Inicio > Congresos Online > Congreso Online 2019 > The Birds > Hitchcock y el objeto a en psicoanálisis

Hitchcock y el objeto a en psicoanálisis

por Fernández, Agustín

Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires

Resumen

En el presente trabajo, proponemos ubicar coordenadas relativas al objeto a en la teoría psicoanalítica de Jaques Lacan, en tanto esencial a la dimensión del deseo. Sostenemos que es ubicable solamente a partir de una cierta manera de leer un relato. Nos orientaremos a partir de dos propuestas de Lacan. Primero: la lógica del significante en oposición a la del significado, para leer en psicoanálisis. Segundo: los desarrollos del objeto a que realiza en el seminario sobre la angustia, particularmente el sentimiento de lo unheimlich y la lógica de “no sin”, que Lacan propone para la relación entre la angustia y el objeto.
El film “The Birds”, de Hitchcock, nos permite ubicar el sentimiento de amenaza ligado a un elemento extraño, que remite a la incógnita del deseo de una alteridad, en tanto no es posible descubrir su ley, ni al nivel de la imagen ni del símbolo.

Palabras Clave: Hitchcock | Objeto deseo | Psicoanálisis

“–¿Qué perseguían los cuervos en la escuela?
–¿Qué cree que perseguían, señorita?
Creo que perseguían a los niños.
–¿Con qué propósito?
Para matarlos.
–¿Por qué?
No sé por qué. Eso me parecía.
Alfred Hitchcock, Los Pájaros, 1963.

Introducción

En el presente trabajo, proponemos ubicar coordenadas relativas al objeto a en la teoría psicoanalítica de Jaques Lacan, en tanto esencial a la dimensión del deseo. Sostenemos que es ubicable solamente a partir de una cierta manera de leer un relato. Nos orientaremos a partir de dos propuestas de Lacan. Primero: la lógica del significante en oposición a la del significado, para leer en psicoanálisis. Segundo: los desarrollos del objeto a que realiza en el seminario sobre la angustia, particularmente el sentimiento de lo unheimlich y la lógica de “no sin”, que Lacan propone para la relación entre la angustia y el objeto.

El film “The Birds”, de Hitchcock, nos permite ubicar el sentimiento de amenaza ligado a un elemento extraño, que remite a la incógnita del deseo de una alteridad, en tanto no es posible descubrir su ley, ni al nivel de la imagen ni del símbolo.

Un asunto entre manos

Melanie Daniels entra al local de mascotas a comprar unos pájaros (birds) que tenía encargados. De pronto, ingresa él: Mich Brennet. La ve y le consulta por unos lovebirds (tortolitos o cotorras). Ella, sorprendida primero, se da cuenta que la ha confundido con una vendedora y decide aceptar el personaje, el juego de engaño. Lo lleva por el local, mostrándole las posibilidades de compra. Pronto empieza a hacerse evidente que no conoce mucho del tema:

– ¿No le remuerde la conciencia? [1]
(¿Se reveló la farza?)
–¿…qué cosa…?
–Tener a todos estas pobres e inocentes criaturas enjauladas.
–Bueno, no podemos dejarlas volar libres por el local.
(Alivio, el juego continúa)

Entonces él le pide ver de cerca uno de los canarios y ahí se pone a prueba la habilidad de ella para manejarlos y… el ave (bird) escapa volando. Vuelve la (verdadera, digamos) vendedora, pega un grito, Melanie no logra alcanzar el ave que vuela desencajada por el local. Mich observa quieto, hasta que el ave se posa y, en un pase magistral, lo atrapa con su sombrero.

Revela haberla reconocido desde un principio y seguido su juego. No nos informan a los espectadores exactamente, pero se trata de una demanda judicial en curso en la que él es querellante. Una contienda que llamaríamos leve, tal vez con una multa en juego. Ella se enoja por haber sido la engañada, pero… anota la patente del auto de Mich y decide buscarlo. ¿Qué atrapó, Mich, entonces, con su sombrero? Parece que algo más que un ave, aunque no sin el ave (bird).

