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Abordaje de una posición éxtima desde un enfoque interseccional

por Amatriain, Lucía, Kuhn, Macarena

Universidad de Buenos Aires

Resumen

En el siguiente trabajo proponemos una lectura de la serie Poco ortodoxa (Schrader, 2020) a través del concepto interseccionalidad para abordar la situación que atraviesa la protagonista desde una perspectiva amplia que considere las diversas estructuras de opresión implicadas. Asimismo, nos interesa detenernos en la decisión de la protagonista de abandonar su comunidad y en las coordenadas subjetivas que habilitaron tal iniciativa. Para ello, se considerarán las tensiones que se desprenden de la narrativa, que no refieren a una mera transgresión a las normativas de la comunidad o a una liberación triunfalista sino a una decisión singular que emerge en un contexto determinado. Para abordar esta problemática nos valdremos de los aportes del psicoanálisis y del método clínico-analítico de lectura de films y series televisivas.

Palabras Clave: Interseccionalidad | Adolescencia | Extimidad | Series

Unorthodox: Addressing A Successful Position From An Intersectional Perspective

Abstract

In the following work we propose a reading of the series Unorthodox (Schrader, 2020) through the concept of intersectionality to approach the situation that the protagonist is going through from a broad perspective that considers the various structures of oppression involved. Likewise, we are interested in dwelling on the protagonist’s decision to leave her community and on the subjective coordinates that enabled such an initiative. For this will take into account the tensions that emerge from the narrative, which do not refer to a mere transgression of the community’s regulations or to a triumphalist liberation, but rather to a singular decision that emerges in a given context. To tackle this problem we will use the contributions of psychoanalysis and the clinical-analytical method of reading films and television series.

Keywords: Intersectionality | Adolescence | Extimacy | Series
 

Los testimonios y estudios en primera persona aseveran
que el maltrato atraviesa las fronteras raciales,
étnicas, económicas, educativas y religiosas.

Walker, L.1989

La popular miniserie Poco ortodoxa, basada en la autobiografía de Deborah Feldman, se centra en la historia de Esther Shapiro, una joven judía que pertenece a la comunidad ultraortodoxa Satmar de Williamsburg, Nueva York. Desde el inicio advertimos el conflicto de la trama: la decisión de la protagonista de abandonar su comunidad y dirigirse hacia Berlín, donde vive su madre ausente desde su niñez. Al mismo tiempo que la serie exhibe los detalles de la huida, tales como la colaboración de su profesora de piano que le consigue el pasaje y el pasaporte, la partida de su hogar y el trayecto hacia el aeropuerto, observamos otras escenas que como flashbacks comienzan a introducirnos en el complejo entramado de situaciones que encaminaron la decisión de Esty. Asimismo, la serie presenta a su esposo Yakov Shapiro que tras descubrir el incipiente embarazo de la protagonista, viaja al mismo destino que ella junto a su primo Moishe para tratar de encontrarla y traerla de regreso a la comunidad.

El arreglo del casamiento a sus diecisiete años, la supervisión de su vida íntima por parte de la familia de su esposo, las normativas establecidas como destino: “ser buena madre y esposa”, las discusiones conyugales, su “vaginismo” como causa de la dificultad para procrear y otras tensiones con lo impuesto por la comunidad son los motivos que nos identifican rápidamente con la determinación de Esty. Sin embargo, esta posición se complejiza cuando la protagonista llega a Berlín y comienza a relacionarse con músicos provenientes de diversos países y mantiene el siguiente diálogo con una de las integrantes del grupo:

Te escapaste, ¿no?
Lo decís como si hubiera estado presa.
– ¿No es así?
No, pero me fui sin decirle nada a nadie.
– ¿Por qué te fuiste?
Dios esperaba mucho de mí.

Su padecimiento, como vemos, va más allá de lo que una perspectiva crítica hacia su comunidad puede abordar. Por este motivo, decidimos adentrarnos en esta problemática desde el punto de vista de la protagonista y su posición éxtima tanto en su comunidad como en Berlín. Esta extranjeridad radical nos permitirá pensar las coordenadas subjetivas que habilitaron la huida.

Si bien esta ficción exhibe con cierta idealización la vida en Berlín a través de la diversidad cultural, el arte y la amistad –que contrastan con el ambiente conservador y cerrado de la comunidad ortodoxa–, también narra desde la perspectiva de Esty el acercamiento a la ciudad epicentro del Holocausto y nos obsequia una escena inquietante en la que Moishe le dice que vivir en Alemania es como dormir sobre la tumba de las seis millones de almas judías exterminadas. La presencia de Auschwitz, como símbolo máximo del malestar absoluto y de odio al diferente, constituye un personaje más de la serie, tan considerable como los otros.

