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Acerca Del Sexo Devil. Una Lectura Con Lacan

por Savelli, Debora

Resumen:

Partiendo de la película “Anticristo” de Lars Von Trier se intentan plantear algunas cuestiones en relación a la pregunta acerca de la naturaleza femenina, que el director pareciera querer responder a lo largo del film. El objetivo del mismo es problematizar el efecto que el Discurso del Amo tuvo desde la religión a la ciencia, sobre quienes se ubican del lado femenina en las fórmulas de la sexuación lacanianas. En este sentido, se adopta un marco teórico psicoanalítico; es decir, se revisa material bibliográfico de Lacan y comentadores para interpretar escenas del film como metodología de trabajo. Finalmente se intentará situar si no ha sido el esforzado trabajo de los Amos de todas las épocas, por incluir a la mujer en la horma fálica lo que, tanto en la película como en la historia de la humanidad, ha conducido a que reine el caos.

Palabras Clave: Feminidad | Ciencia | Religión | Caos

About the Sex Devil. A Reading with Lacan

Abstract:

Taking as a kickstart Lars Von Trier’s film "Antichrist", a number of inquiries arise regarding the nature of femininity, that the director seems to want to answer throughout the movie. Its objective is to problematize the effect that the Master’s Discourse had from religion to science, on those who are located on the feminine side in the Lacanian formulas of sexuation. A psychoanalytic theoretical framework is adopted, bibliographic material of Lacan and commentators are reviewed to interpret scenes from the film as a work methodology. Finally, an attempt will be made to find out if it has not been the hard work of the Masters of all times, to include women in the phallic last, which, both in the film and in the history of humanity, has led to chaos reigning.

Key Words: Femininity | Science | Religion | Chaos.

Acerca Del Sexo Devil [1]

Prólogo.

Anticristo es una película sobre un hombre y una mujer sin nombre. Podríamos llamarlos Adán y Eva, haciendo caso a las abundantes referencias bíblicas que en este film aparecen. Referencias que apuntan a pensar/cuestionar esos dos conceptos que la religión cristiana hace siglos intenta definir y que, por tal razón, yerra. Se trata de: el hombre y la mujer. O también podríamos llamarlos Kant y Sade, pensando a Trier con Lacan, porque se filtra el discurso de la ciencia moderna (Discurso del Amo) en cada intervención de él y porque el desenfreno gozoso de ella no hace más que evocar a Sade.

Capítulo 1: Freud ha muerto.

“él: – Solo que he estado teniendo un montón de sueños extraños.
ella: – Los sueños no son interesantes en la Psicología moderna.
Freud está muerto, ¿verdad?”

Sade, luego de la muerte de su hijo, queda sumida en un profundo “grief” [2]. Para que pueda seguir adelante, se la interna en una Institución médica. Pasa un mes y no se obtienen los resultados esperados. Entonces Kant, su marido, que es psicólogo, decide tomarla como su paciente. Coagulado en una posición de saber (“Ningún terapeuta puede saber más de ti que yo”), y suponiendo que con eso uno podría hacer algo, toma a Sade como su rata en el laberinto. Y allí comienzan los problemas. Kant considera que lo que puede curar a Sade es enfrentarse a aquello que la perturba, que no le permite salir del dolor. Entonces él supondrá que ella tiene algún miedo y comienza a querer ponerle nombre a ese miedo y a preguntarle acerca del mismo. Es llamativo que allí donde uno podría esperar que se hable del dolor de una madre por haber perdido un hijo, el guion haga un giro tal en el que se ve a las claras el intento del director por forzarnos a “no comprender” y a creer en el inconsciente: hay algo más allá del asunto del duelo por el hijo: “Mi patrón de dolor es poco común”, la oímos decir a Sade en una de sus primeras líneas. Y si bien el director pareciera querer alejarnos de la comprensión, la contraparte del espectador es entonces Kant. Éste intenta continuamente comprender, dar sentido. Una de las tantas formas de ejemplificar esto se sitúa en una escena de la película en la cual vemos a Sade presa de numerosas sensaciones corporales, se ven diferentes partes de su cuerpo atravesadas por “algo” que el espectador no llega a captar. La escena siguiente lo vemos a Kant poniendo un nombre a todo lo que ella siente. Dice: “ansiedad” y luego se vuelven a repetir las imágenes anteriormente expuestas pero ahora cada una con su nombre correspondiente: “visión borrosa, sequedad en la boca, problemas de oído, temblor, respiración pesada, pulso rápido, náuseas.” Resumiendo, allí donde podría pensarse que Sade está invadida por un goce inexplicable, del que nada puede decir, en palabras de Lacan: “Hay un goce de ella, de esa ella que no existe y nada significa. Hay un goce suyo del cual nada sabe ella misma, a no ser que lo siente: eso sí lo sabe.” (Lacan, 1972/1973, p. 90), allí Kant lee ansiedad, a pesar de que ella le transmite otra versión, su versión del goce femenino: “Esto es algo físico. Es peligroso.”

