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Jonas, distintas caras, mismo sujeto

por Rodriguez Sambade, María Elena, Vázquez, Verónica

Desenlace RedPsi

Resumen

En el presente artículo se va a desarrollar el análisis de uno de los personajes principales de la serie Dark, que se transmite por la plataforma de streaming Netflix. Para desplegar el mencionado examen sobre el personaje de Jonas, vamos a partir de la hipótesis principal de que dado cómo transcurren los hechos y la participación que tiene este personaje en los mismos, no logra realizar un acto ético a lo largo de la trama de su vida. El marco teórico que guiará nuestro pensamiento será el Psicoanálisis de orientación lacaniana.

Palabras Clave: Subjetividad | Acto | Dark | Moral

Jonas, different faces, same subjectivity. A take on dark.

Abstract

In this paper we performed a study on Jonas, one of the main characters of the Netflix show Dark. Our hypothesis is that Jonas does not do any ethical act in his life . The theoretical framework implemented is Lacanian psychoanalysis.

Keywords: Subjectivity | Dark | Moral | Act
 

Introducción

Los extraños hechos ocurridos en un pueblo de Alemania, donde un niño puede desaparecer sin dejar rastro y aparecer asesinado 33 años después como si sólo hubiera transcurrido un día, son el escenario que plantea la inquietante y críptica serie Dark. Esta serie, transmitida por la plataforma de streaming Netflix, nos acerca a la intimidad de una serie de personajes en los que prima la incertidumbre y la toma de decisiones en pos de descubrir una trama arcana que pareciera regir sus vidas. Entre estos personajes destaca la figura de un joven llamado Jonas, quien deviene una de las figuras principales en el discurrir de los acontecimientos.

El presente trabajo girará en torno al análisis de este personaje, un adolescente al que se lo muestra perturbado por el suicidio del padre, y absorto cuando se da cuenta de que su mejor amigo está de novio con la chica que le gusta. Jonas aparece como un joven retraído, que no se opone a lo que le dicen sus amigos, y termina yendo al desolado bosque del pueblo, durante la noche, porque ellos se lo piden. Hecho que cambiará para siempre el rumbo de su vida o, mejor dicho, lo pondrá en camino.

A partir de ese momento el joven Jonas empezará a recibir instrucciones de diferentes personas, que lo irán guiando en las acciones que debe realizar para resolver la problemática que surgió esa noche en el bosque.

A lo largo de su vida, (adolescencia, adultez y tercera edad) Jonas tiene distintos objetivos que cumplir. El Jonas adolescente no comprende el accionar de su yo adulto y de la tercera edad. Así como el Jonas adulto no comprende el accionar de sí mismo en la tercera edad, le resulta ajeno. ¿Para que dicha ajenidad entre los Jonas de las distintas épocas se produzca, es necesario que el personaje realice un acto que cree un nuevo sujeto? La hipótesis del presente trabajo se basa en que dicho cambio subjetivo no sucedió. A pesar de que los objetivos y las acciones que lleva a cabo el personaje en sus diferentes etapas de la vida resultan a simple vista diametralmente opuestas a los fines de lo que su yo joven querría, el personaje no ha vivenciado un cambio subjetivo, por ende no ha realizado un acto ético a lo largo de su vida. Para el desarrollo de dicho análisis trabajaremos desde la teoría psicoanalítica de orientación lacaniana.

Un vistazo al mundo de Dark

La serie Dark trata la temática de los viajes en el tiempo y entre mundos paralelos, y cómo estos influyen y afectan la vida de las personas que los realizan. Los hechos relatados en la serie de televisión web transcurren en un pueblo ficticio de Alemania llamado Winden, en el cual hay una central nuclear que se conecta con un bosque cercano mediante un sistema de cuevas. En las cuevas se encuentra el portal que permite los primeros viajes en el tiempo.

La trama girará en torno a los integrantes de las familias Kahnwald, Nielsen, Doppler y Tiedemann, y las relaciones interpersonales que se generan entre ellos.

