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"Heisenberg" o sobre una verdad de Walter White

por Reos, Francisco

Introducción

En Enero del 2008 sale al aire el primer episodio de la serie televisiva “Breaking Bad” (de aquí en más, BB) protagonizada por Bryan Cranston en el papel estelar de Walter White y Aaron Paul como Jesse Pinkman. La misma está ideada y producida por Vince Gilligan. En la última mitad del año 2013, se lanza el último capítulo contando así la serie con 5 temporadas.

Es destacable que BB ha llegado a estar en la más alta estima tanto del público en general como de la crítica más exigente. Tal vez la fuerte atracción que esta serie genera en tan heterogéneo público se debe –como a todas las otras grandes piezas del séptimo arte- a que los temas y las situaciones que se desenvuelven en la trama van más allá de los parámetros particulares y circunstanciales en los que se sostienen, tocando las fibras propias de la condición humana. Esto permite que un amplio público se sienta íntimamente representado.
Desde esta concepción surgen el siguiente análisis que aborda una situación concerniente al protagonista Walter que pueden ser meditada a la luz de ciertas cuestiones (Bio)éticas [1]. Este análisis toma como punto de partida la tradición de analizar filmes y otras piezas audio-visuales desde una mirada ética y psicoanalítica para poder resaltar dilemas propios de la condición humana haciendo énfasis en la singularidad del sujeto siempre en situación.

“Estoy despierto”

“Se trata de impedir que la sanción social, el castigo, le permita al sujeto parapetarse en el campo de la responsabilidad moral únicamente, y le sirva de refugio para sustraerse a la responsabilidad subjetiva, la cual lo confronta al campo de la verdad que lo determina”
(Domínguez, M. E.: La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos. Letra Viva, 2006).

Jesse- Tú no eres como te recuerdo en las clases
Walter- Debo irme
J- Espera…dime por qué estás haciendo esto. Dime la verdad
W- ¿Por qué tú lo haces?
J- Principalmente por dinero
W- Ahí tienes mi razón también
J- ¡No! Vamos dime la verdad. ¿Alguien tan correcto y formal como tú de repente cuando cumple 50 se convierte en malo? Es raro todo esto. Simplemente no cuadra. Si te volviste loco o deprimido es algo que yo necesito saber. Eso me afecta
W- Sólo digamos que estoy despierto.
(Extracto de un dialogo entre Walter y Jesee durante el primer capítulo)

La serie toma como inicio a un Walter nada especial: vive en una zona de EE. UU. limítrofe con México; ejerce como profesor de química en un colegio secundario y es empleado en un lavadero de autos para ganar dinero extra. Skyler (Anna Gunn) es su esposa y está embarazada, además tienen un hijo adolescente con una parálisis cerebral leve que le dificulta su marcha y su habla.

Sin embargo, hay pequeños elementos que nos permiten empezar a sospechar que el escenario va a tomar un cambio brusco: Walter poseía un prometedor futuro en la química que no pudo dar frutos. Además unos ataques de tos esporádicos lo invaden.

Poco tarda este último elemento (la tos) en mostrar su verdadera naturaleza: debido a un desmayo durante el trabajo se le aplican diversos estudios revelando que posee un cáncer de pulmón inoperable. Las esperanzas de un tratamiento satisfactorio son desalentadoras: aplicando quimioterapia podría llegar a vivir dos años. Es muy interesante –si bien no hace al núcleo del presente análisis- detenerse en la reacción del personaje al recibir la funesta noticia de parte del médico: la cara se mantiene inexpresiva y de repente su atención se fija plenamente en una mancha en el delantal blanco del médico. Pareciera que la noticia de su cáncer poco (o nada) lo conmueve ya que al preguntar el médico si había entendido bien su delicada situación, Walter repite todo con exactitud; había entendido perfectamente pero ninguna reacción emocional o afectiva lo invadió. La noticia de su muerte no parecería comprometer su ánimo.
Ahora bien, es posible entender esta reacción (o ausencia de ella) como un mecanismo de defensa del aparato psíquico que se basa en separar la representación –en este caso el saber de su cáncer terminal- con el monto de afecto correspondiente. Este divorcio permite dejar libre al sujeto de la angustia y el malestar psíquico que tomar conocimiento de su inminente muerte puede generar. Es interesante resaltar las diferencias que Freud –en su escrito sobre el “hombre de las ratas”- establece entre este mecanismo psíquico y represión secundaria. En el primero, la representación continúa en la conciencia –mientras que en la represión secundaria es desterrada de allí- lo que ahorra mucho esfuerzo psíquico; pero al no tener un afecto adherido, no juega un papel de atormentador para el Yo. Ahora bien, Freud nos advierte que el monto correspondiente a tan significativa representación a algún lugar debe dirigirse y adherirse. La pregunta es ¿a dónde?