Decíamos anteriormente que Kant toma a Sade como su rata en el laberinto. Además de comprender lo que a ella le sucede, él sabe cómo curarla. Sabe que lo que tiene es miedo y al miedo se lo cura enfrentándolo (según sugiere algún libro de terapias conductuales que Kant debe haber leído a la perfección). Entonces la vemos a Sade responder que su mayor miedo es Edén. Y donde ella dice “Edén” él escucha “el bosque, la naturaleza…”, cuando ella no lo dijo en ningún momento. Así es que la hipnotiza y la compele a enfrentarse con sus miedos, primero en el ámbito de los pensamientos, luego lo hará en la realidad. Es sorprendente ver cómo cuando ella imaginariza lo que él califica como sus miedos no se la observa en nada asustada. Cruza el puente, pasa frente a la cueva, se recuesta en la hierba, se hace verde con ella. Sin embargo, luego de que él le pone a su dolor un nombre, “miedo” y a “Edén” lo reemplaza por la naturaleza, se obtiene lo que él mismo fabricó: miedo a la naturaleza (en una escena posterior a la de la hipnosis sí se la ve a ella asustada). Pero el que teme de la naturaleza, es Kant, y por eso quiere dominarla. Esto es la ciencia. Esto es la Psicología moderna, esto es dirigir a un paciente, utilizar un poder (el de la transferencia) para acomodar a alguien a lo que “debe ser”, siendo el psicólogo quien encarna lo que se debe ser y quien sabe qué hay que hacer para ello (“Yo te enseñaré cómo respirar”). Lo que hay que hacer es “exposición” y “aprender”, utilizo las palabras de Kant. Y así hace a su mujer caminar por la hierba desde una piedra hacia otra para eliminar el “temor a la naturaleza”. Kant coloca un nombre a lo que Sade calla. Ese es el método de la ciencia moderna, ponerle un nombre a las cosas que callan. Y la mujer, calla. O bien, la ciencia hace callar a la mujer poniéndole un nombre. “Madre” es el nombre con el que se la ha bautizado durante siglos. Se idealizó ese lugar, suponiendo que toda aquella mujer que no creía en su ser “natural” de madre, no podría ser considerada como tal. Pero madre es el nombre fálico, el nombre que hace callar al goce femenino, y que en cierto sentido lo regula. En palabras de Lacan: “(…) que la mujer nunca será tomada sino quo ad matrem. La mujer no entra en función en la relación sexual sino como madre. (…) el goce de la mujer se apoya en suplir ese no-toda. Para este goce de ser no-toda, es decir, que la hace en alguna parte ausente de sí misma, ausente en tanto sujeto, la mujer encontrará el tapón de ese a que será su hijo.” (Lacan, 1972/73, p. 47) ¿Qué le ocurre entonces a Sade cuando pierde a su hijo? Pierde la referencia, el tapón. Ya no sabe qué es, qué ser es.

