Inicio > Films > Kill Bill > Una mujer no toda devenida en madre: cinco pasos, cinco puntos, dos listas, y un corazón… explosivo

Una mujer no toda devenida en madre: cinco pasos, cinco puntos, dos listas, y un corazón… explosivo

por Domínguez, María Elena

Cinco pasos son los que Beatrix se ha trazado para llegar a Bill.
Cinco puntos de presión son los que la técnica marcial del corazón explosivo requiere para lograr su mejor golpe mortal: hacer explotar el corazón dentro del cuerpo del enemigo una vez que habiéndolo dejado ir este ha dado sus últimos cinco pasos.
Cinco pasos para reparar un corazón que ha estallado.
Cinco pasos en un orden lógico que nos permite descifrar y compartir la furia de una mujer que ha sido tratada como una perra, llamada perra, violada como una perra y entrenada por su tutor Pai Mei como una perra . Pero, si bien pareciera al comienzo que ella se comporta como una perra furiosa que sólo quiere venganza luego de haber sobrevivido a la masacre de la capilla de “El Paso”, nos enteramos –recién en el volumen 2- que todo se trató, que la masacre se inició como pago al insulto que sufrió Pai Mei (Breatrix) por el monje Shaolín (Bill, un David Carradine que aún porta en sus espaldas el peso del legado de Kung Fu).

Dos volúmenes se requieren para situar esta historia, una historia de amor. Dos significantes S1 y S2 para hallar un sujeto que se escurre entre contrapuestas nominaciones: perra, cobra africana, Arlene o Beatrix. Y, justamente, aquello que nos captura del film, es que en la segunda parte de la saga la trama nos sea revelada a los espectadores. Es que, el volumen 2, como un S2 nos permite, retroactivamente al enlazarse al S1, armar una historia, situar una significación, fálica por supuesto.
Dos masacres recorren el film: la perpetrada por “un perro Asesino” y la que su pareja “una perra entrenada para matar” emprende para llegar a él y así recuperar a su hija. Una hija que le ha sido arrebatada en la primera contienda.
Dos masacres y una leyenda se requieren para narrar una historia de amor. Dos escenas y dos listas nos ponen sobre la pista a seguir .
Dos asesinos, uno que se autodefine como un bastardo y que enuncia que “cuando se le rompe el corazón quita vidas” incluida la de la hija, su hija, que es quitada del vientre de la madre. Nuestra asesina por su parte, halla un límite a ello: su maternidad, allí dónde se devela la fragilidad del cuerpo femenino que porta vida.

Una leyenda es la que origina la trama. Una leyenda china narrada por Bill a Beatrix en el volumen 2. Una leyenda que sitúa a un Bill enamorado de una mujer a la que admira y le lega su maestro.
Una leyenda que anuncia la ofensa sufrida, presagia el pago y el desconsuelo.
Una leyenda que anticipa la masacre y a la que se le escapa, sin embargo, la mujer. Ella, Beatrix se encuentra no-toda tomada por ese relato. Es que ella efectivamente es la que ha sido ofendida por el monje shaolín en El Paso. Y es así, que como en el relato legendario, –desconociendo
los motivos que ha tenido el monje para semejante arrebato-, Pai Mei emprende su ofensiva, aquella que terminará con una aprendiz que enseña en acto la técnica del corazón explosivo. Una ecuación perfecta que transmuta un corazón estallado por uno roto.
Pero justamente en aquello que se sustrae a la leyenda: la mujer, ella que no-toda es, erigiremos nuestro comentario. Y es que a partir de allí podremos situar una madre más allá de la lógica que organiza los combates. Y es que no debemos olvidarnos que en esta historia de amor, Beatrix deviene madre por el deseo que la enlaza a un hombre: Bill.

Beatrix con buen ojo ha podido leer en Bill la ausencia de un padre. Es que aquél que busca figuras paternas y se interroga por ellas no puede situarse a la altura del acto.
Beatrix enlaza su descendencia al Nombre del Padre creando ese lazo en su doble vertiente: la de la ley –aquella que hace a la transmisión de la castración- y la del amor. Un amor que pueda ser ejercitado. Y ella lo ha ejercitado desde un principio situando de entrada un No por amor (prefiriendo a su cría sobre el padre).
Beatrix rompe en ese instante el corazón de Bill castrando en su narcisismo a aquél que ocupaba el lugar de la ley. Y es que Beatrix, entre tanta muerte, ha aprendido a ver y ha obtenido como enseñanza que en el lugar del Nombre del padre que no hay se aloja su suplencia. De allí la filiación de la cría.
Beatrix se revela ante ese destino y profiere un: No!, primer cabeceo materno que enlaza a la cría al nombre del padre y la sustrae del “ser nombrado para”…ser una asesina como el padre y la madre , lugar donde advendría irremediablemente si ella, Beatrix, se quedaba al lado del padre del nombre: Bill y sus reglas.