En síntesis, la serie nos presenta la partida de Esty, situación que pone en riesgo su integridad al dejar atrás su hogar, costumbres y familia sin los recursos necesarios; y que la confrontan con la pérdida de referencias y de identidad que supone abandonar la comunidad en la que vivió toda su vida. Ahora bien, ¿cómo pudo tomar esa decisión? ¿Qué coordenadas posibilitaron tal replanteo? ¿Qué clave aporta el arte en esta transición? Intentaremos aproximarnos a este asunto en consideración de las tensiones que se desprenden de la narrativa, que no refieren a una mera transgresión a las normativas de su comunidad o a una liberación triunfalista sino a una decisión singular que emerge en un contexto determinado. Partiremos entonces de una perspectiva interseccional que aborde las diversas estructuras de opresión presentes en esta narrativa audiovisual y abordaremos de qué forma la protagonista se cuestiona la vida que llevaba, el padecimiento cotidiano y los mandatos que la conformaron para adentrarse en un universo totalmente desconocido y diferente.

Las series, en tanto plataformas narrativas contemporáneas, se constituyen como representantes de la subjetividad de época y forman parte de un orden cultural, social y político concreto. En lo que sigue, nos valdremos del método clínico analítico de lectura de filmes y series televisivas (Michel Fariña, 2015) para poner el acento en los detalles, vínculos y personajes y así avanzar hacia un análisis crítico que conduzca al esclarecimiento de las coordenadas psíquicas y sociales que subyacen a la fachada de la ficción. Al igual que sucede en la clínica, entendemos que la serie televisiva ofrece determinadas respuestas a los dilemas éticos que allí se suscitan, las cuales de ningún modo resultan generalizables. A través de esta metodología cualitativa, buscamos comprender a los personajes dentro su propio marco de referencia para experimentar lo que sienten, lo que deciden y lo que dejan de decidir en sus luchas cotidianas con la sociedad (Taylor y Bogdan, 2000).

Una lectura interseccional para pensar respuestas específicas

¿Es posible realizar una lectura de la serie Poco Ortodoxa a través de conceptos aportados por los estudios de género realizados en una cultura occidental? Nos encontramos con esta inquietud al momento de abordar una temática tan compleja como es la desigualdad que sufren las mujeres dentro de la comunidad judía ultraortodoxa. Partimos de la premisa de que no podemos hacer un uso generalizado y universal del concepto de desigualdad en el abordaje de las problemáticas de la comunidad judía, dado que existen diferentes formas de organización social de la misma. La serie nos presenta la particularidad del malestar que padece la protagonista al deber acatar las normas y reglas escritas en La Torá ya que a su vez, respetarlas es lo que le otorga sentido de pertenencia en su comunidad. Ella se presenta de la siguiente manera con su futuro esposo Yakov, el día en que se conocen: “Deberías saber que no soy como las demás mujeres. Quiero decir, soy normal. Pero…no soy como las demás”. De esta forma, se nos presenta una excepción, la cual no refiere a una cualidad heroica y valiente, sino a una singularidad en situación que irrumpe en un universo determinado y que abre camino hacia otras posibilidades de abordaje (Michel Fariña, 2015). [1]

Es Kimberlé Crenshaw quien en 1989 aporta el enfoque de interseccionalidad para poder analizar diferentes formas de opresión que sufren las mujeres afroamericanas en Estados Unidos en relación con la violencia de género y la discriminación dentro del ámbito laboral. La propuesta se basa en la necesidad de analizar el entrecruzamiento de estos tipos de opresión en el punto en el que se intersectan el género, etnia, clase social, cultura, religión, entre otras. La importancia del concepto de interseccionalidad radica en el hecho de que si no se tienen en cuenta estas dinámicas sociales, se produce un sesgo al momento de abordar una problemática específica. Cuando hablamos de un enfoque interseccional nos referimos a que no se trata de abordar una problemática a través de una sumatoria de estructuras de opresión, sino que existe en la intersección de estas categorías una desigualdad específica que requiere una respuesta que se adecúe a esa especificidad. Así, esta perspectiva nos permite posicionarnos en el quiebre de la dicotomía libertad-opresión, desprendiendo múltiples coordenadas de lecturas en el punto donde se entrecruzan categorías como género, religión, clase social y la condición de migrante, que visibilizan la desigualdad que viven algunas mujeres de esta comunidad.

Como dijimos, la serie está enmarcada en una comunidad jasídica que se organizó a partir de un trauma social, en donde las creencias y las prácticas son una forma de proteger la cultura y la religión. Estas costumbres implican tener el menor contacto posible con el exterior. El personaje de Esty problematiza y cuestiona estos mandatos que tienen que ver con su lugar de esposa, con la maternidad impuesta como destino y con la imposibilidad de estudiar (Wechsler, 2020). Cuando llega a Berlín encuentra donde vivir, alguien la recibe, rápidamente la integran en un grupo de amigos y amigas y se le van abriendo posibilidades profesionales en una academia de música sumamente prestigiosa. Este condimento fílmico que atrae la atención de las y los espectadores, oculta una realidad fundamental: cualquier persona que haya pertenecido toda su vida a una comunidad conservadora y cerrada, tiene numerosas dificultades para salir de allí y para insertarse en la cultura occidental y liberal, en donde la educación, la formación y la experiencia laboral, son pilares fundamentales. Vemos un claro ejemplo de esta situación en la madre de Esty, cuya única posibilidad de inserción laboral es ejercer tareas de cuidado a personas mayores en un asilo, dado que no contaba con estudios profesionales. Esto problematiza nuevamente la dicotomía: libertad-opresión. Diego Signer (2020) se pregunta si debemos conformarnos con esta contraposición forzada. Una perspectiva interseccional nos abre otro camino para poder pensar las dificultades reales que las personas migrantes atraviesan al momento de querer escapar de una comunidad que viven como opresora, y así ocuparnos de proponer respuestas frente a los impedimentos que pudieran surgir. El personaje Moishe también representa la dificultad que viven las personas en esta situación, dado que él mismo intentó escapar y tuvo que regresar a sus orígenes tras ver imposibilitada su iniciativa.