Dejemos este breve paréntesis para seguir con nuestro análisis principal.

Ya tenemos a un Walter White advertido de su propia muerte. ¿Qué piensa hacer con el tiempo que le queda? La serie no nos hace esperar para comenzar a tejer una respuesta: decide presenciar cómo su cuñado -miembro de la una fuerza especial anti drogas de Estados Unidos (DEA)- allana una cocina clandestina de metanfetaminas. En esa situación descubre que un ex alumno suyo - Jesse Pinkman- está involucrado en el negocio. Esa misma noche, Walter pone a Jesse entre la espada y la pared: o comienzan a cocinar y vender metanfetaminas juntos o bien él lo entrega a la policía. Jesse opta por asociarse con él.
Antes de saber de su inminente muerte, Walter era una persona completamente sometida a las condiciones y términos del Otro (familia, trabajo, máximas morales, etc.) ninguna verdadera satisfacción o acto propiamente subjetivo tenía lugar ya que el escenario y el libreto en los cuales su vida se desarrollaba ya estaban de antemano escritos; se encontraba completamente gozado por ese Otro. Entonces, como una marioneta, jugaba el papel que le dieron sin tener las agallas para correrse una milésima de lo establecido. ¿No es esta posición una clara muerte al menos en los términos subjetivos? ¿Qué le depara a un sujeto que lleva adelante su vida con un texto ajeno? (Ariel, 1994).

Es en este punto donde se elabora uno de los primeros pilares del presente análisis: la muerte inminente de Walter White es lo que –paradójicamente- lo devuelve a la vida. El cáncer terminal, visto desde el punto de vista de la necesidad (Mosca, 1998), es un elemento que se presenta ya determinado y con una sentencia inmodificable: tarde o temprano le provocará la muerte a nuestro personaje. Dicha necesidad no puede nunca agotar la explicación de por qué Walter decide hacer que su vida cambie drásticamente de rumbo. En este sentido, es posible tildar al azar (Mosca, 1998), que comprende aquellos elementos circunstanciales que se presentan de manera sorpresiva e inesperada, como igualmente insuficiente ya que haber encontrado “por casualidad” a un ex alumno suyo involucrado en el negocio de metanfetaminas tampoco logra explicar satisfactoriamente la decisión de Walter. Es justamente en la grieta entre el azar y la necesidad donde se cuela el acto del sujeto: cocinar metanfetaminas es, para nuestro personaje, una proclamación netamente subjetiva ya que tal decisión puede leerse más allá de los límites morales. Suspender juicios sobre lo correcto o incorrecto, dejaría poder apreciar la dimensión subjetiva y singular que esta decisión tiene. Para Walter, producir metanfetamina de la más alta calidad es lo que le permite correrse del guión impuesto al que se había sometido.

En este sentido, es posible apreciar cómo los distintos aspectos de su vida que le deparaban frustración y displacer –muestras de aquella parte del sujeto que no cedió al goce del Otro- comienzan a ser tramitados desde un nuevo ángulo.

