Inicio > Congresos Online > Congreso Online 2012 > Beginners > Herencia familiar: ¿cómo se empieza ahora?

Herencia familiar: ¿cómo se empieza ahora?

por Mendes Novo, Sofía

La traducción al castellano de Beginners es algo así como “Principiantes”. Este título ya desde el comienzo indica que se trata de personajes que deben empezar, comenzar algo en lo que se suponen nuevos. Desde este punto, en términos generales, ya algo de la emergencia de una singularidad, de algo novedoso, indica que podría ocurrir en su transcurso. Pero, no todo lo nuevo implica el surgimiento de una singularidad, es decir, de algo que viene a romper con la lógica de lo particular. En Beginners, es posible rastrear algo en ambos sentidos, de la obturación y de la irrupción. A través de los recuerdos que evoca Oliver se puede observar cómo era su vida antes. Se presentan escenas donde su padre, Hal, caracterizado por Christopher Plummer, lo indaga acerca de su vida amorosa, de su felicidad, del temor que tiene que su hijo pase su vida esperando algo que nunca llegará y en ese tiempo olvide ser feliz. En un diálogo el padre le plantea esta situación: “Si desde pequeño esperas tener un león y esperas, esperas, y el león nunca llega, pero entonces llega una jirafa ¿te vienes solo o te vienes con la jirafa?” a lo cual Oliver responde “yo esperaría al león” y Hal sentencia “eso es lo que me preocupa de ti”. Oliver defiende esta posición, reniega de su vida social, amistosa y amorosa. Esta postura se acentúa luego de la aparición de un cáncer fulminante en su padre y su posterior muerte, todo se vuelve contaminado de desánimo y tristeza para Oliver.

Tiempo mas tarde, incentivado por sus compañeros de trabajo, acepta concurrir a una fiesta de disfraces. Casualmente se disfraza de Freud, con barba y anteojos, e incluso habla con los invitados utilizando un sillón simulando ser un diván. En este ir y venir de personas, azarosamente conoce una chica, se gustan, y así comienzan una relación amorosa muy particular. Anna es una actriz francesa que tiene un estilo de vida nómade, y que también acarrea con una complicada historia familiar. Luego de varios meses de salir juntos y recorrer los diferentes hoteles por los que se hospeda Anna, finalmente Oliver le propone mudarse juntos. Aquí pareciera que algo novedoso en la vida del joven se presenta, a pesar de poseer relaciones anteriores, ésta indica tener una completa innovación y formalidad. Sin embargo, aquí no se encuentra nada de la emergencia de la singularidad, más bien, como a continuación se explicará, se obtura. Ni bien comienzan la mudanza, el joven ve a Anna llorando en la pieza y luego de unos días muy incómodos y opacos, Oliver expone sus sentimientos de tristeza y ella se va de la casa. Él la deja ir como ha dejado a sus otras parejas. Este elemento que podría ser singular y diferente, es incorporado dentro del universo preexistente y es tomado dentro de la misma lógica. Pero, pasado un tiempo, el joven decide volver por ella y comenzar de nuevo juntos. Es en este recorte donde pareciera presentarse algo realmente diferente y heterogéneo del resto de las acciones anteriormente realizadas por Oliver. Él vuelve por la chica, no la abandona.

En este último pasaje cuando Oliver viaja a Nueva York y habla por teléfono con Anna, ella le pregunta “¿Por qué dejas a todos? ¿Por qué me dejaste ir?”. En este momento el joven recuerda una escena donde ve a sus padres besarse y su padre irse de su casa, (escena que aparece reiteradas veces), y le responde “Quizás porque no creo que vaya a funcionar, entonces me aseguro de que no funcione”. Aquí pareciera que asoma un elemento respecto a la culpa, Oliver no lo dice, pero se trata de un sentimiento inconciente de culpa que se manifiesta en su decir, él se culpabiliza del fracaso en la relación con Ana y con el resto de sus vínculos. Él podría responder que no la dejó sino que ella quiso irse, pero no, él asume algo, que en principio pareciera ser culpa. Culpa pensada en tanto reverso de la responsabilidad, o responsabilidad velada por el sentimiento de culpa (inconciente). Es a partir de aquí donde es posible pensar el circuito de la responsabilidad.

