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"Podrán decir que fui un militar sanguinario pero jamás podrán decir que fui un militar desobediente"

por Smud, Martín

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El título es la frase dicha por el teniendo coronel Varela al final de la película “La Patagonia rebelde”. Es impactante pues plantea que si la dicotomía está entre matar o ser obediente, este militar no duda en la opción aún cuando decida fusilar a mil quinientos personas a sangre fría, sin juicio y con el objetivo de “ser obediente” a los intereses de aquellos que tienen el poder político, los latifundios y los intereses económicos.

Estos hechos acontecidos en el sur Argentino han marcado la historia de nuestro país y sigue siendo fundamental para pensar en las cuestiones éticas no solamente de la trágica historia de la década del veinte sino en la historia de un intelectual que sacó a luz esta historia: Osvaldo Bayer y una obra teatral que actualmente está en cartel que refiere la historia de cinco mujeres que trabajaban como meretrices que fueron las únicas que se negaron como acto de coraje civil, desobedecen a la orden a la madame de tener sexo con jóvenes militares que participaron de la matanza de tantas personas indefensas.

La obra teatral se llama: “Las putas de San Julián” [1]. Fuimos a ver la obra con varios alumnos y quedamos conmocionados tanto por la temática de la obra como por la presencia en escena de Osvaldo Bayer que con sus 87 años va y viene en el escenario contándonos lo que ha pasado en el sur argentino en la década del 20 con el fusilamiento a sangre fría de más de 1500 obreros por parte del ejército argentino y lo que fue de cinco meretrices que fueron las únicas que se enfrentaron a esa idea de la obediencia más allá de la pregunta acerca del costo de su puesta en acto.

La presencia en el escenario de Osvaldo Bayer discutiendo con la Señora Muerte que le pregunta por qué no deja de pelear y se entrega a sus manos eróticas, y lo invita a realizar el viaje a lo que aún nadie conoce, y Osvaldo explicándole que le había prometido a una tía fallecida a los 100 años que no la iría a superar pero que hasta los 99 no iba a aflojar y le pide a esa mujer hermosa de negro que vuelva dentro de algunos años que mientras tanto tiene que contar la historia que fue censurada cuando se quería estrenar la obra cinematográfica “La Patagonia rebelde” en el año 1974, cuando los militares amenazaron que si la película se estrenaba tal como estaba, con la escena de las cinco meretrices negándose a tener sexo con el ejército argentino, ellos no permitirían que llegara a ninguna sala argentina.

La historia se repetía cincuenta años después, las prostitutas negándose a complacer las ansias seminales de los uniformados que venían de asesinar a miles de compatriotas y que fueron violadas, torturas y mandadas al ostracismo en la cárcel de Ushuaia, era aún más cruel e inaceptable que mostrar el asesinato a mansalva de mil quinientos seres humanos en el sur argentino. ¿Cuál sería el motivo? Se trata de un acto ético.

La película se estrenó finalmente sin esa escena, y ahora Osvaldo contaba que había prometido hacerles justicia a esas mujeres que fueron las únicas que se negaron, a costa de su integridad física, a tener sexo con los asesinos de tanto chilote, inmigrante, obrero, anarquista, que defendían mejores condiciones laborales en un territorio lleno de latifundios y estancieros deseosos de que nadie se interponga con sus ovejas, patacones que debían cambiarlos en sus negocios, sus horarios de trabajo que no tenían final ni derechos.

Las idas y vueltas que tuvo la película son parte de la historia más dramática de la Argentina. La Patagonia rebelde es de 1974 dirigida por Héctor Olivera y protagonizada por Héctor Alterio, Luis Brandoni, Federico Luppi y Pepe Soriano. Fue escrita por Olivera, Fernando Ayala y el mismo Osvaldo Bayer. Basada en el libro de Bayer Los vengadores de la Patagonia trágica, relata los hechos de la denominada Patagonia rebelde del año 1921. Fue censurada primero por el entonces presidente, Juan Domingo Perón, y luego finalmente fue aprobada el 12 de junio de ese año por decisión del mismo. Después de la muerte de Perón, fue censurada nuevamente el 12 de octubre por el gobierno de Isabel Perón. Poco después, la mayoría del elenco y realizadores debieron marchar al exilio. Sólo pudo ser exhibida en 1984, con el regreso de la democracia. El film ganó el Oso de Plata en el Festival Internacional de Cine de Berlín de 1974.