Como químico profesional no había logrado una carrera satisfactoria, renunció entonces a ella y se convirtió en profesor de una escuela secundaria. A través de la manufacturación de las metanfetaminas, Walter logra canalizar todo su potencial produciendo así un resultado químicamente perfecto que lleva durante toda la serie su sello personal. Todos los logros y reconocimientos que no obtuvo como científico e investigador los recibe dentro del mundo del tráfico de drogas. Logrando demostrar a los demás, pero sobre todo a sí mismo, que es un extraordinario químico.

Para dar aún más consistencia a esta hipótesis es pertinente considerar cuál es el motivo que desde el Yo Walter da a su costado más moral (su Superyo): teniendo en cuenta su inminente muerte quiere asegurarse de dejar suficiente dinero para que su familia pueda sustentarse sin él. ¿Qué diría su analista (en el caso en que tuviera uno) sobre esta motivación? Es evidente que producir dicho psicoestimulantes, sumado a tener que venderlos en un negocio del que él nada sabe; dónde los riesgos de vendetta o “ajustes de cuentas” en los que se involucra a la familia son muy comunes, no es la única opción para resolver los “posibles” y futuros problemas económicos. Es importante resaltar que además existe el riesgo de ser descubierto en todo momento, en cuyo caso todos sus esfuerzos y dinero se dilapidarían, dejando a su familia en peores condiciones e involucrada con el delito y la clandestinidad. Claramente la elección de Walter no puede ser entendida con la lógica de causa-consecuencia o acción y reacción mecánica, hay algo más.

Su situación desesperada, ser un padre de familia abnegado que desea lo mejor para ella y querer asegurarle un futuro próspero son razones que rápidamente pierden consistencia para dar lugar a una mirada más singular y desprendida del eje particular al cual Walter quiere limitar la situación. El cáncer abre para él una grieta en el Otro, una fisura por la cual se filtra un haz de luz singular que le permite cambiar radicalmente de posición. Dicha grieta no es nada más ni nada menos que una condición universal: la castración simbólica (Michel Fariña, 1998). La alienación en la que se encontraba, en la cual había cedido su deseo, trastabilla y tambalea, el aspecto más real del cáncer tiene estatuto de golpe que aturde el universo particular devolviéndole un margen de decisión. Es entonces desde esta nueva situación en la que Walter agujerea para siempre al Otro, pasando del sueño a la vigilia –recordemos la respuesta de Walter (“estoy despierto”) citado al principio del presente análisis. Es por esto que el acto de Walter posee un importante rasgo ético: en la nueva vida clandestina que lleva adelante, recupera una fracción de su deseo que no tiene lugar en el campo del Otro, por eso: “Deseo que, justamente, localiza aquello que, al pretendido todo de saber, agujerea” (Dominguez, 2007). Walter, como sujeto, se enfrenta a una dimensión ética que anteriormente, como buen neurótico, esquivaba: “El Yo no es propietario del deseo, pero sí diremos que el Sujeto es responsable de su puesta en acto.”(Salomone, 2007). La pregunta “¿él ha actuado según el deseo que lo habita?” obtiene un peso singular en esta situación.

Es importante aclarar que no se trata de justificar a Walter sobre su obrar; no interesa contemplar si lo que hizo está bien o mal ya que tales juicios solo pueden ser dados desde una lógica moral y particular. Lo que verdaderamente importa es rescatar la sustancia subjetiva de su acto que es siempre en situación y no se puede transpolar a otro escenario: “Se trata del sujeto y el sentido singular de su acto. Acto cuya constitución misma resiste a toda fórmula genérica” (Michel Fariña, 1998).

Ya los valores morales no priman como máximas en su vida, su familia –si bien tiene un gran peso para él- no logra agotar completamente lo que lo impulsa a Walter a ser un productor de metanfetaminas. Explotar todo su potencial como químico, lograr manipular la materia a su voluntad gracias a sus profundos conocimientos y su gran capacidad, son ahora las nuevas fuentes de satisfacción subjetiva para Walter o, como se hará llamar más adelante, “Heisenberg”.