El personaje que nos ocupa en este análisis, como se mencionó más arriba, es el joven Jonas, quien al iniciar el relato de la serie debe enfrentar el suicidio de su padre (Michael Kahnwald). Lo primero que nos muestran de este joven es cómo lo afecta la muerte del padre, dejando entrever que estuvo dos meses internado por este hecho. Al volver al pueblo, le preocupa que la gente se entere de que estuvo en un neuropsiquiátrico. Su amigo, Bartosz Tiedemann, lo tranquiliza diciéndole que hizo correr el rumor de que estaba de vacaciones en Francia. Pero no le dice lo más importante, que mientras él no estaba, se puso de novio con Martha Nielsen, la chica que le gustaba. De esto se entera de manera abrupta en la escuela, cuando Martha aparece y besa al amigo. Frente a esta situación, Jonas se queda sin palabras, solo atina a mencionar que no importa. Luego, el amigo le propone ir a unas cuevas que están en el bosque del pueblo. En esa excursión a las cuevas, desaparece el hermano menor de Martha, Mikkel Nielsen.

Este hecho propicia el inicio de los saltos temporales, por lo menos para el espectador. Es así que vemos sumergirse a Jonas en el viaje en el tiempo, alentado por la búsqueda de respuestas frente al suicidio del padre y la desaparición de Mikkel. Tras la sugerencia y pistas que le ofrece un extraño, que había llegado a Winden recientemente, se mete en las cuevas. Poco a poco, iremos viendo a Jonas realizar acciones que supuestamente romperían con el bucle temporal en el que están sumergidos, y que le van a ser presentadas de esta forma por su Yo adulto en algunas ocasiones, y en otras por Claudia Tiedemann, otra viajera del tiempo.

Al viajar al pasado descubre que su padre en realidad es el hermano de Martha, que viajó en el tiempo y creció en los 80’s. También se anoticia de que el extraño que lo ayuda en su búsqueda es él mismo pero en versión adulta, un Jonas del futuro. Y como si fuera poco, además se encuentra con otro Jonas del futuro, que es aún mayor, quien tiene la cara deformada por quemaduras. Dichas situaciones lo dejan perplejo, y ante esta perplejidad tiende a tomar las respuestas que otros le dan sin cuestionarlas mucho.

Es así que, con la orientación de Adam (su yo de la tercera edad), considera que debe volver al pasado para evitar que su padre se suicide. Piensa que esto podría romper el ciclo de eventos que vinculan de una forma no natural el pasado y el futuro. El error de Jonas es concluir rápidamente que el inicio de todo es el momento en que él fue testigo del inicio, como si el mundo girará en torno a él. Ahí la serie nos deja entrever que Jonas no es el más inteligente y toma rápidamente las respuestas que otros le proporcionan.

La trama se complejiza

Antes de viajar para evitar que el padre cometa el suicidio, se dirige a ver a Martha para confesarle su amor diciéndole: “fuimos hechos el uno para el otro, nunca creas otra cosa”. Luego, va hacia su casa a presentarle a su padre la carta suicida y pedirle que no se mate. Para su sorpresa, su acción genera que el padre entienda que es necesaria su muerte, para que Jonas pueda nacer, poniendo en su cabeza la idea del suicidio.

Cuando se entera del inminente apocalipsis que va a suceder en Winden, Jonas se encuentra en la tarea de salvar a Martha de esa catástrofe. Pronto su propósito se ve truncado cuando Adam llega a impedirlo y asesina a Martha. Jonas queda desolado, pero un minuto después aparece otra Martha, perteneciente a un universo paralelo, y se lo lleva a su mundo. Donde intiman, y como consecuencia de ello Martha queda embarazada.

A su vez, en una divergencia del tiempo, la Martha del otro mundo no aparece luego de que Adam matara a su homónima, y ese Jonas adolescente viaja al futuro. Allí se encuentra con Claudia, que lo encamina sobre cómo llevar adelante el fin del ciclo del tiempo.

En forma casi paralela, el Jonas ya adulto reúne a sus amigos (Magnus, Franzisca y Bartosz) y viajan al pasado (principios del siglo XX) escapando del apocalipsis. Juntos emprenden la trabajosa tarea de construir la máquina del tiempo. Allí aparece la Martha del otro universo (Martha que el Jonas adulto que nunca viajó al otro mundo no llegó a conocer) para ofrecerles la materia que hará que la máquina que están construyendo funcione. Al poco tiempo desaparece, dejando a Jonas sin respuestas nuevamente.

La creación de la máquina del tiempo implica un trabajo riesgoso, lo cual genera cicatrices en el cuerpo de Jonas.

