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Un cruce entre la ética del deseo y los ideales de la época

por Raspanti, Bruno

Universidad de Buenos Aires

Resumen:

Inspirados en la película Malcolm and Marie, el presente ensayo se propone analizar la complejidad de los vínculos amorosos actuales, situando un punto de cruce entre ciertos ideales de época, y la ética psicoanalítica, en tanto ética del deseo.
Haciendo uso de la ventaja que nos da el cine como pasador de lo real, el propósito de este recorrido es acercar una conversación entre la sociología y el psicoanálisis con el fin de reflexionar acerca de este padecer subjetivo, vincular y epocal, que invierte el deseo en demanda bajo el discurso médico del “amor sano”.

Palabras Clave: Psicoanálisis | deseo | vínculo | ideales

Malcolm and Marie: A Cross Between the Ethics of Desire and the Ideals of the Times

Abstract:

Inspired by the film Malcolm and Marie, this essay aims to analyze the complexity of current love bonds, situating a crossing point between certain epochal ideals and psychoanalytic ethics, as ethics of desire.
Making use of the advantage that cinema gives us as a passer of the real, the purpose of this journey is to approach a conversation between sociology and psychoanalysis in order to reflect on this subjective, relational and epochal suffering, which inverts desire in demand under the medical discourse of “healthy love”.

Keywords: Psychoanalysis | desire | bonding | ideals

Introducción

Malcolm and Marie” transcurre en tiempo real y pone en escena el (des)encuentro de una pareja que, en medio de una discusión interminable, intenta lo imposible: darse a entender y ponerse de acuerdo.

Malcolm es cineasta y ese día había logrado presentar su película frente a grandes figuras reconocidas del ambiente. Marie lee la escena desde otro lugar y no puede seguir el impulso de su partenaire. Las dos horas que dura el film funcionan como recorte de una noche de discusión que a nosotros nos va a servir para pensar los modos de vinculación de una pareja contemporánea.

Al margen del explícito carácter teatral que presenta el film, el buen uso de diversos recursos cinematográficos nos introduce en el fascinante mundo del séptimo arte, donde la fotografía en blanco y negro, así como la música afroamericana, se convierten en elementos cruciales de los diferentes actos que definen la estructura narrativa.

Por su parte, la precisa utilización del silencio gana un protagonismo decisivo al cierre de cada escena, marcando un claro contraste que nos lleva una y otra vez al punto mismo de lo imposible, acercándonos subrepticiamente a aquello que no tiene representación posible.

Como psicoanalistas no sólo intentaremos analizar las contingencias del caso, sino pensar las diferentes formas de posicionarse de los actores frente al conflicto, en consonancia con ciertos lugares propios de una época que impone una serie de ideales, los cuales en nombre de la libertad y la superación, dejan inmersas a las parejas actuales en un discurso moral y de eficiencia, intentando desmentir la falta estructural, y el sinsentido del sujeto: apuesta fundamental de la ética psicoanalítica.

La pareja moderna: Una mirada desde la sociología

La película inicia con Malcolm y Marie retornando al hogar luego de una noche de gala.

Malcolm llega feliz por el estreno de su película y la repercusión que generó entre los críticos. Marie se siente afuera y lo expresa. Él asegura que son “Uno” en el éxito, mientras habla solo y proyecta sus fantasías sobre los críticos de la sociedad y el racismo. Ella no lo escucha, es claro que el desarrollo le resulta insoportable y le da otro punto de vista, mientras él le sigue enseñando cómo funciona el cine.

La escena continúa en un sin fin de idas y venidas de una discusión que guarda la lógica de un juicio amoroso, en el cual pareciera que desentramar la verdad de las emociones es el fin último y más importante.

En su libro El fin del amor (2020) Eva Illouz hace un análisis sociológico acerca de las transformaciones en el matrimonio y las relaciones de pareja a lo largo de los años. Un pasaje de la mitad del siglo a esta parte, donde la pareja deja de tener contratos claros y objetivables respecto de los roles y los lugares de funcionamiento de cada uno, entrando en una época moderna donde las emociones y el deseo toman un lugar preponderante. Terrenos espesos y movedizos en los cuales dichos contratos son mucho menos precisos. Nosotros podemos decir, imposibles.