De ahora en adelante, Walter se propone llevar dos vidas: en la primera él sigue jugando un papel de sumiso y marioneta del Otro y sus demandas: sigue adelante con su rol de profesor, de esposo y padre; es decir, trata de que nadie sospeche ni el más mínimo cambio en él (hasta pretende ocultar su cáncer). En la segunda vida, Walter es el productor de la metanfetamina más químicamente pura del mercado negro y comienza a expandir el consumo de su producto entablando negocios con diferentes traficantes que se muestran muy atraídos y seducidos por su producto único –llamado: Cristal Azul debido su color. Es de esperar que sostener estas dos vidas tan diferentes de forma paralela y mutuamente ocultas depare un esfuerzo enorme. Surge además la imposibilidad de ocultar cabos sueltos tanto para una vida como para la otra, haciendo que las mismas se rocen inexorablemente.

Ahora bien, es importante aclarar –como conclusión- que este análisis de ninguna forma pretende ser solipsista sosteniendo que la única motivación de Walter es obtener reconocimiento como gran químico y hasta alquimista. El interés por garantizar a su familia cierta estabilidad económica posee su grado de verdad. El presente ensayo pretende mostrar cómo por debajo de las intenciones conscientes y Yoicas del individuo siempre se tejen elementos inconscientes y subjetivos que también están operando y es fundamental tenerlos en cuenta.

Es por esta postura que el presente análisis deja en suspenso los “Bios” que en esta situación están presentes: el cáncer posee aspectos biológicos muy importantes. Sin embargo, centrarnos en ellos nos llevaría a un callejón sin salida ya que sólo nos limitaríamos a los aspectos orgánicos y médicos colaborando así en oscurecer aún más la dimensión subjetiva de nuestro personaje.

No faltarán aquellos que pretendan leer el acto de Walter como un trasgresión a las leyes y el orden social, condenándolo así a ser objeto de las más severas críticas. De ningún modo el psicoanálisis se adhiere a esta lectura. En sus reflexiones sobre la responsabilidad, Freud sostenía que “el médico dejará al jurista la tarea de instruir una responsabilidad artificialmente limitada al yo metapsicológico”. Es decir, más allá de las sentencias morales, es posible tejer otro punto de vista que permite ver la dimensión singular y subjetiva que siempre está opacada por las concepciones, leyes y “buenas costumbres” particulares.

Todas las posibles lecturas conviven en el mismo personaje y tienen cada una sus grados de verdad. Lo importante a destacar en este artículo es que ninguna de las lecturas aplaste a las demás y se declare la única, bloqueando así otras posibles que permitirían enriquecer la complejidad de nuestro personaje. Teniendo en cuenta la postura ética del psicoanálisis, estamos advertidos que las lecturas morales jamás nos conducirían a la verdad subjetiva. Entender el acto de Walter como una “trasgresión” sólo nos dejaría perdidos en los bosques de lo imaginario.

Referencias

Ariel, A. (1994). “Moral y Ética. Una poética del estilo". En El estilo y el acto. Ediciones Manantial, Buenos Aires.

D’Amore, O.: Responsabilidad y culpa. En La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos. Letra Viva, 2006.

Domínguez, M. E.: (2007) "El acto de juzgar entre el dilema y el problema ético". Inédito.

Domínguez, M. E.: La singularidad en los códigos de ética: ética y deontología. En La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos. Letra Viva, 2006.

Freud, S.: (1925) La responsabilidad moral por el contenido de los sueños. En Algunas notas adicionales a la interpretación de los sueños en su conjunto. Obras completas. Tomo XIX, Amorrortu editores. 1984.

Freud, S. (1909). A propósito de un caso de neurosis obsesiva. En Obras Completas, Vol. X. Buenos Aires: Amorrortu Editores.

Lewkowicz, I. (1998). Particular, Universal, Singular. En Ética: un horizonte en quiebra. Cap. IV. Eudeba, Buenos Aires.