Transcurridos varios años en el pasado, aparece la madre de Jonas con una niña que le presenta como su hermana. Jonas mata a la madre y manda a la niña al futuro, ya que es “lo que se debe hacer”. Él sabe esto porque ya vivió en el futuro y conoció a esa niña en su versión adolescente.

A esta altura, Jonas ya convertido en Adam, ordena a distintas personas a realizar lo que siempre se hizo, según lo dice un cuaderno que le presentaron. Pasos a seguir necesarios para que en el futuro llegue a ser él. Dentro de las órdenes que da se incluye el secuestro y asesinato de niños, asesinato de adultos, torturas, y eventos retorcidos.

Todo para poder matar a la Martha del otro universo y por ende matar al hijo que tiene en su vientre, y así terminar con la conexión entre ambos mundos, que sería su fin último.

De un mundo resquebrajado

A lo largo de su vida Jonas va realizando distintos descubrimientos en relación a los extraños eventos que suceden en Winden, eventos que le competen. Desde que Martha, la chica que desea, es su tía, a ser el artífice del suicidio de su padre. Cada descubrimiento le plantea nuevos interrogantes a responder en relación a qué hacer, cómo posicionarse ante dichos eventos que ya no puede desconocer.

Entendemos por acto ético, aquella respuesta singular que produce un sujeto frente al acontecimiento que abre una interpelación subjetiva. Esta se va a diferenciar de las respuestas contenidas dentro del plano universal, porque lejos de obturar, cerrar esa pregunta inmediatamente (sin ninguna otra posibilidad de cuestionamientos), va a producir una singularidad de canon ética (D’Amore, 2006). Singularidad, que en palabras de D’Amore: “hace desfallecer al particular previo” (D’Amore, 2006, p. 155). De esta forma, el acto ético constituye en su mismo movimiento un sujeto que puede responder, en consonancia con la ética, por su deseo inconsciente. Ya que el acontecimiento que genera la interpelación subjetiva tiene que ver con el desliz del deseo inconsciente, generando la culpa que obliga a responder.

Michel Fariña (1999) dice: “responsable es aquél del que se espera una respuesta. Pero no una respuesta evitativa, negadora o renegadora de la situación. Una respuesta que suponga un cambio de posición del sujeto frente a sus circunstancias” (p. 6). ¿Logra Jonas realizar una respuesta responsable, un acto ético? Consideramos que Jonas no realiza una respuesta que suponga un cambio subjetivo. A continuación desarrollaremos cómo al personaje se le presentan distintas situaciones que lo interpelan y qué posición toma ante ellas.

La muerte del padre dejó a Jonas sin respuestas. Podemos ubicar que en el universo de Jonas, antes de que su padre se suicide, no había mayores interrogantes, transcurría su vida como un adolescente normal, que comenzaba un amor con una compañera y pasaba tiempo con sus amigos. El hecho de que el padre se suicide resulta disruptivo para Jonas, ya que al parecer ni él ni su madre habían ubicado indicios de que esto pudiera suceder. Esta escena resulta desestructurante porque el joven se encuentra sin respuestas a dicho interrogante. El padre de Jonas era un referente para él. Jonas menciona que éste le decía “el bien y el mal dependen del punto de vista”, podemos pensar que este joven se permitía dormir sobre el punto de vista de su padre, y al quedarse sin él se quedó sin respuestas.

Quizás por eso tiene visiones del padre, quien se le presenta en sueños, situación que lo lleva a quedar internado en un instituto psiquiátrico. El psiquiatra del pueblo menciona que en la terapia grupal funcionó bastante bien; se plantea que Jonas es con otros, y es en la soledad donde se encuentra sin referencias, el padre lo dejó solo. Al retornar a su hogar luego de la internación, Jonas intenta buscar respuestas sobre la muerte de su padre, ¿quién era él?, ¿por qué lo hizo?, ¿quién me guiará sobre lo que está bien y lo que está mal?

Al enterarse de que Martha es su tía, a Jonas se le presenta el horror, no puede estar enamorado de un familiar. Dentro de su universo eso está mal. A partir de dicha situación Jonas se encuentra en lucha entre lo que siente por Martha y lo que considera que está bien. Como resolución a dicho conflicto encuentra la posibilidad de salvar a su padre del suicidio, como si dicho evento implicaría que su padre no viaje de joven al pasado y que su vida vuelva a la normalidad, sin que Martha sea su tía. Salvar al padre ubicaría a Jonas del lado del bien, ya que sería “el salvador” y posibilitaría su deseo de estar con Martha, a quien le confiesa su amor antes de ir a salvar al padre. ¡Podría ser el superhéroe y quedarse con su chica!