Así, en los años cuarenta, las razones que se citaban para el divorcio tendían a ser objetivas, como ser el alcoholismo o la negligencia. Desde los años setenta en adelante, sin embargo, las razones para divorciarse se volvieron más abstractas y afectivas, emocionales y subjetivas: no poder hablar, estar cada vez más distantes, no sentirse amado, etc.

No sólo las emociones sino también los problemas sexuales comenzaron a percibirse como razones más aceptables o más contundentes, convirtiéndose en un lugar privilegiado por donde se gesta la formación y la ruptura de toda relación amorosa.

Malcolm y Marie constantemente intentan sostener el vínculo desde el reconocimiento y la exploración de las emociones. Lugar que invita a la insistente pregunta por el ser, con la consiguiente evaluación como actividad continua.

Ella se pregunta qué lugar ocupa dentro de la pareja, e investiga cuál es el lugar en el que queda ubicada por el otro, pudiéndose leer cierta imposibilidad para contractualizar los cuerpos. Una batalla entre dos seres que no pelean por lugares objetivables sino por el deseo, el amor, y el cuidado de las emociones.

La autenticidad en la pareja: Un ideal de transparencia

Malcolm y Marie intentan poner en juego, una y otra vez, un ideal de transparencia: saber qué les pasa y qué viven emocionalmente con el otro se torna un elemento fundamental. Un régimen de autenticidad que supone que los actores conocen sus sentimientos y que accionan en función de ellos, llevando a eternas conversaciones que giran sobre lugares que sólo topan con lo imposible.

Todo ello da lugar a un alto grado de expectativas, cuyo anhelo es revelar lo más íntimo del yo y entrelazarlo con el yo de su pareja. Así es como nuestros protagonistas caminan por la eterna metonimia, sin contemplar que, quizás, intentar vincularse esté muy lejos de poder complementarse, o incluso, poder entenderse.

Cuando Malcolm le pregunta a Marie por qué está enojada, ella no contesta y él se desespera: “¡Marie, por favor dime algo, responde, por favor!”

El entendimiento en la pareja: Un ideal de comunicación

Marie logra expresar que está enojada porque no le agradeció en su discurso, siendo que, incluso, la película fue inspirada en su propia historia de vida. “¿Sabes qué, Malcolm? Creo que en cuanto sabes que una mujer te apoya y te ama, dejas de preocuparte por ella. Recién cuando estás a punto de perderla le vuelves a prestar atención.”

Malcolm: “¿Es una amenaza? ¿Si no me disculpo te voy a perder?”
Marie: “No estoy buscando una disculpa, Malcolm.”
Malcolm: “¿Quieres crédito en el guion?”
Marie: “No seas cruel.”
Malcolm: “¿Quieres una compensación económica?”

A esta altura ya podemos decir que en la pareja no hay pacto, sino conflicto, al tiempo que no sólo “padece” por un ideal de transparencia sino también por lo que podríamos llamar un ideal de comunicación, cuya lógica sería agotar el recurso de la palabra con el fin de alcanzar una conclusión que dé cuenta de lo que pasa y de porqué pasa lo que pasa. Lugares que intentan desmentir el desencuentro estructural que existe cuando dos personas se animan a sostener un vínculo.

Cuando Malcolm le pide desesperadamente a Marie que hable, que le diga algo, que dé cuenta de sus emociones, leemos la imposibilidad de tramitar dicho desencuentro. Esa búsqueda por el argumento denota una fe ciega en la palabra que intenta desmentir esto que el psicoanálisis nos revela: que no nos vamos a entender nunca, porque no hay un significante que represente a un sujeto.

Malcolm entra en tal desorden por la búsqueda de un signo, que termina cayendo en el lugar más básico que brinda el capitalismo a la hora de pensar en un código de traducción: la compensación económica.