Con el libro había acontecido un trajín similar, Los vengadores de la Patagonia trágica, fue un libro histórico-testimonial de no-ficción dividido en cuatro tomos publicados entre 1972 y 1974. Relata los hechos de la denominada Patagonia rebelde y la masacre con la que ésta fue terminada, sucedidos durante el año 1921. Los tres primeros tomos fueron editados en Argentina en los años mencionados, y el cuarto fue editado en Alemania Federal en 1978. El hecho de que la última parte tuviera que ser publicada en el extranjero se debe a que tanto el autor como el editor debieron exilarse cuando la última dictadura cívico-militar usurpó el poder en 1976. En el año 2001 Bayer sintetizó los cuatro tomos de Los vengadores... en un libro retitulado La Patagonia rebelde, en la que el autor compiló y resumió lo fundamental de sus cuatro tomos en un solo volumen, con el propósito de una mayor difusión de ésta obra.

El Coronel Varela, el comandante de esta segunda excursión a “pacificar” el sur argentino, aprovechó la reputación que había conseguido en el primer viaje al rubricar un documento entre los estancieros y los obreros donde lo trabajadores ganaban derechos que fueron desoídos por la patronal y que desencadenó la nueva huelga y la nueva incursión del Coronel Varela, instado por la presidencia de Yrigoyen para que, de una vez por todas, diera final a estas huelgas y confiriéndolo de tal poder que levantaba su mano con cuatro dedos y esto significaba que, luego de ser obligados a cavar sus propias tumbas, cada obrero sería aniquilado con cuatro balas.

Las posiciones de Bayer son bien conocidas, sus padres son oriundos de la Patagonia, y su padre le había contado lo que había pasado con el derramamiento de sangre en el sur argentino, y él llevo a cabo una investigación con documentos que prueban la envergadura de las matanzas. Estas cinco prostitutas que se negaron a tener sexo con los militares, y que fueron doblemente reprimidas, son las protagonistas junto a Osvaldo y sus actos éticos, de coraje civil.

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Pero ¿por qué podemos llamar como acto ético a lo que realizaron estas cinco mujeres decididas a no dejarse amedrentar por los asesinos de mil quinientos seres humanos que muchos de ellos venían a estar con ellas, que conocían y por quienes, como ellas lo dicen: “En nuestra profesión no es posible enamorarse pero sí sentíamos cariño por algunos de ellos”.

Levis Strauss critica la noción de raza porque ha resultado la manera histórica de justificar matar al otro. Y sostiene que “no se trata de desarraigar los prejuicios raciales ubicándolas en su contrario, los aspectos positivos. Sería en vano haber conseguido que el hombre de la calle renuncie a atribuir una significación intelectual negativa al hecho de tener la piel negro o blanca, tampoco se trata de si existen aptitudes raciales innatas positivas. De lo que se trata es de pensar la diversidad de las culturas humanas” [2].

Es la justificación para considerar a alguien como subhumano o infrahumano, lo hicieron los nazis, lo hizo Varela para matar a 1500 seres humanos acusándolos de anarquistas, de no argentinos, de obreros sin derechos laborales casi en una causi esclavitud.

Badiou afirmaba que “en este nuevo tiempo de mediados de siglo XX, ¿los nazis, por ejemplo, no definieron lo humano a partir de lo inhumano? Tenían dos categorías: lo inhumano (los locos, débiles mentales) y lo subhumano (los judíos)” [3].

Se trata de desmerecer la condición humana del otro para quitarle los derechos elementales de la vida, considerarlos de una raza inferior. Se hizo en la colonización y el exterminio de los pueblos originarios de las Américas, así como fue la justificación siniestra de los militares dentro del terrorismo de estado para apropiarse de los hijos de los que torturaban, asesinaban y hacían desaparecer.

¿Qué es la ética? Habría tres posibles respuestas y estas acepciones se confunden todo el tiempo.

1- La ética y la moral son la misma cuestión. Se identifican, por ejemplo: esta persona no tiene moral, esta persona no tiene ética.

