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Y el por qué de un otro hacer

por Oneto, María Guadalupe, Ugolini, Florencia Andrea

Universidad de Buenos Aires

Resumen

En el presente trabajo nos serviremos de la serie “13 Reasons why” para interrogarnos acerca del rol de los adultos y más específicamente de aquellos abocados al trabajo de orientación en el contexto escolar de nivel medio, en relación al malestar que atraviesa a los diversos actores participantes de la lógica institucional en general, y a los adolescentes en particular.
Tanto el material audiovisual como la temática nos han resultado de particular interés dado que nos permiten reflexionar sobre nuestra propia práctica al interior de las instituciones educativas en las que nos desempeñamos.
Recorreremos brevemente aspectos filosóficos en relación a las concepciones de ética y moral, que nos posibilitará confrontar algunas de las intervenciones de tipo normativizadoras que la serie propone, con aquellas que según nuestra posición, intentarían promover otro tipo de recorte situacional y de abordaje a fin de generar las bases para el devenir subjetivo.
En esta línea sostendremos que las instituciones educativas pueden ofrecerse como espacios salutógenos para nuestros jóvenes.

Palabras Clave: Adolescencia | Orientación | Subjetividad | Escucha

El 31 de Marzo de 2017 se ha estrenado la serie norteamericana “13 reasons why”, basada en la novela “Por trece razones” publicada por Jay Asher en el año 2007.

Desde nuestra doble experiencia como docentes y miembros de Departamentos de Orientación Escolar (DOE) en diversas escuelas medias de gestión privada, hemos evidenciado la inquietud que dicha propuesta audiovisual ha despertado tanto en equipos docentes como en los estudiantes.

La emisión de los capítulos iniciales coincidió con los primeros meses del calendario escolar, e inmediatamente la mayoría de los adolescentes se sintieron atraídos por esta oferta, encontrando particular punto de interés en la crudeza con la que son abordadas temáticas tales como el acoso escolar, el consumo, y el abuso sexual. En paralelo, se conocía el tan mediatizado juego de la “ballena azul”, que instaba al “jugador” a pasar por diversos retos hasta llegar al final: darse propia muerte.

La coexistencia de ambos elementos instaló fuertemente la pregunta en los jóvenes respecto del suicidio como ”solución posible” y de la existencia de motivos que puedan ser catalogados como suficientes para dar pasos en dicha dirección. Inclusive, se han dado debates de manera transversal en varios espacios intrainstitucionales y en diferentes asignaturas como ser Educación para la Salud, Psicología, Ética, Biología, entre otras.

Los alumnos de los últimos años del nivel medio fueron convocados a poner en práctica, a lo largo del ciclo lectivo, una serie de acciones preventivas del acoso escolar y el ciberbullying, pensadas al interior de la escuela, con intervención de los diferentes actores institucionales y dirigida a los estudiantes de los primeros cursos del nivel. Cabe destacar que en las diferentes instancias de debate realizados con los estudiantes, se ha registrado como factor común cierto consenso en relación al acoso escolar entendido como la posición hostil frente a un otro que resulta amenazante, materializado en el uso del lenguaje y la mirada despectiva hacia él en pos del propio resguardo. Insistía una y otra vez en ellos la necesidad de diferenciar el modo de vivenciar el acoso escolar en la cultura norteamericana y en la propia.

Por otro lado, las referencias docentes apuntan a resaltar a la serie televisiva como una herramienta que permite dejar en evidencia algunas de las tantas situaciones que los adultos del siglo XXI deben afrontar en relación a las nuevas formas de transitar la adolescencia y a las implicancias subjetivas para cada quien, en contextos sociales que empujan a escenarios gozosamente desregulados.

Subyacen a esta preocupación preguntas que algunos educadores tímidamente logran poner en palabras: ¿En qué medida los profesores podemos tener responsabilidad en la muerte de un alumno? ¿Qué se supone que debemos hacer frente al padecimiento de un adolescente? y más aún, ¿cómo nos damos cuenta del sufrimiento de un estudiante?

Particularmente frente a la serie, muchos docentes se sintieron interpelados, interrogándose sobre cómo y en qué medida deben intervenir con los alumnos sobre su análisis, tener una palabra con ellos al respecto.

Los intentos de esbozar respuestas a estos cuestionamientos no se agotan en los marcos legales ni normativos propuestos por las distintas entidades nacionales y distritales que regulan la actividad escolar del nivel medio.

