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Acerca del concepto de pesadilla para el psicoanálisis: Un ejemplo cinematográfico

por Ferreyra, Ignacio

Universidad de la Republica del Uruguay

Resumen:

El cine desde sus inicios ha sido vinculado a la experiencia onírica. Las imágenes en movimiento en torno a ciertos simbolismos y sensaciones, pueden producirse y encontrarse tanto en el acto del dormir, como en aquello que conocemos como acto cinematográfico.
Con los Hermanos Lumiere a fines del siglo XIX, se establece un modo distinto de relación con las imágenes. Lo que en un comienzo pudo ser un entretenimiento de feria, generó una experiencia que traspasa una mera proyección en una pantalla. En este sentido, los sueños, en gran parte también desde Freud, contemporáneamente al invento del cinematógrafo, también planteó cómo la experiencia onírica no es únicamente un acto del dormir, sino, que la misma podría develar aspectos del deseo del sujeto soñante.
El siguiente recorte intentará ubicar dentro de esta relación entre sueño y cine, la noción de pesadilla para el psicoanálisis desde Freud, Ernst Jones y Lacan, utilizando un ejemplo cinematográfico como: “A Nightmare on Elm Street” (1984) de Wes Craven.

Palabras Clave: Sueños | Cine | Psicoanálisis | Pesadilla

About the Concept of Nightmare for Psychoanalysis: A Film Example

Abstract:

Cinema since its inception has been linked to the dream experience. Moving images around certain symbolisms and sensations can be produced and found both in the act of sleeping, and in what we know as a cinematographic act.
With the Lumiere Brothers at the end of the 19th century, a different way of relating to images was established. What at first could have been fairground entertainment generated an experience that goes beyond a mere projection on a screen. In this sense, dreams, to a large extent also since Freud, contemporaneously with the invention of the cinematograph, also raised how the dream experience is not only an act of sleep, but that it could reveal aspects of the dreaming subject’s desire.
The following excerpt will try to locate within this relationship between dreams and cinema, the notion of nightmare for psychoanalysis since Freud, Ernst Jones and Lacan, using a cinematographic example such as: "A Nightmare on Elm Street" (1984) by Wes Craven.

Keywords: Dreams | Cinema | Psychoanalysis | Nightmare

1- Sueño y psicoanálisis: Padre, ¿acaso no ves que ardo?

“Si me dijeran: te quedan veinte años de vida ¿qué te gustaría hacer durante las
veinticuatro horas de cada uno de los días que vas a vivir?, yo respondería:
dadme dos horas de vida activa y veinte horas de sueños, con la condición
de que luego pueda recordarlos, porque el sueño sólo existe
por el recuerdo que lo acaricia (...)
Adoro mis sueños, aunque mis sueños
sean pesadillas y eso son las más de las veces.
Están sembrados de obstáculos que conozco y reconozco.
Pero me es igual.”
1993 (p. 105.) Mi último suspiro. Luis Buñuel

A modo de recorrido breve, ya que sería demasiado extenso y no vendría a cuento, hemos de trazar algunos puntos relevantes del uso de los sueños para el Psicoanálisis. Por un lado, Freud en su dedicación y profundo estudio de los mismos, en calidad de poder descifrar el inconsciente en la construcción de una teoría y con esto interpretar los síntomas aquejantes, brindó muchos ejemplos paradigmáticos, tales como en la inyección de Irma, los sueños de Dora y del Hombre de los lobos, incluso el que utilizaremos en este apartado a modo de recorte: Padre, ¿acaso no ves que ardo? o en otra traducción posible de, Padre, ¿no ves que me abraso?. Otorgando una impronta distintiva al acto del dormir y lo que sucede en esta otra escena, la onírica, desconocida y a la vez familiar para el sujeto.