La realidad le demuestra que el asunto no es tan sencillo. Cuando descubre que es él mismo el que provoca que su padre decida suicidarse el horror lo invade nuevamente. Ya no es el salvador y sigue siendo el que besó a su tía. Y se le suma la paradoja de que es él mismo quien provoca el suicidio de su padre. El mundo tal como lo conoce Jonas colapsa, en palabras de Lewkowicz (2004):

La paradoja moral deja a un sujeto “desnudo y a los gritos”. Está recién nacido, ningún recurso previo lo orienta desde este momento. No hay retorno, si lo hay es a un costo enorme. La ley sobre la que estaba sostenido el sujeto se cayó, lo abandonó, es una experiencia desgarradora para alguien sostenido en la ley. El retorno es a la miseria subjetiva. Nada es igual desde allí, el retorno puede ser al costo de negar algo que es esencial, que pasó y quebró todo lo que esta ley sostenía: negar todos los pensamientos relacionados a ese acto. La paradoja te come, la dinámica de la negación da agujeros y tachaduras cada vez más amplias. Cada tachadura se vuelve una paradoja. (p. 2)

En esta línea, podemos ver cómo se manifiesta la no respuesta de Jonas en el diálogo que mantiene con Martha del otro mundo, al día siguiente de tener relaciones:

M: ¿Si fuera verdad? Que sólo puede existir un mundo. El tuyo o el mío.
J: (silencio)
M: Ya tomaste una decisión. Quieres regresar, a tu mundo.
J: Nunca quise nada de esto. Tienes que creerme
M: ¿Nunca quisiste nada de esto? Esa noche, ¿tampoco lo quisiste?
J: Esto está mal. No pertenezco aquí.

¿Qué respuesta da Jonas?

Ante esta pregunta que lo obliga a responder sobre su deseo Jonas responde desde la moral. Gabriela Z. Salomone (2006) dice “genera un movimiento en el sentido opuesto al de la responsabilidad subjetiva. Toma la interpelación (...) pero se responsabiliza moralmente y trata de enmendar. Se trata de una culpa moral como respuesta a la interpelación. Evalúa su accionar, lo encuentra moralmente malo y se reprocha por ello.” En su intento por enmendar se vuelve a ubicar como “el salvador”, el que podrá enmendar todos los males que se le presentan.

El significante “el salvador”, que podríamos pensarlo como “el enmendador”, adquiere distintas aristas según lo que el personaje va ubicando como “la verdad” que se le va revelando, pero no sale de dicho significante que lo hace sentir “del lado correcto” dentro de su moral, por lo cual, queda alejado de la posibilidad de realizar un acto ético en consonancia con su deseo. Al ser el salvador deja de lado la persona que realiza algo que está mal, y pasa a vivir en consonancia con sus ideales. Rabinovich dice “los ideales por sí solos no permiten al sujeto actuar, no dan lugar a un acto. Para que el sujeto actúe, para que haya acto, el deseo como deseo del Otro debe operar” (Rabinovich, 1993, p. 63).

Jonas adulto investiga la forma de salvar a Martha, “si la deseo, la debo salvar”. Debe enmendar todo lo que ocurrió, ya que es su culpa. Mediante la idea de que él tiene el control omnipotente y podrá salvarla, sigue sin responderse la pregunta de qué hacer con lo que siente hacia su tía. ¿Su plan es salvarla y él no existir? Quiere borrar la culpa de desear a su tía. Este precepto guía su accionar durante su vida adulta, orientado por Claudia, que lo encamina a “no perder la fe”.

El hecho de que la Martha del otro mundo se le presente, resquebraja el universo de Jonas adulto, ya que todas sus acciones están orientadas a cambiar el pasado para salvarle la vida a Martha. La Martha que llega no es la misma, y además lo abandona. Dicha situación desorienta a Jonas, y la respuesta de ser “el salvador” comienza a tambalear. Nuevamente se encuentra sin saber qué es lo correcto y que no.

