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¿Quién mató la singularidad de sara?

por Domínguez, María Elena

Resumen:

La serie presenta la historia del asesinato de una joven y la búsqueda de la verdad sobre su muerte por parte de su hermano Alex. En ese accionar se cruza con el descubrimiento de la experimentación con seres humanos de la que su hermana fue parte en Medusa, supuesto lugar terapéutico, que soluciona las desviaciones de la considerada normalidad sin reparo alguno de los métodos a implementar y engaño mediante.

Palabras clave: asesinato | experimentación | sexualidad | humanidad

Who Killed Sara’s Singularity?

Summary:

The series presents the story of the murder of a young woman and her brother Alex search for the truth about her death. In this action, he intersects with the discovery of the experimentation with human beings that his sister was part of in Medusa, a supposed therapeutic place, which solves the deviations from what is considered normality without hesitating any of the methods to be implemented and deceit through.

Keywords: murder | experimentation | sexuality | humanity

Introducción: ¿un crimen en juego?

Esta serie comienza pareciendo ser un policial más, de venganza y búsqueda de respuesta a esa pregunta que lleva el nombre de la serie. Es Alex, el hermano de Sara quién toma el guante de esta y va desentrañando, capítulo a capítulo, la trama del “accidente” que termina con la muerte de su hermana y por la que tuvo que cumplir una condena de 18 años en la cárcel, engaño mediante de la familia de su novio: los Lazcano. Volviéndose el objetivo para su salida encontrar al verdadero asesino de su hermana.

Es recién en la tercera temporada y por la vía de los flashbacks que, après- coup, podemos leer las pistas dejadas, de otra manera, por cierto, y así armar otra trama más allá del crimen, a saber: el tema de la concepción de familia, de la filiación, los lazos sociales, las elecciones sexuales, la esquizofrenia y su posibilidad de tratamiento. Cuestiones, todas ella, que se ponen en juego aquí y que nos conducen a la reflexión del accionar sobre los sujetos humanos, sus vulnerabilidades y avasallamiento subjetivo, al requerir por su humanidad de la interacción con Otro para sobrevivir. Nombremos uno de ellos, el más visible de entrada el que constituye uno de los ítems centrales y que la bioética incluye, en su artículo 16, de la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos humanos y se refiere a la: protección de las generaciones futuras (UNESCO, 2005) pues nuestra protagonista, la adolescente Sara, se hallaba embarazada al momento de su accidente, pero ella no se encontraba a la espera de un hijo de Rodolfo, su novio, sino de su padre: Cesar Lazcano.

Sabemos que la bioética se ocupa, justamente, de la consideración de los sujetos, en las prácticas comunitarias como en el uso médico sobre el cuerpo, sobre los cuerpos. En este caso, recortaremos el de una paciente y su hija escogida previamente como objeto de experimentación por su condición mental y diagnóstico: esquizofrenia.

La crítica cinéfila centra su decir sobre esta serie en que todos los giros que en la trama se producen, son en pos de mantener la atención del espectador, podríamos decir ¡y lo bien que hacen! Dado los materiales que a nosotros nos aportan para leer allí; pero no puede perderse de vista el punto de capitón que se produce con la incorporación del famoso actor francés, Jean Reno, quien termina por organizar las pistas y ubicar un único sentido a esa sed de poder sobre el otro que se aprecia constantemente en la serie. En un comienzo por parte de la familia Lazcano y luego en la tercera temporada centrado en el personaje que él mismo encarna. No obstante, en esas vueltas dichas, en eso giros lo que emerge es el sujeto y su requerimiento de resguardo.

Proyecto Medusa y su idea de normalización

Toda la serie devela como se conjuran y conjugan los diferentes protagonistas en formar parte del engranaje del proyecto llevado a cabo por el Dr. Reinaldo Gómez de la Cortina creador del Centro Medusa, padre de Nicandro –amigo de Sara, proveedor y vendedor de droga junto con ella, entre los adolescentes de la escuela-. Él emprende su labor la de modificar conductas en la búsqueda de un fármaco que resuelva dos temas que lo convocan: la esquizofrenia y la homosexualidad. Conductas que no sólo se hallan ligadas a patologías mentales sino también a elecciones sexuales. Son dos madres aquí las que conceden a sus hijos para dicha empresa.