Freud, en la Interpretación de los sueños define el sueño como: “(…) acto psíquico de pleno derecho, su fuerza impulsora es, en todos los casos, un deseo por cumplir. El que sea irreconocible como deseo, así como sus múltiples extravagancias y absurdos, se deben a la influencia de la censura que debió soportar en su formación además del constreñimiento a sustraerse de esta censura, cooperaron en su formación un constreñimiento a la condensación del material psíquico, un miramiento por su figurabilidad a imágenes sensibles –aunque no como regla– un miramiento por dar una fachada racional e inteligible al producto onírico” (1900-1901. p. 527).

Desde este punto de partida, según Freud y su noción de aparato psíquico, el trabajo del sueño se esfuerza mediante mecanismos tales como la condensación, y el desplazamiento para poder producir una vía regia de acceso al inconsciente y al cumplimiento del deseo, lo que no siempre coincide con lo que el sujeto dice buscar o que anhela. Incluso, dice Freud, el sujeto lo desestima, censura los mismos deseos, no le gustan, pues tienen que ver con aquello de lo cual también implica displacer.

Vayamos al sueño en cuestión, en palabras de Freud: “Las condiciones previas de este sueño paradigmático son las siguientes: Un padre asistió noche y día a su hijo mortalmente enfermo. Fallecido el niño, se retiró a una habitación vecina a fin de poder ver desde su dormitorio la habitación donde yacía el cuerpo de su hijo, rodeado de velones. Un anciano a quien se le encargó montar vigilancia se sentó próximo al cadáver, murmurando oraciones. Luego de dormir algunas horas, el padre sueña que su hijo está de pie junto a su cama, le toma el brazo y le susurra este reproche: Padre, ¿entonces no ves que me abraso? Despierta, observa un fuerte resplandor que viene de la habitación vecina, se precipita hasta allí y se encuentra al anciano guardián adormecido, y la mortaja y un brazo del cadáver quemados por una vela que le había caído encima encendida”. (1900-1901 p. 504)

En las interpretaciones posteriores, Freud ratifica su tesis de cumplimiento de deseo, y da cuenta del funcionamiento de los procesos oníricos en relación al aparato psíquico y de las funciones entre el preconsciente e inconsciente, donde logra ubicar la regresión como mecanismo predominante en los sueños. En esta interpretación, el padre a pesar de las circunstancias de la muerte de su hijo, podría verlo una última vez en el sueño.

Lacan, por otro lado, sin restarle importancia a los sueños, incluso en el ejemplo mencionado, se ocupa de su lectura en el encuentro y desencuentro con un real en el despertar. Siendo solo posible decir que se soñó, una vez despierto, diciendo: “el despertar cómo no ver que tiene un doble sentido? lo real hay que buscarlo más allá del sueño. Ese real más que cualquier otro, gobierna nuestra actividades, y nos lo designa el psicoanálisis.” (1987 p.68.)

Lacan sobre este sueño en particular, el cual ha utilizado en distintos momentos de su enseñanza, lo trata además de un sueño en donde la referencia como cumplimiento de deseo, no se encuentra de modo directa, incluso para Freud en su momento, a partir de la noción ombligo del sueño, torna complejo al momento de darle sentido, como posible límite a la interpretación.

Es en el seminario XI de Los cuatro conceptos fundamentales, donde es mencionado este sueño al comienzo del mismo, donde justamente se trata de un seminario en donde se desarrollan los fundamentos del psicoanálisis, ante un público distinto, luego de la excomunión. Tanto en el apartado del sujeto de la certeza, como en Tyche y Automaton, el ejemplo ayuda para dar cuenta del encuentro fallido con la realidad, y además otorga al concepto de repetición un lazo con el concepto de acontecimiento, con la novedad de lo imprevisto y azaroso de lo que parece siempre igual.