La serie, más allá de reproducir cierta cultura meritocrática, nos trae a la luz una problemática: las mujeres de las comunidades ultraortodoxas son una minoría y, como todas las minorías, están atravesadas por múltiples estructuras de opresión. ¿Existen respuestas específicas, políticas de Estado que acompañen a mujeres que pertenecen a la comunidad judía ultraortodoxa a insertarse en una cultura con otras reglas, otras normas? Pudimos encontrar que efectivamente existen organizaciones feministas en Israel y en diferentes partes del mundo, en donde el reclamo de base es la incorporación de las mujeres al ámbito de los estudios del judaísmo. Ethel Barylka es una referente que sostiene que los temas que se encuentran en agenda abarcan principalmente tres áreas: lo que respecta a la posibilidad del divorcio, dado que, como vemos en la serie, las mujeres muchas veces se ven extorsionadas cuando quieren separarse de sus respectivos esposos; otro de los temas en la agenda tiene que ver con la esfera de lo público en lo que respecta a cargos políticos: “es donde mayor necesidad hay de incursionar. Hoy en día tenemos abogadas rabínicas, consejeras halajicas, y una serie de figuras públicas que no existían hace apenas veinte años atrás. En el último año ha habido titulación o graduación de rabinas ortodoxas en Israel; pocas, pero las ha habido, y también en Estados Unidos” (Ethel Barylka, 2018). Y por último, el área tirual y sinagogal en donde se están incorporando las mujeres, pero como refiere la autora, es un proceso más lento. [2] Consideramos que el alcance masivo que tuvo el visionado de la serie abre las puertas a un campo de investigación, hoy invisibilizado, que puede dar cuenta de las dificultades y limitaciones con las que se encuentran las personas que quieren abandonar la comunidad jasídica. A su vez, esta apertura constituye una posibilidad de pensamiento de estrategias que abarquen las múltiples estructuras de opresión que se intersectan en esta problemática.

Asunción de una posición subjetiva

Intentemos ahora situar las coordenadas subjetivas que posibilitaron la toma de decisión de Esty y la emergencia de un acontecimiento hacia el final de la serie. Cabe señalar que se trata de una joven de diecinueve años que atraviesa conflictos propios de la adolescencia, que como tiempo lógico conlleva ciertas operaciones psíquicas tales como la asunción de una posición subjetiva. Observamos a lo largo de los episodios los cuestionamientos que realiza Esty acerca de su origen, los mandatos de su comunidad y el supuesto abandono de su madre. Los discursos hasta entonces considerados certeros se desmoronan y en esa pérdida de referencias surge la idea de partir hacia otro lugar.

La conmoción que supone la emergencia de la pubertad y el empuje al encuentro sexual se intensifica en este caso por la presión por procrear, plasmada en la escena en que una joven de la comunidad le enseña a la protagonista el estricto protocolo para intimar con fines reproductivos. La poca interacción con su esposo y las dificultades en la intimidad se presentan como síntoma que posibilita la pregunta por su rol en esa trama. Pero, ¿cuál es ese rol que ocupaba? Desde el comienzo ella advierte a Yakov sobre su diferencia, pero no deja en claro a qué se refiere. La clave la encontramos en el título de la serie: Poco ortodoxa. La posición que comienza a asumir a partir de sus cuestionamientos se observa tanto en su comunidad como en Berlín, donde no queda capturada por la fascinación y el divertimento del grupo de músicos y músicas sino que interpela sus hábitos, como observamos en la escena del lago, en donde si bien se despoja de algunas vestiduras para sumergirse en el agua, no se desprende de todas y cuestiona las prácticas y las opiniones sesgadas del grupo hacia su comunidad. Es esta posición diversa, poco ortodoxa, éxtima, la que motorizó su decisión y la que al mismo tiempo posibilitó cierta flexibilidad en donde el abandono de sus costumbres y vínculos de la forma en que lo hace –sin decir nada– no implicó una pérdida de identidad, en el sentido de un desgarramiento subjetivo, sino por el contrario la apertura del universo de posibilidades que da lugar al despliegue de su subjetividad.

Miller (2010) sostiene que el drama del sujeto es no lograr nunca estar plenamente en casa, la extimidad refiere a la paradoja del Otro interior que se expresa como una diferencia radical con uno mismo. Esty evoca de alguna forma esa extimidad de la hiancia: vemos que la diferencia a la que ella alude se relaciona con ubicarse al margen de los grupos con los que se vincula, en un adentro-afuera inseparable, y es eso mismo lo que le permite no quedar capturada por una identificación. Si la ortodoxia refiere a dogmas, doctrinas y creencias asumidas como certezas; la heterodoxia transgrede las normas, está en desacuerdo con los principios o prácticas tradicionales. Mientras ambas opciones encuentran cierta dificultad para reconocer la alteridad y admitir la diferencia, la posición de Esty supera esta dicotomía dando cuenta de un atravesamiento de su propia historia y de la historia familiar.