Michel Fariña, J. J. (1998). Qué es esa cosa llamada ética. (Cap. II); Lo universal-singular como horizonte de la ética. (Cap. III). El interés ético de la tragedia (Cap. V). Del acto ético (Cap. VI). En Ética: un horizonte en quiebra. Eudeba, Buenos Aires.

Michel Fariña, J.J. (2012). (Bio)Ética y Cine. Tragedia griega y acontecimiento del cuerpo. Buenos Aires: Letra Viva.

Mosca, J. C. (1998). Responsabilidad, otro nombre del sujeto. En Ética: un horizonte en quiebra. Eudeba, Buenos Aires.

Salomone, G. Z.: El sujeto dividido y la responsabilidad. En La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos. Letra Viva, 2006.



NOTAS

[1Escribimos (bio)ética siguiendo a Michel Fariña (2012), quien señala que es necesario poner entre paréntesis el “bios” de la situación, lo que implica poner en suspenso el marco puramente biológico, médico, que proviene del marco de la ciencia, para poder adentrarnos en el recorte de distintas situaciones dilemáticas, en términos éticos.



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COMENTARIOS

Mensaje de Fanny Lemos  » 31 de octubre de 2014 » fannylemos@yahoo.com.ar 

Muy interesante el analisis que has hecho. Vi la serie, y tambien me atrapó como a tantos otros. En mi caso, en el punto de como la enfermedad de Walter, lejos de ubicarlo en un lugar de mortificación, lo lleva a cambiar de posición subjetiva frente a la vida y al deseo. En su singularidad, y su historia, se hubiera podido esperar otra respuesta frente al estigma que muchas veces conlleva el cancer; y aqui encontramos que la enfermedad es un "click" que permite a Walter correrse de un sufrimiento relacionado a su psiquismo. Ese sufrir que se podria ubicar desde el lado de la medicina en relación a la finitud del cuerpo, en Walter estaba presente en relación a su deseo que parecía no poder ponerse en juego y que lo dejaba a él como un sujeto resignado a responder a la demandas de los otros.
Se me ocurren que muchas cosas de las que pasan en la serie podrian juzgarse desde la moral, o las convenciones sociales; pero lo que aquí interesa y nos convoca, es donde está o aparece el padecimiento de un sujeto, y como responde frente a ello; donde el sujeto se responsabiliza de sus acciones subjetivamente.

Desde ya muchas gracias por tu aporte y por hacernos seguir pensando sobre los avatares de la vida y de las singularidades desde las cuales se afrontan.



Mensaje de Florencia  » 31 de octubre de 2014 » gonzalez_florencia@hotmail.com 

Me parece un analisis muy interesante y a su vez muy dinámico para leerlo. Gracias por compartirlo. También comentarte que me pareció un gran hallazgo en relación a que el cancer "abre una grieta para el" cuando decis que le devuelve un margen de decisión: "La alienación en la que se encontraba, en la cual había cedido su deseo, trastabilla y tambalea, el aspecto más real del cáncer tiene estatuto de golpe que aturde el universo particular devolviéndole un margen de decisión".



Mensaje de norma  » 28 de octubre de 2014 » normi_casco@hotmail.com 

Sinceramente no vi la serie... pero si escuche muchos comentarios sin que me haya detenido

mucho en ellos, tal vez por prejuicio, tal vez por no entender que pasa con el mundo

actual tan empapado con la droga. En estos momentos estoy descansando unos dias hasta los

proximos parciales y quise entrar a la pagina para poder ver que peliculas estaban

disponibles para comentar, me llamo la atencion encontrarme con esta serie, me conmovio

mucho leer de que trataba y la forma de redactarla.Senti interpretar con otra mirada la

serie, un azar que se pone en juego en ese depertar paradojico de Walter. En este

despertar en donde se pone en juego su propio deseo," ser un quimico admirable", el cual

habia sido suplido por la demanda,su familia etc poniendo al otro en lugar de la demanda

para no ver y encontrarse con ese deseo que para el era imposible. su accionar era

predecible, el estaba dentro del camino de la moralidad, pero El cancer lo enfrenta y

abre la puerta a su propia subjetividad , hay alguien que le responde por la pregunta

respecto de que es la muerte? El medico: le dice es tu cancer, el se queda como aislado y

creo que en ese momento el corre ese afecto de la representacion muerte, parece no

registrarla, sin embargo el entiende perfectamente que se muere. La muerte le pregunta a

walter que es la vida? y el se responde que la vida es vivir su vida como propia no como

ajenidad, esa vida que es nada menos que la singularidad de walter, la singularidad de

enfrentar su muerte propia.A que le puede temer mas que a su muerte? yo nada lo detiene.