Dice Lacan, “Si la función del sueño es permitir que se siga durmiendo, si el sueño, después de todo puede acercarse tanto a la realidad que lo provoca, no podemos acaso decir que se podría responder a esta realidad sin dejar de dormir? (...) ¿Que despierta? no es, acaso, en el sueño otra realidad? p.66. Dejando entrever que los límites entre sueño y vigilia no siempre son tan definidos, y no siempre el cumplimiento de deseo refiere a seguir durmiendo, tal como en Freud. Lacan afirma más adelante: ¿Qué encuentro puede haber ahora con ese ser inerte para siempre, aún cuando lo devoran las llamas, a no ser precisamente este encuentro que sucede precisamente en el momento en que las llamas por accidente, como por azar, vienen a unirse a él? donde está, en este sueño, la realidad?” (1987. p. 67)

Este breve recorrido, trató de ubicar mediante un ejemplo onírico, poder trazar allí elementos relevantes a la hora de pensar los sueños para el psicoanálisis. En primer lugar que los mismos no ubican el cumplimiento de un deseo desde la concepción de un logro de un anhelo, estos refieren al deseo, el cual implica para el Psicoanálisis, también un displacer. Así mismo, para Lacan el poder ubicar el sueño como un aspecto más del discurso, no quita relevancia a la experiencia del sonante de que lo real, lo contingente, produce y crea realidad para el sujeto, sea soñada o no. Esto no significa que partan del mismo lugar ambos autores, ni trata con intención de unificarlos, si no, un modo de trazar un concepto fundamental para la práctica analítica.

2 - El concepto de pesadilla de Jones

El siguiente no resulta un concepto descrito con profundidad en la literatura analítica, en Freud aparece como sueños de angustia, donde incluso Lacan se propuso poder retomar sobre este concepto, donde cita el trabajo de Ernst Jones, un psicoanalista inglés, que se convierte en uno de los representantes del movimiento psicoanalítico en su país.

En su libro “On the Nightmare”, Jones, realiza un recorrido amplio en torno al concepto de pesadilla, caracterizando las mismas en tres elementos presentes a modo de síntomas físicos: 1. un miedo mortal, 2. la sensación de opresión que dificulta en forma alarmante la respiración y, 3. la convicción de una completa parálisis.

Define la pesadilla como: “Forma de ataque de angustia, que se debe a un intenso conflicto psíquico que se centra en un componente reprimido del instinto psicosexual, esencialmente en su relación con el incesto, y que puede ser provocado por todo estimulo periférico apto para despertar este conjunto de sensaciones reprimidas, pero la importancia que en tal sentido tienen estos estímulos periféricos como factores causantes de la afección, ha sido muy sobreestimada. (1967 .p. 55)

A lo largo del libro, Jones indaga acerca de la relación entre las pesadillas y el mundo de las supersticiones medievales, así como de las criaturas mitológicas tales como vampiros, duendes, hombre lobo, brujas, el diablo, y cómo estas representaciones tienen posible relación con la hipótesis principal de su escrito, es decir : “La afección conocida como pesadilla es siempre la expresión de un conflicto centrado alrededor de una u otra forma del deseo sexual reprimido”, (1967 p. 45) señalando la tesis del trabajo también : “sueño torturante que necesariamente ostenta , entre otras características, las tres que hemos señalado como principales” (1967 p.53)

En este sentido, y basándose en los desarrollo freudianos relacionados al trabajo del sueño, y del proceso onírico dice: “La razón por la cual el objeto que se ve en la pesadilla es espantable u odioso es simplemente ésta: que a la representación del deseo subyacente no le es permitido exhibirse en su forma verdadera, de modo que el sueño, en tal caso, es una transacción entre el deseo por un lado y el inmenso miedo proveniente de la inhibición, por el otro”. (1967 p. 80)

Desde su etimología “La palabra pesadilla significa originariamente espíritu malo nocturno. (...) La palabra pesadilla por sí misma (nightmare) viene del anglosajón neaht o nicht = night, noche y mara = íncubo o súcubo. El sufijo anglosajón a, factor o agente, de modo que mara, del verbo merran, quiere decir literalmente: un estrujador y la idea de un peso abrumador sobre el pecho es común en las palabras corrientes de los lenguajes emparentados” (1967 p. 245)

