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De cerca nadie es normal

por Cottone, Martín

El filme “Wakolda” (Lucía Puenzo, 2013) constituye un producto de gran valor no sólo desde el punto de vista estético sino también ético, ya que su trama presenta profundas implicancias en relación a pensar la segregación como modo de tratamiento del “malestar en la cultura” en nuestra sociedad contemporánea.

Al mismo tiempo, desde mi interés por el psicoanálisis con niños y adolescentes, encuentro en este filme una oportunidad para interrogarnos acerca del lugar asignado al niño en la época actual y sobre cómo se conjugan en éste contingencia, trauma y responsabilidad subjetiva.

Entendemos por segregación una política basada en la exclusión del Otro a partir de su diferencia, que expresa en el fondo una intolerancia al modo de goce de ese Otro.

Es al referirse a los efectos de segregación inherentes a nuestra época actual que Lacan señala: "se trata del advenimiento, correlativo a la universalización del sujeto procedente de la ciencia, de un fenómeno fundamental cuya irrupción puso en evidencia el campo de concentración” Y agrega a continuación: ¿Quién no ve que el nazismo solo tuvo aquí el valor de un reactivo precursor?" [1].

Es, en efecto, a partir del tema del nazismo (representado en la película a través del personaje de Joseph Mengele encarnado por Alex Brendemuhl) que la directora nos introduce en una trama donde cada personaje se verá confrontado con los diferentes efectos subjetivos que movilizará en ellos la respuesta al real que representa la entrada en sus vidas de este siniestro y oscuro personaje.

El encuentro contingente entre Lilith, en pleno despertar sexual, y el médico alemán será el comienzo de una relación marcada, desde un primer momento, por el efecto de seducción y fascinación que el adulto ejercerá sobre ella. Fascinación que, como efecto de pregnancia imaginaria, ya nos ubica en relación a la preponderancia que este registro tendrá en la problemática que el filme aborda.

Desconociendo su verdadera identidad, los padres de la joven aceptan a Mengele como primer huésped de la hostería que poseen en la ciudad de Bariloche. La inquietante atracción de Lilith por el extraño hombre la llevará a asumir respecto de éste una posición de sometimiento, al punto de terminar prestando su propio cuerpo a los experimentos de manipulación genética que el mismo lleva a cabo.

Nos preguntamos: qué es lo que lleva a Lilith a ubicarse en ésta difícil posición? Tal vez una respuesta posible pueda encontrarse por el lado de aquello mismo que capta de entrada el interés Joseph Mengele: Lilith presenta un rasgo que la aparta de la norma representada por las tablas de crecimiento que indican la estatura esperable para su edad cronológica, así como del ideal de belleza determinado por los parámetros estéticos convencionales. Este rasgo le valdrá las burlas por parte de sus compañeros de clase y es sobre este supuesto “defecto” o “debilidad” que se asentaría la relación de poder antes mencionada.

Debemos aclarar que la asunción de esta posición por parte de Lilith no es sin la participación y complicidad del Otro materno. La película muestra como Eva (Natalia Oreiro), la madre de L. adopta también una actitud de fascinación hacia el inesperado huésped. Educada en un colegio alemán (el mismo al que asiste L.), en una ideología filonazi, afectada por el retardo en el crecimiento de su hija, consiente rápidamente, y en contra de la opinión de su marido, a las maniobras que Mengele le propone sobre el cuerpo de su hija, primero, y sobre el suyo propio y el de los dos bebés que dará a luz sobre el final del filme, después.

Vemos cómo el sometimiento al ideal, reforzado por el superyó materno, opera aquí en su faz más atroz, dejando al sujeto atrapado en una captura al servicio de una voluntad de goce perversa encarnada en el Otro, como "ofrenda de un objeto de sacrificio a los dioses oscuros" [2]. Se conjugan, de éste modo, la “perversión materna” que atrapa a la niña como objeto en su fantasma con la posición perversa de Mengele.