Por otro lado, es interesante ubicar cómo el arte acompaña la transición de Esty. Ella tomaba clases de piano a escondidas ya que no le estaba permitido, y sin embargo, había encontrado un margen para hacerlo. Luego en Berlín se vale de este aprendizaje para encontrar un lugar de pertenencia. Antes de partir de Nueva york su profesora de piano le obsequia un regalo que tarda en abrir, se trata de una brújula. Es el arte, la música en este caso, lo que le permite sostener la decisión y lo que ubica las coordenadas de un deseo no sabido por Esty. Tal es así, que la última escena nos revela un acontecimiento que, como sostiene Badiou, supone un quiebre del campo del saber de una situación y la emergencia de una verdad no considerada por el saber de la situación misma (Laso, 2007). Para establecerse en el conservatorio de música, Esty debe ser aprobada por un riguroso jurado, vemos que ha preparado una canción en el piano que es sancionada como insuficiente y ante la sugerencia de una integrante del jurado, decide cantar una canción en idish. Esty se apropia de un elemento de su cultura pero se produce un quiebre al interpretar una canción –aquella que canta el rabino en su casamiento– que solo los varones pueden cantar. La melodía conmueve a quienes la escuchan: el canto cobra su potencia transformadora cuando éste se hace grito, desahogo. El quiebre se traspone en el sonido, en el color de su voz, en su mirada y todo su lenguaje corporal. La melodía atraviesa su cuerpo y da cuenta de un saber desconocido por ella hasta entonces.

Conclusiones

El gran alcance que tuvo la serie Poco Ortodoxa, además de la trama y la estética que cautiva a las y los espectadores, tiene la potencia de visibilizar una problemática real, que es la dificultad que existe para las personas que desean abandonar la comunidad jasídica. Intentamos corrernos de una lectura moral y tomamos como herramienta la noción de interseccionalidad para poder ubicar las múltiples estructuras de opresión. Si éstas se solapan, se entraman diversos niveles de injusticia social, lo cual no permite el abordaje específico de esta problemática, como dice K. Crenshaw, “el maltrato atraviesa las fronteras raciales, étnicas, económicas, educativas y religiosas” (cita, p. 106), y es así que la perspectiva interseccional nos puede brindar los medios para abordar diversas formas de marginaciones. Si utilizamos la religión para justificar las desigualdades que existen hacia las personas que quieren abandonar la comunidad, no solo se invisibilizan los conflictos derivados de ésta dificultad sino la problemática en sí misma. Es por esto que consideramos que los conceptos arribados por los estudios de género en la cultura de occidente pueden acercar herramientas para el abordaje de estas desigualdades.

Por otro lado, la posición éxtima de Esty nos resultó interesante para pensar las coordenadas subjetivas que habilitaron su huida ya que, como dijimos, sostenemos que esto posibilitó un movimiento subjetivo: abandonar el lugar al que había quedado relegada por su comunidad; como hija abandonada primero, y más tarde como madre y esposa. La singular posición subjetiva de Esty y el arte posibilitaron la creatividad y flexibilidad que ella puso en marcha para desplegar su propio camino. Entre las dicotomías libertad-opresión, ortodoxia-heterodoxia, encontramos un margen para el pensamiento ético que atraviesa las condiciones políticas, culturales, sociales y psíquicas propuestas.

Referencias

Crenshaw, K. W. (1991). Mapping the Margins: Intersectionality, Identity Politics, and Violence against Women of Color. Stanford Law Review, 43 (6), pp. 1.241-1.299. Traducido por: Raquel Platero y Javier Sáez.

Ethel, B. (2018). Nueva Sion. Una perspectiva feminista desde la ortodoxia. http://www.nuevasion.com.ar/archivos/26646

Goldman, T. y Levy, M. (2020) Anfibia, UNSAM. Dios espera demasiado de mí. http://revistaanfibia.com/ensayo/dios-espera-demasiado/

Laso, E. (2007). Acontecimiento y deseo. Vol. 3. Nº1. Aesthethika.
http://www.aesthethika.org/Acontecimiento-y-deseo

Michel Fariña, J. J. (2015). Ética y cine: el método clínico-analítico de lectura de películas y sus aportes a la psicología. Tesis de Doctorado en Psicología, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina, Inédita.

Miller, J. A. (2010). Extimidad. Argentina, Buenos Aires: Paidós.

Schrader, (2020). Poco Ortodoxa [serie televisiva]. Netflix.

Singer, D (2020). ENEUR 41. No tan ortodoxa. http://estonoesunarevista.com.ar/nro041/eneur.php?pag=19&fbclid=IwAR1uo7 XQzI2vD7p-N3URHsoyDGtnYK4hV75_BWPhHwylCaUmUvGuiUoQzTs#

Taylor, S. J. y Bogdan, R. (2000). Introducción a los métodos cualitativos. Argentina, Buenos Aires: Paidós.