Sobrada muestra de ello da el acercamiento por parte de los educadores al Departamento de Orientación Escolar, solicitando que se aborde en futuros espacios de capacitación docente cuestiones que exceden lo meramente pedagógico y convivencial, tal vez, movidos por la imperiosa necesidad de que alguien “se haga cargo” o les dé herramientas para poder leer las necesidades -y urgencias subjetivas- de sus alumnos.

Ya no alcanza con trabajar la prevención escolar de temas tales como el llamado bullying o el suicidio adolescente, como se muestra en la serie, donde se multiplican las acciones preventivas conocidas (posters, reglamentos de conducta escolar, etc.) en la institución educativa donde concurría Hannah. Pero ninguna de estas intervenciones logran alcanzar aspectos propios de los alumnos que por allí transitan. Notamos que a pesar de las estrategias preventivas encaradas, se suceden a continuación de las mismas, actings como ser el acoso escolar a Tyler y a Clay, situaciones de agresión física entre pares en las instalaciones del colegio, o situaciones de consumo; y pasajes al acto como el suicidio de Alex, que dan cuenta de lo pobre que resultaron esas estrategias de abordaje del malestar subjetivo de los estudiantes.

Ningún método o herramienta de prevención pareciera recubrir o agotar lo subjetivo que cada adolescente en particular porta.

No obstante, surge en los actores institucionales adultos la necesidad de garantizar -ilusoriamente- el modo de frenar el devenir intempestivo de la muerte anunciada -en todas sus mostraciones posibles- casi al modo en que el espectador conoce desde el primer momento el destino trágico y fatal de Hannah Baker.

Pareciera que dicha anticipación solo intenta lograr un control imaginario del otro, en la ilusión de pensar que la mera enunciación del padecimiento subjetivo basta para detener el acto de un sujeto, mientras que los despliegues de cada adolescente se suceden y multiplican ante los ojos de los distintos actores escolares: Alex muy lastimado por un compañero; Clay cada vez más desbordado, descuidado en sus responsabilidades escolares y errático; Justin que comienza a faltar sistemáticamente al colegio y a los entrenamientos; Tyler perseguido y acosado por sus pares, adoptando conductas paranoides; Jessica consumiendo alcohol en las instalaciones de la institución educativa y almacenando diferentes botellas debajo de su propia cama. Estos son algunos de los tantos indicadores que la serie nos presenta para poder interrogarnos acerca de la no mirada de los adultos respecto del padecimiento subjetivo. Consideramos que el contexto sociocultural es inherente al desarrollo de la trama, dejando en evidencia posiciones cada vez más ensimismadas e individualistas, constructoras de subjetividades actuales.

Entonces nos preguntamos ¿cómo lograr que el malestar subjetivo pudiera ser anticipado o prevenido, si no es a través de acciones que generen condiciones para el devenir del sujeto: su escucha singular y/o del malestar que el mismo porta?

“13 reasons why” y la pregunta por el hacer

La Ética y la Moral se conciben en primera instancia desde una perspectiva filosófica.

En este sentido, la moral resulta del consenso grupal en una época determinada en relación a una temática particular, operando como regulador de la actividad humana. En cambio, la ética, en tanto disciplina filosófica, se ocupa del estudio de los sistemas morales vigentes y sus fundamentos, a la vez que se pregunta por el modo en que éstos se articulan con los individuos.

Desde su raíz etimológica se desprende ya cierta posibilidad de homologación en los términos, dado que en latín ethos y mos devienen en la traducción “costumbre”. Así se ha instalado en el saber cotidiano y hasta algunos autores eligen sostener dicha unificación, como es el caso del filósofo contemporáneo Fernando Savater, al advertir a sus lectores que las denominará “arte de vivir”. Con esta expresión subraya la idea del hombre como único ser capaz de elegir y, por lo tanto, responsable de las consecuencias que conlleva distinguir entre el bien y el mal (Savater, 2002).

Se evidencia en el marco teórico desde el cual el autor parte para enunciar sus desarrollos el recorrido por la obra aristotélica en relación a las nociones de responsabilidad moral y la estructura del acto moral, comprendido por motivaciones, fines, medios y consecuencias (Brunet, 1997).

En su escrito “Ética para Amador” Savater intenta acercar planteos éticos al mundo adolescente, invitarlos desde su lectura a adquirir una actitud crítica respecto de las cristalizaciones de sentido frente a las que se encuentran. La estética de su escritura da cuenta de la palabra dirigida al joven que tiene todo por hacer, intentando que ese hacer sea propio y no comandado por otros.