El creador del Centro Medusa, emplazado en Cuernavaca, justifica su accionar en dos puntos. Uno, la mitología griega, de allí el nombre de su Centro de Salud. El segundo, en un texto de Freud del año 1911. El consabido Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente, nos referimos a aquél que presenta el Caso Schreber en dónde podemos leer sobre la relación de este último con el Dr. Flesching y lo que dice de su paciente: “se encuentra llamado a redimir al mundo y devolverle la bienaventuranza perdida. Pero cree que sólo lo conseguirá siendo mudado de hombre en mujer” (Freud, 1911, p. 17) siendo ese el modo de poner en orden al universo.

El Dr. Reinaldo Gómez de la Cortina busca instaurar otro orden en su universo médico y, argumento de autoridad mediante, del que se sirve a su beneficio, pues es desfigurado a su antojo y, transferencia mediante, pretende adicionándole un mito, sí universal, tornarlo universalizable, pero de este mito, también, nos presenta una versión un poco distorsionada para sus propios fines.

Es así como, ante un auditorio expectante, explica que: “según la mitología griega Medusa [1] tenía serpientes en lugar de cabello y su mirada convertía en piedra a quienes la miraban”. Agrega: “es el símbolo de la mujer rechazada. Un ser trágico incapaz de amar o ser amado, a ello lo llamo yo Complejo de Medusa. Detrás de la cara racional de nuestra vida hay un miedo a la locura. No nos atrevemos a cuestionar nuestros valores ni el rol que tenemos en la sociedad por miedo a poner en duda nuestra cordura como Medusa. Estamos condenados a la soledad”. Como Schreber él arma su «delirio de salvador médico» con esos dos componentes sustanciales. Aunque ya había exhibido en Valle, una muestra de ello, de su grandeza y desprecio a las cosas que depara el amor, cuando decide no matar a la madre de Bambi, sino a su cría, pues sostiene que el amor es una fantasía y que pronto la cría olvidará a la madre, desvalorizándola como tal y poniéndole fin a su existencia con su tiro certero.

Luego de esta escena se nos da a ver una parte del supuesto inicio del proceso de su plan, a partir del llamado que le hiciera Sara, denunciando a Nicandro por vender droga, encarcelamiento mediante, el notable doctor obliga a su hijo a ser parte de su propósito. Sin mucha explicación, sólo le informa que incluye a Sara Guzmán y que lo tendrá que ayudar en ese trabajo. Ya es tiempo para él de probar su teoría y efectuar su negocio.

Pero esta aspiración ya había sido urdida antes. Él culpa a las madres de los destinos de sus hijos de modo tajante, sin poder detenerse en leer cada marca que se transmite: sólo se trata de genes, genes defectuosos. Eso es lo que se transmite. Y es que él es el que posee un Doctorado en Neuropsiquiatría y no sólo se vanagloria de su saber por ello, sino que hace uso y abuso de este para llevar a cabo su objetivo justificando su accionar siempre médicamente.

De nuevo esta idea nos es presentada, ahora cabalmente, con un discurso frente a la comunidad médica. ¿Qué propone el Proyecto Medusa? Que la esquizofrenia y homosexualidad son dos diagnósticos que pueden acabar con la vida de un ser humano y que él los conoce muy bien porque le tocan de cerca. Asevera que “en 1911 Freud estableció un vínculo entre ambas condiciones [pues] para poder alcanzar el amor ajeno algunos sujetos se toman primero a sí mismo; es decir, para llegar al amor pleno deben pasar primero por la elección homosexual”. Justifica y explica, de ese modo, al impulso homosexual de las personas y no plantea la cuestión en términos de elección sexuada u de objeto de amor en juego. De allí que sostenga que para Freud la respuesta de la mente frente al impulso homosexual que sienten esas personas se encuentra relacionada con la esquizofrenia y concluye sin más que: “Si homosexualidad y esquizofrenia son causa y efecto para una rama de la psiquiatría, la pregunta entonces es ¿cómo puede laboratorios Golden Delta solucionar ese dilema?” Devela el negocio en medio de su supuesta redención de las almas. “La respuesta la tiene el proyecto Medusa” Y continúa su presentación justificando los métodos para llegar a su conclusión: “Una investigación de 1993, llevada a cabo bajo mi supervisión estableció que las madres pueden transmitir un gen que influye en el comportamiento sexual de sus hijos. Dicha tesis fue confirmada por un estudio realizado por el Dr. Santillán, financiado por el Proyecto Medusa. La homosexualidad se relaciona directamente con la copia del cromosoma x, recibido de la madre que tiene dos. En paralelo cuatro laboratorios presentan estudios que muestran que el gen relacionado con la esquizofrenia se encuentra en el cromosoma 6 también en el lado de la madre” (…) “Como médicos sabemos que es muy fácil dar un diagnóstico, nos toma dos segundos, pero para el paciente es casi imposible deshacerse de ese diagnóstico nuestra sentencia lo perseguirá por el resto de su vida”. Y todo su accionar da muestras de ello.