Wechsler, W. (2020) Mestiza Revista, UNAJ. De Williamsburg a Berlín: Un boom poco ortodoxo. https://revistamestiza.unaj.edu.ar/un-boom-poco-ortodoxo/

Walker, L. E. (1989). Terrifying Love: Why Battered Women Kill and How Society Responds, Garden City NY Harper & Row, Nueva York.



NOTAS

[1No nos interesa realizar una lectura moral que ignore la singularidad del personaje de la serie y de la especificidad con la que nos encontramos, ya que se trata de un contexto lejano y ajeno para nuestra cultura y nuestras prácticas cotidianas. De todas maneras, podemos preguntarnos si existen similitudes en relación con otros mandatos social que también reproducen estructuras de opresión.

[2El documental “One of Us” informa que solo el 2% de la población jasídica abandona la comunidad. También visibiliza la existencia de Footsteps, un grupo de apoyo para ex-jasídicos. Algunas de las organizaciones feministas más conocidas que están luchando por condiciones de igualdad son la Alianza Ortodoxa (JOFA) en EE.UU., y Mujeres del Muro (WOW) en Israel.





COMENTARIOS

Mensaje de Paula Gabriela Eiriz  » 3 de octubre de 2020 » eirizpaula@hotmail.com 

La serie Poco Ortodoxa, me permitió repensar la posición subjetiva del personaje de Etsy, desde varias perspectivas. En principio la historia de un sujeto no es una sucesión de episodios lineales sino por el contrario una red de sucesos imbricados entre si y como P. Aulagnier refiere en "Construir-se un pasado" es en la adolescencia que los individuos ponen en memoria y en historia estos sucesos, para luego "edificar" valga la redundancia, su edificio propio (con sus identificaciones y sus construcciones propias) y relacionarse en el espacio con los otros. El personaje de Etsy está atada a un pasado donde se ha visto sometida desde niña a ser y a hacer lo que no siente ni desea. (Puedo pensar también en la violencia intra-familiar, naturalizada en determinadas culturas, en algunas mas que en otras, que no permiten otro punto de vista posible)
Donde a la vez, ella queda en el lugar de "la abandonada" por su madre quien antaño se ha visto obligada a dejarla para seguir su propio deseo, a la que odia y ama a la vez, identificándose con ella. Un pasado donde por cierto, es mucho lo que se espera de ella, donde es un Dios demasiado exigente al que debe obedecer si "sigue al rebaño de los sumisos". Y sí, ella se proclama diferente, se nomina a sí misma "igual a las demas mujeres pero distinta" "ella es normal, pero no como las demás" en sus palabras.
En los flashbacks que se muestran en los capítulos, los múltiples padecimientos de Etsy son perceptibles para el espectador, que hasta puede sentir la "asfixia" por el "deber ser" impuesto, en las multiples escenas en las que se recrea habilmente su cotidianeidad.
La lectura de los detalles de las escenas por ej. las del "escape" de su casa yendo al aeropuerto que la llevará a Berlin, ese "terror" y "excitación" que la muestran acurrucándose en el interior del taxi para no ser vista ni detenida, parecieran por momentos atravesar la pantalla de una manera exquisita gracias a los recursos estilisticos que el cine ofrece. Temor y excitación que pueden leerse también desde ese giro, ese viraje, ese salto al vacío que hace un sujeto cuando "se hace cargo" "se hace responsable" de su vida y se permite oír su deseo e ir en su búsqueda.

Por otra parte, el Berlín que pareciera mostrarse como "el paraíso" para salir de la opresión y es sin embargo el lugar donde en palabras del personaje del primo de su esposo, ella estará durmiendo sobre millones de cadáveres judíos como ella. Esa lucha interior en Etsy entre "separarse de las sumisas y obedientes ovejas", dicho de otro modo seguir siendo parte del rebaño que es llevado padeciente por otro al que se obedece sin replicar o elegir ser ella y su deseo.
Etsy elige su deseo pese a todo. Se hace responsable de su destino. De su elección, pese a sus temores. Y no pierde su historia. Puedo ver esto en el gesto de entrar "vestida" literalmente al lago que Etsy, no deja su historia, sino que la atraviesa y la supera sin negarla... no se quita su ropa, pero SÍ la peluca. Esa es ella. Sin ninguna máscara que la tape ni la oculte. Sonriente y plácida en el agua pese a todo. Tal vez, el poder hacer algo nuevo con el padecimiento, convertirlo en otra cosa y responsabilizarse de esto dejando de culpar a la madre abandonica -a quien ya no odia tanto desde este "otro lugar"- o a los multiples penares que vivió, hagan que pueda apreciarse esa plenitud del personaje en esa escena.

Y por otro lado, pienso también en la dimensión del poder sublimar en el arte, el dolor.
La música, las escenas en las que ella puede ejecutar y conmover a tan estrictos "jueces" son también destacables. La sublimación como uno de los posibles destinos de la pulsión para Freud que no guarda relación por lo menos aparente con la sexualidad y donde es depositada la energía de la libido. Poder refugiarse en el arte ante la violencia (del tipo que sea) y el padecimiento, me hacen pensar en un camino esperanzador, una salida siempre posible para seguir en pie y continuar... pese a todo. Permitir que surjan, "otras nuevas melodías" siendo "poco ortodoxas".