En este sentido, subraya fuertemente tres elementos que podrían conducir una acción. Estos son las órdenes recibidas, las costumbres instauradas, y los caprichos; ubicando en las dos primeras, fuentes motivacionales externas, y en la última, una fuente interna, propia de cada individuo. Es taxativo en su afirmación “Nunca una acción es buena sólo por ser una orden, una costumbre o un capricho”. (Savater, 2002, p. 52).

Considerando los planteamientos teóricos enunciados hasta el momento, nos interrogamos por aquello que motoriza la pregunta que surge sobre el deber ser al interior del equipo docente y de los estudiantes. ¿Qué deberíamos hacer con las/los Hannah Baker de nuestra escuela? o ¿Qué es lo que hacemos nosotros para que existan Hannah Baker´s en nuestra comunidad educativa? ¿Cómo podríamos prevenirlo? A fin de reforzar su invitación inicial, Savater les dice a los jóvenes que la única obligación en la vida es la de no ser un imbécil y asegura que el origen etimológico de la palabra radica en el latín baculus que significa “bastón”. Incluye en esta serie a aquellos que sostienen una actitud indiferente, a los que lo quieren todo, a los conformistas, a los cobardes, a los que se distraen de sus finalidades (Savater, 2002, pp. 93 y 94). Entonces, andar sin bastón sería, en esta línea, responsabilizarse de la propia libertad, reflexión, deseo. Implicaría, orientados por los desarrollos lacanianos, contar con los signos de un guión ajeno pero pudiendo hacer más allá de ellos (Lacan, J., 1975-1976).

A diferencia de Savater, Ignacio Lewkowicz remarca la importancia de clarificar el campo conceptual de la ética. Se sirve de la teoría axiomática de los conjuntos para dejar en evidencia la aparente correlación que solemos entablar desde el uso cotidiano del lenguaje al homologar lo Singular con lo uno, lo Particular con varios y lo Universal con todos (Lewkowicz, 2008). En relación a lo Singular, planteado como correlato indisoluble de lo Universal, afirma que: “Podremos hablar de singularidades sólo cuando algo que se presenta hace desfallecer las capacidades clasificatorias de la lengua de la situación, cuando ese algo no se deje contar como un individuo por ninguna de las propiedades discernibles -estructurantes- de la situación” (Lewkowicz, 2008, p.60)

Es por esta vía que habilitamos el interrogante acerca de la pretendida eficacia en relación a intervenciones masivas dirigidas al conglomerado adolescente. La serie muestra una cantidad de acciones agotadas en sus propios fines para prevenir el suicidio, pero rápidamente se evidencia la pregnancia del pensamiento mágico en sus fundamentos, es decir, en la lógica binaria causa - efecto, enunciación de la problemática - solución automática.

Siguiendo los planteos de Lewkowicz, entonces, pensar en el despliegue informativo de las señales de alarma en relación a la potencial reiteración de dicha situación por parte de algún otro alumno, es un lugar disponible dentro del universo situacional. No interesa si resultan más o menos efectivas, o si son más o menos originales. Este tipo de intervención -informativa- “(...) No excede los recursos simbólicos de la situación, no pone en juego real alguno.” (Lewkowicz, 2008, p.61).

La escucha analítica como un otro hacer posible

A partir de lo desarrollado, se plantea el cuestionamiento desde la escuela, y particularmente desde la función específica del DOE, de cómo generar un dispositivo posible que pueda ubicar y hacer entrar en diálogo el malestar subjetivo que cada alumno porta, más allá de los emergentes escolares.

Hemos analizado cómo los mecanismos de prevención establecidos a nivel nacional, regional e institucional y que cumplen con los lineamientos básicos reglamentados para el ejercicio de las prácticas profesionales de los miembros del DOE resultan insuficientes, al igual que en la serie donde lo singular de cada personaje queda sin poder ser abarcado por el “para todos” propuesto por el consejero escolar y las autoridades de la escuela donde concurría Hannah.

Al respecto, en la serie podemos encontrar sobrados ejemplos, como ser en el primer episodio, “Cassette 1: lado A” el cual se sitúa temporalmente a una semana de la muerte de Hanna, aunque la estética filmográfica haga viajar en el tiempo a los espectadores una y otra vez. El director nos muestra su locker intervenido con fotos, mensajes y dibujos, convertido en santuario, al modo de una materialización de la ausencia. Inmediatamente, la primera escena dentro de un aula es la clase de la Señora Bradley, quien pareciera estar sosteniendo lo que en el Sistema Educativo Argentino se conoce como una hora de tutoría. En ese espacio enuncia que hay varias maneras de ayudar a una persona que esté atravesando una situación compleja y que cuentan con toda esa información contenida en una pizarra fuera de su salón de clases, en otra cartelera fuera de la oficina principal, y hasta disponible en la página web de la escuela.