Antes de realizarse una pregunta, encuentra una nueva respuesta a qué debe hacer el salvador. Es así que llega a la siguiente conclusión: “Sic Mundus. El viejo Tannhaus, él creía que de verdad estaba creando un paraíso en donde nos liberaríamos del destino y del sufrimiento. Un mundo más allá de tu mundo y del mío. Pero yo finalmente comprendí qué es el paraíso realmente. La oscuridad eterna, en la que nada existe. Pero para eso el apocalipsis debe suceder. En mi mundo y en el tuyo.”

Es así como Jonas se convierte en Adam desembarazándose de sus emociones para sostener su identidad de “salvador”. Esto queda claro cuando Adam dice: “Somos libres de verdad cuando nos libramos de las emociones. Solo cuando estamos listos para sacrificar lo que más amamos.” Jonas sacrifica su deseo y se convierte en Adam.

En pos de llevar a cabo su objetivo como salvador mata a su madre y se propone matar a Martha, que tiene en su vientre al hijo de ambos. De tal manera enmendaría sus errores, destruyendo todo.

La fisonomía del personaje se muestra con la cara deformada, quemada, dicho dato estético da cuenta de que el personaje perdió su inocencia, perdió su lado humano, para convertirse en un monstruo. Esta metamorfosis se presenta también al poseer otro nombre, ya no es el adolescente inocente.

Adam manipula al Jonas joven, ya que sabe qué decirle para que haga lo que él se propone, “lo que se supone que tiene que hacer”. Jonas no ubica un referente en Adam, lo ve como un ser monstruoso en el que nunca podría convertirse.

Dualidades. Luz y oscuridad

La versión de Martha perteneciente al otro universo, Eva, se le presenta a Adam como rival especular. En algún punto ella cumple el mismo rol que él en su universo. A partir de allí, a Adam se le armá la dualidad luz y oscuridad. Ya que ella se propone sostener lo acontecido, para poder dar a luz a su hijo, y Adam se propone destruirlo, porque cree que así no se generaría el ciclo de sufrimientos. Los dos se encuentran creyendo que están en el lado correcto con certidumbres inquebrantables.

A las personas que utiliza para lograr su cometido, Adam les dice “estás del lado correcto, no lo olvides”, lo que puede pensarse como una manipulación. Quienes dudan son sentenciados a muerte. Pero también podemos pensar que en su decir “estás del lado correcto, no lo olvides” se encuentra la necesidad de reafirmarse a sí mismo que es así. Él quiere creer que está del lado correcto, no quiere perder la fe de que es el salvador del sufrimiento de la gente.

Se presenta otra paradoja, Adam busca finalizar con su sufrimiento y para tal fin genera el sufrimiento del que toda su vida fue víctima. Antes de matar a Martha, quien tiene a su hijo en el vientre, le dice “Está mal lo nuestro, en tu mundo y en el mío”. Con esta frase Jonas deja en claro que sigue pensando en la dualidad: el bien y el mal. Ante su deseo hacia Martha responde con la moral, sin posibilidad de generar una respuesta más allá de la moral, sin actuar en consonancia con su deseo.

Conclusiones

A lo largo de su recorrido, Jonas va respondiendo a los interrogantes que lo interpelan con respuestas defensivas, que taponan la posibilidad de tramitar y generar un nuevo sujeto. “El retorno de la ‘herida ética’ a la moral, es un encadenamiento de negaciones continuas, la negación niega la negación misma; éste es el camino subjetivo que me queda ofrecido: o agrego algo o me desvanezco como sujeto. Parado frente a la pura paradoja me desintegro” (Lewkowicz, 2004, p.2). Mediante el significante “salvador” logra restituir su mundo particular, pero el mismo va quedando preso de dicha solución.

En otro tenor de posibles respuestas al acto ético quedarán, entonces, las acciones del orden particular, que buscaran de alguna forma retornar a la moral previa a la hiancia que abrió la interpelación subjetiva. Como en el caso de Jonas, que no cesa de repetir una y otra vez las mismas acciones, casi a sabiendas de que se van a producir los mismos resultados. Es así que: “Se abre como respuesta a la interpelación, de un modo general, un abanico de posibilidades; a saber: el sentimiento de culpa, la proyección, la negación, la intelectualización –como poderoso anestésico psicosocial– y, en líneas generales, la formación sintomática” (D’Amore, 2006, p. 154). Esta repetición en acto genera una falsa salida, ya que no hay un cambio en la posición del sujeto que genere una verdadera respuesta al circuito de la responsabilidad, no logra producir un acto ético, queda entrampado en lo imaginario de la moral.