Sostenemos que esta primera escena propone ya una apertura con determinados elementos en juego, que imprimirá su lógica a lo que sigue del relato. Tenemos: una joven, un hombre y algo que se intercambia entre ellos cuyo “nombre” se presta al juego significante.

Posibilidades de lectura

Lacan ha insistido (1957) en que no es lo mismo leer en esos “simbolismos” del Inconsciente utilizando la vía del significante que la más usual, en el psicoanálisis de su época, del significado. Utilizo la idea de una vía, en el sentido en que podría también hablar, más formalmente, de método: el camino que, según sea uno u otro, nos llevará por lugares distintos.

En su seminario sobre la relación de objeto y las estructuras freudianas, revisa la lectura que E. Jones realiza del Caso Hans. Dice que busca por el significado y esto, lo lleva a descubrir que: “todo está en todo. No hay juego de la mitología antigua, ni incluso moderna, que se salve de ser de alguna forma, un caballo. Minerva e Hipias, Marte, Odín, Hermes, Zeus, todos tienen caballos, todos son caballos, todo es un caballo en este libro”. Agrega Lacan a continuación que: “evidentemente, no procederemos por esta vía” (Lacan, 1957, 306).

Señalamos en un primer punto la confusión que produce esta vía de lectura, en la que el elemento parece dispuesto a aparecer donde uno lo suponga, porque es solamente cuestión de imaginarlo “detrás” de algún otro, cualquiera puede servir a ese propósito. Podemos suponer que los niños ruidosos representan la bandada, por ejemplo. También, que Mich representara al ave cazadora. Y muchas otras opciones.

Ahora bien, continuemos con la opción que propone Lacan como la apropiada para el psicoanálisis. Recordemos que está trabajando el Caso Hans. Dice al respecto de los elementos simbólicos que aparecen:

Tenemos la costumbre de atribuir masivamente equivalentes a los términos que intervienen diciendo –esto representa al padre, esto representa a la madre, esto representa al pene–. Ahora bien, cada uno de estos elementos, por ejemplo, el caballo, sólo puede concebirse en su en relación con cierto número de otros elementos igualmente significantes [esta será su propuesta]. Es imposible hacer corresponder el caballo, como cualquier otro elemento de los mitos freudianos, con una significación unívoca. El caballo es, en primer lugar, la madre, el caballo es finalmente el padre y, entretanto, ha sido también posiblemente Juanito” (Lacan, 1957, 277, Lo escrito entre corchetes es propio).

De lo anterior, subrayemos que la lectura no deberá hacerse por vía del significado y esto tiene consecuencias. Por un lado, no podemos recurrir a las significaciones posibles del ave; ya sean mitológicas, psicológicas, etc. Como ejemplo, podemos ubicar al cuervo representando a la muerte o a las aves, en general, representando la libertad.

En segundo lugar, la otra consecuencia que tiene el modo de lectura que está proponiendo Lacan, es que no hay una significación unívoca. Esto quiere decir que no podemos decir que el ave representa tal personaje, ni siquiera de la historia personal de quien relata. Tampoco podríamos fijarla entonces en un personaje edípico o psicoanalítico específico: ave=madre, ave=padre, ave=falo, pero tampoco, y esto es central a nuestro planteo, ave=objeto a. Si en un momento fuera el padre, al siguiente podría ser el falo, según con qué otro elemento quede articulado.

Retomando la pregunta: ¿qué atrapó, Mich, con su sombrero? Diremos que, en cuanto al ave, es más importante sostener la pregunta que apresurarse a responderla. Podemos ver que tomará distintas significaciones a lo largo de todo el relato, según con qué otro elemento lo articulemos. Situemos algunos momentos.

Melanie rompe una carta (a Mitch) y la sustituye por otra (a Cathy, la sobrina de Mitch), deseándole feliz cumpleaños. Le deja, a escondidas, los lovebirds junto a esta nota. Luego de esta acción (¿será más preciso hablar de acto?), es la primera vez que atacan las aves (gaviotas). ¿Tacha Love y sólo queda Birds? El ataque de bird es lo que nos permite leer la partícula tachada en tanto tal.