La mujer calla acerca de su goce, goce que “si no hubiera, la cosa andaría mejor” (Lacan, 1972/73, p. 74) para el hombre de ciencia. ¿No es justamente todo el intento por acallar ese goce más allá del goce fálico, lo que conduce a que reine el caos? Al menos la película nos da la razón. Son todos los intentos de Kant por hacer entrar a Sade, a su goce, que es lo que a ella le interesa, en la horma fálica, lo que termina provocando el caos y el sadismo que la abrasa. Esto es perfectamente observable en la película, cada escena de desenfreno sexual o de agresión de ella hacia él es antecedida por algunas palabras de él que eliminan del mapa a ella como sujeto.

Cito a Lacan para resumir lo que expresé anteriormente: “¿Cómo puede saber el ser? Es cómico ver de qué manera se pretende satisfacer este interrogante. Ya que el límite, como lo postulé, está hecho de que hay seres que hablan, se pregunta qué podría ser el saber de los que no hablan. Se lo preguntan. No saben por qué se lo preguntan. Pero se lo preguntan de todos modos, y hacen para ratas un pequeño laberinto. Así esperan encaminarse hacia lo que es un saber. Creen que la rata va a mostrar qué capacidad tiene de aprender. ¿Apre (h) ender de qué?: lo que interesa, claro. Y a la rata ¿qué se supone que le interesa? La rata esa no se aprehende como ser, sino, en verdad, como cuerpo, lo que supone que se la ve como unidad, como unidad ratera. Pero, y el ser de la rata, entonces, ¿qué lo sostiene? No se lo preguntan en lo más mínimo. O más bien, identifican su ser y su cuerpo.” (Lacan, 1972/73, p. 168) Que el ser de una mujer sea solo el cuerpo, eso es intolerable, aun para la que ese cuerpo porta. No poder hacer otra cosa que cuerpo con su ser, eso es el caos. Eso es el caos hoy, luego de que el discurso de la ciencia se haya elevado al lugar del discurso del amo. Aunque el discurso de la religión había hecho lo suyo algunos años antes…

Capítulo 2: Dios es la mujer.

“Hermanas, pueden comenzar la tormenta.”

Ahora retomaremos algunas de las referencias bíblicas que aparecen en la película para pensar su lugar en la lógica interpretativa que se intenta sostener en este trabajo.

En los orígenes estuvo Adán, creado por Dios a su imagen y semejanza, para que domine a las aves del cielo y las bestias de mar y tierra. Y así hizo, y puso nombre a cada una de ellas. Dios colocó al hombre en el huerto del Edén y le indicó que podría comer de todos los árboles que allí se encontraban, con una excepción: no comería el fruto del árbol de la ciencia del bien y el mal. Luego Dios, al ver muy solo a Adán, de una de sus costillas creó a la mujer, Eva. Así vivieron un tiempo Adán y Eva en el paraíso del Edén. Hasta que un buen día Eva escuchó a la astuta serpiente, quien le transmitió que no sería mortal comer del árbol del bien y del mal, solo que Dios se los impedía porque el día que de allí comiesen abrirían sus ojos y tendrían la misma sabiduría que Él (Dios tiene un más allá del que los hombres no dispondrían…) Entonces Eva, persuadida, comió el fruto del árbol prohibido, e hizo comer a Adán. Y abrieron los ojos, y se vieron desnudos… y allí comenzó el caos. He aquí un breve resumen del Génesis de la Biblia.