En realidad, será el diagnóstico que él haga de Sara, ayuda mediante de su psiquiatra, el Dr. Alanis y la Dra. Calderón, el que iniciará su tan preciado plan y el que conducirá a la destrucción de Sara y su familia. De esta manera propone: “Primero vamos a vender la enfermedad, luego vamos a vender la píldora, no podemos conformarnos con crear una droga que sólo se utilice dentro de instituciones médicas, necesitamos crear algo que pueda llegar al mercado general y que esté al alcance de todos. En el futuro que imagino, no tomaremos drogas para mejorar, sino que, para mantenernos en la flor de la vida, de esta manera, la enfermedad será tratada antes de que exista. Nadie quiere tener un hijo homosexual o ¿me equivoco? Nadie quiere heredarle el gen de la esquizofrenia a una hija, bueno esto es lo que vamos a ofrecer tranquilidad y confianza. Vamos a construir un mundo sin desviados”.

Es muy interesante los remolinos que se producen en la serie, pues luego de este discurso, la joven Sara lo increpa para discutir sobre el procedimiento de trepanación al que no quiere ser sometida y él desestima su decir, ante su auditorio, aduciendo que ella está, en ese momento, enfrentando un episodio psicótico y todo eso está en su mente mientras es sacada del lugar a la fuerza. Esto apresura su accionar antes de que Sara logre ponerse a resguardo.

La propia hija del Dr. Gómez de la Cortina es tratada por él en su Centro de Salud debido a su desviación sexual, pues Daniela se ha enamorado de una mujer y su mujer y la de Lazcano ambas se autocastigan con un cilicio, una forma de autoflagelación, castigo y penitencia. Mortificación corporal. Dos madres unidas en su padecer por el torcimiento de uno de sus hijos respecto de su objeto de deseo y sentenciadas por la transmisión a sus hijos de esa desviación. He allí la homosexualidad tan denostada.

El objetivo ya fue expuesto y reforzado una vez iniciado el camino y de nuevo lo presenta a la vista de la comunidad ¿científica?: “Crear un nuevo medicamento no es tarea fácil, desde que se comienza a investigar, hasta el momento que está disponible para los pacientes pueden pasar doce o quince años o más. Si lo que se busca es un fármaco capaz de curar a la homosexualidad y la esquizofrenia, pero yo siempre he pensado en grande es por eso por lo que, estoy aquí, frente a ustedes. Gracias al descubrimiento de una paciente muy particular hemos podido acortar varios pasos del proceso. Se las presento: Sara Guzmán. Luego de someterla a todo tipo de estudios conseguimos identificar el mejor camino para seguir la investigación. Sarita fue la luz al final del túnel. El caso de Sara Guzmán nos permitió experimentar en el mismo paciente. Gracias a Sara Guzmán la primera medicación capaz de curar a la homosexualidad y a la esquizofrenia ya está en fase 1 y con un grupo de voluntarios y de pacientes, es cosa de tiempo para que sea aprobado por las autoridades. Gracias a Sara Guzmán hicimos historia. Gracias a su generosidad hemos cambiado el curso de la psiquiatría”.

Ahora bien, ¿ese proyecto es al que consintió Sara o su madre quien firmó los papeles al Dr. Alanis? Rotundamente por lo que sigue adelantemos que no.