Frente a la intervención de un estudiante, quien la confronta preguntando hasta cuándo continuarán hablando sobre lo mismo dado que no le es grato que se lo recuerden una y otra vez, la profesora redobla la apuesta profundizando sus argumentos: “Nunca acabamos con esto, y por eso es importante conocer las señales de cuando alguien necesita ayuda. ¿Están alejandose de sus amigos y familias? ¿Cambiaron su apariencia? ¿Están teniendo problemas con…?” En este punto la escena dispara a otra anterior, en donde sí estaba presente Hanna. (Capítulo 1, minuto 2:52).

Del mismo modo, el relato del “Cassette 4: lado A”, vuelve a adentrarnos en el salón de la Profesora Bradley, quien al abrir la “bolsa anónima de discusión en clase”, una suerte de buzón de comentarios, se encuentra con el siguiente mensaje: “¿Y si la única forma de no sentirnos mal es dejar de sentir por siempre?” Al leerlo en voz alta se producen intercambios de la más diversa índole entre los estudiantes. La docente pregunta si tienen ganas de abrir dicha discusión y contar lo que sienten, a fin de encauzar la cantidad de comentarios despectivos y las hipótesis desafectivizadas de algunos jóvenes al respecto. Pero encontramos que no logra sostener la palabra de sus alumnos y rápidamente responde con su parecer, cerrando sentido, diciendo que cree que quien haya redactado dicho mensaje es muy valiente y que no está solo o sola porque hay excelentes recursos para quienes luchan…. (Capítulo 7, minuto 36:56)

Asumimos que hay una decisión de los productores y del director de la serie al interrumpir los dichos de la Profesora Bradley en las dos escenas recortadas, probablemente con el objeto de enfatizar esta falta de espacio para la escucha de los estudiantes. Escucha que intenta ser suplida por el despliegue de protocolos que, lejos de propiciar las condiciones de posibilidad para que algo del malestar se tramite, lo obturan y lo incrementan. Sentido de la palabra que pretende llenar toda posibilidad de un armado propio en relación a la falta.

Es aquí donde nos detenemos a pensar la importancia de una otra mirada por parte del otro adulto, de todo agente educativo en un contexto institucional dado. Mirada que posibilite alojar lo singular de cada alumno o grupo, a partir de generar un vacío, un acallamiento de etiquetamientos y sentidos que posibilite la entrada del malestar subjetivo propio de cada uno.

No hay fórmulas a priori que puedan anticipar estas prácticas, sólo el ofrecimiento de una escucha de lo singular al interior de la institución educativa que pueda apostar al emerger de lo propio dentro del dispositivo escolar.

Cabe agregar que la mera constitución de espacios institucionales de orientación (DOE) no constituyen por sí mismas una garantía de intervenciones efectivas, capaces de recubrir algo de la problemática enunciada. Si la apuesta es ir más allá, entonces será necesario hacer lugar para la escucha y/o lectura de esa comunidad educativa particular que ha sufrido la pérdida de Hannah, escuchando qué implica para cada quien, sin asumir sus efectos bajo la lógica médica hegemónica del ”trastorno de estrés pos traumático”. Consideramos que las intervenciones del DOE necesariamente deberán ser construidas con el otro en situación, evitando recaer en lógicas unilaterales y totalizadoras que dejan por fuera lo singular.

En este sentido, Hebe Tizio refiere en relación al vínculo educativo que: “Las condiciones previas se cumplen si: existe un lugar en la institución al cual dirigirse. Desde ese lugar se escucha como demanda lo que expresa el sujeto; se da significación a sus actos.” (Tizio, 2003, p.37).

Por otra parte Tizio nos permite pensar en la ética que conlleva dicha escucha; “Desde el trabajo educativo hay que acotar la demanda, regular los espacios para la escucha para que se ponga en juego la palabra” (Tizio, 2003, p. 54). De esta forma la autora ofrece un cierto marco regulatorio de la escucha analítica por parte del profesional interviniente en el marco escolar, que implicaría cierto recorte de la demanda con el objeto de proponer un otro hacer con ella.

En la serie, el Consejero Escolar, el señor Porter, no logra escuchar la demanda que se esconde detrás de la visita de Hannah a su despacho. La deja ir sin más que una orientación que no logra alojarla: “Te creo, pero si no lo confrontas la única opción que te queda es seguir adelante” (Capítulo 13, minuto 27:55). No logra interrogarse sobre la visita de la joven y sus implicancias. Acalla el celular que interrumpe la escena, pero él no se puede acallar para hacer lugar a Hannah en tanto sujeto portador de señales de su propio malestar.