Referencias

D’Amore, O. (2006). Responsabilidad y culpa. En La transmisión de la ética. Clínica y deontología. I: Fundamentos, Letra Viva, Buenos Aires, 2006.

Domínguez, M. E. (2006). Los carriles de la responsabilidad: el circuito de un análisis. En La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos, Letra Viva, Buenos Aires, 2006.

Gutiérrez, C. (1998). Antígona y el rito funerario. En Ética: un horizonte en quiebra. Cap. VII. Eudeba, Buenos Aires, 1998.

Lewkowicz, I. (2004). Paradoja, infinito y negación de la negación. Texto establecido por Sebastián Gil Miranda. Material de cátedra.

Michel Fariña, J. J. (1998). Qué es esa cosa llamada ética. (Cap. II); Lo universal-singular como horizonte de la ética. (Cap. III). El interés ético de la tragedia (Cap. V). Del acto ético (Cap. VI). En Ética: un horizonte en quiebra. Eudeba, Buenos Aires, 1998.

Michel Fariña, J. J. (1999). The Truman Show. Mar abierto (un horizonte en quiebra). Comentario sobre The Truman Show, de Peter Weir. Versión resumida de la clase dictada en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNLZ, lunes 8 de noviembre de 1999.

Mosca, J. C. (1998). Responsabilidad, otro nombre del sujeto. En Ética: un horizonte en quiebra, Eudeba, Buenos Aires, 1998.

Rabinovich, D. (1993). La angustia y el deseo del Otro. Buenos Aires: Manantial.

Salomone, G. Z. (2006). El sujeto dividido y la responsabilidad. En La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos, Letra Viva, Buenos Aires, 2006.



NOTAS



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COMENTARIOS

Mensaje de Ianina Petrizzo  » 29 de agosto de 2020 » iani.petrizzo@gmail.com 

Me resultó muy interesante la lectura del presente artículo. El haberlo elegido se debe a que, mientras iba viendo la serie en su momento, pensaba qué responsabilidad subjetiva le corresponde a Jonas al respecto de los sucesos desencadenados en Winden. La propuesta de que Jonas no logra pasar al acto, que no pueda responder desde su deseo sino desde la moral, atraviesa la trama de las tres temporadas y me lleva a pensar si de lo que se trata, en definitva, no es más que la captura de Jonas por la imagen, amenaza imaginaria que la otra Martha encarna y ante la cual Jonas sucumbe y, con él, la mismísima Martha.
Ante la paradoja que se le presenta frente lo inexorable de la muerte de su padre y el enamoramiento de su tía, Jonas es interpelado y responde desde una no-respuesta, adosado al significante “salvador”. Desde ese fantasma, podría pensarse, interpreta y encuentra un sentido: todo lo que sucede es su culpa, por ende, lo que haga en la trama temporal será obra suya y de él depende emnendarlo. Pero ese fantasma vacila ante la Martha del otro mundo: hasta ese momento salvar a Martha (la de su tiempo) era su objetivo. Ante la aparición de la otra Martha, su versión especular y del otro mundo, toda certeza se cae. Jonas no sabe que es lo correcto y que no. Esta otra Martha lo interpela pero Jonas no duda, sino que se formula una respuesta: el apocalipsis debe pasar en los dos mundos. Pero hay un giro y se produce un movimiento inesperado que ni Adam ni Eva (Jonas y Martha del futuro) vivieron antes, su desaparición: “El final es el principio y el principio es el final”. Entonces ¿no se trata acaso de un acto ético este último movimiento, esta vuelta al principio?