Otro crimen en la serie: la singularidad de Sara

Establecidos los argumentos de la teoría desplegada por el memorable Neuropsiquiatra para su proyecto, ahora nos avocaremos en la puesta en marcha de los pasos estipulados para concretarlo: su objeto de experimentación y de ganancias. Sara es la elegida por ciertas características que posee. Prima su condición mental y su diagnóstico de esquizofrenia paranoica grave heredada de su verdadero padre –Abel Martínez- a lo que se suma su trastorno disociativo de la identidad igual que el su progenitor. Todo ello la vuelve la candidata perfecta para poner a prueba su supuesta teoría médica obteniendo un objeto de investigación de manera sencilla. Sin familia de contención fuerte, con poca autoestima y amigos, todo lo que la vuelve aún más vulnerable de manipulación tanto a ella como a su madre quien fuera víctima de una violación producto de la cual nació Sara.

El Dr. Gómez prepara el terreno en dos vías, involucra a Sara con los amigos de su hijo Nicandro, para proveerle nuevas redes de apoyo y, a la vez, mantenerla vigilada. Controla todo para que siga su orden previsto: unir dos universos diferentes. De este modo, Alex su hermano mayor y entrenador deportivo, es echado de su trabajo y contratado en el gimnasio de los Lazcano, familia amiga de él y de su hijo Nicandro. Allí concurren su hijo, sus amigos y obviamente arribará Sara quien se convierte en novia de Reinaldo el hijo de Cesar Lazcano. Todo armado para aumentar su autoestima, pero también tener controlada su voluntad.

La otra vía son los estudios médicos y el tratamiento que Sara lleva a cabo con el Dr. Alanis, su psiquiatra y que es avalado por ella y su madre debido a que le habían advertido que corría riesgo de hacerse daño a sí o a terceros. Razón por la que se convertirá luego en la primera paciente del Proyecto Medusa, sin saberlo. Ella sí sabe quién es el padre de su hija y a qué se enfrenta. Es por lo que acepta los tratamientos experimentales, incluso los electroshocks a los que Sara se somete, todo por el bien de su hija. Pero esto acontece hasta que, estando en el horizonte la posibilidad de la trepanación de cerebro, miedo mediante de Sara y su posibilidad de desistir de seguir siendo tratada, a lo que se suma el dibujo que su madre descubre en el que manifiesta su miedo al Dr. Alanis y con el que va a increparlo por lo que su hija siente –dibujo que le es arrebatado por Doña Calderón, el enlace directo con el Dr. Gómez de la Cortina- que todo se precipita pues el ratón de laboratorio no quiere ser tal.

La vida de la familia Guzmán se trastoca. Alex termina preso, engañado por los Lazcano por un crimen que no existió, su madre mientras entierra a su hija cuando el cajón está vacío y luego es asesinada y Sara es internada contra su voluntad en Medusa. El tratamiento al que será ahora sometida no es consentido, ya no lo era cuando se hacía de manera ambulatoria y, mucho menos, ahora, que se trata de una internación forzosa, pues es capturada, de una menor de edad y sin familia a la vista que sepa de su suerte, ni los Lazcano. Sólo lo saben Mari Fer y Nicandro quien es sacado del país y dado por muerto por su padre para encubrir su participación y dañar a su madre.

De modo siniestro se la intenta convencer qué ella es Medusa, aportándole un sentido a esas voces que no se callan como las serpientes de la cabeza de la Gorgona; se corta una, pero crece otra y hasta una canción de cuna suena en su cautiverio Una serpiente se acuesta en la cama otra serpiente se quiere dormir… Sara es sometida a los tratamientos indicados sin poder negarse, luego da a luz a su hija. Nadie sabe que está viva solo Mari Fer su amiga quién aún trabajaba para el prestigioso doctor aportándole información de la vida de Sara desde antes del supuesto accidente y, después también, para mantener alejado a Alex ya excarcelado, sin conocer el objetivo de su destino, el de su amiga, ni el propio, pues Sara es su medio hermana por parte de padre.

Ahora la hija de Sara ingresa en la lista de objetos de experimentación y se transforma en la segunda parte del experimento. Sara se suicida porque es el único modo que encuentra de sustraerse del destino determinado por el Neuropsiquiatra. Dos generaciones son el objeto de devastación subjetiva.

Introduzcamos, ahora, antes de abordar las negligencias éticas sobre los cuerpos y el cuerpo, otro tratamiento el del «Nombrar para». Pues este Dr. escoge específicamente a Sara para un proyecto nombrándola para, en términos de Jacques Lacan.