El recorrido que propone Jones, se relaciona desde las coordenadas psicoanalíticas en torno al Complejo de Edipo y los desarrollos de Freud en relación a la represión, tomando ciertos desarrollos desde el ocultismo, la religión y la ciencia, dando como base a su planteo: “Si el deseo no se hallara reprimido, no habría miedo y el resultado sería un simple sueño erótico” (1967 p. 343)

El elemento acerca de la sexualidad, es más desarrollada por Jones, aunque ya Freud en la Interpretación de los sueños, e incluso más aún en Tres ensayos sobre teoría sexual había esbozado: “La teoría de las psiconeurosis asevera con certeza excluyente que no pueden ser sino mociones de deseo sexuales procedentes de lo infantil las que experimentaron la represión (la mudanza del afecto) en los periodos de desarrollo de la infancia, y que en periodos posteriores del desarrollo sin capaces de una renovación, ya sea a consecuencia de la constitución sexual que se configura desde la bisexualidad originaria, ya sea a consecuencia de influencias desfavorables sobre la vida sexual, y así ellas proporcionan las fuerzas pulsionantes de toda formación de síntoma psiconeurótica.” (1900 - 1901 p. 595)

De este modo, las pesadillas desprenden aspectos de la angustia provocada por esta experiencia onírica, que se relaciona con el deseo sexual, el cual ha de instalarse como oprimido y mostrado en sueños pesados. Es decir que la angustia tiene su correlato en el deseo, más aún en los desarrollos posteriores de Lacan, en donde la angustia será señal del objeto causa de deseo.

3 - Pesadilla en la calle Elm

El uso de este siguiente ejemplo, intenta tender algunos puentes entre lo explorado por Jones, en base al concepto de pesadilla, ligando el mismo al cine como artefacto que crea realidades, tales como en un sueño. En base a estas coordenadas, no se tratará de una interpretación del film a modo hermenéutico, sino, como apoyo del concepto hoy trabajado con el fin de generar diálogos entre ambos campos, el del cine y el psicoanálisis. Pudiendo pensar que dicho trazo lo podríamos ubicar dentro de lo que al cine le interesó del psicoanálisis.

En 1984 se estrena la película “Nightmare on Elm Street”, o con traducciones como “Pesadilla en la calle del infierno”, popularmente conocida por su personaje principal Freddy Krueger. Dirigida por Wes Craven, cuenta con una franquicia que sigue hasta la fecha actual, no todas del director original. El argumento se basa en un grupo de adolescentes, quienes son perseguidos y asediados por el personaje de Freddy Krueger en sueños, con el objetivo de asesinarlos. Estos asesinatos, no solo ocurren en el mundo de los sueños, sino que se producen en la denominada realidad donde se encuentran los personajes, amistades y familias.

La película es parte de lo que se conoce como subgénero de cine slasher , el cual proviene del término –slash– que refiere a cortada o cuchillo, y cuenta con la presencia de ciertas características principales tales como un grupo de adolescentes en ámbitos como campamentos, barrios y colegios, donde se los muestra explorando la sexualidad y el uso de drogas. Y son comenzados a perseguir por un asesino serial en clave de monstruo invencible, del cual la única vía posible de escape es enfrentarlo. En este relato es conocido el papel de final girl, una chica final quien es quien enfrenta al asesino y debe terminar con él como su oponente.