Volvamos ahora a la película. Eva pasa una temporada en su casa del Edén preparando su tesis. Tesis que tenía como materia de investigación el Genocidio. Se llamó así al asesinato de millones de mujeres durante la Edad Media y Moderna. Se las persiguió por considerarlas brujas, portadoras del mal, siendo el mal todo aquello que la Iglesia suponía como tal. Se formó así la Santa Inquisición, institución armada para juzgar a algunas mujeres que, en caso de ser consideradas brujas, serían torturadas y quemadas en la hoguera. Dentro del grupo de mujeres que sufrieron este destino se encuentran las llamas Místicas. En general éstas se encontraban agrupadas en órdenes laicas, esto es, organizadas por fuera de la Iglesia, que suponían que no era necesaria la mediación de dicha institución para el encuentro con Dios. Estos encuentros constaban de vivencias corporales intensas a las que se llamó “experiencias místicas”. Lacan en su Seminario 20 considera que dichas experiencias son accesos al goce femenino. Podría pensarse entonces que lo perseguido y condenado era el acceso a dicho goce. Acceso que solo era posible por fuera del orden eclesiástico, orden que fue el Discurso del Amo durante siglos. Todo aquello que este discurso no podía aprehender era considerado obra del Anticristo y se intentaba eliminarlo del mapa, malográndolo, claro. Retomando entonces, vemos a Eva en el Edén estudiando el Genocidio, luego de lo cual nunca más volverá a ser la misma [3]. Ella estudia la naturaleza de las mujeres, quiere revocar la tesis de su maldad intrínseca, tesis del Génesis de la Biblia y sostenida por la Iglesia. Pero arriba a la misma conclusión que el Discurso del Amo de entonces: “Las mujeres no tienen el control de su cuerpo, la naturaleza lo tiene”, “La naturaleza es la Iglesia de Satan”. Nuevamente, todo aquello que hace entrar a lo femenino en el Discurso del Amo da como resultado el caos. Caos es la imposibilidad de diferenciar el Bien del Mal. ¿Qué instituye qué es una cosa y otra? El Discurso del Amo. ¿Qué sucede cuando se confunden, cuando el falo ya no regula la diferencia, cuando el árbol del bien y el mal ubicado en el centro del Edén se transforma en “el tronco grueso que se pudre lentamente” como la oímos decir a Eva? ¿Qué ocurre? Reina el caos. Y lo que es del orden del Bien, lo Bello y lo Verdadero se vuelve, no a su contrario como podría esperarse, sino más allá… el Goce desregulado entra en la escena: “Entendí que todo lo que solía ser bello en el Edén tal vez era repugnante…” le dice Eva a Adán. La mujer pasa también a ser lo repugnante, cuando deja de ser “lo bello”, y la mujer bella, para la Iglesia, es la Virgen o la madre. Se ve entonces a la cierva con su cría muerta colgando del vientre, eso es repugnante. Repugnante es el Goce femenino, en palabras de Eric Laurent: “(…) para el goce, que es in-mundo, no existe más que el horror” (Laurent, 1999, p. 184) Tan repugnante e inasimilable para el Discurso del Amo de todas las épocas, que aún Kant, hombre de ciencia, crítico respecto al Genocidio termina cometiéndolo: la ahorca y la quema a Eva, siendo éstos los modos de asesinato propios de la Inquisición. Logra entonces el legado del Discurso del Amo, dejar de lado el “goce que falta, el goce que hace falta que no haya” (Lacan, 1972/73, p. 74). Mejor dicho, lo deja de lado por unos instantes, puesto que una vez que se libera de esta gozosa, sale libre, el idiota, se sienta al pie de un árbol e ingiere un fruto, repitiendo una y otra vez la historia y ¿qué ocurre? miles de mujeres sin rostro comienzan a acercarse a él…porque al goce femenino por más que se intente callarlo, normativizarlo, contabilizarlo, podrán ser 1,2, 3 pero aún…