Mensaje de   » 27 de octubre de 2014 »  

Acabo de terminar de ver, después de dos meses todas las temporadas de Breaking Bad, mostrando por un lado el poder de esta serie y de mi necesidad de encontrar un recurso de cómo pasar el tiempo frente a un accidente que me dejó sin poder hacer lo que habitualmente hago. Era la primera vez en mi vida que estaba adicto a una serie que se trataba del tema de las adicciones, y se trataba del tema del Cáncer de un abnegada padre de familia que inopinamente se convierte en un genio de la metanfetaminas.
Como bien decis no se trata de juzgar desde el psicoanálisis pero lo que más me llamo la atención de la serie es como pueden tomar los grandes temas que estamos viviendo hoy en día, meterlos todos en una gran cocktelera y hacer una serie tan adictiva. El colmo fue un capítulo donde WW se las agarra contra una mosca que le podía contaminar todo el laboratorio, fue realmente genial, la lucha contra la plaga lo que le llevaba a no poder cocinar más antes que la pudieran matar. La mosca se convierte en su gran enemigo, esto es lo que se ve en toda la serie que creo nos despierta tanta ganas de seguirla mirando, la cuestión que está en el fondo de todo narcisismo bien consolidado: la paranoia.
WW es un paranoico que nunca se ha desencadenado o sea bajo ninguna estructura psicótica ni mucho menos pero que está atravesando el momento posterior a enterarse de que su vida pende de un tiempo finito. El siempre creyó que era más corto que el que creía su esposa.
Es interesante cómo se mete en el tema de la paranoia, el tema de las adicciones, teniendo escenas memorables como cuando una adicta hecha encima un cajero automático que habían robado con la pareja y ante sus gritos de prostituta, se lo deja caer encima. La crueldad aparece en muchos momentos de la serie volviendo escalofriante, un típico producto norteamericano que nos come la conciencia mostrando al mismo que ocultando lo que está pasando en el mundo.
Aparece con crudeza la problemática que ha llevado a que más de 150 000 personas hayan sido asesinadas por los distintos carteles de drogas. Es un tema de violencia cotidiana.
Está muy bien la separación del neurótico entre dos mundos, el mundo donde está tomado por la familia y el mundo donde se pone el sombrero y es temido como el mayor traficante de la historia.
Las actuaciones son dignas de destacar sobre todo la de Pinkman donde aparecen las mayores transformaciones a lo largo de la historia, y donde desde el comienzo está jugándose la perdida al mismo tiempo que los millones de dólares que se hacen con la producción.
Un saludo cordial a quien con su análisis me ha ayudado a recuperar mis movimientos de cuerpo, y puedo realizar un pequeño duelo de esta serie y seguir adelante, luego de un tiempo de abstinencia.



Mensaje de reos, Francisco  » 14 de octubre de 2014 »  

Hola Roger mas,
Muchas gracias por tu comentario. No conocía lo que mencionaste de este autor y me parece de lo mas interesante para seguir profundizando en la compleja relación del sujeto frente s su muerte.
Muchas gracias.
Reos, Francisco