2- La ética como metalenguaje de la moral, sería la ciencia que estudiaría las conductas morales.

3- La moral y la ética se diferencian, ubicando a la moral en el eje sincrónico, en el eje de lo que está bien o mal en una determinada época, en un determinado tiempo histórico, y la ética en el eje diacrónica, interrumpiendo la sucesión de conductas morales en situaciones singulares concretas, produciendo escansiones, fracturas, problemáticas. Como sostiene Ignacio Lewkowicz: “Para comprender esta noción es necesario repensar las nociones de singular, universal y particular no desde una perspectiva cuantitativa. Universal como todos, particular como algunos, singular como uno” [4].

No se trata de la versión cuantitativa sino cualitativa, sostiene Lewkowicz: La singularidad está por fuera del uno, hay que ir contra un razonamiento intuitivo, y agrega: lo universal está más allá del todo. No resulta fácil comprender estas nociones pero justamente de eso se trata: la ética es un acto de pensamiento, no se trata del desarrollo del conocimiento. La disyunción entre saber y verdad,

¿Qué es la moral? La separación dilemática entre lo que está bien y lo que está mal. Cuando actuamos nos preguntamos continuamente: ¿Qué debo hacer? Es la pregunta de la moral. Las posibles respuestas:

1- Sé lo que hay que hacer pero no nos da el cuero. Ves un accidente en la calle y sabés que tenés que ayudar. Pero hace cinco minutos tenías que estar en otro lado importante, Y entonces, te haces el otario para no hacer lo que debías hacer. Se trata de una dificultad a la hora del actuar, por lo que sea, se trata de poner distancia con lo que está pasando. Es una inhibición.

2- Otra posibilidad es no saber qué hacer, y quedarse detenido en la pregunta que sostiene la duda acerca del qué hacer. Se trata de erotizar el dilema, tendría que hacer esto o lo otro. Una posible respuesta está en relación al síntoma. Tendría que haber hecho pero cuando era chiquito mi mama y mi papá…

3- Ligado al no saber qué hacer, frente al ese no saber se puede apresurar a hacer lo que él manda, otro en un horizonte donde no es permitido la duda, donde el sesgo es totalitario. Pero ese no saber puede seguir sosteniendo la paradoja de la duda, hay que bancarse no saber y, muchas veces, se trata de desaprender lo que se sabe, lo que toda nuestra vida decía en cuanto al saber y hora simplemente quedamos al “desnudo y los gritos” (Lewkowicz, 1998).

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Pero volvamos un rato a la película, aquella que logró estrenarse a costa de no mostrar el acto ético de las cinco meretrices que no aceptan tener sexo con los asesinos de los trabajadores del sur que ellas tanto conocían.

Varela tiene una frase al final de la película que llama la atención, “podrán decir que fui un militar sanguinario pero jamás que fui un militar desobediente”. Prefiere que lo llamen sanguinario pero no que lo llamen desobediente, pues ser obediente había sido el centro de su accionar en el sur argentino, por supuesto, obediente a algunos poderes de poder, los que tenían el poder de la tierra, y el poder de las urnas. Había intentando en una primera excursión al sur intentar una conciliación y había hecho firmar un referéndum entre estancieros y obreros para mejorar las condiciones laborales y de paga, y en la segunda excursión las cuestiones eran bien distintas, la crisis internacional era clara y ya no había espacio para ningún tipo de negociación, del otro lado de la frontera, el ejército chileno también presionaba como tantas veces con la “pacificación” y pedía entrar en la disputa en la que no evaluaba que había fronteras entre los trabajadores de un lado y del otro.