Mensaje de Micaela Silvina belen Erresabal  » 2 de octubre de 2020 » Mica.erresabal@Gmail.com 

Me parece muy interesante esta miniserie que nos permite pensar en múltiples cuestiones, de política, religión, género, sociedad, subjetividades, etc. Pero, me interesa en particular destacar el punto de los mandatos familiares o transgeneracionales que me parecen también estar muy presentes. Creo que Esty es una adolescente que carga con toda una familia que de cierta forma la obliga a llevar una vida que ella no desea, pero vemos en ella una fortaleza y una poder de decisión que la llevan a poder salir de eso, algo que creo muy destacable.
Diana Paris es escritora, licenciada en Letras y psicoanalista especializada en análisis transgeneracional y resiliencia. Escribió el libro Mandatos familiares, ¿qué personaje te compraste?, alli dice que en cada situación familiar, hay una ley que marca lo que le corresponde a cada persona. Leer la letra chica de ese "contrato" y devolver lo que no pertenece "es un gesto de libertad que nos ayuda a vivir con mayor autonomía. Esto seria como romper el paradigma de lealtad ciega, sorda y muda que se impone culturalmente en las familias (mas aun como seria en este caso que ademas implica mandatos religiosos de una comunidad).
Por eso creo que en esta serie, el personaje principal, Esty, claramente sabe poder ‘’devolver’’ eso que no le pertenece para así poder encontrar su propio camino y poder desplegar, como bien se menciona en este articulo, su propia subjetividad y poder así vivir como dice Diana, con libertad y mayor autonomía, en esta caso viviendo en el país que a ella le gusta, dedicándose a la música, eligiendo su pareja sin que nadie se lo imponga.



Mensaje de María Jalife  » 2 de octubre de 2020 » merujalife@gmail.com 

Coincido con muchos, que es muy interesante esta propuesta de la interseccionalidad. Hay tantas aristas que hacen a este caso tan singular, que me hace pensar en como se puede articular esta serie con la dialéctica Hegeliana, en tanto su posición constituye una posición singular en este universal. Hay una afirmación, que podría ser la ortodoxia, una negación que es la heterodoxia, y aquí viene la posición de Esty para negar esta negación, para ampliar, de algun modo este universo. Si bien ella es interpelada por su cultura, sus costumbres, su religión, donde hay parte de ella que no se halla, al llegar a Berlín, hay costumbres que conserva. Se desprende de una parte de ellas, pero otras las mantiene. Es en aquella canción que canta, que emerge el sujeto, algo de aquella división, de esa falta que la habita, algo que marca su posición singular dentro de un universo.



Mensaje de Tania Castromán  » 17 de septiembre de 2020 » castromanyanet@live.com.ar 

Me parece acertada la utilización del concepto de interseccionalidad en el caso de esta serie, que abarca las diversas opresiones de la dinámica social en esta desigualdad específica, ya que este caso, como tantos otros, requiere especificidad. También fue interesante considerar que las decisiones de la protagonista Esty no son solo transgresiones en su comunidad o una liberación triunfalista, sino, una decisión singular dada en un contexto, es decir, lo que nos presenta Michel Fariña, una singularidad en situación que irrumpe en un universo determinado y que abre camino a otras posibilidades. La protagonista desde un primer momento padece los mandatos y asegura no ser como las demás, cuestionando la vida que se le exige que lleve.
Con esta serie, podemos comprender la experiencia y lo que siente Esty, lo que no quiere decir que es lo mismo que sienten o van a sentir todas las mujeres en su posición. Y no solo las mujeres, se puede observar en la serie con el personaje Moishe, el cual también convive con una dificultad dentro de su comunidad, escapó, y aunque él regresó, construyó actividades y costumbres diferentes, como el uso del celular, y demás, en lo cual despliega su subjetividad.
Podemos creer que una cultura tan exigente y estructurada es algo de una época vieja o que está lejos de nosotros, pero algo de todo esto existe en todos, en el pensamiento de nuestra sociedad actual, donde se exige algo determinado y resulta extraño que una persona actúe diferente, olvidamos que somos personas singulares.



Mensaje de On Awa  » 1ro de septiembre de 2020 » onawalehr@gmail.com 

The big data: alguien lee.



Mensaje de Ayelén Boghossian  » 30 de agosto de 2020 » ayelenboghossian1@gmail.com 

En principio, quiero señalar que el termino interseccionalidad resulta sumamente interesante y acertado. Es así que creo que la popularidad y la llegada de “Poco Ortodoxa” tiene que ver con esto, con este punto en donde se cruzan las problemáticas de género, étnicas, de clase social, culturales y de religión.
Por otro lado, tomo este fragmento: “abandonar el lugar al que había quedado relegada por su comunidad; como hija abandonada primero, y más tarde como madre y esposa.” Tomando la historia de la madre de Esty (Leah), podemos ver algo de la repetición en la historia de la protagonista. Primero, Leah, bajo la visión de su comunidad, es una persona que abandona Williamsburg para instalarse en Alemania, con lo que esto representa. No solo esto, sino que abandona a su hija y a su esposo. Desde otra perspectiva, percibimos que cuestiona, al igual que Esty, los mandatos que tienen que ver con su lugar de esposa, con la maternidad impuesta y también sobre la heterosexualidad. Es así que se instala en Berlín, trabaja en un asilo, y forma pareja con una mujer, en contraposición a todos estos mandatos. De este mismo modo, vemos como la historia de Esty se repite cuestionando estos preceptos, y huyendo. Es solo de este modo, que ella puede cambiar la imagen que tiene sobre su madre, ya que al principio no comprende sus razones, y no quiere saber nada con ella. Es entonces que, transitando este similar camino, pueden acercarse y comprenderse.