No obstante, los tiempos en la actualidad han cambiado en relación a la historia de las intervenciones que realizan los miembros del DOE en escuelas de nivel medio. Los paradigmas que rigen la concepción de los equipos de orientación han adquirido otra complejidad, en función de las problemáticas particulares por las que atraviesan los adolescentes y frente a las cuales se debe intervenir.

La Dirección General de Educación de Gestión Privada (D.E.G.E.G.P.) es el organismo responsable por la supervisión y acompañamiento de escuelas privadas situadas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Parte de su función es velar por el cumplimiento de los lineamientos emitidos por el Ministerio de Educación de la Ciudad.

Pretende instalarse como un organismo dinámico con el objeto de dar respuesta a las demandas generadas al interior de la comunidad educativa propia de la ciudad. En este sentido, y en un intento de pronunciarse frente a la preocupación que las temáticas relacionadas con las nuevas constituciones subjetivas adolescentes generan, la D.E.G.E.G.P. ha emitido comunicados en los que da cuenta de dichos cambios en la concepción de las prácticas escolares relacionadas con la prevención. En las mismas orienta sobre algunas precauciones que deben tomar los actores institucionales en referencia, por ejemplo, al acompañamiento en el uso de redes sociales por parte del adolescentes, y donde se hace hincapié en el establecimiento de una “comunicación fluida con los alumnos, escucharlos y hacerles saber que cuentan con un adulto a quien pueden acudir frente a cualquier tipo de problemática” (D.E.G.E.G.P, 2017).

En relación a ello, el Psicólogo Gabriel Bayeto, en una investigación sobre Equipos de Orientación Escolar en escuelas medias de gestión pública de la Ciudad de Buenos Aires, refiere la importancia que adquiere en la actualidad dar cuenta de las modalidades de presentación de los padecimientos adolescentes en la escena educativa. Afirma que es fundamental: “priorizar el problema de la posición de los profesionales (Tizio, 2002) ante la profusión e indiscriminación de las demandas, y su implicación en las situaciones con las que debe intervenir (Zelmanovich, Molina, 2012), de acuerdo a la trama institucional de la que son parte integrante" (Bayeto, 2014, p. 10).

Por lo que para concluir, consideramos que es de suma importancia que los miembros del DOE construyan posiciones respecto de los abordajes institucionales dados, pudiendo recortar las demandas de las que son objeto para poder determinar líneas de trabajo posible. No serán sin consecuencias las decisiones que se tomen en relación al modo de intervención, incluyendo la escucha analítica. Entendemos dicha escucha no como una conducción de la cura sino como un modo de alojar a los miembros de la comunidad educativa y de intervenir frente al malestar institucional.

Tal como venimos señalando, las primeras escenas del capítulo inaugural de la serie, “Cassette 1, lado A” intentan brindar algunos datos contextuales de la realidad cotidiana de Hannah Baker. El espectador sabe de su trágico final pero no comprende sus motivaciones ni las tramas relacionales que la han llevado a ello. En este marco, hace su entrada Courtney, de quien solo deducimos es compañera de clase de Hanna. Se acerca a Clay mientras este caminaba por las inmediaciones de la escuela y sostienen el siguiente diálogo (Capítulo 1, minuto 0:06):

Courtney: - ¡Clay! ¿Cómo estas cariño? Estuve pensando en tí.

Clay: - Hola Courtney… ¿pensaste en mi?

Courtney: - Siento que deberíamos apoyarnos mutuamente en un momento así, ¿sabes?

Clay: - Claro.

Courtney: - Es todo tan triste. No tiene sentido, ¿verdad?

Clay: - No. Pero… muchas cosas no tienen sentido

Courtney: - Exactamente, nada más cierto. Algunas cosas no tienen explicaciones simples, ¿o si?

Clay: - Claro, si.

Courtney: - Me alegra que hayamos hablado. Adiós.

Clay: (ya en soledad) -Si… buena charla.

Es a posteriori que el espectador podrá suponer que Courtney conocía ya en ese entonces la existencia de las grabaciones testimoniales de Hannah, no así Clay.

En cambio, encontramos en el relato del “Cassette 7, lado A” a un Clay que, luego de confrontar al consejero escolar con las grabaciones de Hannah y con sus omisiones al respecto, se acerca impulsivamente a Skaye y sostienen el siguiente diálogo (minuto 43:00):

Clay: - Hola, ¿Cómo va todo?

