Hay una consistencia de esta agresividad que merece el nombre de odio y que apunta a lo real en el Otro.

Surge entonces la pregunta ¿qué hace que este Otro sea Otro para que se lo pueda odiar en su ser? Es el odio al goce del Otro. Esta es la fórmula más general que puede darse de este racismo moderno, tal como lo verificamos. Se odia especialmente la manera particular en que el Otro goza.

Miller y Laurent (2013) refieren que la época actual es más proclive, es congruente, a los fenómenos de segregación dada la naturalización del odio, en la medida que el mismo apunta al rechazo de lo no propio. En este punto, el odio es funcional a la época del Otro que no existe, donde se desprecian los lazos simbólicos y afectivos. “El que odia solo puede armar vínculos por su odio, que lo reafirman en esta posición” (p. 111).

Asimismo, ese odio del goce del Otro es también rechazo al propio goce, en el punto donde éste se le presenta al sujeto como extraño e inmanejable.

Así, otra escena del film interroga: Marina intenta ingresar a la iglesia en donde se está velando el cuerpo de su pareja. Rápidamente, se hacen presentes los insultos y las puertas se cierran dejándola afuera. Sin embargo, esto no es suficiente. El hijo de Orlando y sus primos persiguen a la protagonista y la suben a su auto a golpes. Aparece, entonces, una respuesta de odio en el otro que lo conduce a un acto violento: mientras ella habla, encintan su boca y su cara. ¿Qué se intenta acallar?

Cabe agregar que Miller, en su curso “Extimidad” (2010) sostiene que la universalización del goce es el sueño del Siglo XXI y hacia lo que apunta el modo universal de la ciencia. Sin embargo, esta encuentra su límite “en lo que es estrictamente particular en lo que no es universal ni universalizable y que podemos llamar, con Lacan, modo de goce” (p.51). Así, se postula que el discurso de la ciencia, a partir de su tendencia homogeneizante, anula las particularidades subjetivas, estableciéndose como técnicamente “antirracista”, ya que hace existir el “para todo hombre”.

Lo propio del psicoanálisis es ir a contrapelo del “para todos” reconociendo la diferencia radical de cada uno. Es decir, lo singular que hace lazo sin perder su disparidad. “No es esa plaza pública la plaza de la intolerancia, sino la del lazo de discurso desde la pluralidad de goce de cada uno” (Fridman, 2017, p. 113).

Es así que puede pensarse que la segregación permanece oculta mientras no se toque el modo de gozar de aquel que tiene el poder de segregar a otro. Cuando perturba al amo de turno aparece el racismo.

En “Una mujer fantástica” algo del modo de gozar de estos partenaires toma estado público, perturba y se hace insoportable. Cuando Marina llega al hospital, en la recepción la interrogan: “¿quién es usted?”, “¿habían consumido drogas? Orlando está golpeado. ¿Verdaderamente se cayó accidentalmente por las escaleras?”. La protagonista queda así ubicada en un lugar rechazado, segregado en tanto resto, convirtiéndose para el otro en sospechosa del asesinato de su pareja.

A contraviento

“Mi nombre es Marina, ¿hay algún problema con eso?”, es una respuesta que la protagonista realiza ante un cuestionamiento que insiste. Esta mujer fantástica se encuentra una y otra vez con el rechazo de un otro que la segrega, que separa ex profeso su cuerpo apartándola de los otros. Ante esto, su nombre insiste y acompaña un arreglo singular.

En “La segregación y sus destinos”, Fridman (2017) sostiene que nadie puede escapar a su nombre propio. Un nombre propio es un designador rígido y en él está en juego un deseo. Es, en este punto, donde el autor sitúa una vertiente de la segregación en su dimensión estructural que produce “efectos deletéreos” (p.88) en la subjetividad.

A su vez, la película plantea un posicionamiento posible ante los embates de transitar diferentes espacios con un cuerpo que no está sujeto a la normatividad ni universalidad. Así, Marina recorre cada espacio con un arreglo propio a contraviento.

Cabe agregar que el psicoanálisis se orienta por el síntoma. “La dimensión singular del síntoma, lo que aísla como lo singular de la posición subjetiva, resiste toda clasificación, es imposible agrupar en un conjunto con otros, es una singularidad irreductible, irrepetible, que pone al sujeto como único” (Fridman, 2017, p 96).

¿Qué es lo que diferencia al psicoanálisis de otras lecturas con respecto a la segregación? Tal como refiere Lacan (1974) en su Seminario 21

el discurso analítico no consiste, en absoluto en hacer entrar lo que no marcha en el discurso normal. (...) No se trata de hacerlo volver a entrar, sino simplemente de apuntar a lo que no marcha es justamente el discurso que sólo procede por el decir verdadero está demostrado: basta que alguien haga un esfuerzo por decir verdadero para que todo el mundo se descomponga. (p.287)

El psicoanálisis es, en este punto, antisegregativo. Es decir, apunta a la singularidad tomando distancia de las clasificaciones que propone el discurso de la ciencia que, en su empuje a la inclusión, segregan lo más propio e inclasificable de cada quien.

Es así que Marina va a contraviento. A pesar de la fuerza de un viento huracanado que intenta frenar su andar, entre hojas y papeles que vuelan, este personaje se sostiene con firmeza. Esta mujer fantástica avanza y no se detiene ante un escenario que muestra una y otra vez, la segregación.

Bibliografia

Delgado, O. y Fridman, P. (2017). Indagaciones psicoanalíticas sobre la segregación. Buenos Aires: Grama Ediciones.

Fernandez Blanco, M.(2017). “Nuevas identidades y segregación”. Disponible en :http://identidades.jornadaselp.com/textos-y-bibliografia/lineas-de-trabajo/nuevas-identidades-y-segregacion/

Freud, S. (1929). El malestar en la cultura. En Freud (1929). Obras completas. Reino Unido: Amorrortu Editores.