Es en el Seminario 21 Los nombres del padre (1973-74) en que presenta la noción de “Ser-nombrado-para” el orden del “ser nombrado para” del siguiente modo:

Lo que vivimos en la actualidad es muy precisamente esto: […] la pérdida, la pérdida de lo que se soportaría en la dimensión del amor […] a ese nombre del padre se sustituye una función que no es otra cosa que la del ‘nombrar para’. Ser nombrado para algo, he aquí lo que despunta en un orden que se ve efectivamente sustituir al nombre del padre. Salvo que aquí, la madre generalmente basta por sí sola para designar su proyecto, para efectuar su trazado, para indicar su camino […] señala a su crío ese proyecto que se expresa por el ‘nombrar para’”. […] “Es bien extraño que aquí lo social tome un predominio de nudo, y que literalmente produzca la trama de tantas existencias; él detenta ese poder del ‘nombrar para’ al punto de que después de todo, se restituye con ello un orden, un orden que es de hierro”. Se trata del “retorno del nombre del padre en lo real, en tanto que precisamente el nombre del padre está verworfen, forcluido, rechazado”. Y es el “signo de una degeneración catastrófica”.

Llamativamente se trata de una nominación rígida, psicótica, que según Lacan se prefiere en la actualidad a la nominación flexible –amorosa- del nombre del padre. Y que nos recuerda a las sentencias del neuropsiquiatra, pero no caeremos en ello, si bien son las madres las que determinan el designio del destino de sus hijos.

Lacan establece que esta nominación supone un anudamiento de exclusividad materna, recordemos que la voz del padre es transmitida por la madre, y en esta serie hay varias imposibilidades para que eso sea posible. Se caracteriza por producir un anudamiento rígido (no borromeo) que se distingue del anudamiento borromeo de las funciones del padre. No se trata sólo de que lo social tome el relevo del Nombre del Padre en ese “nombrar para”, sino que es restituitivo, pero lo que restituye es un orden que es de hierro, inflexible que desconoce las cosas del amor y la castración, a diferencia del proporcionado por el Nombre del Padre.

Lacan lo liga con el retorno del Nombre del Padre en lo real y denuncia su consecuencia en términos de degeneración catastrófica: “¿qué designa esa huella como retorno del Nombre del Padre en lo Real, en tanto que precisamente el Nombre del Padre está verworfen, forcluido, rechazado? (…) ¿acaso ese «nombrar para» no es signo de una degeneración catastrófica?”. Se trata de un retorno a su conceptualización de la psicosis de los años cincuenta, pero ahora extendida, es decir, aplicable, a lo social mismo: al anudamiento provisto por lo social. De este modo el “nombrar para” sería una forma psicótica de anudamiento, a distinguir del anudamiento que provee el Nombre del Padre. Otra explicación para ubicar no la estructura psicótica sino el lazo que dicha nominación proporciona más allá de las subjetividades concernidas.

En suma, lo que nos interesa de este «Ser nombrado para» es que entraña un hacer entrar al otro dentro de los propios cálculos, para un destino, para el proyecto del Otro y ese orden de Hierro que es burocratización, le asigna un rol al sujeto que sostiene su identidad en ese rol. Nada tiene que ver con el amor. Es un hacer entrar al otro dentro de mis cálculos volviéndolo calculable, predecible por el hecho de incluirlo en ese proyecto, aquí el circunscripto al del centro Medusa. Dos madres lo consienten, una no puede evitarlo.

Es fundamental recortar el lugar de la madre que es subrayado por Lacan como necesario ante esa prevalencia actual. Es ella la que debe hacer lugar al nombre del padre sosteniendo su decir. Su función “es reducida a traducir ese nombre [nom] por un no [no]” (Lacan, 1973-74, 19/3/74), transmitir al hijo un no, un no amoroso que dice el padre y que dice de su referencia al padre como función esto acontece en esos casos felices en que la madre, por amor, hace lugar al no que el padre profiere. Pero no siempre es así. Lacan agrega:

“por el desfiladero del significante por el cual pasa al ejercicio ese algo que es el amor, es muy precisamente ese Nombre del Padre que sólo es «no» a nivel del decir, y que se amoneda por la voz de la madre en el decir «no» de cierto número de prohibiciones; esto en el caso, en el feliz caso, aquél donde la madre quiere, con su pequeña cabeza, proferir algunos cabeceos” (19/3/74).