Su solución era radical, la extirpación de los seres humanos que pedían por mejores condiciones laborales, que tenían una ideología política extraña para el sentir de lo que era considerado como lo patrio. Por eso la ley de residencia, de esos anarquistas venidos de otros lados, ahora se los podía matar o repatriar. Varela, en la película Zavala, no tiene tanto miedo de ser considerado como cruel, justamente era eso lo que le pedían que fuera sino que no estuviera a la altura de las órdenes impartidas que encima en la película apelan a que él tiene que hacer lo que debe. La obediencia es uno de esos puntos en lo que el ser humano parece ser absolutamente sanguinario, cualquier cosa menos que no hacer lo que el otro pide que hagamos, no hacer caso, no responder cómo se espera de nosotros. Por eso es tan incongruente la forma de respuesta de las putas de San Julián, al no aceptar “hacer lo que tiene que hacer” con los hombres del ejército nacional. La obediencia es el obturador de la responsabilidad, no hacer lo que se tiene que hacer es de alguna manera un primer espacio de búsqueda de una posibilidad de ir hacia el encuentro de ese encuentro con la dimensión ética del ser humano evanescente. El dilema entre sanguinario y obediente es un falso dilema que aleja la posibilidad de que se pueda pensar en el circuito de la responsabilidad, y que cinco meretrices les digan en sus narices a esos jóvenes a su vez mandado a fusilar por Varela, les vuelve la pregunta acerca de su acción que no tenía lugar para ser planteada. Como sostiene Contardo Calligares [5], la pasión de ser instrumento del otro, permite exterminar la dimensión de la culpa que permitiría introducir algo de la dimensión de la pregunta, al menos. Por eso las que no hacen lo que no deben hacer son las putas, el último estamento de las sociedades de San Julían, esas mujeres que al ser reconocidas en la calle, las llevaban a cruzar de acera para no pasar cerca, esas cinco meretrices son las únicas que les dicen a la obediencia del ejército argentino que eran unos asesinos, que su obediencia no los exculpaban de ser de la peor calaña, y que cada uno de esos pequeños combatientes tenían una responsabilidad que iba más allá de la jurídica y la moral.

Para terminar, el personaje de Bayer sacando de lo oscuro donde se entierra la verdad, yendo a buscar la verdad a escondidos y perdidos nombres y documentos de la época, me permite pensar que la dimensión ética no interrumpe a la moral sino que hay que construirla, hay que ir a buscarla, hay que ir a construirla, mediante primero una desconstrucción, un querer saber distinto al saber que nos quieren contar desde los lugares reproductores de la obediencia y que unas de las cuestiones centrales del ser humanos pasa justamente por el tema de la obediencia. Cómo puede enfatizar esa diferencia entre ser sanguinario y ser obediente, entre la obediencia y el ser sanguinario, ¿qué lugar tiene un sujeto para hacer algo en ese “haga lo que deba hacer”. Y cómo la dimensión ética hay que ir a buscarla, hay que ejercerla, no alcanza ni con verla ni con expresarla, es tomar en los propios hombros las consecuencias de su atravesamiento.



NOTAS

[1Versión libre sobre episodio de "La Patagonia Rebelde" de Osvaldo Bayer. Con:
Osvaldo Bayer, Mariela Acosta, Valeria Castro, Lucio Cerdá, Mercedes Ferrería, Hilario Laffitte, Maite Mosquera, Pablo Palavecino, Sergio Pascual, Daniela Salerno, Alejandra Shanahan, Mónica Soruco, Laura Wich. Dirección: Raúl Mosquera. Espectáculo declarado de Interés Cultural por la Secretaría de Cultura de la Nación.

[2Levi-Strauss, Claude: Antropología estructural, editorial siglo veintiuno editores, Capítulo XVII: Raza e historia, puntos del 1 al 8, y el 10, de págs. 304 a 326 y 336 a 339.

[3Badiou, Alain: (2000). Ética y psiquiatría. En Reflexiones sobre nuestro tiempo. Ediciones del Cifrado, Buenos Aires, 2000.

[4Lewkowicz, I. (1998). Particular, Universal, Singular. En Ética:un horizonte en quiebra. Cap. IV. Eudeba, Buenos Aires, 1998.

[5Calligaris, Contardo: (1987). La seducción totalitaria. En Psyché, 1987.