Capítulo 4: Los tres mendigos

Según relata la Biblia, tres fueron los mendigos que visitaron a Jesús en su pesebre. Uno de ellos representaba a la pobreza. El segundo al dolor físico generado por las cadenas a las que se encontraba amarrado. El último, el dolor psíquico producido por la pérdida de toda referencia, en sus palabras: “Pertenezco al mundo de los pensamientos. He estudiado tantas filosofías y religiones. He pensado, buscado, preguntado, hablado. Ahora no sé dónde está Dios en medio de todo esto.” Estos tres transmiten algunas palabras al hijo de Dios que parecen anunciar su trágico destino. Hasta aquí lo que describen las escrituras sagradas. Pero Trier hace su propia versión de estos tres. Los tres de Trier son: “grief” (ya se desarrolló su traducción anteriormente), “pain” (hace alusión al dolor físico especialmente, aunque tiene otras acepciones, parece ésta la más indicada) y “despair” (pérdida de la esperanza). Estos tres “sentimientos” se corresponden con tres hembras, la del zorro, el ciervo y el cuervo. Los mendigos se transforman en las mendigas, si acaso puede colocarse un artículo que indica el sexo en el caso de los animales (llama la atención que, al menos en español, no solemos utilizar el femenino de ninguno de esos tres animales para referirnos a ellas, sí para hacer alusión a otra cosa…) Cuando ellas tres entran en escena, también por obra de la naturaleza, es decir, cuando cierta constelación aparece, alguien debe morir, según la Biblia y Eva anuncian.

Siguiendo la línea que se ha intentado desarrollar hasta ahora puede pensarse que grief, pain y despair son formas de nombrar algo innombrable, intentan apresar ciertas emociones producto, por ejemplo, de una pérdida, que en el caso de la película es de un hijo, hijo que hace las veces de tapón de su madre y que, una vez perdido, no hay más regulación. Entonces el Goce, goce inmundo. Este aparece expresado en la zorra que se arranca la piel con sus propios dientes, la cierva que deja colgar a su hijo muerto de su vientre y la cuerva que desde tiempos inmemoriales ha representado a la muerte; es, en este caso, la expresión de la imposibilidad de matar a la muerte (se lo ve a Adán golpearla una y otra vez dentro de la cueva sin lograr su muerte, un claro símil de la escena final de la película). Y no poder matar a la muerte, eso sí que es algo que no hace más que producir horror, al cuadrado (cuadrado en los dos sentidos de la palabra: un horror exponencial y un horror que se produce en el hombre que no puede ver más allá de sus narices, o de su falo). Y como es imposible soportar este Goce, como es necesario que ese goce no exista, entonces, alguien debe morir…la mujer, que no existe.]

Epílogo

Llámense Kant y Sade, Adán y Eva, ella y él, hombres y mujeres son solo significantes. Ocurre que, Trier con Lacan, en su película “Anticristo”, se pregunta, según creemos, acerca de la naturaleza femenina. No es casual el símbolo femenino en la gráfica del título, ¿se trata de que Trier considera a las mujeres el anticristo? Seguramente sí. Para Trier la mujer es anti-cristo, lo que no significa ser el opositor de Cristo, como se supondría dentro de la lógica fálica bueno-malo, amigo-enemigo. La mujer de Trier es anti-cristo porque no entra en la horma Cristiana, orden eclesiástico, Discurso del Amo. Y la mujer de Trier es “la naturaleza” de la misma manera que para Lacan “Solo hay mujer excluida de la naturaleza de las cosas, que es la de las palabras” (Lacan, 1972/73, p.89), no así para el hombre de ciencia que pretende darle un nombre, llamarla de alguna manera pero nunca logra apresarla del todo, la mal-dice…

La mujer es cuerpo, es goce. No-toda, claro… es el querer hacerla toda de un lado de las fórmulas de la sexuación lo que desencadena el horror. Ha sido la Iglesia, la ciencia, ambos Discursos del Amo, los que persisten en este intento de nombrar lo innombrable. Aún cuando la ciencia se opone y horroriza del misticismo, infantilismo, y demás adjetivos con los que el hombre de ciencia actual puede hablar del orden eclesiástico. Ambos funcionan en un mismo nivel discursivo y, por lo tanto, cometen los mismos crímenes. Ambos quieren nombrar y regular el total del mundo, justamente porque consideran la falta como colmable. Y es precisamente en las mujeres donde encuentran la mayor resistencia, puesto que de incompletud están hechas, cuanto más tenazmente se intenta completarlas… más reina el caos.