Surge la interrogación por el lugar de la madre y sus cabeceos, pero en estos casos y con estos hijos no hay padre a la vista, ni nombre que traducir. Ello no autoriza sin más a ocuparse del cuerpo de la biología únicamente, anulando los lazos familiares y desconociendo que el decir es un acontecimiento de cuerpo, que el decir hace cuerpo.

El trato dado a las mujeres en la serie es sumamente cruel, ya en el casino o en el seno familiar en que son destinadas a padecer por mantener la unidad de su familia, soportar modalidades de lazos filiatorios no deseados y horrorizadas por las elecciones sexuales de sus crías o la locura. Única salida posible que se avizora es el autocastigo, la flagelación o la muerte.

Hasta se justifica que ellas elijan hombres como Medusa, se buscan el más cruel, y más malo, para justificar la imposibilidad de ser amada, por eso se autocastigan, coquetean con el suicidio o son sociópatas, destruyen lo que más aman y siempre advienen peligrosas para sus fines y culpables del destino de sus crías, sin detenerse ni un instante en el lugar de los hombres, los padres y su relación con el otro sexo.

Volviendo al argumento de la serie. La versión oficial que se le presenta a Alex es que Sara murió por el accidente del paracaídas causado por Mari Fer quien debe auto culparse por órdenes de su jefe. Luego la enfermera confiesa: “la llevaron a la ciudad de México para que sobreviva, prepararon la Unidad de Cuidados intensivos y le avisaron al Dr. Alanís para que esté preparado de ser necesario. Lo más importante era activar el protocolo para enfrentarse con la familia y evitar que consigan ver que no hay cuerpo porque no hay familiar fallecido”.

La trama policial se resuelve. La hija de Sara, Lucia, tal el nombre de su abuela se escapa del Centro Medusa ayudada por la hermana de Nicandro: Daniela, quien hace años se hallaba allí internada y es quien la envía con su tío Alex. No obstante, es vuelta a capturar para continuar con su proyecto medicamentoso.

La serie nos brinda un final esperado y la joven es rescatada al igual que los dos hijos de esas dos madres que fueron considerados desviados sexualmente y sometidos a los peores tormentos en ese supuesto centro de salud, pero no nos ocuparemos de ello aquí pues es de nuestro interés la selección de Sara por su patología para solucionar, vía ese lazo que se expone con la homosexualidad y la supuesta desviación que los genes maternos producen, aunque no se nos pasa por alto que la esquizofrenia de Sara es “heredada” por vía paterna según la trama. Delirante por dónde se la lea.

Todos aquellos que actuaron contra las subjetividades libres –tal como lo expresa Daniela- pagan por los pesares cometidos con la muerte o en la justicia. El cuerpo de Sara es encontrado y logra finalmente oficiarse su real sepultura. Pareciera que las cosas retoman un orden, un orden no ya predeterminado para una finalidad pergeñada y que se soporta en una la supuesta disposición biología, sino aquél que puede incluir el malentendido de la lengua y la no proporción sexual.

La bioética y la ética se cruzan en el delito de experimentación con humanos

Ciertamente en todo este despliegue, delito mediante y privación ilegítima de la libertad que hacen que se conserve su veta policial. No deja de resonarnos en esta última temporada la famosa época de oro de los experimentos de la psicología en Estados Unidos, pero ahora llevado a cabo en Cuernavaca, lugar donde se halla emplazada su “supuesta” clínica Medusa. Electroshocks, baños helados, privación de ingesta, observación obligada de lo que se pretende acallar: el deseo, hasta llegar a la trepanación; nos hace rememorar a los crímenes nazis u otro escenario audiovisual: “La naranja mecánica”. Aberraciones por doquier proliferan en esa “llamada clínica” en cada intervención sobre el cuerpo del otro. Y la figura de Medusa revela el pensamiento en que se sustenta, se corta una cabeza de la serpiente y espera otra pronto crecer para rápidamente evitar su desarrollo si sigue el plan meticulosamente preparado, medicalización mediante, pero sin formalización alguna sólo residen en una cama o a ella se los ata, para resolver aquellos asuntos que se despliegan en la cama de los humanos.