Qué pasa del lado de la función paterna? El filme nos muestra, en este caso, su debilidad en la medida en que el “no” del padre (Enzo, interpretado por Diego Peretti) no tiene lugar en la madre (quien, como dijimos, a pesar de la oposición de su esposo, incursiona en los métodos “terapéuticos” y “preventivos” del Dr. Mengele). La palabra del padre no opera por lo tanto como límite al goce.

Si para Freud la autoridad paterna hacía semblante del Otro, la devaluación del nombre del padre en la época actual determina que ésta haya sido llamada “La época del Otro que no existe” donde la decadencia del Nombre del Padre “es acompañada del ascenso del plus de goce al cenit social”. En ella comprobamos un avance desmedido de la ciencia- técnica en pos de lograr un dominio y adiestramiento total del cuerpo reducido al estatuto de “máquina neuronal”. Esta caída del Nombre del Padre trae consigo la aparición del superyó en su modalidad de imperativo categórico de goce.

En el filme vemos como, a su vez, padre mismo termina cediendo al influjo de Mengele ante el ofrecimiento de ayuda por parte de éste para la producción en serie de muñecas que hasta ese momento realizaba en forme artesanal.

La fabricación en serie de muñecas es una bella metáfora utilizada por la directora que muestra cómo la alianza entre la ciencia y el capitalismo tiende a la masificación y a la producción en serie de los individuos, homogeneizando los modos de gozar y borrando la diferencia, aquello que hace singular y único a cada sujeto.

Es aquí donde ubicamos, en los diferentes discursos que se ocupan del niño (pedagogía, derecho, salud), el fenómeno de la segregación que mencionáramos al comienzo, y del cual “Wakolda” da cuenta de un modo particularmente claro.

En esta sociedad de la eficacia, vemos cómo el niño es objeto de múltiples saberes: pedagógico, médico, jurídico, psicológico, etc. En cada uno de ellos se pone en juego un ideal normalizante. El surgimiento de clasificaciones derivadas de protocolos evaluativos que forcluyen al sujeto da lugar a una proliferación de nuevas “identidades” y recursos técnicos. Se trata en todos estos casos de un saber anónimo que no trasmite ningún deseo y se dirige a un sujeto reducido a una posición de puro objeto.

El paradigma de la evaluación generalizada y los tratamientos estandarizados del síntoma que promueve el auge de las terapias-cognitivo comportamentales, conforman así un neo-higienismo que intenta establecer un control biopolítico de los cuerpos, forcluyendo al sujeto.

Para situar al niño en la época actual debemos, como señala Laurent, “tomar en cuenta el tratamiento del goce a una escala que no es la escala familiar y en la que la que la escala familiar de tratamiento de goce que es la metáfora paterna- el Edipo- está tomada en un orden de subversión mucho mayor” [3].

La película nos permite ubicar cómo, en nuestra sociedad contemporánea, el objeto a como producto de la ciencia y el mercado, elevado al cenit social, ocupa el lugar del ideal y ejerce desde allí su fascinación; y cómo el niño mismo es colocado en ese lugar, como objeto de goce no sólo de los padres si no de la civilización toda.

Lo interesante del filme es que muestra claramente la responsabilidad subjetiva que le cabe a cada uno (incluida la niña en tanto “sujeto de pleno derecho”) en relación a su elección respecto de esta voluntad de goce.

Vemos cómo hay una decisión del propio sujeto de admitir la fascinación por el objeto, de consentir a encarnar en la escena esa posición de objeto condensador de goce, anulándose en el mismo acto como sujeto; allí donde, “los obscuros poderes del superyó se coligan con los más cobardes abandonos de la conciencia” [4]. Es a esta posición, que el cuerpo del niño puede venir a ocupar, a la que se debe oponer el psicoanálisis. Y es esto lo que marca su diferencia con los otros discursos.

Tal cómo nos advertía Lacan, ya en 1967 : “Se trata de saber el modo en que nosotros, quiero decir, los psicoanalistas, vamos a responder a la segregación puesta en el orden del día por una subversión sin precedentes" [5]

Frente a la globalización de los modos de goce el psicoanálisis hace su apuesta por rescatar lo singular, lo inconmensurable propio de cada sujeto, aquello imposible de generalizar, de universalizar.