Skaye: - Bien, ¿por qué?

C: - Escucha, yo me preguntaba si te gustaría salir alguna vez.

S: - Esta bien. ¿Cuándo?

C: - ¿Qué tal ahora? ¿Qué tal si salimos por esa puerta y pasamos el rato?

S: - ¿Estas bien?

C: - No, ¿Eso está bien?

S: - Si. Está bien.

Se muestra por primera vez en toda la temporada la verbalización del malestar de Clay, luego de un arduo recorrido de expiaciones y búsqueda de culpables. Podría pensarse que se dan las condiciones para instalar la pregunta genuina respecto de sí mismo.

Nos preguntamos entonces, ¿cómo se hubiese desarrollado el argumento de la serie televisiva si se hubiera contado con la mirada de un otro adulto capaz de leer los signos del padecimiento subjetivo de alguno de estos adolescentes?

Bibliografia

Bayeto, G.: “Los equipos profesionales ante la vulnerabilidad social, institucional y subjetiva en los Departamentos de Orientación Educativa (DOE) de escuelas medias públicas de la Ciudad de Buenos Aires: entre las normativas y las prácticas. Tesis de Maestría en Ciencias Sociales con orientación en Educación.” En Revista Investigaciones en Psicología (2016, 21, 1).

Brunet, G.: “Hablemos de Ética: La formación ética en la E.G.B.” Homo Sapiens Ediciones. Buenos Aires. 1997.

Lacan, J., (1975 - 1976). Seminario 23. El sínthoma. Inédito (versión digital traducida por Ricardo Rodríguez Ponte)

Lewkowicz, I.: Particular, Universal, Singular, en “Ética: Un horizonte en quiebra” Eudeba. Buenos Aires, 2008.

Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. DGEGP. Página web: http://www.buenosaires.gob.ar/educacion/escuelas/gestion-privada

Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. DGEGP: “Resolución N° 1513: Acompañamiento a niños y adolescentes en relación al uso de redes sociales.” SEGCBA. 2017.

Salomone, G. y Domínguez, M.E.: “La transmisión de la ética clínica y deontología” Letra Viva. Buenos Aires, 2008.

Savater, F.: “Ética para Amador” Editorial Ariel. Buenos Aires, 2002.

Tizio, H. et al.: “Reinventar el vínculo educativo: aportaciones de la Pedagogía Social y del Psicoanálisis”. Editorial Gedisa. Barcelona, 2001.

Tizio, H.: Sobre las instituciones, en Núñez, V. (coord.): “La educación en tiempos de incertidumbre: las apuestas de la Pedagogía Social”. Editorial Gedisa. Barcelona, 2002.

Yorkey, B.: “13 reasons why” en https://www.netflix.com/watch/80117471?trackId=14170286&tctx=1%2C0%2C2cebb547-b934-4207-ab35-c9fe0eb04a94-7375241



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COMENTARIOS

Mensaje de Maria Paola Galvis  » 25 de septiembre de 2017 » mpaolagalvis@gmail.com 

El interesante el recorrido que plantea el presente artículo sugiere una mirada paralela en relación a temas como la culpa, el daño, la venganza y la soledad. Mediante sus razones, Hannah Baker va destapando lo que cada una de las 13 personas destinatarias de los cassettes, pretendía mantener oculto. Cada razón apelaba a la culpa. Culpa por su muerte y culpa por lo que hicieron o lo que no hicieron desestimando las lamentables consecuencias para ella y para otros. En algunos de los 13 culpables, esta culpa deviene responsabilidad. Para otros se ancla bajo la excusa más o menos explícita de sentirse incapaces de enfrentar aquello que envuelven estas razones.
Por esto el recurso de negarlo todo y calificarla de depresiva, loca o el reiterado “Hanna miente”… pero de la culpa no se escapa y aunque Hannah ya no está para notarlo, esta actitud de indiferencia frente a los daños producidos que ya demostraban sus compañeros ante la sucesión de eventos, pudo generar en ella un deseo de castigo que encarnó en si misma.
Esta historia protagonizada por adolescentes no muestra evidencia respecto a la contención de los adultos, como también lo advierten las autoras del artículo. Los adultos de la institución solo demuestran intentos fallidos de acompañar y la débil presencia de los padres que solo se enteran de la situación de sus hijos cuando ya resulta inocultable.
La protagonista suma a los avatares de la adolescencia, el doble desafío de conocer una nueva ciudad, un nuevo colegio, nuevas relaciones etc. y ensaya distintos intentos de pertenecer que parecieran rebotarle a manera de diferentes expresiones de violencia, entonces recae en la desolación y la desesperanza progresiva.
Esta energía tan difícil de procesar en soledad que la condujo al suicidio, pudo quizá entrañar una suerte de venganza, de hacer justicia por mano propia, o lo que respecto al sucidio Freud1 mencionaba “el análisis nos ha traído este esclarecimiento: no halla quizá la energía psíquica para matarse quien, en primer lugar, no mata a la vez un objeto con el que se ha identificado, ni quien, en segundo lugar, no vuelve hacia sí un deseo de muerte que iba dirigido a otra persona".