Mensaje de Gabriela Foulon  » 29 de agosto de 2020 » gabifoulon@hotmail.com 

Me resultó muy interesante el artículo. Etsy es una adolescente judía, su universo particular radica en obedecer el exceso de mandatos de su comunidad: Casarse, ser buena madre y esposa, acatar al hombre, etc. Lo que hace el personaje es cuestionar estos mandatos que la imposibilitan de seguir su deseo. Ella misma se presenta ante su futuro marido que no es como las demás, como una excepción, una singularidad en situación, algo que no entra en el particular. Etsy finalmente logra alejarse de la comunidad que tanta angustia y padecimiento la sometieron a adentrarse en un universo nuevo y desconocido. En una de las primeas escenas ya en Berlín, encontrándose con personas y situaciones nuevas, se halla en una playa y la invitan a entrar al agua. Dentro de su dubitación logra hacerlo: Se saca las medias, se saca el saco y dentro del agua finalmente se saca la peluca, símbolo de la comunidad judía ortodoxa, mostrándola flotando en el agua, liberada, todo un acontecimiento su vida, una peripecia, entendida como un cambio de posición subjetiva, respecto del entorno del sujeto. Un momento determinante que marca un giro circunstancial y una ampliación de su universo. Me resulta interesante tomarlo como un Tiempo 3 del círculo de la responsabilidad subjetiva, donde hay una resignificación, el sujeto no es igual al que se encontraba en el Tiempo 1. Esto también puede observarse en la última escena donde su marido finalmente la encuentra, y desea con todas sus fuerzas que vuelva a su casa, cortándose el pelo en un acto de desesperación: “Vuelve a casa, es lo que siempre quisimos”, negando la subjetividad de Etsy, no teniendo registro de su deseo en ningún momento. Este Tiempo 2 donde el marido la somete a responder, interpelándola. Mediante un “no puedo regresar” disfrazando un no quiero, mi deseo no se encuentra dónde está el tuyo, cerrando con: “Es demasiado tarde, Yanky”, Etsy responde, resignificando el Tiempo 1, demostrando un verdadero cambio de posición subjetiva, frente al mundo, un mundo que antes conocía y ahora se amplió de manera abrupta.



Mensaje de Fernando Stöckl  » 29 de agosto de 2020 » fernandostockl@hotmail.com 

Encuentro sumamente interesante y acertado el empleo del concepto de interseccionalidad de Crenshaw para dar cuenta de la dimensión de opresión múltiple que por naturaleza que atraviesa al personaje de Esty (aunque por elevación nos atraviesa a todos). Esa coordenada en la que interseccionan las distintas estructuras opresivas que funcionan en el ordenamiento social es el punto de mayor diferenciación en el caso a caso, punto en que se denota una especificidad, lo singular del sujeto. Es decir, y tomando una licencia epistemológica sobre el concepto para forzarlo a decir un poco más, ese punto de opresión puede ser un modo de parafrasear aquel punto en el que la angustia se hace insoportable y produce un movimiento subjetivo. Este momento de absoluta división es la bisagra a partir de la cual Esty puede encontrar sustento emotivo como para abandonar con una bolsa mínima, unos pocos billetes y un pasaporte todo su mundo conocido. El hacia dónde y el modo en que se desarrolla la historia luego habla a mi entender más del avatar cinematográfico y de las necesidades del guión. Sin este movimiento subjetivo que da sustento a la frase “soy como las demás mujeres pero distinta” poniendo carnadura a lo "distinto", Esther Shapiro hubiese seguido en Williamsburg procreando. Porque no en todas las “Estys” la pregunta hace síntoma y permite el pasaje al acto. Muy buen artículo.