Tal como en los sueños pesadillezcos de los adolescentes de Elm Street, que se presentan junto con un despertar sexual de sus cuerpos, y que esto de alguna manera, queda ligado a las muertes en mano/garras de Freddy Krueger. La sexualidad en los sueños, en el decir de Jones, se transforma en monstruosidad como en el caso con las criaturas medievales. En el caso del cine la figura de Krueger, en donde en sí misma se transformó en una presencia perseguidora, terrorífica, se conecta con la sexualidad de los adolescentes, transformando una exploración sexual y erotismo en un contenido siniestro. Aquello que podría ser un sueño erótico, adquiere por medio de la deformación del soñante, un escenario de angustia y pesadillezco, en donde el espectador se ve envuelto en una atmósfera compleja, difusa, generando dentro de una escena cinematográfica, una escena onírica.

La mayoría de las escenas en donde los sueños adquieren la presencia de Krueger, son teñidos por una situación sexual de alguno de los protagonistas, como escenas de erotismo o mostración de cuerpos. Esto de alguna manera está vinculado a un erotismo que circula, y donde la figura de la monstruosidad de un perseguidor se vuelve amenazante, generando en lo onírico los efectos de una pesadilla.

4 - Cierre

“Chuang Tzú soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba
si era Tzú que había soñado que era una mariposa o
si era una mariposa y estaba soñando que era Tzú.”
(S. III A.C relato anónimo)

A modo de cierre, el cual de alguna manera conecta el comienzo de este trabajo, el cine y el psicoanálisis han mantenido tensiones de relación y desencuentro entre sí (cada campo tiene sus propias variantes, no son unificables ni totalizantes), y también pueden pensarse como artefactos de creación. La idea de artefacto refiere a la posibilidad de un montaje que construye algo del orden de la inventiva y que genera ciertas posibilidades.

El psicoanálisis en su también calidad de invento, y el cine por su parte también, desde fines del siglo XIX, han provocado el interés y desarrollo de una amplitud de nuevos modos de vincularse subjetivamente.

En el caso de los sueños, como escena de un montaje del inconsciente, éstos producen efectos y sensaciones las cuales provocan al sujeto. El cine también a partir del montaje en el cruce entre espectadores, directores, la pantalla, guiones, entre otros, provocan en los espectadores una experiencia sensorial y reflexiva.

Señalando un cruce en particular de estos campos, podemos ubicar la pesadilla en un punto de cruce entre la angustia que toca al sujeto en el acto de dormir, con cierto objeto en juego relacionado al deseo, generando sus propios efectos singulares.

En el caso de “Nightmare on Elm Street", aquello que sucede en los sueños, también se re-produce en ese otro lugar. Ese otro lugar vinculado con un registro de lo real en donde algo del orden de lo desconocido, de lo contingente provoca esa otra escena inconsciente, aquello de lo que el sujeto desconoce - conociendo. Es allí en donde el Psicoanálisis puede decir algo en donde ese imposible de realización, produce algo del orden del acontecimiento, del deseo, en definitiva, produce al sujeto del inconsciente, en su calidad de fugacidad.

Lo real en el sueño, se encuentra relacionado al objeto a, el cual también se convirtió en un invento en tanto concepto, vinculado al deseo y el goce en la mirada. ¿Qué persigue en los sueños, si no aquello del deseo en juego?

Referencias:

Buñuel, L (1993): Mi último suspiro. Plaza & Janes Editores. S.A. España.

Colaizzi, J. El acto cinematográfico. De: https://ddd.uab.cat/pub/lectora/20139470n7/20139470n7pv.pdf

Freud, S. (1900-1901). La Interpretación de los sueños (segunda parte) Sobre el sueño. Amorrortu Editores.

Jones, E (1967) La pesadilla. Buenos Aires. Ed. Paidós

Lacan, J. (1987) Seminario XI: Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis. Paidos.

Tiburcio, Erika (2016) A Nightmare on Elm Street : Una pesadilla cultural de la que era difícil escapar. Vol IV. N 2. Brumal. Revista de investigación sobre lo fantástico.

Craven, Wes (dir.) (1984): A Nightmare on Elm Street, [película] New Line Cinema, Estados Unidos.



