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Una fuerza inconsciente

por Bronstein, Pablo

Universidad de Buenos Aires

Resumen

En el presente trabajo se realiza un análisis sobre el tema de la responsabilidad subjetiva en el personaje del padre (Thomas) de la película franco- noruega Fuerza Mayor. Se trata de la responsabilidad por el deseo de un hombre hacia una mujer. De la elaboración de esta temática se desprenden otros temas como la paternidad, que alcanza un punto de reflexión en términos de farsa y ficción. Frente a la inminencia de una avalancha, Thomas sale corriendo dejando en desamparo a su esposa e hijos. La confrontación con este hecho propone pensar la fórmula de la negación freudiana, que encuentra en el film un lugar para elaborar una asociación posible entre responsabilidad subjetiva y realidad psíquica, en la medida en que se constituye como respuesta moral a la interpelación subjetiva.

Palabras Clave: Responsabilidad Subjetiva | Negación | Paternidad | Realidad psíquica

Introducción

La película franco-noruega Force Majeure fue dirigida por el director sueco Ruben Östlund en el año 2014, traducida al inglés como Turist y al español como Fuerza Mayor, nombre homónimo al título original que introduce algunas ambigüedades en torno a la noción de responsabilidad que el director no deja libradas al azar. En el campo del Derecho la figura jurídica de fuerza mayor (también llamada caso fortuito) supone la existencia de un hecho imprevisto al que no es posible resistirse, y como tal el sujeto involucrado es inimputable y por tanto no tiene responsabilidad. Con esta idea juega el director para pensar, no la responsabilidad jurídica, sino la subjetiva.

Primer día esquiando: La deuda por la familia

El matrimonio entre Thomas y Ebbe vacacional cinco días en los Alpes franceses con sus dos hijos Vera y Harry. La película empieza con un adelanto de lo que se va a ser una de las hipótesis principales del trabajo. Ya en la montaña un fotógrafo insiste en retratar el momento familiar pero hay en Thomas una resistencia, un cierto fastidio que nos dice algo acerca de por dónde anda su deseo. La película está separada en capítulos que coinciden con los cinco días esquiando.

En el hall del hotel, Ebbe se hace amiga de una mujer que está también de vacaciones en el lugar, pero sin su familia porque, es clara con esto, está allí para descansar de su marido e hijos; un segundo anticipo que comienza a introducir la cuestión de la responsabilidad por los vínculos. Casi como en una respuesta moral, Ebbe expresa delante de su esposo que como él trabaja mucho, tiene cinco días para concentrarse en la familia, a lo que él le responde en tono de chiste: “Vaya, es bueno saberlo”. Es decir, Thomas no está enterado de esta demanda de atención que reclama su esposa. Su chiste indica por un lado que, al menos para él, hasta ese momento todo anduvo bien entre ellos, pero por otro, del lado freudiano, nos noticia que hay allí una relación especial con lo inconsciente.

No tarda mucho en llegar la escena principal sobre la cual se centrará toda la película, y que abre un debate acerca de si nuestros comportamientos instintivos son controlables, si somos responsables por ellos, pero fundamentalmente qué dicen de nosotros.

Segundo día esquiando: La avalancha

En un parador en la montaña, Thomas, Ebbe, Vera y Harry, almuerzan al aire libre. A lo lejos llama la atención una masa de nieve que desciende majestuosa de la cumbre, fascinante paisaje que despierta en los turistas admiración. Pero la alarma crece porque esa masa de nieve se va transformando en una avalancha que se desplaza hacia el parador y aumenta la inquietud y la duda respecto de qué hay que hacer, si salir corriendo para salvarse o continuar disfrutando de un espectáculo que en una fracción pequeñísima de tiempo se vuelve una amenaza; finalmente la nieve llega. Se escuchan gritos, sillas que caen, llantos de niños, pero lo que sucedió finalmente fue que los cubrió una simple neblina. En este acontecimiento, mili segundos antes de que la pantalla se vuelva blanca, Thomas sale literalmente corriendo y Ebbe se queda abrazando a sus hijos que gritan de terror mientras llaman a su padre que no está.

Cuando la niebla se va y la pantalla se despeja, las voces de los turistas nos ponen en pista de que solo fue un susto y la situación anterior se va restableciendo; la gente vuelve a su mesa y Thomas también, pero para Ebbe la eventual avalancha devenida en bruma llevó a su marido demasiado lejos. Algo cambió, ella trata de disimularlo pero no puede; una perplejidad se apropia de su existencia.

Por la noche el matrimonio cena con la amiga que conoció Ebbe el día anterior, que ahora está con un amante que encontró ese mismo día. Ebbe les cuenta lo sucedido y frente a esto la pregunta de su amiga que no se hace esperar: ¿Qué hicieron?