En oposición al paradigma de la evaluación generalizada el psicoanálisis sostiene la existencia de un sujeto que conlleva siempre, incluso para sí mismo, una opacidad; y que por lo tanto no es evaluable.

En tanto el discurso de la ciencia concibe al síntoma como una alteración a suprimir y sofocar, el psicoanálisis propone el desciframiento de la verdad oculta en él, partiendo de la premisa de que “eso habla”.

A la lógica del para-todos el psicoanálisis opone la lógica del no-todo, una lógica desegregativa que aborda lo desigual sin homogeneizar.

Wakolda, la muñeca “imperfecta”, representa en su rareza la parte del goce que no se deja absorber dentro del Universal, ese goce rebelde e indomeñable que resiste a cualquier intento de normativización.

Notas:

1- Lacan J., “Proposición del 9 de octubre de 1967”, Barcelona, Petrel.

2- Lacan J., “El Seminario, Libro 11. Buenos Aires”, Paidós, 1995.

3- Laurent E., “Hay un fin de análisis para los niños”, Buenos Aires, Colección Diva, 1999.

4- Lacan J., “La Psiquiatría Inglesa y la Guerra”, en Uno por Uno, Nº 45. Barcelona, Eolia, 1996.

5- Lacan, J.: Discurso de clausura de las Jornadas sobre las psicosis en el niño. Ed. Correo/Paradiso. Barcelona, 1987.

Bibliografia

Bibliografía:

Freud, S. (1930): “El malestar en la cultura”. Obras completas. Amorrortu editores.

Freud, S. (1919): "Lo ominoso". Obras completas. Amorrortu editores.

Lacan, J. (1969): “Dos notas sobre el niño”, en Intervenciones y Textos 2. Manantial, Buenos Aires, 1988.

Lacan, J.: "Conferencia en Ginebra sobre el síntoma", Intervenciones y textos 2, Manantial, Buenos Aires., 1988.

Lacan, J.: "Kant con Sade" en Escritos 2, Siglo veintiuno, Buenos Aires, 2002.

Laurent, E.: “El niño, objeto a liberado”, en “Psicoanálisis con niños y adolescentes 2”, Grama ediciones, Buenos Aires, 2009.

Miller, J. A.: “Extimidad. Los cursos psicoanalíticos de Jacques-Alain Miller”. Ed. Paidós, Buenos Aires 2010.

Miller, J. A.: “El niño, entre la mujer y la madre”. en Virtualia. Año IV, N°13. Junio-Julio 2005. Disponible en http//virtualia.eol.org.ar

Miller, J.A. (con E. Laurent) (1996-97): “El Otro que no existe y sus comités de ética”, Paidós, Buenos Aires, 2005.



NOTAS

[1Lacan J., “Proposición del 9 de octubre de 1967”, Barcelona, Petrel.

[2Lacan J., “El Seminario, Libro 11. Buenos Aires”, Paidós, 1995.

[3Laurent E., “Hay un fin de análisis para los niños”, Buenos Aires, Colección Diva, 1999.

[4Lacan J., “La Psiquiatría Inglesa y la Guerra”, en Uno por Uno, Nº 45. Barcelona, Eolia, 1996.

[5Lacan, J.: Discurso de clausura de las Jornadas sobre las psicosis en el niño. Ed. Correo/Paradiso. Barcelona, 1987.





COMENTARIOS

Mensaje de Florencia Paula González Pla  » 29 de octubre de 2014 » florenciagonzalez_07@hotmail.com 

Martín:

Muy interesante la lectura que proponés y muy pertinente para pensar en los efectos de los particulares de una época –el nazismo, la influencia de la iglesia sobre otras instituciones, la ciencia al servicio despiadado de la buena forma, para tomar sólo algunos que muestra el film–como obstáculos en el despliegue simbólico propio de lo humano. Esto en articulación con las hipótesis que propones sobre la funciones materna y paterna y el lugar que podría ocupar una niña-púber como objeto de goce del Otro, delinean un escenario fabuloso para poder pensar el campo de la responsabilidad de un sujeto respecto de su deseo.