Mitch interroga cuando la encuentra en su pueblo: ¿vino hasta aquí a traerme esas aves? En la escena siguiente, Melanie busca alojamiento en la casa de Annie (quien supo ser pareja de Mitch). En plena conversación, las distrae una bandada de aves. “¿No terminan nunca de migrar?”, se pregunta Annie en voz alta. Nos enteramos más adelante que ella ha migrado también hasta ahí, al igual que ahora Melanie. ¿Se trata de mujeres que han migrado, al igual que aves, sólo que buscando algo que parece tener que ver con Mitch?

Las horas pasan y las jóvenes conversan sobre Mitch y su historia. Parece que Lydia, la madre, ha tenido que ver con el fracaso de sucesivas relaciones que él intentó. “Amor (love): lo que Lydia nunca podrá darle a Mitch”, golpean a la puerta. ¿Quién será? Nadie responde. Abren: ave muerta. “¿Se habrá desorientado?” Se trata de otra escena y otro sentido posible. Birds no tiene un valor definido, no es equivalente a Melanie de una vez y para siempre, como tampoco es eso que sucede entre Mich y Melanie. No es que acá podamos interpretar a partir de una clave y sostener: Melanie está desorientada. Si así lo hiciéramos, estaríamos guiándonos por la lógica del significado, como propone Lacan (1957). En cambio, la del significante, exige suponer que tomará un valor diferente cada vez.

Este significante, Birds, que significa cada vez más cosas, y por lo tanto cada vez menos, nos lleva a recortarlo como letra. Es letra opaca. Se desconocen sus intenciones, su “lógica de comportamiento”, la imagen que nos diría cuál es su ley.

La imagen, el vacío y el intervalo

Si bien hemos analizado hasta aquí esta lógica de lectura que ubicamos como del significante, en contraposición a la del significado, deberemos ir más allá de la producción de sentidos posibles para abordar un siguiente paso que nos acerque a la noción del objeto que intentamos señalar. Este recorrido nos permitió encontrar la noción de letra, al menos en lo que refiere a ser un elemento discreto que se articula con otros. A continuación, daremos una referencia a la imagen, para poder localizar, en ese marco, el vacío y el intervalo.

Volvemos al inicio del film. Melanie camina por las calles de San Francisco, se dirige a la tienda de mascotas. Un silbido, se da vuelta, se sonríe, un niño/púber le mira las piernas. Otro silbido, su mirada busca y se pierde hacia arriba: aves.

Tomemos la diferencia de registro en la imagen, donde está implicado el yo como tal. Tenemos un “silbido” que remite a “tengo lindas piernas”. Ahora bien, ¿qué sucede si el primer elemento queda momentáneamente desligado del segundo? En primer lugar, ese segundo elemento que tendía a asegurar el lugar desde el cual se habla, esa posición que llamamos Yo, vacila. Pasamos de “me silba porque tengo lindas piernas” a “me silba porque…”. El problema que intentamos situar se relaciona al desarrollo anterior en tanto cada elemento no tiene una significación unívoca y sólo es concebible en articulación con un segundo elemento. Subrayamos esto último en pos de desligar la ligazón entre Aves y objeto a. El elemento “aves” surge en el lugar donde lo esperable era uno que respondiera a “tengo lindas piernas”, en la lectura que estamos construyendo (ya explicamos que puede haber otras siempre que respeten la regla de no introducir elementos que no estén en el texto y las posibilidades que se vayan produciendo). Hace su aparición un elemento inesperado en el lugar donde se esperaba otro. Faltaría el afecto de angustia para poder leer ahí el objeto a como tal. Sin embargo, el efecto de desconcierto y extrañeza que se hará más fuerte a lo largo del film, introduce ahí un primer tiempo. Entonces, no se trata de “aves” como equivalente a “objeto a”, sino que responde en un lugar inesperado produciendo una vacilación en la significación imaginaria “tengo lindas piernas” que en ese punto sostiene al Yo. Se trata más bien de ese intervalo, entre el elemento esperado y el inesperado que produce el vacío en lo que sería una imagen cerrada: “me silban porque tengo lindas piernas”, abriéndose así un interrogante sobre las intenciones del Otro. Podemos decir que esta dimensión que se abre, no es sin “aves” / “Birds”.