Pero aún le queda algo más por hacer a esta madre para anudar ese lazo, ella debe interpretar ese nombre, debe introducir un espacio, un vacío –justamente allí- en el nombre dado a la cría: BB. Una conjunción significante: Beatrix y Bill, Bill y Beatrix sin ninguna mediación, pero prestas como S1 y S2 para situar un sujeto (el sujeto es lo que representa un significante para otro significante).
Beatrix con aquello que trae, con su saber-hacer, con la técnica del kung-fu deberá ordenar esos significantes no ya para que se sustituya uno por otro vía metáfora paterna sino para traducir ese nombre, el del padre (en francés nom) por un no (non) . Así, entonces, vía cabeceo introducir un espacio que pueda ser colmado con amor. Esto es posible en tanto ella se halla menos preocupada por lo fálico que Bill.

Si situamos en Beatrix una madre, primeramente diremos, que ella ha devenido tal por el deseo que la une a un hombre, en segundo lugar, con su primer cabeceo –aquél que la sustrae del lado de ese hombre- la enlaza a ese nombre. Acto en que se inscribe como objeto causa (obj. a), aunque pareciera ser que, dicha causa, solo se soporta de la venganza.
Si hay un padre en Bill, es porque habiendo hecho de Beatrix su objeto causa de deseo, él ha consentido advenir al lugar de propiciar un cuidado paternal a ese pequeño objeto a que BB representa para Beatrix, aunque sólo lo haya hecho para volver a ver en ella, a esa mujer rubia, su mujer rubia, aquella que le ha roto su corazón .

El último combate acontece. Beatrix en acto logra pasar del saber-hacer de la técnica del kung-fu al saber-hacer-ahí-con … para enlazar su cría al nombre del padre. Es que ciertamente es la madre la que sitúa allí a un padre; y para ello, una castración en lo real acontece. Bill es nuevamente castrado en la última contienda la que resuelve los asuntos pendientes entre los amantes. Una nueva ecuación con resto: el objeto a. Un corazón roto que se sustituye por uno presto a estallar a la cuenta de cinco inscribe, escribe otro destino.

BIBLIOGRAFÍA:

Domínguez, M. E.: (2005) “La Función materna: ¿Misterio u olvido en los albores de la degeneración catastrófica?”. En Ética y Cine, Suplemento de Aesthethika, Vol. 4 (1), junio (2008). Departamento de Ética, Política y Tecnología, Instituto de Investigaciones, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires.

Domínguez, M. E.: (2006) “Declinación del Nombre del Padre: incidencias sobre la subjetividad y la filiación”. En Memorias de las “XIII Jornadas de Investigación de la Facultad de Psicología, UBA. Segundo Encuentro de Investigadores en Psicología del Mercosur” Paradigmas, métodos y técnicas. 10,11 y 12 de agosto de 2006. Tomo I, 30-33. ISSN 1667-6750.

Indart, J. C.: (2003) “El signo de una degeneración catastrófica”. En Huellas, Revista de Psicoanálisis de San Luis, Año III, Número 1(5), Biblioteca de Psicoanálisis de San Luis “Eugenia Sokolnicka”, Diciembre de 2003, 26-55.

Lacan, J.: (1955-56) El seminario. Libro 3: “Las psicosis”, Paidós, Buenos Aires, 1992.

Lacan, J.: (1972-1973) El seminario. Libro 20: “Aún”, Paidós, Buenos Aires, 1992.

Lacan, J.: (1974) El seminario. Libro 21: “Los no incautos yerran”.Clase del 19/3/74 y del 9/4/74. Inédito.

Lacan, J.: (1974-1975) El seminario. Libro 22: “R.S.I.”. Clase del 21/1/1975. Inédito.

Lacan, J. (1975-76) El Seminario 23: Le Sinthome. Clase del 13-1-76. Inédito.

Lacan, J. (1976-77) El Seminario 24: L’insu que sait de l’une bévue s’aile à mourre. Clase del 15-2-77. Inédito.



NOTAS