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Psico-Análisis de Zima Blue

por Arenas, Camilo

Universidad de Caen, Francia

Resumen:

Se analiza desde los conceptos lacanianos de objeto “a” y klenianos de creatividad, la obra de Zima Blue. Zima Blue es la marca de la primera nominación, de esa escritura en la que nacimos en el deseo del otro, es decir de nuestro primer significante. Desde el que nos iremos construyendo incesantemente, en la repetición que no encuentra, para podernos volver a dar ese instante primordial donde no necesitamos nada más, que la satisfacción de ser lo que nos designaron ser. La creatividad guarda estrecha relación con la estabilidad y solidez con la que se ha logrado interiorizar el objeto. Por su creatividad Zima es capaz de darse cuenta de lo inocuo de su búsqueda, por más grande que sea su mural azul zima, no podrá completarse; así que acude a un movimiento contrario; reducirse él mismo al primer significante, ese instante fugaz en el que nacimos en el deseo del otro; cuando nos nombró. Por ello, su obra maestra no es otra que la de volver a ser ese robot, reducirse a su significante primordial y más elemental; extraer el placer simple de realizar una tarea bien hecha, terminando así, al fin, su búsqueda, sumergiéndose en el vientre materno, regresa a casa.

Palabras Clave: Objeto a | creatividad | repetición significante

Psycho-Analysis of Zima Blue, in Love, Death & Robots

Abstract:

This text analyzes from the Lacanian concepts of object “A” and the Klenian concepts of creativity, the work of Zima Blue. Zima Blue is the mark of the first nomination of that writing in which we were born, in the desire of the other, I mean, of our first signifier. From which we will incessantly build ourselves, in the repetition that can ´t be found, in order to be able to give ourselves back to that primordial moment where we need nothing more than the satisfaction of being what we were designated to be. Creativity is closely related to the stability and solidity with which the object has been internalized. Because of his creativity, Zima is able to realize the innocuousness of his quest, no matter how big his Zima Blue mural may be, it can ´t be completed; so he resorts to a contrary movement; reducing himself to the first signifier, that fleeting instant in which we were born in the desire of the other; when he appointed us. Accordingly, his masterpiece is none other than to return to being that robot again, to reduce himself to his primordial and most elemental signifier; extracting the simple pleasure of performing a task well done, thus ending

Keywords: Object a | Creativity | Repetition Signifier

Análisis

Cuando se piensa en un artista, tan exitoso como misterioso, como lo es el protagonista de esta historia, se supone que todo en él, incluido su nombre; Zima Blue, ha de ser una abstracción, la expresión de un sentido complejo y elaborado. Por ello, la reportera que nos presentará la historia de Zima Blue, comienza interrogándose por su nombre; ¿se deberá al cielo o al océano? Para responder anticipadamente, sin develar todo el secreto, que no se debe a ninguno de los dos. Durante toda la obra cinematográfica iremos descubriendo que su nombre obedece al sentido de su vida.

Su nombre, Zima Blue es la marca de la primera nominación, de esa escritura en la que nacimos en el deseo del otro. El color zima azul, no por el cielo ni por el mar, sino por un significante tan azaroso y banal, pero a la vez tan íntimo y primordial; una baldosa azul de una piscina, que simboliza aquel primer deseo del otro desde el cual nos designó un nombre. Nuestro nombre es una escritura que el otro hace sobre nuestra identidad, es nuestro primer significante, desde el que nos iremos construyendo incesantemente, en la repetición que no encuentra, en la repetición que no es suficiente, para podernos volver a dar ese instante primordial donde no necesitamos nada más, que la satisfacción de ser lo que nos designaron ser. Para desarrollar dicha idea la reportera nos irá contando la historia de este gran artista, para dar cuenta de lo que dijo Kojève (1947) el deseo de uno, es el deseo del otro.

Primer movimiento; lo insuficiente

Zima Blue comenzó pintando retratos de humanos, pero los humanos no lo llenaban, lo que lo llevó a buscar algo más profundo, hasta la infinitud del cosmos. Esta búsqueda de Zima de algo más profundo, que por más que se busque en las relaciones humanas, no llena, no culmina, no encuentra, es la búsqueda de todos de un goce total. Pero el goce nunca es total, la pulsión no se satisface por completo, el sujeto siempre queda en falta, y el significante nunca encuentra el objeto “a”. Es lo que Freud (1929) designó como malestar en la cultura, algo de la búsqueda constante, que llamamos vida, está perdido para siempre pues no es posible de atrapar en un significante, en sus obras de arte. Por ello Zima no encuentra una obra cúspide de su trabajo artístico, y ha de ir al cosmos mismo, codificando por completo su cuerpo, solo para descubrir que el cosmos ya hablaba su propia lengua, y lo hacía mucho mejor que él. Dicho movimiento, el de la búsqueda que no encuentra, da cuenta del afán en nuestras vidas de tener más, ser más, poder finalmente llenar ese vacío dentro de nosotros.