Un primer momento se podría ubicar cuando Oliver le propone a Anna mudarse con él, pareciera que se presenta una acción conciente que se agota en los fines en la que fue concebida. Pero en un segundo tiempo, tiempo en el cual el universo particular es quebrado, el sujeto se encuentra interpelado y el tiempo uno se resignifica retrospectivamente. En este lugar se ubica la situación en la que luego de la mudanza, Oliver entra al cuarto y ve a Ana llorando (azar de por medio ya que si hubiese entrado más tarde probablemente no la hubiera visto llorar) e instantáneamente evoca un recuerdo de sus padres despidiéndose. Algo de esto lo interpela, lo conmueve y debe responder. ¿Por qué debe responder? Porque algo de esto extraño que irrumpe, le pertenece, algo inconcientemente se pone en juego. En el caso de Oliver, indicaría la irrupción de un miedo a la repetición de la vida familiar de sus padres, ver a Ana sollozando podría recordarle a la insatisfacción materna. Oliver desde pequeño sin conocer la causa, percibía una tristeza, o disconformidad de su madre, finalmente de grande comprendió la causa. Tras la muerte de su madre, Hal le confiesa a su hijo que toda su vida fue homosexual, pero esto no le resulta tan sorprendente como el enterarse que su madre lo supo de siempre y que fue ella quién forzó el casamiento. En palabras del padre “nunca fui un gran amante para tu madre”. Oliver teme repetir una vida amorosa insatisfactoria, por eso abandona sus relaciones, y deja ir a Anna cuando la ve llorar. La mudanza se resignifica al aparecer la tristeza de la chica, Oliver no quiere repetir la pareja disfuncional de sus padres, o no ser un “mal amante” para su mujer como lo fue su padre, sin embargo al mudarse se concreta la insatisfacción, primero expuesta por ella, luego por ambos. El Sujeto se ve interpelado a responder, Oliver lo hace de dos maneras diferentes, primero cerrándose sobre su propio Yo cuando permite que Anna se vaya, y también a través de la aparición de la culpa o la intelectualización cuando dice que “se asegura que las cosas no funcionen”. Como afirma D’Amore “El yo se desculpabiliza del deseo, aceptando la culpa moral” [1]. Pero por otro lado se muestra otra respuesta, la de un tercer tiempo, la de la responsabilidad subjetiva, el sentimiento de culpa se diluye en el efecto sujeto como respuesta de dimensión ética. Surge el acto ético. Oliver va por ella, viaja a Nueva York y la busca para emprender nuevamente la relación, se muestra un cambio de posición del Sujeto frente a sus circunstancias pasadas.

Es de destacar otro personaje interesante en el film. Luego de la muerte de Hal, Oliver se hace cargo de la mascota de su padre, un Jack Russell cariñoso, con quien extrañamente puede dialogar. Este animal, se convierte en una especie de lazo conector con ese objeto perdido, perdido en lo real, su padre, y Oliver lo mantiene siempre a su lado. Pareciera ser un ancla que mantiene algo del pasado en el presente. Finalmente para que el joven Oliver vaya por Anna, para que pueda realizar el pasaje al acto, debe desprenderse por primera vez del perro (¿o del padre?) y dejarlo a cargo de, nada más ni nada menos, que la pareja de Hal, un joven homosexual que acompañó a su padre en su último tiempo de vida. Así se ve como ese desprendimiento del pasado permite un nuevo comienzo.

Lamentablemente el film no otorga más información acerca de la convivencia futura de los dos jóvenes, solamente con el título y con esta última escena de ellos dos sentados en la cama preguntándose “¿Cómo se empieza ahora?”, se entiende que apuestan a comenzar con algo nuevo, quizás esta vez desde sus propias vidas, como principiantes, y no acarreando la de sus padres.

