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El trauma: resurgit vita

por Sorolla, Mariana

El pasado siempre encuentra un modo de abrir la tapa del cofre y asomar su rostro. El amnésico hace a menudo denodados esfuerzos para recuperar su pasado, y a veces lo consigue; el olvidador hace esfuerzos, igualmente denodados, por desprenderse del mismo, pero sólo cosecha frustración, ya que nunca logra el pleno olvido. El pasado siempre alcanza a quien reniega de él, ya sea infiltrándose en signos o en gestos, en canciones o pesadillas.[1]
Mario Benedetti

El psicoanálisis del arte es una experiencia en sí estética. Se compone de la teoría psicoanalítica, y cualquier expresión artística que pueda ser utilizada a sus fines. Ambas aportando al sujeto lo necesario para lograr un insight. Un desciframiento de aquello velado y oculto. Una interpretación. El cine es una de las ramas del arte. Una historia visual, verosímil o no, donde arte y artista tratan de seducir a un espectador sujetando su deseo. Mucho más aún cuando la temática se traspola en situaciones reales donde podemos sentirnos identificados.

Freud en El Moisés de Miguel Ángel, expresa: “En mi opinión, lo que nos atrapa tan poderosamente sólo puede ser la intención del artista en la medida en que éste puede expresarla en su obra y hacer que nosotros entendamos. Me doy cuenta de que esto no puede ser meramente una cuestión de comprensión intelectual, a lo que aspira es a despertar en nosotros la misma actitud emocional, la misma constelación mental que produce en él el impulso de crear”.[2]

El arte tiene un habla propio, y el psicoanalista que se ofrece a él, que lo explora, posee una herramienta en donde trabajar para hacer emerger en el sujeto los sentimientos y estados más resistentes. Algo de la obra nos atrapa, nos identifica, quizás la capacidad de ponernos en el lugar de aquel objeto representado. Freud ofrece en Psicoanálisis de las masas y análisis del yo la siguiente reflexión: “Hay un camino que lleva desde la identificación, pasando por la imitación, a la empatía, vale decir, a la comprensión del mecanismo que nos posibilita, en general, adoptar una actitud frente a la vida anímica de otro”.[3]

Leonardo Favio escribió una canción llamada “Los recuerdos no abrazan”: “Los recuerdos no abrazan, los recuerdos no besan, los recuerdos que tengo de ti no me sirven de nada si no estás aquí”.

Ahora bien, ¿Qué pude suceder cuando quien se pierde es uno mismo? Cuando los recuerdos que tenemos de nuestra propia existencia no sirven de nada porque ya no somos los mismos. Y en esos recuerdos más que encontrarnos nos perdemos, dejamos de ser…

Este es el caso del protagonista de “El vigía”.

Ante la pregunta: ¿Qué atrapa del vigía? La respuesta es: el trauma. La sensación de que para cualquier ser humano el pasar por este mundo puede verse trunco a partir de una desgracia. La finiquitud del ser humano, y por ende, de su vida. Y el protagonista del film ha visto la muerte de cerca, tanto la suya como la de otros.

No hay mal que dure cien años, pero tal vez si una vida. Este es el caso del personaje de “El vigía”, y el qué hacer con su mal.

Chris Pratt es un joven jugador de jockey, la estrella del equipo, con una importante vida social y perteneciente a una adinerada familia. Es el típico muchacho a quien uno le envidiaría la suerte. Tiene suerte en los deportes, es muy apuesto, todas las chicas lo desean, y su novia es preciosa. Todo en su existencia es luz. Hasta que una trágica noche su vida se apaga, como él explicará; “por culpa de las malditas luciérnagas”.

En la noche de su graduación conduce junto a su novia y una pareja amiga por la ruta disfrutando del esplendoroso espectáculo que brinda una sola vez al año el apareamiento de las luciérnagas, hasta que la fatalidad llega de repente. En el juego con las luciérnagas mientras maneja a gran velocidad toma una mala decisión que lo acompañará por siempre, apaga las luces del auto para adentrarse en esa maravillosa vista de luz y danza que brinda la naturaleza. Pero su decisión se ve trunca cuando el azar hace que choque finalmente con una cosechadora que estaba parada en la ruta. Este grave accidente tiene consecuencias. Dos de sus amigos mueren, su novia pierde una pierna y él queda con secuelas permanentes en su memoria. Debido a una lesión en el lóbulo frontal, Chris ya no recuerda nada a largo ni corto plazo, padece de furia repentina y desinhibición.