Todo el accionar del Dr. Gómez de la Cortina se ubica a contramano de las reglamentaciones establecidas para llevar a cabo una investigación con sujetos humanos, es más no se investiga en el Centro Medusa, sino que se experimenta con esos cuerpos a su antojo. Por un lado, con el afán de lograr la normalización de lo desviado por las madres y por el otro, crear un fármaco para evitar las desviaciones a la norma: homosexualidad y esquizofrenia.

De entrada, señalamos que sus tratamientos nos recuerdan los crímenes nazis y es por ello por lo que nos convoca revisar las reglamentaciones que pretendieron evitar su réplica para evitar las implicancias sobre la subjetividad al atropellarla. De allí los resguardos de la ética y la bioética que tantos años llevó establecer mundialmente. Situemos como ejemplos paradigmáticos de dicha normativa al Código de Nüremberg de 1947, la Declaración Helsinski de 1964 y el informe Belmont de 1979, por nombrar algunos que salen al cruce para evitar la experimentación con seres humanos explicitando sus argumentos.

La Declaración de Helsinki de fundamento médico, redactada en 1964 por la Asociación Médica Mundial y reformulada en varias oportunidades, establece los marcos internacionales sobre el cuidado de los sujetos que participan de investigaciones biomédicas. Esta normativa internacional, se convierte en la base principal de la ética en la investigación retomando y ahondando en los lineamientos establecidos por el Código de Nüremberg que consolida los aspectos procedimentales ineludibles a la hora de llevar a cabo una investigación científica con seres humanos. Nos referimos al engaño en la investigación. Y las consecuencias que de ello emana para los sujetos intervinientes, a saber, el daño psíquico y físico, basta con recordar el experimento llevado a cabo por Stanley Milgram en la década del 70.

A ello se suman los principios de la bioética de Beauchamp junto con Childress, que se adicionan a los códigos de Ética. Lo denominados en el año 1979 “Principios de ética biomédica” en el que se agrega uno más siendo cuatro: beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia a lo que podemos sumar los artículos 6 y 7 de la Declaración Universal de Bioética del 2005 Consentimiento / personas que no están en condiciones de consentir y el artículo 4 - Beneficio y efectos nocivos. Todas esas legislaciones se ocupan de considerar las temáticas propias de la bioética frente a los desafíos que, en pos del avance científico tecnológico, pueda afectar a la vida.

También el Informe Belmont (1979) se alinea aquí con su tres principios centrales: 1) el respeto a las personas en la protección del derecho a la autonomía y la exigencia del consentimiento informado para la participación en investigaciones biomédicas; 2) el de beneficencia que establece que se deben maximizar los beneficios y minimizar los riesgos para los sujetos de investigación; y 3) de justicia, que aparece formulado como la capacidad de evaluar los riesgos y beneficios en la toma de las decisiones para los sujetos en investigación.

La Declaración de Bioética de Gijón, del año 2000, en su artículo 7 también establece que todos tienen derecho a la mejor asistencia médica posible. El paciente y su médico deben establecer conjuntamente el marco del tratamiento. El paciente deberá expresar su consentimiento libre después de haber sido informado de forma adecuada responsabilidad.

Todas estas reglamentaciones y sus recaudos establecidos sobre la humanidad no sólo no considerados, sino que ni cuestionados en el accionar del Doctor de la serie. Él avanza pese a ello. Es el Dios de la Neuropsiquiatría.

A ello podemos sumarle, en el mismo sentido, el capítulo de Consentimiento Informado de la Código de la American Psychological Association (APA), en su versión 2010, ya sea para terapia o investigación, en que se establecen los recaudos para iniciar una terapia o realizar una investigación.

Este requisito se ubica en el Capítulo 3 Relaciones Humanas, acápite 3.10 donde se establecen los tres requisitos básicos la obtención del consentimiento del sujeto involucrado: la utilización de un lenguaje comprensible para su destinatario, la necesidad de tener un representante legal las personas declaradas incapaces de consentir, así como la documentación apropiada del consentimiento escrito u oral, el permiso y el asentimiento. Se incluyen ahí no sólo lo legal y volitivo, sino que se agrega el asentimiento de ese otro sujeto, el dividido, el del padecimiento psíquico por el que debemos velar también en nuestro hacer.

En suma, La pregunta por el sujeto de para le ética y la bioética también, en otro terreno, nos conduce a reflexionar en torno a la responsabilidad del investigador y el uso que haga de la normativa existente en resguardo de las subjetividades concernidas en su accionar.