La sexualidad reparatoria: Un Ideal de complementariedad

A Malcolm se le torna insoportable el desencuentro e intenta salvar la incomodidad, haciendo uso de un saber popular: “Los problemas se resuelven en la cama”. La conclusión fallida de la escena vuelve a dejar claro que la sexualidad y el deseo no necesariamente van de la mano. La sexualidad ubicada como ideal de completud intenta resolver problemas bajo un discurso de reparación.

En una época atravesada por las emociones y la sexualidad, desde el psicoanálisis sería sencillo sostener que la misma está signada por el deseo, pero sabemos que el deseo es mucho más que las ganas de complementarse con el otro.

En consonancia con el ideal médico, hoy en día no es posible pensar un matrimonio sano si no tiene relaciones y no experimenta su sexualidad. El problema nuevamente es que el deseo es imposible de formular y es ahí donde el sujeto fácilmente lo invierte en demanda, porque de lo que menos quiere saber es de su deseo. Y eso es así porque el deseo implica la falta, lugar que se intenta callar.

La forma en la que Malcolm pone en juego el deseo, transforma al discurso del amor en un mandato absolutamente superyoico, y uno de los grandes imperativos de la época es el imperativo sexual.

El (des)encuentro: La no relación sexual

Cuando Lacan se pronuncia con la conocida frase “no hay relación sexual”, la relación a la que se refiere es del orden de la proporción. Relación propia de la lógica que puede sustraerse en la matemática. En este sentido, la relación entre 6 y 3 puede ser dieciocho, si lo pienso como multiplicación, o puede ser dos pensada desde la división, pero siempre hay proporción.

El sujeto parte de una tragedia que supone que el Otro está en imposibilidad de producir una respuesta adecuada cuando el sujeto le pide que autentifique la prueba de amor que acaba de recibir de él. No hay manera de producir un signo que garantizaría la verdad del amor. “El Otro, por más que sea el tesoro de los significantes, está sellado por una falta que no remediará ningún Otro de ese Otro que es el.” (Le Gaufey, 2014, p. 36)

“Entre tanto no hay apariencia del discurso, no hay metalenguaje para juzgarlo, no hay Otro del Otro, no hay verdad sobre lo verdadero.” (Lacan 1971, p. 14)

Esta no proporción, no relación, ya está dicha en Freud en Tres Ensayos (1905): “Hemos percibido que nos representamos como demasiado íntima la vinculación de la pulsión sexual con el objeto sexual (...) Estamos obligados a desajustar en nuestros pensamientos la atadura entre pulsión y objeto. La pulsión sexual es principalmente independiente de su objeto, y probablemente tampoco deba su génesis a los atractivos de este.” (p. 47)

Malcolm sostiene que en su éxito son Uno, cuando lo único que hace es relatar un decurso de sus fantasías y proyectar a la pareja desde su narcisismo. La intervención de la mujer respecto a la imposibilidad de sostener la intensidad en la discusión del mismo modo que lo hace con su trabajo, denuncia que lejos de ser Uno, son apenas dos intentando encontrarse en el (des)encuentro. El dos de la diferencia sexual que sigue siendo ajeno al uno más uno que intenta conjugarlos a modo de proporción.

Guy Le Gaufey (2014) nos dice: “Se trata, entonces, de ver en esa diferencia ya no el gozne que uniría una puerta y un marco, sino un hiato irreductible, una apertura sin junturas, una solución de continuidad sin remedio: No hay relación sexual.” (p.142)

En este punto, la película nos permite pensar que, quizás, la clave esté dada en el punto en que el sujeto pueda soportar esa incongruencia, y hacer de ella un lugar novedoso para dar entrada a lo ajeno, abandonando la posibilidad de comprender, asumiendo la falta estructural.

“Esta ausencia de la relación sexual, esta discordancia entre los sexos, lejos de impedir el lazo conyugal, le imprime sus condiciones al amor y al deseo, presentando a veces como una comedia y otras como una tragedia el intento de suplir esta falla.” (Cuestas, P, 2012, p.60)

La posición del psicoanálisis: Una apuesta por el deseo

Luego del intento fallido de Malcolm por tapar el agujero con dinero, la discusión prosigue.