1. Freud S. Obras completas, T. XVIII. "Sobre la psicogenésis de un caso de homosexualidad femenina", 1920; Buenos Aires; Ed. Amorrortu; 1995.



Mensaje de Carla Costantini  » 25 de septiembre de 2017 » carla.ac@live.com.ar 

Al ver la serie "13 Reasons Why" me generó una sensación de no entender por qué alguien con tantas posibilidades en su vida, me refiero principalmente a una familia que la quería y contenía, podría llegar a suicidarse. Lo sentí como si faltaran razones para que Hannah comenta semejante acto. Tal vez acostumbrada a escuchar historias reales o películas en donde uno "entiende" un poco más la decisión en el sentido que el contexto de la persona, los avatares de su cotidianidad no hacen más que generar un contexto propicio para una persona que no se encuentra emocionalmente estable.

A raíz de este artículo trabajado, quisiera centrarme en un punto particular:

El artículo refiere: "instaló fuertemente la pregunta en los jóvenes respecto del suicidio como ”solución posible” y de la existencia de motivos que puedan ser catalogados como suficientes para dar pasos en dicha dirección".
En relación a mi sensación al ver la serie, creo que se trata de la SINGULARIDAD de cada quien, cómo interviene la subjetividad de las personas, que algo tan banal para unos, resulta sumamente crítico para otros. Creo que se trata de entender esto y creo que se ve reflejado en Clay y Hannah. A ambos les hacen bulliyng en el colegio y a ambos les afecta pero a Hannah la lleva a tomar una decisión trágica mientras que a Clay no le modifica demasiado su vida. De hecho, Hannah expresa este sentimiento en uno de los capítulos, cómo le gustaría que no le afecte tanto como a Clay. Creo que este punto es clave, no importa cuantas razones sean, ni muchas ni pocas, ni 1 ni 13 ni 50, creo que la singularidad de cada uno de los seres humanos nos lleva a realizar actos propios de cada quien, tan únicos y propios que resultan indescifrables para otros. Por supuesto no se reduce a una decisión de ella y nada más. Hay todo un contexto que no ayuda, si no que incentivan una decisión en alguien que no está bien emocionalmente. En este punto, se hace urgente la necesidad de crear medidas que ayuden. No esperar a que algo suceda, que alguien se suicide para generar medidas que ayuden. Retroceder, empezar antes, ir un paso atrás y tener en claro que no hay una cantidad de razones necesarias para que alguien tome esta decisión, que solo basta 1 para algunas o miles para otros, que puede estar pasandole a cualquiera de nuestro al rededor. Tenemos que, principalmente quienes estamos en el área de educación y salud, poder abrir los ojos y no esperar que algo suceda para empezar a actuar, para generar un movimiento que posibiliten aperturas de caminos posibles en personas que solo ven uno, el suicidio.



Mensaje de   » 7 de septiembre de 2017 »  

Me pareció muy interesante el trabajo realizado, considerando las instituciones escolares como espacios de producción de subjetividad. Coincido con lo que se plantea respecto a las dificultades de "prevenir" algunas conductas, sobre todo dentro de lógicas institucionales, normativas, totalizantes, pero creo que es muy interesante que existan espacios de escucha dentro de las instituciones que puedan alojar algo de lo particular del sufrimiento de cada sujeto que transita por la institución.
Creo que la serie repite algo de lo totalizador respecto a la adolescencia, invisibilizando la particularidad del sufrimiento de Hannah y su posicionamiento frente al mismo, y lo que la lleva a la decisión final.



Mensaje de Juanita Marulanda  » 31 de agosto de 2017 » juanita.marulanda@urosario.edu.co 

Me parece interesante el análisis hecho de esta serie que generó mucha controversia en todo el mundo porque el tema del suicidio continúa siendo un tabú en muchos lugares. Esta serie, no solo intenta que tengamos un acercamiento más directo con lo que muchos adolescentes sienten y viven día a día sino que también genera conciencia a los jóvenes sobre la muerte.