Que el cosmos ya hablara su propia lengua y lo hiciera mejor que él, lo articulo a la idea de que la lengua madre que nos nomina, y que experimentamos como lo más propio nuestro (nuestro yo, nuestras cadenas de significantes) son de lo más foráneas y extrañas cuando el deseo articula la búsqueda, pues no encuentra su satisfacción plena. Es un doble movimiento, porque la lengua permite la articulación del deseo ante la apertura de una falta, pero a su vez excluye al sujeto de su completud.

Zima buscaba con su arte la completud, el cierre de la cadena significantes, cerrar el círculo de su existencia encontrando el objeto “a”. La captura fugaz de esos instantes primordiales donde se creyó poseer el objeto de deseo, y que luego, por su misma naturaleza de ser simplemente una representación, un significante, se esfumó, marca el inicio de una dinámica, donde las repentinas apariciones y desapariciones del objeto en la psique del individuo y en la realidad, definirán su estructura psíquica. Existen muchas obras artísticas que giran alrededor de la problemática que implica la repetición y la búsqueda del objeto “a”, pero una de ellas, al igual que la de Zima Blue, logra elaborarlo asombrosamente. Pienso en el cuento de la vendedora de cerillos, en donde la niña, para ver a su objeto bueno, ha de prender los cerillos, uno a uno, mientras se congela. El sujeto que no logró interiorizar un objeto bueno, lo suficientemente intenso y sólido, bajo la ilusión de poderlo controlar o predecir, será preso del objeto físico (drogas, discursos radicales y fanáticos, fetiches, parejas etc.), como la vendedora de cerillos es presa de la luz que se apaga de sus cerillos para ver a su madre y Zima Blue presa de su arte para significar algo que se resiste. El sujeto radical, sea desde un discurso político, religioso o incluso cientificoide, necesitan cada vez un significante más radical, creyendo falsamente que así no se apagará como el que le precedió. De allí la adicción, los actos estrafalarios de la civilización humana, como las obras inmensas de Zima Blue.

Segundo movimiento; el síntoma

Sin embargo, una vez Zima hace una catarsis, comienzan a aparecer en sus obras de arte un pequeño cuadro color azul zima, es Zima Blue. A lo largo de esta historia, y mientras acumula más fama artística, el rectángulo azul irá cobrando más espacio y más espacio, hasta que llega a su era azul, (que podríamos articularla con el inicio de un análisis); donde toda la obra es un cuadro azul (el síntoma), cada vez más grande, hasta cobrar proporciones espaciales. Pero Zima seguía insatisfecho. Esa incapacidad de satisfacerse por completo se articula con la incapacidad de atrapar lo real con el significante, y la certeza que de ello queda; la angustia.

Los primeros encuentros con el significante marca una experiencia, ilusoria, momentánea, fugaz pero infinitamente potente de haber tragado, interiorizado el objeto aleatorio a nuestra mente, lo encerramos y nos hicimos infinitamente con él. Pero se acaba ese instante y el significante palidece, no lo logra atrapar del todo, queda una falta cuando se esfuma. Esa falta nos obliga a vivir en repetición, de un objeto imposible de significar. Pues la palabra no es la realidad. La palabra es artificial. Sentimos que significante tras significante, la pérdida se agranda, el significante se deforma más, perdiéndose cada día más el objeto primordial.

En la caída a un abismo sin fondo que fue su búsqueda, o que es nuestra búsqueda, Zima Blue transformó su cuerpo, agregó partes robóticas aquí y allá, hasta que se perdió a sí mismo e incluso para él, era difícil decir quién era y mucho más quien fue. Esta simbología de la acumulación de cadenas significantes con la que pretendemos paliar la perdida y encontrar finalmente el objeto de deseo, se ve representada no solo en la modificación cibernética de su cuerpo, sino en la modificación y complejización de las tareas que puede hacer un pequeño robot, que se introducirá en la historia más adelante. Esta sucesión de transformaciones da cuenta de la infinidad de cadenas significantes con las que el sujeto, al anclarse, apuesta equivocadamente a terminar su búsqueda; dinero, movimientos intelectuales, poder político, relaciones humanas, posesiones, dios, ciencia, amor y hasta el odio, son significantes con los que pensamos cerrar por fin el circulo. Pero por más lados que agreguemos a una figura geométrica, es decir, de pasar de un cuadrado a un pentágono y este a un hexágono, y así por el número más grande que pueda imaginar nuestro intelecto, jamás se llegará a ser un círculo, puesto que el circulo tiene cero lados, es decir, infinitos lados. La búsqueda del objeto “a” jamás podrá culminar, el goce no podrá ser completo, el significante no atrapará todo el real, y nunca nos sentiremos completos, porque jamás habrá un lado más, que sea suficiente, para ser un círculo. Jamás el infinito llegará a cerrarse en la unidad.

