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Una puesta en abismo del Mal Ojo

por Michel Fariña, Juan Jorge; Laso, Eduardo

“Más de un espectador se pregunta: ya que hay usurpación de voces, ¿por qué no también de figuras? ¿Cuándo será perfecto el sistema? ¿Cuándo veremos directamente a Juana González en el papel de Greta Garbo, en el papel de la Reina Cristina de Suecia?”
Jorge Luis Borges (“Sobre el doblaje”, 1932) [1]

La nueva temporada de Black Mirror se inicia con un episodio que realiza aquel escenario que inquietaba a Borges hace ya casi un siglo. Se trata de “Joan is Awful”, un título algo enigmático cuyo sentido se develará al primer cuarto de hora de proyección. El adjetivo awful se traduce como “horrible”, pero en inglés tiene otras resonancias, todas negativas y degradantes. Se dice de una persona muy desagradable, incluso repulsiva. Pero también se aplica a los objetos malolientes o nauseabundos, con lo cual evoca una sensación de rechazo. Describe a una persona vil y detestable y nos anticipa el daño y la humillación que puede infligir el mal ojo de las tecnologías.

Ya en las temporadas previas hubo episodios que presentaban la cuestión, como el recordado Nosedive (Caída en Picada), en el que una joven era excluida y humillada por sus bajas calificaciones en las redes: un mundo ya presente, en el que el juicio sobre los semejantes está dado por las apariencias, reduciendo al otro a mero semblante. O The Entire History of You (Toda tu historia) en el que la tecnología podía registrar la vida completa, y al reproducirla indiscriminadamente provocar la aniquilación del sujeto.

Pero esta nueva temporada va un paso más allá. Acorde con los tiempos, el episodio “Joan is Awful” introduce elementos de Inteligencia Artificial Generativa, Realidad Virtual y sofisticados algoritmos de predicción. Y lanzado en coincidencia con los 25 años del estreno de The Truman Show, puede pensarse como un homenaje al recordado film de Peter Weir.

Recordemos que pasó ya medio siglo desde que Michel Foucault recuperó el modelo del Panóptico de Bentham para explicar la sociedad de control. Señalaba entonces que el avance de las tecnologías terminaría por erigir una mirada totalizadora destinada a vigilar, una sociedad en la que un ojo omnipresente signaría la vida de los seres humanos. Lo que Foucault no imaginó es que en esta aldea global y mediática las personas aceptarían voluntariamente pagar por tal vigilancia. Es así que hoy en día invierten una buena parte de un salario en la compra de dispositivos que, entre otras funciones, monitorean sus vidas. Y cuando el dispositivo se torna obsoleto porque el software se sofistica, se empeñan en renovarlo para no quedar fuera del sistema.

Este es el núcleo que hace verosímil el episodio “Joan is Awful”, que en su primera media hora apela justamente a la aceptación voluntaria, al consentimiento que otorga el sujeto para esta intrusión de las tecnologías en sus vidas. Por eso tal vez la escena inicial nos muestra el primer plano de un celular despertando a su propietaria, seguramente un guiño al primer episodio de la saga, el del cerdo, en el que también vibraba un teléfono en la cama del Primer Ministro de Gran Bretaña.

En esta nueva temporada, Joan es una joven que trabaja en una multinacional de tecnologías, está en pareja, hace terapia, y extraña a su ex novio. Los primeros diez minutos nos muestran su rutina diaria, que no se aleja mucho de la vida de cualquier joven, con sus conflictos laborales y personales. A la noche llega a su casa y luego de la cena se sienta con su pareja a ver televisión. Entonces se encuentra con que hay una nueva serie llamada Joan is Awful, en la que la célebre actriz Salma Hayek hace el papel de la propia Joan, recreando el día que esta acaba de vivir, exhibiéndolo a la vista de todos los televidentes. La repetición ficcional del día incluye el momento en que ella se sienta a ver televisión para encontrarse con esa nueva serie, produciendo así una recursividad en abismo al infinito.

La versión que la serie muestra del día de Joan, si bien respeta las escenas y diálogos ocurridos, están interpretados de un modo ligeramente diferente, haciendo que Joan sea, como lo indica el título de la serie, detestable ante el público. La ficción misma pasa a alterar la vida de Joan: su pareja la abandona, el ex novio no quiere tener sexo con ella para no volverse mediático, y la despiden del trabajo por haber revelado secretos de la empresa.

Como en The Truman Show, la vida de Joan es involuntariamente expuesta, y hay una empresa todopoderosa que produce la serie y la tiene legalmente atada, de modo que no puede impedir que la recreen en una serie que la expone y al mismo tiempo la difama.

Pero a diferencia del film de Weir, ella sabe que está siendo mostrada al gran público. Que sepa que lo que haga será posteriormente ficcionado, introduce una diplopía temporal entre ella y su representación, lo cual le permite anticipar y decidir qué quiere que se termine produciendo para la mirada de los espectadores. De modo que, a partir de determinado momento, Joan empieza a actuar escenas provocadoras que sabe que pasarán a ser parte de la serie televisiva, en un esfuerzo por salir de la mirada mediática.

Si el programa The Truman Show mostraba la vida cotidiana de un sujeto que no sabía que estaba dentro de un estudio de televisión y era filmado las 24 horas, Joan is Awful es la recreación virtual y ligeramente alterada de la vida real de Joan interpretada por figuras reconocibles pero virtuales. Si la serie imaginada por Weir es realista, en tanto su objeto de mirada actúa naturalmente por ignorarlo todo acerca del estudio de televisión en que vive, el conocimiento que Joan tiene de la existencia de la serie realizada en delay a partir de lo que ella dice y hace, produce una ficción que se devora a sí misma: Joan no sólo es alterada por la decisión de retratarla como grosera y narcisista, sino que el conocimiento que Joan tiene de este horror transforma su conducta y su vida, puesta al servicio de torcer su destino de ser un detestable personaje de televisión.

Que el capítulo de la serie agregue capas y capas de recursividad y virtualidad en una formidable puesta en abismo, es una de las originalidades del guion de Charlie Brooker.

Ya se escuchan testimonios de espectadores que se angustian al ver la serie y que confiesan haber detenido la proyección para borrar mensajes de sus celulares. Así, el episodio introduce la inquietante sensación, a quienes estamos de este lado de la pantalla, de que podríamos de pronto aparecer en la serie de Netflix (o de Sreamberry!) … y tener nuestro propio papel no deseado en Joan is Awful.



NOTAS

[1En Discusión. Obras Completas. Buenos Aires: Emecé.

Película:Black Mirror: Joan es horrible

Titulo Original:Black Mirror: Joan is Awful

Director: Ally Pankiw

Año: 2023

Pais: Reino Unido