Mensaje de Marina Waterhouse  » 28 de agosto de 2020 » waterhousemar@gmail.com 

Luego de una lectura del presente trabajo en el marco de consigna para la práctica “Cine y Subjetividad”, me gustaría compartir mi punto de vista desde el área de los Estudios de Género.
Las categorías dicotómicas hombre-mujer, que en los estudios de género de la actualidad son puestas en jaque no solo por la de-construcción de la dicotomía sino por el reconocimiento de otras posiciones e identidades respecto al género, fueron construidas desde una dimensión epistémica con el surgimiento del Hombre como objeto de estudio y unidad de referencia de las ciencias humanas (entre ellas el Psicoanálisis) en la Modernidad. Tomar al hombre como unidad de estudio deja a la mujer como lo otro, lo incompleto, lo inferior, portadora de todas las características opuestas a las atribuidas al hombre. Los hombres quedaron en posiciones como proveedor del nombre, de la autoridad, de la sustentabilidad, de la ley, de ocupar los espacios públicos. Las mujeres, en oposición, quedan en el lugar de los cuidados, de la intimidad, del enigma, del “continente oscuro”. El hombre y la mujer como el todo y el no-todo, respectivamente.
Mientras que en el Occidente moderno y urbanizado estas categorías están siendo continuamente puestas en jaque, de-construidas, analizadas críticamente desde su genealogía y cruzadas interseccionalmente con cuestiones como raza, etnia, situación socioeconómica, ubicación geográfica, religión e infinitos factores más, todavía existen comunidades cerradas, aisladas ya sea geográfica, social o culturalmente, donde las lógicas de la modernidad imperan igual de fuertes. Este es el caso de la comunidad en la que nació Esty, y de la cual su madre fue excluída por salirse de la norma. La subjetividad de Esty, y con ella su identidad, se conformaron en este contexto; pero desde el inicio hubo algo en ella que de a pequeños pasos fue buscando el por qué, el más allá, siguiendo lentamente su deseo y su curiosidad: desde chica tomó en secreto clases de piano, cantó, se definió como “diferente a las otras”. Fueron esa curiosidad y ese coraje para diferenciarse y cuestionar lo establecido que culminaron en su escape de la comunidad a Berlín, de todos los lugares posibles, luego de que su madre en secreto le otorgue los papeles para la ciudadanía y de que la misma Esty se vea repentinamente posicionada como futura madre.
Veo en Esty un intento de salida del polo dicotómico binario que dominó las ciencias humanas en la Modernidad y que domina la comunidad Ortodoxa de la que ella proviene, y en la serie se pueden ver los pasos que da en este sentido, eligiendo con qué quedarse y con qué no, haciendo una de-construcción de sus supuestos inmanentes a lo largo de cada episodio: esconde los papeles con miedo, se somete a una relación sexual dolorosa y traumática con su marido, acude a su profesora de piano que la ayuda a escaparse, se va con lo puesto para respetar el Shabat, duerme en la calle, se hace amigxs de afuera de su comunidad hermética, se empieza a mostrar descubriendo quién puede ser en su autonomía; todo esto en permanente tensión con los discursos que construyeron su subjetividad durante su infancia y adolescencia: se horroriza por el lago al escuchar que tiene una relación con el nazismo y luego se mete, dejando su peluca flotando; se le ofrece la posibilidad de interrumpir el embarazo y se horroriza repitiendo el discurso de “los niños son sagrados, hay que recuperar a los 6 millones perdidos en el Holocausto” que habrá escuchado infinitas veces a lo largo de su educación como mujer-esposa; se refugia con la madre aún teniendo una opinión negativa sobre la misma, la cual luego descubre que fue fabricada por quienes la criaron.
La serie nos ofrece un paso a paso en la conformación subjetiva, la consolidación de una identidad y de una disidencia, de un cuestionamiento de lo establecido y de la exploración de una autonomía.



Mensaje de Gabriela Paladini  » 27 de agosto de 2020 » stingabi@hotmail.com 

Poco Ortodoxa
Voy a referirme en mi comentario sobre la serie Poco Ortodoxa, acerca de los significantes que marcaron, condicionaron la vida de Esty.

La salida de la comunidad jasídica es para Esty, un gran viaje de regreso hacia adelante. En la escena del lago, cuando ella llega a Berlín y está compartiendo una tarde con sus recientes conocidos, al ver que todos ellos van ingresando al lago, escucha, las palabras dichas por uno de los varones, el cual se refería a la historia de la casa al otro lado del lago, en la cual los nazis habían planeado el exterminio judío, asombrándose ella de cómo podían meterse a “ ese lago” ; su compañero respondió “sólo es un lago, pero además te voy a contar que cuando se creó el Muro de Berlín, les disparaban a los que querían escapar hacia el otro lado” (Alemania Occidental/Alemania Oriental). Esas palabras en ella resonaron. Lo que para ese muchacho solo era “la historia de Alemania” para Esty era “su historia”, la cadena de significantes que marcaron su vida. (El judaísmo, su familia, sus antepasados, sus afectos) Lacan, en el Seminario 11 nos dice “[…] hay que recalcar que un significante es aquello que representa a un sujeto para otro significante. Al producirse en el campo del Otro, el significante hace surgir el sujeto de su significación […] Si se le capta cuando nace en el campo del Otro, lo característico del sujeto del inconsciente es que está, bajo el significante que desarrolla sus redes, sus encadenamientos, su historia, en un lugar indeterminado”.
Es por eso que cuando Esty entra al lago, como en el Mikve , se retira a un lugar “indeterminado” hay allí un impasse, que no es una transformación, sino un acontecimiento, ese lugar donde ella va a viajar hacia su “ser” , sus “sinsentidos” para poder se-pararse, des-pojarse de todo lo conocido, la reducción de todos sus significantes para determinar, quizás, una nueva posición subjetiva. Esty entra al lago para salir del sentido alienante, para darle la vuelta a todo su mundo simbólico, para par-tir, tomar el desvío, no como rebeldía, sino como “acto” que inicia otro tiempo para ella.




Película:Poco Ortodoxa

Titulo Original:Unorthodox

Director: Anna Winger

Año: 2020

Pais: Alemania