Como dijo Giorgio Agamben (2005): “El hombre es el único ser que se interesa por las imágenes en sí mismas. Los animales se interesan, pero sólo cuando éstas los engaña, cuando el animal se da cuenta de que se trata de una imagen se desinteresa por completo. Por el contrario, el hombre es el animal que se siente atraído por las imágenes una vez que sabe que lo son. Por eso se interesa por la pintura y va al cine. Una definición del ser humano desde nuestro punto de vista específico podría ser que el hombre es el animal que va al cine”. Eso quiere decir que el hombre encuentra en la imagen, no un engaño, sino una herramienta para encapsular lo real. Eso lo hace diferente. Y lo condena a la repetición.

Por otro lado, no es casualidad que el protagonista de nuestra historia sea un artista, puesto que un artista es él que es capaz de creatividad. La creatividad guarda estrecha relación con la estabilidad y solidez con la que se ha logrado interiorizar el objeto de deseo y de cuidado. Un objeto bueno, sólidamente interiorizado y significado nos hace menos dependientes del objeto físico, lo que nos aumenta las capacidades de pensarlo en su ausencia. También, al poderlo pensar, no tememos dañarlo, pues confiamos en que seguirá allí, y al no temer dañarlo, podemos modificarlo, convertirlo en otra cosa, y allí la fuente de creatividad. Un objeto pobremente interiorizado, no permite el riesgo de modificarlo, por eso el sujeto exige pureza, radicalidad, fanatismo ciego a mantener la pureza y originalidad de su significante primordial. Cualquier nuevo cambio, propuesta o idea, amenaza lo más interno de su ser.

Por su creatividad Zima es capaz de darse cuenta de lo inocuo de su búsqueda, por más grande que sea su mural azul zima, no podrá completarse; así que acude a un movimiento contrario; reducirse él mismo al primer significante, ese instante fugaz en el que nacimos en el deseo del otro; cuando nos nombró.

Tercer movimiento; el retorno al primer significante

El concepto de deseo en la clínica lacaniana opera en un lugar central en el análisis que propongo de la búsqueda, en tanto obra de creatividad, de Zima Blue; puesto que este nos permite no solo operar la falta que implica la nominación inicial sino que permite al sujeto emerger creativamente. El deseo es ubicado en Lacan como la búsqueda del deseo del otro (basándose en la dialéctica del amo y el esclavo de Hegel) y por ello siempre interrogado en el otro. Zima Blue emerge como artista en el deseo de encontrar lo que su arte quiere decir. Pero por más ominosidad y aplausos que el otro dé a su obra, nunca es suficiente, puesto que el deseo al interrogarse por el otro, el otro castrado, necesariamente articula la falta.

Finalmente, en su obra cúspide, Zima Blue implementa un movimiento de separación, desechando lo “inservible” de su yo, para alcanzar su búsqueda al fin. Una dinámica interesante en el desarrollo psíquico del ser humano es precisamente esta, la de la separación. Por ello el registro de lo simbólico, es el reino de la diferencia, o de la separación. Separar aspectos parece crucial en el desarrollo del psiquismo; en la psicosis y en los estados limites, una realidad fragmentada y un “yo” no unificado, sino también fragmentado, separado, que se entremezclan. En la neurosis una separación de las representaciones mentales que son incompatibles con las de un yo unificado, y puestas en el inconsciente. Pero existe otra separación, y es la que da origen a un campo de lo no ligado o del registro de lo real en Lacan. Dicha separación consiste en la labor de significación, donde se separa lo que pudo ser encapsulado, y el resto, lo que se perdió. Entonces la apuesta en Zima Blue es que al reducirse al primer significante, el original, se puede hallar el objeto “a”. Situación del orden de lo imposible en el análisis, puesto que ese primer significante, salvo en la psicosis, también está en perdido. Entonces nos abre acá un nuevo debate, ¿es la obra final de Zima Blue una mención a la psicosis, en tanto encuentro con un significante que no está en falta como en el delirio?