Interesante para pensar en el margen del libertad con el que un sujeto cuenta, para poder dar lugar a otro destino que no sea el de quedar atrapado en la fascinación de un ideal mortífero, que como muestra el film no es sin consecuencias.

Me gustó mucho tu trabajo!

Florencia



Mensaje de Valeria Suque Stecklein  » 28 de octubre de 2014 » val9_2004@hotmail.com 

Muy interesante el artículo, principalmente cuando se describe aquellos efectos que se perciben en los personajes con la llegada del enigmático protagonista cuyo fascinación es absoluta. Esta figura representa ese Otro de la ciencia, aquel en el cual se deposita confianza a punto tal de dejarle a su cargo la manipulación de los cuerpos. Hasta Enzo es seducido en su labor, labor manual que se convierte en artefacto fabricado en serie, hecho a imagen y semejanza del estereotipo de belleza que considera el Dr., ese “gusto por la belleza” que hace de esas muñecas, muñecas perfectas, de raza perfecta, sin fallas. A ese Ideal todos de una u otra manera, ya sea consciente o inconscientemente contribuyen a que siga su curso a costa de un precio muy alto. Sin embargo, los sujetos se caracterizan por ser fallidos, por ser imperfectos, más bajos, más gordos, más flacos, más o menos rubios. El autor define esa imperfección como la parte del goce que no se deja absorber dentro del Universal, ese goce rebelde e indomeñable que resiste a cualquier intento de normativización.

El tratamiento de los cuerpos desde la perspectiva biopolítica va en esta dirección, esa fabricación del cuerpo, esa producción que escapa a la reproducción, esa manipulación que pretende un Ideal impuesto, naturalizado, que sirve de sustento para el despliegue del poder. El Dr. Mengele no ha hecho más que imponer sutilmente ese poder sobre el Otro, poder que sólo se lleva a cabo si hay un sometimiento desde la otra vereda, sometimiento al Saber Sabido del Otro, sometimiento al dormir en los Significantes del Otro. Esto es en sí mismo una respuesta del sujeto de la que no podrá escapar.

Por otra parte, me parece esencial ubicar el contexto socio-histórico en el cual transcurre el film. Los personajes dejan entrever que saben quién es, aun así sigue atados a él. A partir de la charla en susurros percibimos una vez más que la palabra Paterna no está reconocida por el Otro Materno. No hay allí una sanción que la considere como tal. Los quiere llevar a un hospital pero aun así la palabra de Eva calla la de Enzo, “en ningún lugar van a estar mejor que acá, con él”. Palabras que se convierten en lágrimas al constatar las intenciones de aquel médico.

Las escenas finales dan cuenta de que este médico ha podido escapar de la cacería, quedaría en suspenso si esta familia pudo escapar de aquella en la cual quedó sujeta.

Felicitaciones por el artículo!

Saludos,
Valeria



Mensaje de Ana   » 16 de octubre de 2014 » any_rocio@hotmail.com 

Me parece un análisis muy bueno el que propone este artículo.
Disiento con la afirmación que sigue: "[...]Lo interesante del filme es que muestra claramente la responsabilidad subjetiva que le cabe a cada uno (incluida la niña en tanto “sujeto de pleno derecho”) en relación a su elección respecto de esta voluntad de goce". Creo que en efecto se puede hablar de responsabilidad subjetiva en este sujeto, siempre que la responsabilidad la leamos en una lógica que es de retroacción; por otro lado, la dimensión de una niña como sujeto de pleno derecho responde a una lógica absolutamente distinta a la de la responsabilidad del sujeto: se trata de una lógica que hace al campo normativo.
Me parece que el espíritu del trabajo podría resumirse en esta idea de un psicoanalista que el autor cita:
"[...]hay que oponerse a que sea el cuerpo del niño lo que responde al objeto a [...]" (Lacan, 1967)
Saludos!



Mensaje de Maria Cristina Beovide  » 28 de septiembre de 2014 » mcbeovide@gmail.com 

Felicitaciones por tu trabajo.