Marie: No me interesa ningún crédito ni compensación.
Malcolm: ¿Y qué quieres?
Marie: ¿Tú crees que la película sería igual de buena si no estuviéramos juntos?
Malcolm: No.
Marie: Ojalá hubieras dicho eso. (La escena queda tomada por el silencio)

En sintonía con estos ideales de época, las psicoterapias o discursos contemporáneos como la sexología proponen trabajar sobre los “problemas de comunicación” que acarrean dos personas, intentando encontrar un modo “sano” de hablar que pueda abolir el conflicto, cambiando el ideal de amor romántico por el ideal de amor sano, mucho más cercano al discurso médico capitalista.

La posición del psicoanálisis es completamente inversa: el psicoanálisis se propone dejar de desmentir la castración para hacer entrar algo de lo ajeno, lo infernal, aquello que nos devuelve la experiencia de lo inconsciente, en el punto mismo en que no sabemos nada del otro, porque tampoco sabemos nada de nosotros mismos.

“…el analista a través de la separación entre enunciado y enunciación, a través de la reformulación de la demanda, de la introducción del malentendido, dirige al paciente en una vía precisa al encuentro del inconsciente; lo lleva en dirección al cuestionamiento de su deseo y de lo que quiere decir, y hacerle percibir que, en sí mismo hay siempre una boca malentendida. Ese es un acto de dirección del analista.” (Miller 1997, p. 62)

En la discusión de nuestra pareja, algo es posible en la diferencia cuando el otro se anima a recibir una devolución para la cual no estaba preparado. Mientras Malcolm intenta descubrir a Marie por medio de un código en el cual hay un significante que representa la cosa, ella le devuelve una vez más la hiancia, la pregunta: “¿Tú crees que la película sería igual de buena si no estuviéramos juntos?” Malcolm se queda sin respuesta, ahí donde se cae el sentido y algo del sinsentido del sujeto gana un lugar.

Aquí es pertinente la siguiente intervención de Marie: “intentas entenderme y quizás lo que no puedes es interpretarme.” Ella le devuelve la escena desde otro lugar y lo saca de la pelea por tener la razón, leyendo allí una posición de sujeto más allá de los hechos. De este modo, le ofrece un lugar desconocido de sí mismo, propiciando la división del sujeto, propia de la dimensión inconsciente.

Malcom responde que no sería la misma película sin ella, por supuesto. Por su parte, el anhelo que supone la devolución de Marie “ojalá hubieras dicho eso”, paradójicamente, implica un cierto saber de lo imposible. Un atravesarse por la castración en el punto en que el otro nunca te devuelve lo que esperabas. Porque es un otro.

Consideraciones finales

Si algo logra el film es corrernos del sentido común de creer que quien tiene algo es poseedor de eso que tiene. Nada más lejos de lo que enseña el psicoanálisis. Para tener algo, para dar ciertos pasos, es preciso hacer ciertas renuncias, haber perdido ideales.

Malcolm and Marie podría ser una forma de dar cuenta de ese real imposible de representar como sólo una obra cinematográfica lo puede hacer: ese “dar imagen a lo inimaginarizable, dar a escuchar lo inaudible, o dar a ver lo invisible” (Laso, E., Fariña, J. 2020) que permite dar cuenta de esa no relación sexual, esa no complementariedad de los sexos.

“El amor (ideal) promete la unificación, pero también suple la falta de la relación sexual. Por eso es necesario que se lo diga, y eventualmente, que se lo escriba (…) Se trata de que se inscriba lo que no puede inscribirse, lo que no cesa de no escribirse.” (Cuestas, 2014, p. 80)

En este punto podemos pensar que para librarnos de ciertos ideales mortíferos y superyoicos cobra especial importancia el recurso del duelo, porque es el único antídoto contra la culpa. Punto mismo de la pérdida que la película pone en juego al no resolver el conflicto, ni otorgar un sentido último. Tarea nada sencilla, ya que no hay manera de hacer un duelo sin aceptar cierta pérdida de amor.

Referencias:

Berenstein, I. (2004) Devenir con Otro(s) Ajenidad, presencia, interferencia. Buenos Aires. Paidós.

Cuestas, P. (2012) Clínica de la vida conyugal. Buenos Aires. Letra viva.