Conclusiones

Propusimos ubicar coordenadas relativas al objeto a en psicoanálisis, sosteniendo que es algo ubicable solamente a partir de una cierta manera de leer un relato. Nos hemos orientado a partir de dos propuestas de Lacan. Primero: la lógica del significante en oposición a la del significado para leer en psicoanálisis. Segundo: los desarrollos del objeto a que sitúa en el seminario sobre la angustia, particularmente el sentimiento de lo unheimlich y la lógica de “no sin”.

El film “The Birds”, de Hitchcock, nos permite ubicar el sentimiento de amenaza ligado a un elemento extraño, que remite a las intenciones de una alteridad, en tanto no es posible descubrir su ley, ni al nivel de la imagen ni del símbolo.

Ubicamos en el recorrido, que no se trata de ubicar un elemento del relato que cobra el valor de “objeto a”, sino que cierto lugar de pronto es ocupado por un elemento inesperado que desarma la imagen, produce un vacío en la totalidad de la significación. Haciendo a la vez vacilar la imagen del Yo, en tanto lugar desde el que alguien supone estar situado en relación a los mensajes del Otro, esos mensajes que contendrían la clave de su deseo.

Referencias

Duportail, G.-F., (2017), Du Réel. París, Francia: Ed. Hermann, collection Philosophie.

Fernández, A., (2017), “El acto homicida y la pregunta por la causa”. En Congreso internacional de Ética y Cine 2017. Online en: http://www.eticaycine.org/Sunrise

Freud, S., (1919), “Lo ominoso”. En Obras Completas, Tomo XVII. Buenos Aires: Amorrortu editores, (2007).

Freud, S., (1926), “Inhibición, síntoma y angustia”. En Obras Completas, Tomo XX. Buenos Aires: Amorrortu editores, (2007).

Lacan, J. (1953) Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis. En Escritos I. Buenos Aires: Siglo XXI editores, (2002)

Lacan, J., (1956-1957), El Seminario, libro 4: La relación de objeto. Buenos Aires – Barcelona – México: Paidós.

Lacan, J., (1959-1960), El Seminario, libro 7: La Ética del Psicoanálisis. Buenos Aires – Barcelona – México: Paidós.

Lacan, J., (1961-1962), El Seminario, libro 9: La identificación. Versión de la Escuela Freudiana de Buenos Aires.

Lacan, J., (1962-1963), El Seminario, libro 10: La angustia. Buenos Aires – Barcelona – México: Paidós.



NOTAS

[1Todas las traducciones son propias.





COMENTARIOS

Mensaje de Agustín Fernández  » 31 de octubre de 2019 » agustin.fernandez83@gmail.com 

Muy amable por su comentario y las referencias a la filmografía de Hitchock.



Mensaje de Jorge Santoro  » 31 de octubre de 2019 » jorge132004@yahoo.com.ar 

Análisis de la Película de Alfred Hitchcock The Birds (Los Pájaros)
Por Jorge Santoro
Este Film se basa en un relato corto de Daphne Du Maurier publicado por primera vez en 1952.

Lo original de la historia es que en ningún momento se explica el motivo por el cual las aves reaccionan de esa manera en contra de todo ser que pasara cerca de ellas.

Hay un romance entre los dos protagonistas que hace aparecer a la cinta como si fuera una película romántica, nada tan lejos de esa hipótesis primaria.

Tippi Hedren y Rod Taylor se encuentran en una pajarería en donde las aves están enjaulados, quizás sea una muestra de lo que puede pasar cuando los animales que están sueltos o dejan de estar atrapados en las temibles rejas del cautiverio descargan toda su furia contra el ser humano, que es el responsable de haberlos mantenido en cautiverio, lejos de la posibilidad de volar y vivir en libertad y en contacto con la naturaleza.