Algunos análisis han vinculado la obra final de Zima Blue con el concepto de Nietzsche (1956) de eterno retorno, último paso para convertirse en el súper hombre. Este eterno retorno, da cuenta del estado de desarrollo en la vida de un ser humano, que una vez rotas las cadenas del significante, puede regresar a disfrutar del acto sin la exigencia del otro. El eterno retorno en psicoanálisis, regresar al primer significante de la cadena, no es diferente a estar en cualquier eslabón de ella, pues siempre el significante se encuentra en falta, desde el primero. En la psicosis, el significante cree atrapar todo lo real, pero la cadena de significantes es infinita, y se encadena a un SN+1 (Significante número más uno) que al igual que el circulo, cree que tiende a cerrarse. Cerrarse sería hallar el objeto “a”. Nunca se va a cerrar. En la psicosis “mágicamente” la cadena significante pretende estar cerrada, cualquier significante remite a un solo significante primordial; el delirio. Es decir, en el delirio todo remite a un solo significante. Es el cierre mágico del psicótico a su cadena significantes. Real y simbólico está perfectamente engranados uno al otro, que ningún significante es distinto al otro. Lo real es simbólico y viceversa y el registro de lo simbólico no se rige por la diferencia sino por la identidad; no importa qué significante sea, todo lleva al delirio. Por ello no considero posible el eterno retorno de Nietzsche ni la obra cúspide de Zima Blue, pues reducirse al primer significante, es igual de inocuo que creer que
agregar un significante más a la cadena, permitiría algún día cerrarla, puesto que el primer significante, por su misma naturaleza simbólica, ya está en falta. Quizá el éxito de Zima Blue al reducirse a su primer significante sea precisamente que no es un humano, sino una máquina.

“Mi búsqueda de la verdad me trajo aquí, a lo que será mi obra final, al fin entiendo aquello que buscaba en mi arte” dice Zima. En todas las partes cibernéticas agregadas a su cuerpo, una de ellas fue un robot, que ahora pasa a ser el centro de su identidad; un robot simple, diseñado (nombrado), para una simple tarea: la de limpiar las baldosas, color azul zima, de una piscina. Por ello, su obra maestra no es otra que la de volver a ser ese robot, reducirse a su significante primordial y más elemental; extraer el placer simple de realizar una tarea bien hecha, terminando así, al fin, su búsqueda de la verdad, sumergiéndose en el vientre materno, regresa a casa.

Referencias:

Agamben, Giorgio. Lo Abierto. El hombre y el animal, traducido por Antonio Gimeno Cuspinera, Ed. Pre-textos, Valencia, 2005, 122 p.

Fernández Durán, Erick Marcelo, & Urriolagoitia, Gabriela. (2019). La función del deseo en la primera enseñanza de lacan para el psicoanálisis de orientación lacaniana. Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP, 17(2), 387-423. Recuperado en 14 de junio de 2023, de http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2077-21612019000200008&lng=es&tlng=es.

Freud, S. (1929), “El malestar en la cultura” en Obras Completas Tomo XXI. Buenos Aires: Amorrortu.

Kojève, A. (1947). Introducción a la lectura de Hegel. 2013. Madrid: Trotta.

Nietzsche, F. (1956). Así hablaba Zaratustra (1a. ed.—.). México D.F.: Filosófica. Citación estilo Chicago. Nietzsche, Friedrich.



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Message from Marta de Toro.  » 11 de septiembre de 2023 » martalilian2006@gmail.com 

En este film, que algunos comentadores postulan como una fábula (coincido con ello),hay, como bien se ubica en el texto, un personaje que busca.
Por un lado, como artista (y muchos pintores buscaban: por ejemplo Paul Gauguin, que buscaba capturar la "esencia" de aquellos a los que pintaba). Y, por otro, una búsqueda como sujeto de su propia "esencia", -la que solemos homologar al ser-, para encontrar un sentido a su vida.

En relación al punto del significante: desde la orientación lacaniana, podemos decir que la búsqueda del origen del origen está perdida: pues la marca primordial, en tanto borrada, no podrá alcanzarse. Son las siguientes marcas, en tanto significantes, las que vendrán y harán cadena. Esa marca, en tanto pura diferencia, Sigmund Freud la llamará EINZIGER ZUG: Punto retomado y ampliado por Jacques Lacan en su seminario LA IDENTIFICACIÓN.
La cuestión, siguiendo el texto, es que los conceptos son varios: significante, objeto a, ser, falta en ser, sujeto, relación amo/esclavo, eterno retorno, objeto bueno, yo, etc. Poniéndose juntos, y siendo muy complejos todos ellos, se hace difícil seguir la lógica que los anima.
Sí está ubicado el significante del nombre propio, que Lacan ubica en el seminario antes citado como un significante muy particular, el cual no se interpreta ni traduce. Será en el siguiente seminario, LA ANGUSTIA, que ubicará el objeto a, en tanto un significante nuevo para dar cuenta, no de un objeto, ni bueno ni malo, que no remite a ningún objeto. Dicha falta de objeto dará cuenta de la dimensión deseante del sujeto (en sentido psicoanalítico). Por ello, más que hablar de ser, hablamos de un siendo... Y, para el psicoanálisis, no se trata de la esencia, ni del ser, ni del sujeto, ni del yo.