Su irremediable decisión hace que él en cierto modo también muera, para luego del apareamiento simbólico de los insectos, vuelva a nacer pero ahora de una forma lamentablemente diferente.

El film presenta a su personaje a través de las acciones diarias que son actualmente parte de su nueva vida: “me despierto, apago el despertador, miro hacia afuera para saber que ponerme, me ducho con jabón, y luego me afeito. A veces lloro sin motivo, pero me estoy acostumbrando.”

“Me despierto, me visto, tomo mi medicación, cuando puedo preparo café aunque puede ser difícil, desayuno pero no leo el diario pues me desconcierta y me enfado”.

“Me despierto, me pongo el abrigo y voy a mi clase”

Resurgit vita : la vida sigue

Y como la vida es un continuo resurgit vita, Chris encuentra una nueva oportunidad para enfrentar sus acciones pasadas. Su mal durará toda una vida, su nueva vida. A partir de su trauma, ha quedado con una lesión permanente en su lóbulo frontal, y con esta lesión una pérdida de su memoria anterógrada, es decir la capacidad de establecer nuevos aprendizajes y de retener nueva información. La amnesia anterógrada, es pues, la incapacidad para recordar información y hechos vividos después de la aparición de la lesión.

Este tipo de lesiones se agrupan bajo el denominado síndrome frontal, dando lugar a trastornos en la capacidad de resolver problemas simples, el control motor, la atención, el sueño, la memoria, la personalidad, posibilidad de controlar las emociones y el lenguaje.

Por lo tanto Chris aprende a anotarlo todo en una libreta como quien anota sus huellas, las marcas de la vida que te dejan un aprendizaje, esas que no deben olvidarse, para recordar quiénes somos y hacia dónde vamos. Cada día al levantarse se enfrenta a la frustración que le produce su inhabilidad, en un intento continuo de superarse a sí mismo.

El trauma psicológico es un acontecimiento existente en la vida de casi todo ser humano en la medida que todos hemos tenido experiencias no deseadas y disfuncionales. Pierre Janet aportó una definición de trauma psíquico en 1894, “…Es el resultado de la exposición a un acontecimiento estresante inevitable que sobrepasa los mecanismos de afrontamiento de la persona…” [4]

Es decir que la persona se enfrenta a una situación de amenaza psicológica o vital de la que no puede escapar y para la que sus recursos normales no son eficaces, es decir, no puede enfrentarse a ella de manera que pueda hacerla desaparecer o huir por sus propios medios.

Lacan en el seminario 11 introduce el concepto de tyché, lo traumático. Lo que se relaciona con el campo del azar, el encuentro con lo Real. “La función del tyché, de lo Real como encuentro en tanto que puede ser fallido, en tanto que es encuentro esencialmente fallido, se presenta primero en la historia del psicoanálisis bajo una forma que ya basta por sí sola para despertar la atención: la del trauma”.[5]

El trauma es lo real inasimilable

Chris vive junto a su amigo Lewis que ha quedado ciego por trabajar con metanfetaminas en malas condiciones edilicias. Se conocieron en el centro de técnicas para una vida independiente, donde acuden personas luego de un accidente que ha afectado sus vidas, sujetos que tratan de aprender a ser otra vez.

En la película no es adrede que el protagonista viva junto a una persona ciega. Según Guy Briole en el encuentro traumático la mirada es lo que no se olvida: “…Lacan especifica que se trata aquí de la estructura de la fenomenología de la vergüenza. Y ahí donde todos pueden ver en la mirada de otro el reproche que induce la culpabilidad, en el caso del encuentro con lo traumático, el sujeto se siente mirado por una mirada crítica que le atraviesa y desencadena el sentimiento de vergüenza”[6]. La existencia de esa mirada hace que algo cambie también para quien se siente mirado, sintiéndose objeto de la mirada del otro.