Mensaje de Roger Mas  » 13 de octubre de 2014 » roger.mas@gmail.com 

Francisco,

Dices en tu texto que "la muerte inminente de Walter White es lo que –paradójicamente- lo devuelve a la vida". Esta afirmación me ha interesado especialmente por su proximidad con mi análisis de "Melancholia". En "Junto a una tumba", el último de los "Tres discursos para ocasiones supuestas" (1845) Kierkegaard afirma que pensar seriamente en la muerte “tiene un poder retroactivo y real en la vida del viviente, actúa como maestro” (2010: 464). De este modo, nos muestra el valor de cada instante. De alguna manera, esto es lo que le sucede a Walter White. Hasta el diagnóstico, su vida no estaba en sus manos. Y en el momento en que -puede que por primera vez- piensa seriamente en la muerte, su forma de encarar la existencia cambia radicalmente. En este sentido, creo que el texto de Kierkegaard podría ser de ayuda para interpretar "Breaking Bad".

Muchas gracias por tu artículo.



Mensaje de Francisco Reos  » 5 de octubre de 2014 » reos.francisco@gmail.com 

Hola Pablo,
Gracias por tu comentario. Con respecto al encuentro entre Walter y su ex alumno Jessy involucrado en el tema de las dragas, creo que es propio del orden del azar. Es decir, realmente Walter no calculó ese encuentro pero lo que sí calculó es que él lo haya ido a buscar y la proposición de trabajar juntos. Es ahí donde se ve su deseo en juego.
En los análisis de responsabilidad subjetiva, es muy importante poder diferenciar lo que es del orden de la necesidad y el azar de lo que está netamente relacionado con la responsabilidad subjetiva y el deseo.
Saludos.



Mensaje de   » 5 de octubre de 2014 » licpablo@yahoo.com 

Me parece buena la puntuación sobre la serie Breaking Bad, y considero que el hecho de que el protagonista haga uso de su saber sobre la química, no es casual. Justamente cuando su pronostico de vida a raíz del cancer descubierto queda trunco, él se pone a "no trabajar más para el Otro sino para si mismo". Queda por debajo el tema acerca de que si Walter no hubiera visto a su alumno involucrado en el negocio de las anfetaminas, ni hubiera sabido de ese diagnóstico complicado, no se hubiese corrido de su posición moral acorde a las buenas costumbres.



Mensaje de Rocca  » 24 de septiembre de 2014 » viviana_rocca@hotmail.com 

Si algo nos dice B.B. es justamente que las lecturas morales jamás nos conducirían a la verdad subjetiva. Walter encarna este dicho corriendose del lugar de objeto del Otro, donde el displacer y la frustración lo anulan.
Tu lectura del movimiento sintomático hacia la apuesta de generar Cristal Azul como rasgo de lo propio,me parece excelente. Movimiento que tiene como detonador un cáncer fulminante con la presentificación de la muerte y el abandono a su suerte de su esposa embarazada y su hijo minusválido. Walter construye para el porvenir de los suyos y en eso va su ética, resultando construido en su nuevo devenir padre, esposo,químico, en fin sujeto.
Terminaría con la cita de Alejandro Ariel, a quien admiro ¿Qué le depara a un sujeto que lleva adelante su vida con un texto ajeno? .



Mensaje de Reos, Francisco  » 24 de septiembre de 2014 » reos.francisco@gmail.com 

Hola Maitra,
Gracias por comentar el artículo. La verdad es que la serie en sí tiene mucho para pensar y reflexionar.

En relación a las preguntas que formulas, me resultaría muy interesante si,además, también posteas alguna reflexión con respecto a las respuestas de las misma. Seguro que, como antes mencioné, la serie en su totalidad es muy rica para analizar. Sin embargo, a los fines de un análisis ético clínico es necesario elaborar un recorte de todo el material para evitar hacerlo muy extenso. Esta condición hace que se puedan generar muchas lecturas del mismo material a partir de diferentes recortes.

Por eso, me gustaría si podes aportar alguna reflexión sobre las respuestas a las preguntas que formulaste ya que son muy interesantes para seguir pensdo la complejidad del personaje a lo largo de toda la serie, más allá del recorte que elabore.




Película:Breaking Bad

Titulo Original:Breaking Bad

Director:

Año: 2008–2013

Pais: Estados Unidos