Thomas: no hay mucho que hacer.

Ebbe: El se asustó tanto que corrió de la mesa.

Y él que lo niega todo dice:

Thomas: Creo que seguimos trastocados por el hecho.

Y esta negación, y no el hecho concreto de que su marido haya salido corriendo de la avalancha, es lo que a Ebbe le va a producir un malestar que no encuentra consuelo, una angustia que va a arrancar de Thomas una confidencia. El le explica que no logra identificarse con su interpretación de los hechos, es decir que niega rotundamente que haya salido corriendo, y ella le pide que por los hijos es necesario que puedan tener la misma perspectiva. Sobre esta necesidad de acuerdo mutuo se volverá más adelante.

El niega la interpretación de su esposa, niega el carácter psicológico de su acto, niega la responsabilidad por su deseo. El malestar de Ebbe, así como su insistente interpelación frente al accionar de su marido, produce en él una respuesta que está del lado de lo particular, del lado de aquello que no lo va a implicar subjetivamente, sino que lo resguarda de los efectos de lo reprimido: niega la interpretación que ofrece Ebbe, pero el espectador es testigo de que Thomas salió corriendo. Sobre esta negación hay cuestiones para reflexionar y es la punta del ovillo para empezar a pensar el tema de la responsabilidad subjetiva.

En términos de realidad psíquica el psicoanálisis expresa que la realidad humana no puede ser reducida a la adecuación de una realidad objetiva plenamente compartida con los otros, sino que lo inconsciente abre otro escenario donde se juega, entre otras cosas, el deseo. Así, la realidad psíquica es un entramado donde los límites de lo interior y lo exterior no son definibles. En esa realidad Thomas retorna al camino de lo moral para negar la interpelación que Ebbe produce con su angustia. En este sentido vale plantear la referencia freudiana sobre la negación en cuanto al funcionamiento de su estructura:

“Un contenido de representación o de pensamiento reprimido puede irrumpir en la conciencia a condición de que se deje negar. La negación es un modo de tomar noticia de lo reprimido.” [1]

Se trata de un pasaje de “La negación” donde Freud examina aquello que retorna de lo reprimido en forma de negativa y lo vincula con lo que debe entenderse en términos de juicio, en la medida es que este:

“debe admitir o impugnar la existencia de una representación en la realidad” [2]

Y agrega, respecto de las decisiones de la función del juicio, que:

“Ya no se trata de si algo percibido (una cosa del mundo) debe ser acogido o no en el interior del yo, sino de si algo presente como representación dentro del yo puede ser reencontrado también en la percepción (realidad). De nuevo estamos frente a una cuestión de afuera y adentro.” [3]

Tercer día esquiando: La prueba

A la mañana siguiente ella prefiere ir sola a esquiar y tiene la siguiente conversación con su amiga turista:

Ebbe: ¡un amante italiano! Parece que estuviste con muchos hombres, ¿hicieron un pacto con tu marido?

Amiga: Cada uno se responsabiliza por sus relaciones.

Ebbe: ¿No te da miedo que te dejen?

Amiga: Que te dejen no es nada agradable, pero hay mucha gente importante en mi vida, no solo mi esposo y mis hijos, no puedo alimentar mi autoestima solo con una relación con mi esposo y mis hijos.

Una interesantísima conversación donde la amiga expresa algo de importancia capital que la película quiere poner en primer plano: algo en torno a la responsabilidad por el vínculo con el otro se juega en aquel momento en el que Thomas sale corriendo. En términos de responsabilidad subjetiva Thomas sale corriendo porque el deseo estaba en huir de su familia; puede no ser juzgable por escapar de la avalancha, puede ser o no culpable de querer salvar su vida antes que las de sus hijos, en todo caso se trata ese de un debate moral, pero es responsable, eso sí, de huir de su familia. A ello debe responder. Su primera respuesta está del lado de la negación.

Una pareja de amigos del matrimonio protagonista llega a la montaña. En la cena Ebbe describe pormenorizadamente lo ocurrido y en un desgarrado sentimiento de desconsuelo suelta las siguientes palabras:

Ebbe: Llamaba a gritos a Thomas y él no estaba ahí. Y ahora tengo un problema, estoy en un hotel elegante pero no estoy feliz.

Son estas palabras de una contundencia implacable que evidencia el sentimiento de angustia de la mujer. En el Seminario X Lacan, en relación a la certeza, a aquello que no engaña, va a expresar que la angustia tiene una íntima relación con la duda, que la angustia no es la duda sino su causa.

Ella tiene una certeza: duda del deseo de su marido. Lo increpa a decir algo y él insiste en no compartir la interpretación de los hechos, insiste en que se trata de una interpretación, y en términos de realidad psíquica tal vez esté en lo cierto, pero Ebbe tiene un testigo: esa huida está filmada con su celular, y nuevamente el azar otorga pruebas contundentes de que la realidad objetiva no alcanza para explicar algunos sucesos.