Esa mirada según Briole persiste en mirar al sujeto por ejemplo en los sueños traumáticos, en sus raptos de angustia, o en la mirada que se cruza por azar en los encuentros con otros: “Te recuerdo viéndote jugar al jockey, mi amiga y yo pensábamos, vaya debe ser genial ser Chris Pratt. Luego me enteré de lo que les pasó, y todos hablaban de cómo te convertiste en otra persona, y pensé oh Dios tiene mi misma edad, podría haberme pasado a mi”.

A la manera de trauma la catástrofe invadió sin avisar su vida, destruyendo impetuosamente el entramado imaginario simbólico que le valía de referencia y de apoyo, arrasando su estabilidad, su confianza, y su lugar en el mundo.

Pero uno sigue siendo, y no es sin su pasado, sin su historia. Por eso el protagonista necesita de vez en cuando volverse a leer en su pasado. Se lo observa yendo al parque a ver a otros patinar (como lo hacía él antes del accidente), y también a observar a aquella chica, su antigua novia. Ella siempre aparece vestida de idéntica manera, a la misma hora paseando por el mismo sitio, pero tampoco es igual, ahora tiene una pierna ortopédica. Fantasmas de su pasado, que se desvanecen cuando suena su reloj, avisándole que mire su libreta, su presente. En ella está escrito, “Clase once y media, almuerzo a la una, verme con Janet a las cuatro”.

En el trauma hay cierta detención del tiempo, se caracteriza por la pérdida de la capacidad de elaboración circunscripta a un determinado momento en presencia de una situación externa imprevisible donde no hay capacidad de articulación entre afecto y representación lo que producirá que esta vivencia mantenga al objeto perdido en un constante presente psíquico.

Llegan las cuatro de la tarde y Chris Pratt se reúne con su asistente social, Janet, quien le explica que está para ayudarlo a conseguir aquello que él quiere, pero que antes necesita saber qué es lo que desea.

Quiero ser quien era”, le responde él.

Freud propone en una carta a Binswanger en 1929, “Aunque sabemos que después de una pérdida el estado agudo de pena va aminorándose gradualmente, también nos damos cuenta de que continuaremos inconsolables y que nunca encontraremos con que llenar adecuadamente el hueco, pues aún en el caso de que llegara a cubrirse totalmente, se habría convertido en algo distinto”.[7]

El director Scott Frank va adentrándose en mostrar la realidad del protagonista, y cómo se ha convertido en “algo distinto” expresando lo cotidiano a partir de sus limitaciones. ¿Cómo enfrentarse con una lata de tomates si no recuerdas cómo abrirla?. Si bien la voz de su amigo en el teléfono le indica cómo preparar la cena, no le indica dónde buscar el abrelatas.

Tan simple y tan complicado. ¿Cómo se enfrenta a los problemas más simples quien no tiene recursos mnémicos? Con ira y frustración, con angustia.

Su amigo Lewis le aconseja: “Empieza por el final, no se puede contar una historia si no sabes a dónde va, anótalo en tu libretita”. Es decir, recuérdalo Chris. No lo olvides.

Chris Pratt trabaja limpiando el banco estatal de Noel, pero tiene aspiraciones. Está tratando de ascender como cajero, pero le cuesta recordar…

El film sigue mostrando memorias de su pasado, pocas, los que aún conserva especialmente en su corazón.

¡Qué hermoso sería en ocasiones volver al pasado y borrar las decisiones fallidas!. Cuando sucede una situación traumática por una elección errónea a veces los sujetos sueñan que vuelven a ese momento y lo cambian todo. El despertar no es sin angustia. Se relaciona con un encuentro con lo Real, presente e irrepresentable. Algo insostenible e imposible de verbalizar. En el film el protagonista como consecuencia de esto tiene ataques esporádicos de llanto a los cuales no le encuentra sentido.

He ahí lo atrapante del film. Cómo inscribe en escenas, en fotogramas aquello que escapa a las palabras sobre el trauma. Carlos Motta en su libro Las películas que Lacan vio y aplicó al psicoanálisis introduce: “El arte produce impresiones y expresiones que inciden en la sensibilidad y permiten la afluencia del deseo: eso que es tan íntimo en cada uno de nosotros y que nos aleja de lo inquietante, de lo siniestro al menos, provoca un intento de mantener a distancia el horror de aquello que nos resulta difícil comunicar, es decir, la angustia. El arte nos satisface…”[8]

Pero todos tenemos una hiancia, una falla. En el film aparece el antagonista Gary Spargo, un ladrón que vigila a Chris para convencerlo de que lo ayude a robar el banco. Este hombre se presenta como alguien oscuro, peligroso, y que padece asma. Sigue cada paso del muchacho, lo conoce, lo aborda en un café, y se hace su amigo. Pronto Chris conoce el fin de esta nueva amistad. Robar un banco. El banco de Noel.