Respecto de la respònsabilidad subjetiva de los niñ@s ,y pensando en los casos de abuso o de denuncia de abuso que veo en la clínica psi,creo que los niños sienten una enorme satisfacción al ver la seducción que ejercen en el adulto( generalmente al que aman) y cómo desde la posición esclava esclavizan al otro y le procuran un goce ilimitado.
Una niña lloraba porque su padre no la había elegido como objeto sexual y a sus hermanos y hermanas sí.Y se preguntaba cuán desagradable era.Qué poco valía.Pero creo que hay que trabajar reconociendo que esa "actividad" es simultánea a la "pasividad" a la que quedan sometidos.



Mensaje de agustinajoaq  » 31 de agosto de 2014 » agustina_joaq@hotmail.com 

"Lo interesante del filme es que muestra claramente la responsabilidad subjetiva que le cabe a cada uno (incluida la niña en tanto “sujeto de pleno derecho”) en relación a su elección respecto de esta voluntad de goce."

Quizás la niña no está en esta posición, más bien me parece que se la ubica en posición de objeto, como dice Fernanda.

Saludos



Mensaje de Rosana L. Brizuela  » 27 de agosto de 2014 » rlbrizuela@gmail.com 

Comparto con los participantes la pregunta sobre la responsabilidad subjetiva en los ni nos y adolescentes, que, en mi opinion, nos atravieza cotidianamente en nuestro quehacer.
Wakolda proyecta filmicamente esta pregunta y la complejidad que presenta brindar una respuesta.
En el presente trabajo las frases: "sometimiento al ideal es reforzado por el superyo materno" y "la palabra del padre no opera como limite del goce" nos permitirian pensar, en parte, por que Lilith fue convocada por la propuesta de Menguele para aplacar el sufrimento que crecer y no ajustarse a la norma conllevan.
La solucion excepcional y por fuera del circuito medico, planteada por Menguele, se ajustaba perfectamente a esta familia que, en el mejor de los casos, podia tener una respuesta ambibalente frente al sufrimento de su hija.



Mensaje de federicovillar  » 23 de agosto de 2014 » federicovillar@gmail.com 

Aunque coincido con algunos comentarios que leo aquí sobre el atribuir tanta responsabilidad a la niña, me ha gustado mucho el análisis, sobre todo el lugar que das a la muñeca Wakolda.

Una cuestión minima: recomiendo leer el libro, donde se da mucho mas lugar a lo que genera esta imperfecta muñeca.

Saludos!



Mensaje de Fernanda  » 20 de agosto de 2014 » fcasaroli@yahoo.com 

Hola creo que en la infancia no podemos hablar de elecciòn en tanto la posiciòn de objeto frente al Otro, hay una subjetividad en construcciòn me parece demasiado atribuir al personaje de la niña èsta carga.Sino se podrìa entender que un niño tiene cierta responsabilidad en situaciones de sometimiento o abuso.



Mensaje de Viviana Rocca  » 19 de agosto de 2014 » viviana_rocca@hotmail.com 

Me parece excelente el análisis que haces de la responsabilidad subjetiva, en los diferentes integrantes de la familia y recordaba el apartado VII de la "Interpretación de los suenos" de Freud,donde plantea la dos regulaciones del funcionamiento psíquico por el principio del placer-displacer.
Cuya conclusión ética sería que el sujeto dotado de estas posibilidades operatorias, puede responsabilizarse tanto del contenido inconsciente éticamente inaceptable como del aceptable, puesto que lo que cuenta es el resultado del procesamiento de su deseo, alcanzando la condición de la obra. Que más tarde Lacan denominaría como la jerarquía del acto.
Muy bien detallada la metáfora de Wakolda, como ese goce rebelde imposible de domesticar por algún Amo.
Felicitaciones por el trabajo.



Mensaje de agustinajoaq  » 12 de agosto de 2014 » agustina_joaq@hotmail.com 

Que interesante el paralelo entre el tratamiento que recibe la niña y el tratamiento cognitivo conductual. Obviamente teniendo en cuenta sólo el fin último de homogeneizar.

Súper interesante tu análisis Martín. Saludos




Película:Wakolda

Titulo Original:Wakolda

Director: Lucía Puenzo

Año: 2013

Pais: Argentina

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