COMENTARIOS

Mensaje de norma  » 30 de octubre de 2014 » normi_casco@hotmail.com 

"Podrán decir que fui un militar sanguinario pero jamás podrán decir que fui un militar

desobediente"

Es una frase que vibra en el colectivo social aun hoy., ya que se relaciona con muchas

situaciones acontecidas en nuestro pais por cierto muy desagradables y que llevan a

recordar por ejemplo la dictadura militar en la Argentina y otras tantas cuestiones

imposibles de olvidar.
Esta posicion del Coronel Varela frente a su impune orgullo de cometer actos genocidas

parace ser llevados a cabo desde su autoridad suprema, desde su particularismo , como si

los efectos del castigo fueran un legado para el aprendizaje de la sociedad., no esperaba

encontrarse con esas cinco mujeres que asumieron la responsabilidad de sus propios actos

que hasta incluso podia haberlas llevado a la muerte y sin embargo no temieron las

consecuencias, sus actos adquirieron el valor de irrumpir eso que la epoca les imponia,

eso iba mas alla de todo llevando su postura a una ley universal como un gesto de exceso,

esto queria hacer Varela.; ellas hacen tambalear las consistencias instituidas.Esto es

etica esta posicion que tomaron estas mujeres frente a su soledad, y frente a lo que

estaban dispuestas a enfrentar.
Gracias a la posicion de muchas personas esto pudo saberse.-Por suerte la Moral se

acompaña de la Etica.-



Mensaje de Roberto Horacio Casanova  » 20 de septiembre de 2014 » rhcasanova@gmail.com 

"Podrán decir que fui un militar sanguinario,pero nunca podrán decir que fui un militar desobediente"

Es central esta frase, según mi percepción, y comparto ello con el titulo que selecciona el autor del artículo.
Varela realiza un intento de justificación de sus acciones con esta sanción, y se desliga de toda responsabilidad alegando lo que suena a una "Obediencia debida" Pero cual es el límite de esas supuesta orden? Sin justificar ninguna represión, era necesario la violencia sangrienta de la misma?. El Tte. Crel. Varela pareciera realizar un sacrificio en su reputación a fin de no desobedecer. Varela ha escapada a una pregunta ética sosteniendose en una justificación Moral y de obediencia, con la consecuencias que se observan ene l film. Como bien cita el Lic. Smud: "Como sostiene Contardo Calligares [5], la pasión de ser instrumento del otro, permite exterminar la dimensión de la culpa que permitiría introducir algo de la dimensión de la pregunta, al menos."



Mensaje de Angélica   » 20 de agosto de 2014 » granerosangelica@gmail.com 

Hola Martín:
Muy interesante tu análisis de la película la Patagonia Rebelde, una película que vi hace muchos años, que me conmovió profundamente y que narra una historia que todos deberíamos conocer. No conocía la historia de esas mujeres tan valientes, ni lo de la obra de teatro, muchas gracias por la información.
Me pareció muy bien elegida la escena para la construcción del problema planteado, es decir, el dilema de la toma de decisiones ante un hecho tan límite como es la vida del otro, y pensé como se resignifica ese hecho histórico con los acontecimientos que vivimos en la última dictadura militar que en realidad comienza antes, un poco antes del 74 y por eso los vaivenes de la película y el exilio de Bayer como de tantos otros. Y vuelve a resignificarse con las vergonzosas Leyes de Obediencia Debida y Punto Final y la traición del innombrable con lo del indulto. Me resultó tan bien elegida la frase para el final de la película, y que vos la destaques ahí como eje alrededor del cual centrás tu análisis, lo que cierra ahí en el film abre todo un campo de problemas para la reflexión de nuestra historia, de la constitución subjetiva de estos sujetos conformados en una sujeción a una disciplina militar en la que la obediencia ciega parece ser la regla máxima y el deshonor proviene de la desobediencia, planteado ese final Varela se nos presenta como el hombre robot, un autómata que sólo puede obedecer, y que no siente culpa, sino alivio y hasta tal vez orgullo por el deber cumplido. Regresa a su casa, como tantos torturadores y represores vive una vida ordinaria. El hombre máquina, opuesto a ese hombre ético capaz de separarse de la orden y evaluarla según su propio juicio, y actuar en consecuencia aunque esas consecuencias sean trágicas como las vividas por las mujeres desterradas a San Julián. Personas éticas, capaces de conmoverse y ponerse en el lugar del otro, reconocer y padecer el dolor ajeno, el dolor humano.




Película:La Patagonia Rebelde

Titulo Original:La Patagonia Rebelde

Director: Héctor Olivera

Año: 1974

Pais: Argentina