Freud, S. (1901-1905) Tres ensayos de teoría sexual. Obras completas. Volumen VII. Buenos Aires. Amorrortu. 1992

Illouz, E. (2012) Por qué duele el amor. Madrid. Katz Editores.

Illouz, E. (2020) El fin del amor. Madrid. Katz Editores.

Lacan, J. (1971) Libro 18: De un discurso que no fuera del semblante. Buenos Aires. Paidós. 2009

Laso, E.; Fariña, J. (2014) Cine y subjetividad: El método ético clínico de lectura de películas. Revista digital de la facultad de psicología. Universidad de Buenos Aires

Laso, E.; Fariña, J. (2020) El cine como pasador de lo real. Jornada Ética y Cine Vol. 10. Universidad de Buenos Aires.

Le Gaufey, G. (2014) Hiatus sexualis: La no relación sexual según Lacan. Buenos Aires. El cuenco de plata.

Lutereau, L (2020) El fin de la masculinidad. Buenos Aires. Editorial Planeta.

Lutereau, L (2022) Adiós al matrimonio. Buenos Aires. Paidós.

Miller, J. (1997) Introducción al método psicoanalítico. Buenos Aires. Paidós.



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Message from Santiago Muschetto   » 25 de agosto de 2023 » santiagomusketto@gmail.com  

Este trabajo sobre el film Malcom and Marie, aborda en su análisis la relación (no) sexual de una pareja,a partir de conceptos tomados del psicoanálisis y otros puntos abordados desde la sociología. Personalmente, me interesaría desglosar otra arista: la dependencia emocional, y la habilidad de manipulación discursiva que invita a la despersonalización. Desde el título de la película en donde el nombre de Malcom esta en primer término, puede inferirse que el mismo tendrá una relevancia mayor que su partner, Marie. La película comienza con un Malcom desplegandose a través de la casa poniendo música fuerte, bailando y cantando mientras se sirve whisky. Por otro lado Marie, va al baño, vuelve a la cocina y pone una olla con agua al fuego, luego sabremos que son la 1 de la mañana y que Marie tiene hambre y quiere comer y dormir, y por eso cocinará unos macarrones con queso. Malcom no sirve dos vasos de whisky, sirve uno solo. Marie no cocina solo para ella cocina para los dos. Malcom tiene deseos de seguir hablando sobre su película y las críticas posibles. Mientras la comida sigue en el fuego, ambos empiezan a entrecruzar comentarios sobre esta noche, especialmente insistiendo en el enojo que aparentemente Marie tendría. Malcom quiere saber por qué o qué fue. Ella dice que mejor esta noche no. "Son la 1 de la mañana, ¿podremos solo comer y dormir?" Malcom, parece ignorar esta petición, e intenta iniciar un encuentro sexual e insiste en saber qué le sucedió esa noche. Como resultado se desata el principio de una larguísima discusión. Marie, le reclama que en el discurso de agradecimiento no la incluyó, siendo que la pelicula estaría basada en su propia historia, además de ser ella quién lo acompaña en cada paso de su trabajo. Finalmente Marie se va de la cocina. No come. Pero Malcom sí. Se sirve incluso dos veces, mientras asegura que ella es inestable emocionalmente gritando desde su lugar. La clínica de detalle nos enseña a observar aquello que no se ve reluciente a simple vista. A lo largo del filme otros detalles y otros elementos más visibles, continuaran indicando el lugar de cada uno. Luego de distintos "rounds" de discusión verbalmente agresivas, Marie reclama a Malcom su falta de reconocimiento hacia ella. En todos los casos Malcom, logra dar vuelta la situación desde un avasallamiento discursivo hacia su pareja, lo cual deja como resultado a una mujer visiblemente confundida emocionalmente. Esta danza de discusiones constantes, vuelven al punto original Marie se siente invisibilizada por su pareja, no reconocida, no valorada. Malcom no puede escucharla, y se centra en culpabilizarla por arruinar su noche de éxito.



Película:Malcolm y Marie

Título Original:Malcolm & Marie

Director: Sam Levinson

Año: 2021

País: Estados Unidos

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