Breves conclusiones: resguardo del cuerpo y la singularidad subjetiva.

El campo de la bioética se presenta en la actualidad como un vasto terreno que recorre problemáticas diversas en pos del resguardo del cuerpo. Y es que su lugar como objeto gadgets prolifera, como lo hacen los modos de la circulación de poder ya sea médico, político hasta incluso económico que afectan a los cuerpos y en el supuesto objeto de auxiliar al afectado, a aquellos sujetos que se salen de la supuesta norma, lo que se produce es la eliminación de su singularidad.

Discursos disímiles se leen aquí y atraviesan la trama en pro del resguardo del padecimiento psíquico al que se las somete al sujeto humano en aras de la ciencia, su progreso y su afán de corregir lo desviado sin respetar, como bien señala Jahr, a cada ser viviente como un fin en sí mismo, y trátalo, de ser posible, como tal (Cf. Jahr, 1927),

Por ello, y dado las atrocidades históricas, algunas que hemos recortado en este escrito, sobre el tratamiento de lo humano, sostengamos que ningún individuo o grupo debería ser sometido por motivo alguno, a la violación de la dignidad humana, de sus derechos y las libertades fundamentales, la segregación o la estigmatización. De nuevo la igualdad en acceso a derechos, la justicia y la equidad.

Ni la pobre Medusa se salva de ello pues no se considera la dualidad que porta: guardiana y protectora a la vez que la encarnación de esa cara monstruosa de lo femenino, castigo mediante de la diosa Atenea por ser violada por Poseidón. Los mitos como relatos o narraciones ancestrales nos permiten echar luz a los asuntos inexplicables que se nos presentan procurando responder a temáticas diversas. Son parte del legado cultural de todas las civilizaciones humanas. Y tratan de dar una explicación, una racionalidad a la dualidad que nos habita.

Las series, esos escenarios actuales, al alcance de la mano no sólo despliegan mitos griego tragedias sino posibilitan recuperar lo trágico que conlleva toda disyuntiva ética (Cf. Solbakk, 2011: 40) y visibilizan en cada capítulo las preocupaciones éticas respecto del lugar de los sujetos, de sus cuerpos que abren a la consideración de un posicionamiento respecto del otro, de lo otro, del semejante, y de qué y quiénes son finalmente, los sujetos de consideración ética, bioética.

Referencias:

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Álvarez, P. (2013). Hablar ¿con cuál cuerpo? En presentación en la Enapol, 2013. Recupeado http://www.enapol.com/es/template.php?file=Textos/Hablar- con-cual-cuerpoPatricio-Alvarez.html

Belmont, I. (1979). Principios y guías éticos para la protección de los sujetos humanos de investigación. Comisión nacional para la protección de los sujetos humanos de investigación biomédica y del comportamiento. USA, 18/04.

Beauchamp & Childress. (1994). Principles of Biomedical Ethics. Fourth Edition, Oxford University Press, Nueva York/Oxford (trad. cast. Principios de ética biomédica. Masson, Barcelona 1999).

Bouchard Jr, T. J., Lykken, D. T., McGue, M., Segal, N. L., & Tellegen, A. (1990). Sources of human psychological differences: The Minnesota study of twins reared apart. Science, 250(4978), 223-228.

Declaración Bioética de Gijón (2000). Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-reemo-70-articulo-declaracion-bioetica-de-gijon-2000-10021836

Declaración de Helsinki de 1964 de la Asociación Médica Mundial (1964). Disponible: http://www.anmat.gov.ar/comunicados/HELSINSKI_2013.pdf

Freud, S. Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia Paranoides) descrito autobiográficamente (1911 [1910]). Obras Completas. Tomo XII, (pp. 2-76), Argentina, Buenos Aires: Amorrortu.

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NOTAS

[1Medusa (Μέδουσα, es decir, “guardiana” o “protectora”) es uno de los mitos más populares de la mitología griega, que sobrevive hasta nuestros días. La mayoría de los relatos concuerdan en que era una criatura del inframundo cuyo cuerpo humano poseía alas y una cabellera de serpientes, rodeando un rostro hermoso que convertía en piedra a quien osara depositar en él la mirada. Ella era la reina de las gorgonas posee una parte monstruosa femenina, pero también, es una deidad protectora.