Y cuando uno no tiene nada, o tiene poco, o tal vez no tienen mucho más que una libreta y recuerdos agónicos en la ruta 24, si le ofrecen poder…

¿Qué puede elegir?

Nuestro protagonista nos aclara esta pregunta: “Un día me desperté, me bañé con jabón, me vestí, y robé el banco de la ciudad de Noel”.

Chris entonces comienza a perderse en el camino. Según Motta, el sujeto debe elaborar eso no propio que trae el trauma, en algo propio. Una de las formas es repetir: “A mi entender, la esencia del proceso de repetición está determinada por la búsqueda permanente de la representación, para así poder metabolizar esas sensaciones, no representadas, poniéndolas en relación y en sentido.” [9]

En el film esta repetición está figurada en diferentes metáforas donde el protagonista repite perdiéndose en la ruta veinticuatro una y otra vez, apagando las luces del auto en varias ocasiones, volviendo a tomar elecciones erradas y peligrosas.

Nuevamente está próximo a cometer un error en su vida, repentinamente encuentra una tarjeta que suele llevar en su billetera: “Soy Chris Pratt, sufrí una lesión en la cabeza, no debo usar elevadores ni escaleras, mis síntomas incluyen epilepsia, dificultades motores, problemas de memoria, vocabulario impropio y explosivo, y desorientación.

Chris se encuentra en esas palabras, en ese saber que le es propio, y se arrepiente de su decisión emergiendo una nueva oportunidad. Llegan sus compinches al banco, pero él ahora se niega, no volverá a apagar las luces, esta vez no. Los hombres lo reducen y lo obligan a participar, pero llega la policía y todo es confusión. Logra escapar ahora con el dinero en el maletero del auto. El dinero del banco de Noel. Decide ir a enterrarlo en la ruta veinticuatro allí donde todo terminó para él una vez, buscando ahora volver a empezar: porque “quien tiene el dinero tiene el poder”.

Luego de declarar ante la policía y liberarse de sus actos errados, comenzará devolviendo el dinero desde la vieja ruta veinticuatro. Volverá a patinar aunque no tan bien como en el pasado, a trabajar de nuevo, a vivir, levantándose, duchándose. A ser Chris Pratt con una lesión en el lóbulo frontal, renaciendo mientras escribe en su libretita su nueva historia.

Lo que pasó esa noche en la vieja ruta veinticuatro ahora es parte de mí…mientras tanto sólo puedo despertarme, ducharme con jabón. E intentar perdonarme. Y si puedo hacerlo, tal vez también me perdonen los otros, no sé si eso pasará, supongo que tendré que empezar por el final”.

Después de todo es un comienzo…

Resurgit vita.

Referencias

Benedetti, Mario. Variaciones sobre el olvido, Ed. H. Kliczkowski, Madrid, 2005

Freud, S. El Moisés de Miguel Ángel, Ed. Amorrortu, tomo XIII, Buenos Aires, 1979

Freud, S. Psicología de las masas y análisis del yo, Ed. Amorrortu, tomo XIII, Buenos Aires, 1980

Guy, Briole. Esa herida, esa, en el Psicoanálisis, Revista Nº 19 de la EOL, 2012

http://www.librosgratis.me/psicologia-de-los-sentimientos-pierre-janet.html

http://www.temasdepsicoanalisis.org/ /fragmento-de-una-carta-a-ludwig-binswanger-freud-sobre-la-contratransferencia/

Lacan, Jacques. El seminario, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2012

Motta, Carlos, Las películas que Lacan vio y aplicó al psicoanálisis, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2013

Película “El Vigía”, Director Scott Frank, Estados Unidos, 2007



NOTAS





Película:The Lookout

Titulo Original:The Lookout

Director: Scott Frank

Año: 2007

Pais: Estados Unidos