Lacan, J. (1956). Seminario 3. Las psicosis. En Lacan, J. (1956). El Seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires: Paidós.

Lacan, J., (1970). El Seminario 17. El reverso del psicoanálisis. En Lacan, J. (1970). El Seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires: Paidós.

Lacan, J., (1974). El Seminario 21. Los desengañados se engañan o los nombres del padre. En Lacan, J. (1970). El Seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires: Paidós.

Lacan, J., (1968). Nota sobre el padre. El Psicoanálisis Nº 29, Barcelona, ELP, 2
Miller, J-A. (2010). Extimidad. Los cursos psicoanalíticos de Jaques Allan Miller. Buenos Aires: Paidós.

Miller, J.-A. (2010). Enemigos Éxtimos. Psicología- El racismo en la sociedad contemporánea. Página/12. Disponible en: https://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-143452-2010-04-08.html

Miller, J-A. y Laurent, E., (2013). El Otro que no existe y sus comités de Ética, en Revista El Caldero, n°.56


NOTAS

[1Película: Una mujer fantástica. Director: Sebastián Lelio. Año: 2017. País: Chile




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COMENTARIOS

Mensaje de Ayelen  » 20 de septiembre de 2018 » ayelenbocedi@gmail.com 

“Es un derecho humano básico despedirse de una persona querida cuando se muere” le informa Marina al hermano de Orlando luego de que la ex pareja del difunto la echara de la iglesia donde se estaba realizando el velatorio. Para despedirse de un “ser querido”, como nombra la protagonista a su pareja, es necesario que pueda darse un proceso de transformación del objeto amoroso, que pueda desplegarse el trabajo de duelo. En ausencia de tal proceso, dirá Freud, la sombra del objeto caerá sobre el yo y lo arrastrará con él. Marina entrega en la puerta del Hospital a un Orlando moribundo que es ingresado rápidamente en la guardia sin posibilidad, dada la premura y gravedad de la situación, de despedirse. Luego de avisarle lo sucedido al hermano de su pareja y desbordada por lo acontecido, se retira corriendo del Hospital. El hijo del difunto echa a Marina de la casa donde su padre y ella vivían, amenazando que él le quitaría otro ser querido: Diabla, la perra que compartían con Orlando. Más tarde, la ex esposa le prohíbe, a Daniel como la nombra tanto ella como otras figuras institucionales, asistir al funeral negándole el derecho básico en cuestión. Esta breve interpretación desde la “clínica de la melancolía” quizás también nos permita leer en ese viento huracanado, en esa fuerza de la naturaleza y la cultura, la sombra del objeto amoroso arriesgándose a caer sobre el yo de Marina en un intento de llevárselo consigo.

El ritual funerario es entendido como un dispositivo puesto en juego para suturar aquello que falta. Para Lacan el agujero de la pérdida que provoca el duelo moviliza el significante, el cual entrará en juego para intentar suturar el agujero. Lo que falta, falta en lo real. Cuando ese sitio vacío no es colmado por ningún elemento significante, la figura espectral del muerto retorna desde lo real. Es decir, no será sin consecuencias la imposibilidad de simbolizar la pérdida. Las apariciones espectrales son el resultado de la vacancia en los ritos funerarios, sostiene Carlos Gutiérrez. Es desde este lugar que se pueden leer las apariciones de la figura de Orlando que acompañan a Marina de manera progresivamente más contundente, como en el lavadero de autos, en la discoteca y sobre todo, segundos antes de verlo por última vez.

En otra escena vemos una pandilla de varones que han internalizado el patriarcado, familiares del difunto y liderada por el hijo, metiendo en un auto en contra su voluntad a Marina. La llaman “monstruo” en un nuevo intento de aplastar su subjetividad. Susy Shock reivindicaría su derecho vital a ser un monstruo y que otros sean lo normal. El nombre tiene un lugar de fundación y cuando ese lugar es abolido, sostiene Gutiérrez, es abolida la subjetividad. Sin embargo, podemos aventurarnos a decir que a quienes estas personas intentan aplastar es a Daniel, al “varón que se viste de mujer”, al monstruo. Ellxs se relacionan con Daniel, no con Marina, la mujer, a quien Orlando eligió como pareja y compañera. Es por ello, que no pudieron despojarla de su identidad, de su nombre, no pudieron abolir la posición subjetividad que ella misma (se) fundó. Lohana Berkins sostenía que ella no había nacido en ningún cuerpo equivocado, que no estaba atrapada en un cuerpo de varón, que no quería ser mujer como tampoco hombre. Siguiendo lo planteado por SuSy Shock, ella reivindicaba su derecho a ser travesti. “Pensar que en toda su existencia, la mayoría de los hombres no han sido ni siquiera mujer!” exclamaría, tras un suspiro, Oliverio Girondo.



Mensaje de   » 2 de septiembre de 2018 »  

Excelente trabajo. Logra extraer de la película los detalles mas interesantes y enseñantes respecto del fenómeno de la segregación.
La conclusión final en torno a la posición del psicoanálisis frente a lo segregatorio es por de más pertinente, Ya que el psicoanálisis, si bien apunta a lo singular, lo propio de cada sujeto, no por eso busca que el analizante se incluya en cada grupo social ni familiar. Como así tampoco buscará excluir al otro. Se trata, por el contrario, de que un sujeto pueda enlazarse al otro del amor, de la sexualidad, del trabajo, de lo social, de la buena manera.

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Película:Una mujer fantástica

Titulo Original:Una mujer fantástica

Director: Sebastián Lelio

Año: 2017

Pais: Chile

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