Zima Blue, nombre propio del personaje, busca. Su hacer artístico, en el mejor de los casos, bordeará el agujero (en su ser, como en todos nosotros), hasta que en un momento algo se rompe, y su cuerpo también. La pregunta, creo, podría ser en relación a su constitución subjetiva: ¿hubo alienación y, luego, separación, con pérdida de objeto, el que llamamos "a"?, o ¿quedó como objeto de ese Otro (leemos "gran Otro"), que nunca lo alojó en deseo alguno?
De todos modos, el personaje pudo durante cierto tiempo de su vida, anudarse a la vida pintando. Entonces, ¿en qué momento se desanudó su estabilidad? Son preguntas que me surgen. No hablaría de delirio, y menos de círculos de significantes que se cierran, conceptualmente no es así.
Pero sí se cierran para la lógica del progreso científico-tecnológico: aquí, en la ficción, creando robots a partir de humanos, o robotizando(nos) humanos.

Sí está bien ubicado, en el film y en el texto, que Zima, en su búsqueda de dar sentido a su existencia, avanza en la deriva pulsional, -sin freno a partir de un momento-, encontrando dicho sentido final: en la muerte.

No olvidemos que "azul", es un significante del romanticismo, donde la muerte, incluso por o de amor, es idealizada. Recordemos el largo poema de Rubén Darío AZUL; o los versos de Bécquer: "tu pupila es azul, y si en su fondo...". Y tampoco olvidemos que ZIMA es el nombre de un grupo empresarial de ingeniería (España), focalizado en dar servicios industriales y medioambientales en permanente "innovación", que expande horizontes y amplía servicios y tecnología naval y robótica industrial.
El nombre propio del personaje (ficción que lleva a reflexionar varias aristas y desde distintos puntos de vista, ¡claro que sí!!) es: ZIMA BLUE.

¿Finalidad y fin de un robot? ¿Fin de lo humano? ¿Humanos robotizados y/o reemplazados por robots?

Creo que el trabajo apunta a estas preguntas y algunas otras más, que nos convocan desde hace algunos años. Estos films-series y los comentarios, como el de este trabajo presentado, abren en vez de cerrar círculos.

Se agradece al autor y al espacio ofrecido en este Congreso online para leer y reflexionar...

Un cordial Sdo.



Message from Delfina  » 25 de agosto de 2023 » delfinarodriguez1671@gmail.com  

Luego de ver nuevamente el capítulo “Zima Blue” y leer el presente escrito me surgen dos disparadores/temas para seguir pensando.
Por un lado, cuando está llegando al momento cúlmine del capítulo y Zima Blue empieza a desarmarse para “dejar apenas lo necesario para poder apreciar su entorno” me hizo pensar en todas aquellas modificaciones por las que pasó el personaje, en relación a su cuerpo, a través de nuevas tecnologías, para intentar encontrar su verdadera historia y darle un sentido a esta y a su nombre. Esto me llevó a la actualidad, a cómo el capitalismo se alimenta de la falta, crea esta y al mismo tiempo ofrece un nuevo objeto para taponarla. En cómo actualmente se ofrecen diversos tratamientos, servicios, objetos, etc. Para tapar esa falta que es propia del ser humano. Por eso, cuando finalmente Zima Blue, deja atrás todos esos nuevos cambios que le habían y él le había hecho a su propio cuerpo puede conectar con algo de su historia y darle sentido a su nombre.
Por otro lado, me surge el interrogante de si el caso de Zima Blue sería una reducción a un Otro, hay algo que no puede terminar de dar significado hasta que logra su total reducción al deseo de Otro, de ese Otro que lo creó con un determinado propósito. Y me surge el interrogante ¿La imposibilidad de aceptar la propia falta puede llevarnos a reducirnos al deseo de Otro? ¿Cuánto del deseo de Zima estuvo presente en su obra final?



Película:Love, Death & Robots: Zima Blue

Título Original:Love, Death & Robots: Zima Blue

Director: Robert Valley

Año: 2019

País: Estados Unidos

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