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Del mandato de vivir al deseo de vida

por Ormart, Elizabeth

“La muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres. Estos se conmueven por su condición de fantasmas; cada acto que ejecutan puede ser último; no hay rostro que no esté por desdibujarse como el rostro de un sueño. Todo, entre los mortales, tiene el valor de lo irrecuperable y de lo azaroso”. Jorge Luis Borges

El ser humano esta arrojado a la existencia, dice Jean-Paul Sartre en El existencialismo es un humanismo. La frase significa que el ser humano no nace con una esencia o propósito predefinido, sino que es "arrojado" a la existencia sin un sentido previo, y es a través de sus acciones y elecciones que se define a sí mismo y le da sentido a su vida. Esto implica una gran libertad, pero también una responsabilidad absoluta y una "condena" a ser libre, ya que nunca puede escapar de la necesidad de elegir y de construir su propio ser. El ser humano no pidió nacer, sin embargo, está condenado a existir y a elegir.

Del Toro (2025) en su versión de Frankenstein, recrea a un científico que, atravesado por las propias vicisitudes de su existencia, decide inventar un hombre, que está condenado a nacer y a no morir. Una doble condena, que resulta inhumana. Más cercano al mito de Prometeo, que inspiró a Mary Shelley, la condena de no morir supone un exceso in-humano.

Borges ya lo había narrado en su cuento El inmortal, en el que un viajero relata siglos de historia. Y escribe la frase que da comienzo a este trabajo. Lo que da valor a la vida humana es su irremediable finitud. Pero el avance científico tecnológico aparece cada vez más empeñado en tensar la cuerda de la precariedad, la finitud y el azar. Buscando dar una explicación y ejercer un control de los procesos biológicos, al punto tal de buscar intervenirlos, creando la vida y burlando la muerte.

Lo monstruoso de Frankenstein no radica en su fealdad, sino en que es un cuerpo vaciado de deseo, un vivo muriente o un muerto viviente.

La película transcurre entre varios relatos que permiten armar la verdadera historia. El perspectivismo, es una forma de narrar que habilita muchas voces, desde ese entramado discursivo, la verdad toma cuerpo como una construcción ficcional. El preludio del film, nos muestra la infancia de Víctor un niño enamorado de su madre y que tiene un fuerte odio por su padre. Cuando su madre muere, parece que perdió lo más importante de su vida, pero en ese instante se le revela su misión, se identifica a su padre, un famoso médico cirujano, para hacer la proeza que cree que necesita para su madre, rescatarla de la muerte. Y emulando a Orfeo, que se aventuró en un camino infernal para rescatar a la amada Eurídice del mundo de los muertos. Víctor, arrebatado en el amor edípico a su madre, desafía las leyes de la vida. Afanosamente recolecta cadáveres, los mide, los cuantifica, los cose, monta un castillo cubierto de cadáveres y máquinas que su mecenas le donó. En ese lugar forma a su criatura: alta, musculosa y vacía de todo deseo y sobre ella imprime la chispa de la vida.

Este primer tiempo, resulta central y esclarecedor para comprender su historia posterior.

El joven e inteligente médico se enfrenta a la comunidad científica, mostrando su superioridad, su capacidad de hacer vida de lo inanimado. La ciencia no sabe a dónde va, no tiene una finalidad teleológica sino pragmática. El científico se centra en la aplicación de medios tecnológicos disponibles alentado por la fe moderna del progreso. Busca el control o dominio de los procesos vitales. Busca crear vida en el laboratorio médico. Pero, como señala Lacan (1966), forcluye la pregunta por el sujeto de deseo. El psicoanálisis es la invención de una nueva forma de lazo social que aloja al sujeto que la ciencia forcluye.