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COMMENTS

Message from martin smud  » 31 de octubre de 2023 » martinhsmud@yahoo.com.ar 

Me ha parecido muy interesante el trabajo. Si bien ya llevo más de 30 de psicoanalista, siguen los sueños siendo una incógnita a pesar de lo dicho por Freud y Lacan.
ME HA HECHO ESTE TEXTO VOLVER A. UNA PREGUNTA QUE ME PERSIGUE.
Que lugar darle a los sueños además de ese ombligo del sueño, esa emergencia de lo real lacaniano, ese vía regia al inconsciente freudiano?
Este texto me ha aportado novedades que agradezco y valoro.



Message from Valeria Prokop  » 27 de agosto de 2023 » prokopvaleria@live.com.ar 

En dialogo con el autor, me gustaría indagar en las películas que pertenecen a la saga de “pesadillas en la calle Elm”, otra característica relacionada con los trabajos de Freud y Jones. Tomando, desde Freud el sueño como cumplimiento de deseo por medio del levantamiento momentáneo de la censura y desde Jones a la pesadilla como expresión de un conflicto alrededor de un deseo sexual reprimido. Si bien, el autor de este escrito plantea que las pesadillas en estas películas acontecen en medio del despertar sexual de adolescentes y muchas veces durante escenas de la misma índole que terminan convirtiéndose en algo siniestro, se podría plantear algo más. En particular, cabe destacar que las mismas apariciones de Freddy Krueger en dichos sueños tienen cierto contenido relacionado a la sexualidad. Para ilustrar mejor, se podría mencionar la escena en que Nancy habla por teléfono y del mismo lugar donde apoya sus labios para hablar emerge una lengua. De modo que, la escena podría simbolizar algo siniestro pero también cierto deseo relacionado al objeto oral que asusta a Nancy y la hace angustiarse. Escenas de un contenido similar, que en otra situación podrían tomarse como eróticas, emergen en la mayoría de las apariciones de Freddy. Ejemplo de esto, una garra que aparece entre las piernas de la protagonista en la bañera, otra adolescente que es sujetada por la lengua de Freddy, entre otras. En consonancia con esto, ¿Se podría plantear la posibilidad de que Freddy represente a esa sexualidad de la que no se quiere saber y que lo siniestro sea que la misma se presente sorteando la censura de la represión?



Message from Francisco Zaremba  » 26 de agosto de 2023 » franzaremba@gmail.com 

La recapitulación que Ferreyra hace en su articulo sobre “La pesadilla” de Jones, ubica como el autor posiciona a la misma como “expresión de un conflicto centrado alrededor de una u otra forma del deseo sexual reprimido” y “La razón por la cual el objeto que se ve en la pesadilla es espantable u odioso es simplemente ésta: que a la representación del deseo subyacente no le es permitido exhibirse en su forma verdadera”.
Ferreyra dira que: “… la angustia tiene su correlato en el deseo”.
Esta concepción parece contraria a lo que Freud nos enseña del sueño. ¿No ubicamos que el sueño permite dormir precisamente porque al objeto en su centro no le es permitido presentarse verdaderamente? ¿No es el trabajo del sueño, censura y compromiso, aquello que permite sostener el dormir; en cuanto presente un objeto de deseo que ya está falseado?
Podemos traer la concepción del objeto a en la experiencia de la angustia (Seminario 10; paidos), donde el mismo será causa del deseo solo a condición de que se encuentre velado (ósea, en falta, - φ), pero causa de angustia/despertar en cuanto se presentifique como realmente es (pp52)
La angustia jamás tiene su correlato en el deseo, el deseo previene la angustia. Los procesos primarios propios del trabajo icc, que determinan la formación de sueño, no son más que proceso de desfiguración (condensación y desplazamiento) del objeto Real en el centro de todo sueño (el ombligo), aquello que permitira la manifestación del deseo y el dormir.



Película:Pesadilla

Título Original:A Nightmare on Elm Street

Director: Wes Craven

Año: 1984

País: Estados Unidos

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