Mensaje de carolina dyszel  » 28 de agosto de 2020 » carolinadyszel@gmail.com 

Me parece muy interesante el análisis de pensar al personaje de Jonas desde la dimensión moral prevalentemente. Creo que a lo largo de toda la serie se produce un interjuego entre la ética y la moral, principalmente en la ultima temporada donde explican el por qué de la creación de la maquina del tiempo.
Jonas se manifiesta encarnado en un ideal paterno, en una constante repetición que lo lleva a no poder salir de esa posición moral. En varias oportunidades es interpelado por el deseo pero su respuesta ante el encuentro con este deseo lo lleva a evadirlo y repetir un mismo padecimiento constantemente (cancelando al deseo, eligiendo el camino del "bien y el mal"). Hay una paradoja entre el querer ser el héroe y hacer el bien por motus propia, pero a la vez sus acciones son tomadas por decisión de terceros. Son elecciones ajenas (Jonas incluso en una escena se aqueja de que siempre está haciendo lo que le dicen).
Este personaje se refiere a si mismo como un error en la matrix/matriz, esta puede ser pensada como otra situación el cual lo lleva a la disputa con la moral. Podemos aún así interrogarnos, ¿qué es la matriz? ¿quién decide cómo debe ser la matriz?, en este sentido se puede incorporar el personaje de Martha y también pensar al concepto de poder. ¿Cómo es el interjuego de poder entre Martha y Jonas para decidir sobre el mundo? Podría pensarse a futuro un análisis teniendo en cuenta el entramado de ambos personajes. Quizás ubicando a Jonas desde el eje moral y a Martha desde su elección ética, decidiendo quién debería morir y quien vivir en ese mundo.



Mensaje de Hernán Ignacio Erdeli  » 27 de agosto de 2020 » hernanerdeli@gmail.com 

Las autores escriben con gran delicadeza y cuidado la constante puja entre la búsqueda del acto ético y la caída en la moral del personaje de Jonas. Es claro que, además de los viajes en el tiempo y entre universos por una búsqueda de un poder que parece inalcanzable, el personaje inicia también un viaje interno que podríamos plantear como su arco narrativo. Ya no es un adolescente cuyas preocupaciones pueden reducirse a los amores tempranos y a su comunidad de pares, de repente aparece parado en un tablero de ajedrez cuya figura parecería homologarse a la del rey. En la primera temporada vemos como, además del trágico suicido de su padre, todos los eventos misteriosos y fuera de contexto lo tienen a él como punto de conexión. Sin embargo, conforme al avance de los capítulos y temporadas, la audiencia, tal como Jonas, vamos entendiendo que él no es más que un peón que lo mueven a su antojo conforme a las convicciones de personajes que operan desde posiciones invisibles y anónimas. Hasta aquí nada novedoso, las autores articularon cómo, así como nosotrxs creíamos que Jonas era la clave de todo, él mismo se encierra en ese casillero, prisionero de una misión de rescate y salvataje, y los grandes costos y sacrificios que ésto representa para él al enterarse poco a poco de su impotencia: observa cíclicamente cómo su yo-anterior intenta lo mismo que él y produce las mismas consecuencias (que a su vez son causas): la muerte de Martha, el suicidio de su padre, el abandono de Mikkel para que él y el resto puedan vivir la adolescencia que él sabe que vivieron. Lejos de desalentarlo y correrse de este lugar para batallar a un destino hecho a medida, él continua neciamente buscando la vuelta a la partida de ajedrez, encontrándose nuevamente en una curva infinita.
Sin embargo, bien hacia el final de la serie, precisamente en el último capítulo, aparece un personaje viejo con un dato nuevo: una solución al infinitum. Claudia, "el demonio blanco", encuentra la excepción al bucle que perpetua la repetición: es en cuestión de segundos en que puede permitirse un cambio, así como haber movido al alfil en lugar de la torre en la partida de ajedrez, en esos segundos previos al apocalipsis, Claudia ya no está muerta y aparece con un mensaje: ni Adán ni Eva pueden llegar al fin de la partida, porque el secreto no está en ninguno de sus mundos, ni la historia pertenece a ninguno de ellxs. Es a partir de la existencia de un tercer mundo (que no es más que el mundo originario, el primer mundo) que surgen los universos paralelos de las temporadas previas, los cuales se alimentan "cual cáncer" del originario, dando una posible explicación de la miseria inconmovible en la vida de todos los personajes en estos mundos. Es en éste final, en el que Adán se encuentra con Eva, con aires de paz: ya no hay guerra para ver si triunfa el bien o el mal, y así como Jonas pierde el estatuto real a partir del avance de la serie, ambos se dan cuenta que estaban siendo jugados y no jugando el juego. Se convierten en polvo y sus mundos desaparecen como un sueño, un deja vú que sólo es mencionado cuando Hannah ve el piloto amarillo.
Me pregunto entonces si, entendiendo que un acto ético es la respuesta que supone un cambio de posición subjetiva por parte del sujeto responsable, al renunciar a la puja por el poder y abandonar todas las instrucciones, experiencias y saberes que él tuvo previamente a su nuevo bautismo y consolidar sus nuevos objetivos, Adán-Jonas esborazon al menos un acercamiento a ese acto ético tan buscado. Sólo que no fue el que él creía que sería. En fin, casi en una lectura socrática, en esos últimos instantes anteriores a desvanecerse, supo que no sabía nada y que eso valió más que todo lo que él creía conocer.