Desde mi punto de vista, el tema de la muerte representado en el último capítulo de la serie, hace ver este hecho más real, pues la muerte se ha distorsionado por culpa de las películas y series que no son fieles a lo dolorosa que realmente es la muerte y que esta decisión de suicidarse no es algo sin importancia.

Como docentes, tenemos un impedimento de acercarnos directamente a los jóvenes para conocer las dolencias que tienen. Por esta razón, pienso que las personas directamente implicadas en escuchar y clarificar la conducta de los adolescentes deben ser las figuras paternas y maternas. Los padres deben aprender las señales de problemas en sus hijos y de igual forma, deben generar momentos de escucha para dialogar con ellos sobre temas como el suicidio, el bullying y la violencia sexual.

Por último, a pesar de que muchas veces se generen estos espacios, tanto en el hogar como en las escuelas, no se puede evitar que ocurran hechos atroces. Se debe aprender de ellos y generar espacios de enseñanza hasta que se haye un mejor método para distinguir los signos de alarma en casos de intención de suicidio.



Mensaje de Maria Laura Gonzalez  » 30 de agosto de 2017 » mlauragonzalez@hotmail.es 

El análisis de la serie me pareció muy bien desarrollado y encaminado, ya que los problemas sociales que surgen a nivel educativo en los adolescentes de este tiempo son temas que no hay que dejar de lado; porque ellos son sujetos en formación, que deben ser encaminados y escuchados para que puedan ser sujetos capaces en un devenir futuro.
En lo personal no conocía esta serie pero me parece muy interesante ya que aborda problemáticas que los adolescentes tienen hoy en día, que deben ser oídos, visibles, porque esos males repercuten no solo en el individuo sino también a nivel social.
Creo que la protagonista Hannah demuestra la imagen de todo adolescente que se siente confundido, perdido, en crisis y no sabe que hacer demostrar el sufrimiento que lo agobia.-
Me gusto mucho este analisis muchas gracias por este trabajo.

Maria Laura Gonzalez



Mensaje de Marien  » 5 de agosto de 2017 » marienhye@gmail.com 

En relación a la escucha analítica, se puede recurrir a las palabras de Juan David Nasio, quien postula al adolescente como un ser que sufre, pero que no puede poner en palabras aquello que lo aqueja. Justamente, con el advenimiento de la pubertad, los significantes que eran familiares ya no pueden corresponder al nuevo cuerpo, a las nuevas experiencias, a lo real de los cambios. Nasio afirma que allí donde faltan, el analista debe, a partir de la escucha, soplar las palabras que ayudarían al adolescente a identificar lo que le sucede. La Señora Bradley presenta una fachada según la cual aparenta estar disponible a la escucha de sus alumnos pero, justamente, no es más que una máscara. Ante la demanda de Hannah, si bien era anónima, no hace más que obviar la subjetividad de quien escribió la pregunta, así como también el carácter urgente de la misma, y dar una respuesta estereotipada dotada de impotencia ante lo que implica la proposición de la pregunta.
Entendemos el “soplar” las palabras faltantes no desde un discurso amo, sino desde un lugar que colabore con el esfuerzo del adolescente por dar un nombre a eso que lo agobia y que, de no tener las palabras para ubicarlo, podría desenvolverse en comportamientos peligrosos, tales como consumo de drogas, carreras a gran velocidad, crímenes, intentos de suicidio, etc. Es válido, a partir de esto, volver a citar a Tizio: “Las condiciones previas se cumplen si: existe un lugar en la institución al cual dirigirse. Desde ese lugar se escucha como demanda lo que expresa el sujeto; se da significación a sus actos.”
Con respecto al discurso amo, se puede ver un claro ejemplo en el obrar del Consejero Escolar cuando responde a la demanda de Hannah con la siguiente frase: “Te creo, pero si no lo confrontas la única opción que te queda es seguir adelante”. Hannah le confía lo que vivió, evidencia su angustia y, ante esto, recibe una respuesta categórica que aplaca su demanda al no considerarla siquiera existente. Como dice, acerca del actuar del Consejero Escolar, en la producción: “No logra interrogarse sobre la visita de la joven y sus implicancias. Acalla el celular que interrumpe la escena, pero él no se puede acallar para hacer lugar a Hannah en tanto sujeto portador de señales de su propio malestar.”

Marien Haye




Película:13 Reasons Why

Titulo Original:13 Reasons Why

Director: Brian Yorkey

Año: 2017

Pais: Estados Unidos