Referencias:

Lacan, J.; El Seminario. Libro 10: La angustia, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2010.

Lacan, J.; El Seminario. Libro 20: Aun, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2008.

Lacan, J.; Kant con Sade, en Escritos 2, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2005.

Laurent, E.; ¿Hay un fin de análisis para los niños?, Editorial Colección Diva, Buenos Aires, 1999.



NOTAS

[1Devil es el término en inglés correspondiente al español “diablo, satanás, anticristo, etc”

[2Título del primer capítulo de la película, que se tradujo como “dolor” ya que no existe una palabra en español para dicho término anglosajón, que en verdad hace alusión al afecto crónico provocado por la pérdida de un ser querido.

[3Podría pensarse aquí en una descompensación, que podría ser psicótica o no, muchos elementos permiten pensar en ese sentido, su recuento excede las intenciones del presente trabajo. Lo que sí se puede afirmar es que hay una invasión de un goce no regulado fálicamente.




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COMMENTS

Message from Amalia Coronel   » 31 de octubre de 2023 » maria.amalia.coronel@gmail.com 

Me encantó este artículo, sumamente interesante para aplicar a todas las producciones del director.



Message from Federico Faginas  » 6 de septiembre de 2023 » federicofaginas@gmail.com 

Muy buen artículo, en primer lugar quiero destacar la escritura de la autora, y el modo de construir su propia lectura de la película, como forma de presentación que transmite desde aquello que interroga, y moviliza a pensar. Por otro lado, me resulta sumamente interesante la pregunta respecto a los efectos/consecuencias que se deslizan de los intentos de capturar y escribir el goce femenino en una clave fálica; el caos de ajustar aquello que se escapa a la horma, y se resiste a la lógica imperante. Podría ser enriquecedor pensar la pregunta por lo femenino, y la respuesta a las formas de un goce no fálico, dentro de la trilogía en la cual esta incluida la película (construida por el director como la "Trilogía de la Depresión").
Gracias por la escritura y la perspectiva introducida.



Message from Leandro Perez   » 3 de septiembre de 2023 » leandroperez@outlook.com 

Muy interesante articulo no sólo desde lo técnico (la estructura ameniza la lectura y la comprensión), sino también desde el contenido teórico. El clivaje amigo- enemigo donde (de acuerdo con Schmitt) al uno le corresponde no sólo un trato preferencial sino, que se lo asocie a un tiempo con cualidades positivas (amor, belleza, etc) encuentra su contraparte natural en el enemigo.
En la película, el traspaso de una instancia a la otra está determinada por el cambio en la posición Dafoe de esposo a analista. Cuando la esfera de lo público alcanza lo privado (siguiendo con Schmitt), el colapso es total. El goce como algo doble privado (a uno y al otro) emerge entonces a una instancia (la pública) donde aparece como algo inconexo y brutal, retratado en la película con imágenes violentas de animales. En el articulo se refiere esta instancia como un retorno a la naturaleza donde la naturaleza muestra su faceta primal de una era en la que esta y el hombre aun se encontraban en una relación simétrica de fuerzas.
La autora evidentemente da muestras de una gran versatilidad en el abordaje de una pelicula más dada al análisis que al disfrute, de un director que de un tiempo a esta parte parece más preocupado en la provocación que en el storytelling.



Película:Anticristo

Título Original:Antichrist

Director: Lars von Trier

Año: 2009

País: Dinamarca

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