En su lucha por crear vida de los muertos Frankenstein crea algo, una cosa, que el mismo no comprende. Molesto porque ese monstruo solamente repite su nombre, decide quemar su engendro. Esta decisión, se vuelve retaliativamente para interpelarlo y retorna, una y otra vez. La cosa quiere aniquilar a su creador y renace una y otra vez para lograrlo. Al igual que Prometeo, su cuerpo se regenera eternizando su vivir sufriente.

Es en este punto de venganza y enfrentamiento, en el que comienza el relato de la película. Un anciano Víctor Frankenstein huye de una cosa que revive para querer matarlo una y otra vez.

Sin embargo, al final de la película encontramos un giro en la trama. Cuando el creador le pide perdón a su criatura y se ubica en el lugar de padre. Cuando le pide que repita su nombre, ya no desde la monocorde replica monofónica sino desde la palabra plena, cargada de valor. Recién en ese punto, el engendro se humaniza y puede entenderlo y perdonarlo. De este modo se vuelve el hijo de su padre, y en su reconciliación con el hijo, Frankenstein logra la inesperada reconciliación con su propio padre. El hijo, le enseña al padre, cómo ser hijo.

Esto tiene un plus también para la criatura que deja de estar condenado a la vida sin sentido, como un conjunto de tejidos, y logra desear vivir.

El ser humano nace desde un deseo no anónimo. Toda creación de vida vaciada de deseo es no humana. Esta enseñanza se vuelve crucial en la era de las nuevas biotecnologías, en el siglo de la clonación, la ectogénesis, el CRSIPR Cas-9, la medicina genómica y el afán médico de extender las fronteras de la vida.

En el ámbito de las técnicas de reproducción asistida, la medicina se centra en la operatoria tecnológica que posibilite la producción de vida humana. En este sentido, Ansermet (2018) distingue la procreación del origen. La ciencia estudia los pasos de la procreación y ofrece soluciones a los fallos que en el transcurso de la misma se producen. Pero el origen es otra cosa, es aquel que nos sustrae de la animalidad para inscribirnos, a partir del lenguaje, en el orden de lo humano. El origen como la inscripción de los significantes que vienen del campo del Otro sobre el cuerpo del viviente. Este origen tiene la estructura de una ficción verdadera y se transmite a través de la novela familiar.

“El origen se pierde en el tiempo, en un tiempo que contiene sin librarlo. Nuestro origen nos precede. Se remonta a un mundo que ya estaba ahí, que estaba ahí antes de que entráramos en el tiempo. Siempre hay algo que está ya ahí, y que permanece, sin embargo, inaccesible.” Ansermet (2018, pág. 35)

La biotecnología y sus desarrollos promisorios nos remiten a los sueños prometeicos. Prometeo quería dar a los hombres la posibilidad de superar sus falencias y su finitud. ¿Hay mayor obra prometeica que el desarrollo tecnocientifico produciendo seres humanos? Frankenstein es el moderno Prometeo, es el producto de la ciencia y como tal encierra la paradójica posibilidad de nuevas formas de hacer sujetos y los riesgos latentes de producir “criaturas”. (Ormart y Pesino, 2018) Este pasaje de criatura, pedazo de carne viviente, a sujeto, atravesado por un deseo no anónimo es el que nos regala esta nueva versión de Del Toro (2025), que no encontramos en la obra original Frankenstein de 1931.

Referencias:

Ansermet, F (2018) La fabricación de los hijos. UNSM.

Borges. J.L (1949) El inmortal. El Aleph.

Lacan, J (1966) La ciencia y la verdad en Escritos. Siglo XXI.

Ormart, E & Pesino, C (2010) Frankenstein o el moderno Prometeo. Un adelanto literario de la ética científica contemporánea. En II Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XVII Jornadas de Investigación Sexto Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2010.

Sartre, JP. El existencialismo es un humanismo.

Del Toro, B (2025) Frankenstein.

Whale, J (1931) Frankenstein.



NOTAS

Película:Frankenstein

Título Original:Frankenstein

Director: Guillermo del Toro

Año: 2025

País: Estados Unidos

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