Es muy explícita la relación que une a Rod Taylor con su madre en el film, Jessica Tandy. Hitchcock jugó con esa afectividad demasiado sobreprotectora de la madre con su hijo, ya lo hizo en Psicosis, pero en ese caso con su progenitora muerta. Pero si uno urge en la historia de Norman Bates, seguramente descubrirá que su madre tenía un comportamiento similar a la coprotagonista en sus afectos con su hijo.

Ocurre un hecho que nos puede llevar a la incredulidad o superstición. Porque algunos habitantes de ese pueblo de Bodega Bay, escenario en donde ocurren los hechos culpan a la protagonista de ese suceso fortuito y terrorífico que ocasiona muertes y heridos durante el ataque de las aves.

Ni la experta en pájaros tiene una explicación racional si la ciencia la pueda dar sobre lo que está sucediendo en ese lugar.

Unos chicos están jugando a metros del colegio donde cursan y unos pájaros se asientan primero en los columpios que existían allí y luego comienzan sistemáticamente a atacar a los niños.

Cuando los pájaros se presentan en forma amenazante en el centro del pueblo, la naturaleza nos enseña que no hay ninguna tecnología, como por ejemplo medio de transporte u otro elemento, que nos salve de esa furia descontrolada de los animales; estamos a merced de ellos y atacan y paran cuando quieren, tienen el control total de la situación. Desde hace unas décadas el ser humano está aprendiendo que ganarle a lo que Dios creó tiene sus costos, el calentamiento global, el derretimiento de los glaciares, los tornados, huracanes, los volcanes nos muestran que están allí para darnos una lección de vida o en muchos casos de muerte y de destrucción de casas, autos y lo que encuentren en el camino, como sucede en la película del gran director inglés.

En la casa de Jessica Tandy madre del protagonista, estando él Tippi Hedren y la hermana menor del Rod Taylor y mientras están tomando un té, aparece lo que nadie quería ver ni soportar ya que por la chimenea y por algunas ventanas atacan cientos de pájaros a los allí presentes generando un climax de suspenso muy alto, por la sorpresa y por no saber que hacer en esa situación, estaban en su propia casa totalmente indefensos.

Además en una jaula, hay una pareja de aves que actúan en forma contraria a sus similares y vemos y pensamos en voz alta quiénes están enjaulados los pájaros o los seres humanos. Hay pistas, hay metáforas, hay reflexiones sobre lo bueno que hacemos con la naturaleza y los animales y su encierro. Me parece que Hitchcock se adelantó a su tiempo con este tipo de mensaje ecologista, además de manejar con maestría el suspenso y el terror.

"La obra de arte escapa a su creador y va más allá de sus intenciones conscientes, en proporción a su calidad".
André Bazin 

Las miserias humanas del hombre cuando se encuentra en peligro surgen a flor de piel total de salvarse de una catástrofe.

La pregunta del millón vuelve a surgir una y otra vez, por qué atacan. No se puede responder como si tuviéramos un test para un examen, pero lo que podemos observar del comportamiento de los agresores es que tienen una organización parecida a cualquier soldado que tiene que ocupar un objetivo bélico.

Atacan en grupo, se organizan, paran y vuelven a contratacar a las personas que para ellos son sus enemigos a vencer.

Hay un aire de posible incesto entre el protagonista y su madre, no todo es lo que parece en términos de si no sabemos por qué atacan y después de ir y volver a herir y asesinar se detienen. Si tenían el territorio ganado y podían extinguir al supuesto enemigo que es el hombre y no lo hicieron, ¿por qué?

Nos quedan muchas preguntas sin respuestas, pero lo que tenemos que admitir que en el cielo muy celeste planeaban las aves con ganas de asesinar a mansalva dejando sangre y terror en el camino.

Un film que, en su misma base, expone una premisa inexplicable, y que actúa como guía de toda la narración y que por fuerza hay que asumir como tal.

Brillante propuesta del maestro del terror que luego de filmar Psicosis, se tomó un descanso por tres años para volver y hacernos sufrir y repensar la forma en la que vivimos.




Película:Los pájaros

Titulo Original:The Birds

Director: Alfred Hitchcock

Año: 1963

Pais: Estados Unidos