Referencias

D’Amore, O.: Responsabilidad y culpa. En la transmisión de la ética. Clínica y Deontología. Vol. I: Fundamentos. Letra Viva, 2006.

Domínguez, M. E.: Los carriles de la responsabilidad: el circuito del análisis. En la transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol I: Fundamentos. Letra Viva, 2006

Michel Fariña, J.J.: “The Truman Show. Mar abierto (un horizonte en quiebra)”. En Ética y Cine, Eudeba, 2000.

Mosca, J. C. (1998) Responsabilidad, otro nombre del sujeto. EN Ética: un horizonte en quiebra. Eudeba, Buenos Aires.

Salomone, G. Z.: El sujeto dividido y la responsabilidad. En la transmisión de la ética. Clínica y deontológica. Vol. I: Fundamentos. Letra Viva, 2006.



NOTAS

[1D’Amore, O.: Responsabilidad y culpa. En la transmisión de la ética. Clínica y Deontología. Vol. I: Fundamentos. Letra Viva, 2006





COMENTARIOS

Mensaje de Mendes Novo Sofía  » 5 de noviembre de 2012 » sofiamendesnovo@gmail.com 

Hola Irene, muchas gracias por el aporte. Es correcto lo que decís acerca de que la relación de ambos no se edificará desde la nada, pero pareciera ser que esta vez se construye desde otro lugar (probablemente determinada por la muerte del padre), eso es lo que me resultó más interesante del film.

Gracias!



Mensaje de Cambra Badii, Irene  » 4 de noviembre de 2012 » cambrabadii@psi.uba.ar 

El artículo me resultó muy interesante. El recorte planteado en relación al circuito de la responsabilidad subjetiva es original y va más allá de lo planteado por el director del film.

Sería interesante sumar al análisis el hecho de estar transitando la despedida de su padre, ya que Oliver acompaña a su padre en la enfermedad terminal y a partir de allí se acerca a él de manera diferente. Es a través de esta despedida que puede reencontrarlo desde otro lugar. Y a través de esta despedida, de este desprendimiento, que puede iniciar una relación amorosa con Anna.
Sin lugar a dudas, esta relación no se edificará sobre un vacío, sino sobre la historia familiar (tanto Anna como él tienen una relación particular con sus propios padres, ¿no es siempre así?), pero ahora, podría ser desde un plano más elaborado.



Mensaje de Larroca Torres Melina Daniela  » 27 de octubre de 2012 » larrocatorresmelinadaniela@gmail.com  

Hola, es muy interesante la articulación que realizas en este articulo con el circuito de la responsabilidad. Creo que podría pensarse aquello de no repetir la pareja disfuncional en relación a los títulos que que esta figura paterna pudo aportar en la conflictiva Edipica. Si realmente se trataba de un no hacer las cosas mal o de un no saber acerca de como abordar el encuentro con un otro.



Mensaje de Mendes Novo Sofía  » 19 de septiembre de 2012 » sofiamendesnovo@gmail.com 

María Julia, muchas gracias por el comentario y me alegro que te haya resultado interesante. Lo que decís es prácticamente una síntesis de mi trabajo, es en lo que quise hacer hincapié, muy acertado tu aporte! Saludos.



Mensaje de María Julia Calderone  » 18 de septiembre de 2012 » juliacalderone@hotmail.com 

Muy interesante el análisis del film. La autora ubica allí la responsabilidad subjetiva en la repetición. Es decir, tal como lo dice Freud, el sujeto repite en acto aquello que no recuerda y no es susceptible de ser elaborado. Existe ahí una posición subjetiva de la cual el sujeto es responsable, aún sin saber de qué se trata. Cuando el personaje principal logra salir de la repetición en acto, algo del deseo se pone en juego. Aparece la incertidumbre por la ausencia de un guión ajeno pero la satisfacción de poder protagonizar la propia historia.




Película:Beginners

Titulo Original:Beginners

Director: Mike Mills

Año: 2010

Pais: Estados Unidos

Otros comentarios del mismo autor:
• Womb