Cuarto día esquiando: Asumir la responsabilidad del acto

Este día es Thomas el que sube la montaña sin Ebbe, y lo hace con su amigo quien le ofrece algunos consejos para poder aliviarse de aquello que lo aqueja: lo anima a gritar bien fuerte y que su voz se multiplique en los ecos de los picos más altos. Cuando vuelve al hotel ella no le da ni la hora, y su desdén precipita la angustia de Thomas que comienza a llorar desaforadamente en el pasillo del hotel, en el lugar equivocado, como los niños. Ebbe como puede lo lleva adentro, y Thomas continúa llorando. Ella no le cree, le dice que solo finge llorar, pero su angustia llega a tal punto que solo puede escupir una verdad:

Thomas: Entiendo que estés decepcionada de la persona que resulté ser, yo también estoy decepcionado de ella, lo odio mucho y no puedo perdonar a este tipo. Ha hecho otras cosas antes. Ha mentido. Ha sido infiel. Sí, lo confiesa, hace trampa en algún juego con Harry y Vera. Es de lo más patético y ya no puedo seguir viviendo con él, no quiero, tú no eres la única víctima, yo también soy víctima. Soy víctima de mis propios instintos.

Con esta verdad produce un sujeto en acto, que va a estar del lado de la ética, en tanto posición que indica una relación con un decir del lado del deseo inconsciente. La noción de acto es consecuente con la de sujeto. Y volviendo al tema de la angustia, en relación al acto Lacan expresa en el mismo Seminario que:

“Es quizás de la angustia de donde la acción toma prestada la certeza. Actuar es arrancarle a la angustia su certeza. Actuar es operar una transferencia de angustia” [4]

Y algo sucede que refuerza la hipótesis de que Ebbe se angustia porque el deseo de su marido está en otro lado, Thomas no está a la altura del deseo por ella: Harry y Vera lloran en el piso con su padre y le piden a Ebbe que se sume; son tres niños llorando y una mujer observando un panorama deprimente, observa y consuela a los tres como una madre.

Lo que pareció plenamente azaroso no bastó para comprender su necesidad de huir, a Ebbe no le alcanzó con la explicación de que frente a situaciones extremas el instinto puede traicionarnos, es decir, que la fuerza mayor que el Derecho entiende como dejando al individuo exento de responsabilidad, en el terreno del deseo inconsciente no encuentra un derrotero similar.

Ultimo día esquiando: Restitución del padre ¿Farsa o Ficción?

Ultimo día. La familia sube la montaña para esquiar todos juntos. El los lleva a un lugar especial que había conocido el día anterior cuando subió solo con su amigo. Ebbe le pregunta si es un lugar seguro porque la visibilidad es muy escasa por la niebla que hay, y Thomas con seguridad implacable da recaudos e indicaciones para poder bajar, y en ese intento Ebbe se queda atrás. Cuando los chicos preguntan por su madre, Thomas la llama, pero no responde, solo se ve la niebla blanca. Hay un momento de tensión dramática sobre el estado de Ebbe, en ese momento Thomas en actitud de rescate vuelve sobre sus pasos para rescatarla y le pide a los hijos que no se muevan de ese lugar hasta que regrese. No se escapa la repetición significante de la ida paterna: vuelve a dejar solos a sus hijos pero esta vez para rescatar a su madre. Después de un rato también dramático, de entre la niebla se recorta de a poco la figura heroica del padre cargando en brazos a Ebbe. Inmediatamente uno piensa que está herida, que no puede caminar, sino ¿porque la traería en brazos?. Pero cuando llegan con Vera y Harry ella se incorpora sin tener ningún malestar físico, un mínimo diálogo lo confirma:

Thomas: Necesitás ayuda

Ebbe: Puedo sola

Todo hace pensar que se trata efectivamente del montaje de una farsa para restituir, frente a los hijos, la imagen de un padre que reivindique una más heroica. A condición de no responder la pregunta sobre el padre, es que puede formularse el interrogante ¿Qué es un padre? Sin embargo ¿Por qué hacer esta pregunta? Al respecto se puede reflexionar que el montaje que ha hecho el matrimonio (y veremos si no se trata de un fraude) propone pensar que algo de la función del padre falló y que es necesario restituir a ese otro anterior a lo sucedido en la avalancha. Acá cobra otro sentido aquella necesidad de Ebbe de unificar los criterios respecto de la interpretación de los hechos: es por los hijos. Carlos Gutiérrez y Haydeé Montesano en el texto “Farsa y ficción. Usurpación y paternidad en la constitución subjetiva”, a propósito del estatuto de la paternidad en la compleja situación de la apropiación de niños, ponen en un punto de análisis las diferencias fundamentales que existen entre la mentira que engaña y la ficción que produce realidades, manteniendo así que la paternidad no se sostiene bien del lado del fraude. Cabe preguntarse entonces si este teatro que hace el matrimonio en la nieve se trata de una farsa o una ficción, por supuesto, salvando las distancias que lo separan de aquellos otros padres que cometen el terrible delito de la usurpación de niños.