Mensaje de Tamara Peppe Cancela  » 25 de agosto de 2020 » tami.peppe@hotmail.com.ar 

En consonancia con los autores me pareció sumamente interesante cómo analizaron la posición de Jonas durante toda la serie.
Resulta muy llamativo cómo Jonas se encuentra “dormido” en la realidad, cuando un Real irrumpe para despertarlo: el suicidio de su padre. Entendiendo la realidad como la ficción diaria y lo Real como un punto de inflexión, un acto que deja al sujeto sin respuestas; lo inasible. A partir de allí Jonas busca respuestas, referencias. A pesar de los viajes en el tiempo y la apertura a nuevas y enigmáticas experiencias, Jonas siempre se mueve entre dos polos: bueno y malo, oscuridad y luz. Así es como no logra dar un paso hacia el plano de la singularidad, hacia aquello que no cabe en sus reglas anteriores y ante lo cual es necesario “inventarse” una respuesta.
Por otra parte, en toda la serie podemos percibir como todo aquello que resultaba familiar y cálido se vuelve totalmente ominoso (Unheimlich). Damos cuenta de ese viraje cuando Jonas descubre que Martha es su tía, que Mikkel al crecer será su padre e incluso que él mismo se convertirá en Adam. No sólo el descubrimiento de aquello que debía permanecer velado torna ominoso los vínculos, sino la eterna repetición de lo igual. En palabras de Viviana Mozzi “se trata de la repetición no deliberada de lo mismo que vuelve ominoso algo inofensivo, ´el factor de la repetición de lo igual como fuente del sentimiento de lo ominoso´ (Freud, S., “Lo ominoso”, op. cit., p. 236.); sentimiento que recuerda, por otro lado, el desvalimiento-desamparo original (Hilflosigkeit)”



Mensaje de Florencia Salvatore  » 25 de agosto de 2020 » salvatore_flor@hotmail.com 

Concuerdo con el lugar de “salvador” que ocupa Jonas a lo largo de la trama y agregaría tal vez, que es un salvador sufriente, aquel que debe abandonarlo todo en pos de un bien mayor. Aquel que se pone al hombro descubrir la solución mágica que detenga la trama de acontecimientos que invaden a Winden incluso si debe abandonar todos sus deseos. Un verdadero mártir tomado por la culpa, que resulta ser una salida padeciente pero menos costosa en términos de responsabilidad subjetiva que enfrentarse con su propio deseo inconsciente, con su amor por Martha, su dolor por el suicidio del padre, su desamparo.
Ante los hechos, la destrucción total de ambos mundos, que daría por consecuencia, la desaparición de su ser y de todos aquellos a quien él quiere, se le aparece como la única salida posible. Jonas entonces no lidia con su incertidumbre, sus emociones, sino que tiende a hacerlas desaparecer. Sigue los consejos de todo aquel que se le aparezca en el camino, sin cuestionarlos ni cuestionarse, incluso cuando se da cuenta de que ha sido manipulado. En lugar de enojarse, alienarse o incluso rebelarse, se ubica nuevamente en una posición de víctima con la cual los otros hacen y deshacen bajo sus propias reglas. Es como si los hechos sucedieran sin él ser partícipe en absoluto. En cambio, su misión es hacer algo que cambie el rumbo de estos, pero desconociendo su propia intervención como sujeto de deseo en el suceder de los mismos.
Jonas (adolecente - adulto - anciano) se mueve únicamente en el eje de la moral, el bien y el mal, incluso cuando los hechos lo interpelan, no dispone de otros mecanismos más que la restauración del orden moral previo.
Me preguntaba si algún otro personaje de la serie sí lleva a cabo un acto ético...




Película:Dark

Titulo Original:Dark

Director: Baran bo Odar, Jantje Friese

Año: 2017 - 2020

Pais: Alemania | Estados Unidos