El viaje de regreso: Una última vuelta de tuerca

En el micro de vuelta el chofer que manipula el vehículo en bajada, se aventura bruscamente por un camino sinuoso entre la montaña, que genera un escándalo entre los pasajeros. El miedo le hace a Ebbe obligar al chofer a abrir la puerta del micro para bajarse, y desesperadamente procede de esa manera; todos siguen sus pasos y bajan la montaña caminando por la ruta mientras que el chofer resuelve la situación y continúa su camino sin los pasajeros que se bajaron. Esta situación ¿Qué quiere contar? ¿Por qué el director elige como final esta escena? ¿Capricho? Más bien parece querer formular un interrogante, y con ello la ambigüedad de las conclusiones de la escena final: ¿no estaría haciendo lo mismo que hizo su marido cuando huyó de la avalancha?. Queda abierta la pregunta que merece otro análisis.

Y para concluir, en esa caminata de regreso a casa, una mini situación entre padre e hijo:

Extraño: ¿Querés un cigarrillo?

Thomas: No. Pensándolo bien ¿me das uno? (Thomas enciende el cigarrilo)

Harry: Papá ¿fumás?

Thomas: Sí, fumo.

Una idea sugerente que da cuenta del nacimiento de una nueva concepción de hombre y de padre a partir del valor que puede otorgarle a un cigarrillo, como símbolo de madurez, como un adolescente que se ha convertido en adulto.

Bibliografia

Freud, Sigmund: “La Negación”. En Obras Completas, volumen 19 (1923-25). Amorrortu editores, Buenos Aires, 2007.

Gutiérrez, C. y Montesano, H: “Farsa y ficción. Usurpación y paternidad en la constitución subjetiva”. En Aesthethika, Revista internacional sobre Subjetividad, Política y Arte. Volumen 4, junio 2008.

Lacan, Jacques: Seminario Libro X: La angustia. Paidós, 2009.

Mosca, J.C.: “Responsabilidad: otro nombre del sujeto”. En Etica: un horizonte en quiebra. Eudeba, Buenos Aires, 2002.



NOTAS

[1Freud, Sigmund: La Negación. Obras Completas, volumen 19 (1923-25). Amorrortu editores, Buenos Aires, 2007. (pp. 253).

[2Freud, Sigmund: La Negación. Obras Completas, volumen 19 (1923-25). Amorrortu editores, Buenos Aires, 2007. (pp. 254).

[3Freud, Sigmund: La Negación. Obras Completas, volumen 19 (1923-25). Amorrortu editores, Buenos Aires, 2007. (pp. 255).

[4Lacan, Jacques: Seminario Libro X: La angustia. Paidós, 2009. (pp. 88)





COMENTARIOS

Mensaje de Reos, Francisco  » 17 de octubre de 2017 » reos.francisco@gmail.com 

Hola,
Me parece muy interesante el recorte en especial por la cantidad de variables simbólicas e imaginarias que se pone en juego con respecto a la figura del padre.
Lo que seguro este recorte pone en cuestión es que nunca a través de la vía imaginaria se puede reparar aquello que quedó dañado en el registro simbólico.
Además de la farsa del rescate, la corrida despavorida de este hombre expone la farsa anterior que se había instalado: la de un hombre de familia a la altura de sus pretensiones.
Largo camino le falta a este personaje para empezar a entrever de qué se trata esta huida ya que la culpa (en sentido sintomático) es solo el reverso de la responsabilidad



Mensaje de Reos, Francisco  » 17 de octubre de 2017 » reos.francisco@gmail.com 

Hola,
Me parece muy interesante el recorte en especial por la cantidad de variables simbólicas e imaginarias que se pone en juego con respecto a la figura del padre.
Lo que seguro este recorte pone en cuestión es que nunca a través de la vía imaginaria se puede reparar aquello que quedó dañado en el registro simbólico.
Además de la farsa del rescate, la corrida despavorida de este hombre expone la farsa anterior que se había instalado: la de un hombre de familia a la altura de sus pretensiones.
Largo camino le falta a este personaje para empezar a entrever de qué se trata esta huida ya que la culpa (en sentido sintomático) es solo el reverso de la responsabilidad




Película:Fuerza mayor

Titulo Original:Tourist - Force Majeure

Director: Ruben Östlund

Año: 2014

Pais: Suecia